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Marionetas por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Weeeeeno se que el anterior fue un poco raro pro don´t worry aqui os dejo la conti, disfrutadla n.n

 

 

Kid se despertó en  su habitación de golpe, sentía todo el cuerpo entumecido y le dolían las muñecas. Por su puesto recordaba lo que había pasado la noche anterior, al mayor tumbado encima suyo, abrazándole y torturándole mientras le sonreía arrogante y, por supuesto, a él gimiendo desesperado.

Se sentó sobre la cama alarmado buscando al rubio con la mirada, pero estaba solo, es más, un incomodo silencio inundaba la habitación. Faltaba algo.

  —Killer— se recordó alarmado saliendo de la cama. Sus hombres, ¿qué había pasado con ellos?—Mierda mierda—

Avanzando por la habitación activo su poder llamando a su espada. Pelearía por sus amigos y les sacaría del lio en el que se habían metido. Algo helado se clavo en su muñeca y bajando la vista observo los nuevos brazaletes que las adornaban.

Kairoseki.

Gruñendo frustrado atravesó la habitación de dos zancadas y abrió la puerta dispuesto a cargarse a cierto rubio aunque fuese a golpes.

Y entonces chocó contra él.

Doflamingo le paso un brazo por los los hombros y le apretó contra él antes de que pudiese alejarse y salir corriendo o le golpease repentinamente.

  —Vaya ya estas despierto— susurro mientras bajaba las manos por su espalda delicadamente llegando a sus nalgas y apretándolas entre sus manos posesivamente.— ¿qué tal esta tu trasero?—

Kid le fulmino con la mirada.

  —¿y mi tripulación?— pregunto tensó.

Doflamingo sonrió y le dio un suave beso en la nuca mientras sus manos seguían masajeando su culo y apretándole más contra su cuerpo.

  —Están bien...de momento—

Kid entendió su indirecta al instante, mientras fingía ignorarlas manos que recorrían su cuerpo obscenamente, ávidas por acariciar su piel. Se estaba volviendo a calentarse ante el ligero toque.

  —Vístete—murmuro el rubio soltándole al cabo de un rato cuando hubo recorrido a placer al otro—nos vamos.

  —¿A dónde?—pregunto Kid dándose la vuelta, recogiendo su ropa y poniéndosela rápidamente. No le gustaba como el rubio le estaba mirando: comiéndoselo con la mirada, famélico.

Y es que Doflamingo se estaba regalando la vista con el formado cuerpo del pelirrojo.  Podía apreciar las marcas que había dejado la noche anterior: el mordisco en el hombro, las marcas de sus dedos en su cintura, los chupetones en la espalda. Aquello estaba excitándole de nuevo.

Se contuvo a duras penas, ya habría tiempo para eso, pensó. Cuando tuvo al chico mínimamente vestido con unos pantalones y las botas, le agarro del brazo y le condujo a la cubierta. Al llegar a ella se detuvo un momento observando al chico.

  —A Dressrosa— respondió a la anterior pregunta de Kid mientras el viento les golpeaba la cara ferozmente.

Kid  miro a su alrededor y se quedo de piedra ante la isla que tenía enfrente suyo. Un barranco impresionante ascendía desde el mar y se perdía entre flores rosa de cerezo, y coronando todo aquel paisaje rosa, estaba el palacio.

Llamarlo grande seria insultarlo vilmente. Era enorme, suspendido sobre la cima de una colina, totalmente imponente y dominante. Con sus altas paredes de ladrillo y su tejado puntiagudo.

  —Dime que no vives ahí— pregunto al rubio señalando con un cabeceo el edificio, aun asombrado.

  —Mm...si ¿por qué?—

Kid le miro mal. El se había tirado toda su vida en tugurios de mala muerte mientras otros se pegaban la gran vida. Doflamingo solo sonrió torcidamente ante su gesto y le revolvió el pelo. Estaba empezando a caerle bien el chaval.

  —Ven desembarcaremos pronto—  volvió a tirar de él apartándole de la imponente vista.

Y los pocos minutos Kid se encontraba recorriendo las calles de la impresionante ciudad entre juguetes que hablaban y habitantes felices. Parecía un lugar incluso pacifico a pesar del psicópata rubio que les gobernaba, además, el olor que salía de algunos restaurantes le despertaba a Kid el famélico estomago que rugía pidiendo atención, provocando como no, más que algún comentario subidito de tono por parte del rubio sobre lo que podría comer.

Estaba empezando a entender de dónde sacaba Law su humor sarcástico.

Por fin llegaron al maldito palacio y sin darle tiempo siquiera para mirar,  le arrastro por uno de los pasillos laterales alejándole de la entrada donde acababa de ver a su tripulación entre cadenas.

  —Espera— dijo intentando soltarse—....chicos— pero el otro tiraba fuertemente de él alejándoles.

Los pasillos pasaban ante sus ojos: puertas, salas y escaleras, haciéndole perderse cada vez más en aquel laberinto. Allí había oro joyas, manteles de la más pura seda, decoraciones a la cual más lujosa. Solo el One Piece podría superar aquello. Era el lugar más extravagante que había visto y sin embargo no se lo imaginaria de otra forma.

  —Fu fu fu—

Oyó reírse al rubio mientras se detenían enfrente de una habitación. Doflamingo se volvió a mirarlo y volviendo a abrazarlo de los hombros le susurro contra su boca.

  —Vamos a divertirnos Kid—

Y sin darle tiempo a reaccionar le metió en la habitación.

La cama rosa claro en medio de la habitación fue lo primero que vio y lo primero que despertó su alarma. Lo segundo fue sentir la puerta siendo cerrada con candado a sus espaldas y lo último fue procesar la última frase del otro.

Mierda

 Mirando al rubio, que apoyado contra la puerta le miraba divertido, frunció el ceño. La tensión podía cortarse con un cuchillo mientras ninguno realizaba ningún movimiento. Su mente trazo una ruta de escape al instante, ya que, aunque odiase huir, con las esposas de Kairoseki era imposible que ganase al rubio.

Doflamingo miró al chico parado en medio de la habitación esperando el más mínimo movimiento que sabía que haría.

Y así fue.

Con un movimiento rápido el chico salió disparado contra la ventana.  Estuvo tentado a reírse. Era cierto que el chico era inteligente y rápido y que si él no hubiese sido un usuario podía haber tenido éxito. Pero no era así.

Kid corría dispuesto a saltar, ya había tocado el cristal y su mano lo presionaba obligando a romperse, cuando volvió a sentir las cuerdas inmovilizándole. Gimió frustrado.

  —Chico deja de intentar cosas inútiles— murmuro el rubio pasando a su lado y sentándose en la inmensa cama.

El menor volvió a intentar soltarse, pero entre las esposas y los hilos lo único que consiguió fue cansarse. Relajando sus adoloridos músculos dejo que el rubio le condujese hasta que le situó entre sus piernas al borde de la cama. El de pie y el mayor sentado. Sintió las cuerdas desvanecerse dejándole libre mientras él mayor sonreía arrogante mirándole fijamente.

Nunca había tenido tantas ganas de romperle la cara al alguien.

Doflamingo le tomo de la cintura lentamente y le estrechó contra su cuerpo dejando sus bocas a milímetros de distancia. Su cálido aliento choco contra su boca provocativamente. La otra mano del rubio se situó sobre su estomago descubierto y sus dedos se extendieron sobre su estomago.

Tembló. El rubio sonrió de medio lado y entonces, se besaron.

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Law suspiró y entró en el camarote de Monkey D. Luffy de golpe. El moreno se encontraba muy ocupado mirando un libro de recetas con cara de concentración. Al verle entrar una cálida sonrisa volvió a surcar su cara infantil.

—Law, menos mal que has venido, no se cual elegir para que Sanji me cocine, ayúdame— murmuro acercándole el libro y señalándole dos recetas.

Law lo miro por un momento y luego miro el libro. Eran dos platos exactamente iguales con un nombre excéntrico. Ambos consistían  en carne con carne y mas carne. Miro a Luffy de nuevo pensando en si debía explicarle en lo que consistía un ataque al corazón o lo que era el colesterol. Descarto la idea al instante y simplemente señalo uno de los platos al azar.

Luffy sonrió.

—Shishishi a mí también me gustaba ese—

Law le miro serio.

—Mugiwara-ya tenemos que hablar—tomando asiento en la cama del menor esperó.

Luffy capto al instante el mensaje en su tono de voz y su mirada se volvió seria. Cerro el libro y se volvió hacia él.

—¿Qué ocurre? —

Law sonrió falsamente como si tampoco fuese muy grave y finalmente lo soltó.

—Tenemos que romper la alianza—

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La habitación estaba llena de gemidos procedentes de los dos cuerpos sobre la cama ambos desnudos y enfocados únicamente en la búsqueda de placer. Kid a horcajadas sobre el rubio se arqueó contra su cuerpo en un intento de que la polla del mayor entrase más profundo dentro suyo.

Jadeo

El mayor tumbado sobre la cama simplemente le dejo hacer. Sus manos recorrían los muslos del menor mientras sentía come este se estremecía y apretaba su miembro dentro suyo.

 Aquello le encantaba.

Kid sentado sobre él se veía completamente violable, con aquella mueca de placer en su cara y sus manos clavándole las uñas en su estomago para intentar mantener el equilibrio. Estaba completamente desnudo delante de él, expuesto y gimiendo con su polla clavada dentro suyo, sin que el tuviese que hacer nada, simplemente mirarle y disfrutar.

  —Muévete—le ordeno divertido. Sus caderas revotaron contra el colchón simulando una pequeña embestida, reiterando sus palabras.

Kid cerró los ojos fuertemente y gimió clavándole las uñas en los abdominales aun más fuerte. Doflamingo se contuvo a duras penas de estampar al chico contra el colchón y violarlo salvajemente allí mismo hasta que volviese a perder el sentido, aquel gesto había sido demasiado erótico.

Era el chico el que tenía que hacerlo, se recordó, sin ataduras, sin ordenes ni amenazas. Tenía que hacerlo voluntariamente, que buscase el placer desesperadamente y le pidiese más, que cayese poco a poco en la lujuria, que se diese cuenta de que solo él podía complacerle.

Kid se alzo sobre sus rodillas sacando aquel pedazo de carne de su entrada a duras penas y luego se dejo caer pesadamente contra el de nuevo, y luego se volvió a alzar marcando el lento ritmo, sintiendo como entraba y salía de dentro de él.

Dios, aquella postura le permitía al mayor entrar aun más profundo dentro de él, haciendo que el miembro del otro rozase en todo momento aquel punto dentro suyo. Gimió con un sonido grabe de puro placer mientras las manos del rubio se acercaban cada vez más a su erección que comenzaba a chorrear.

  —Mas rápido—ordeno el rubio sin deje de acaloramiento en su voz.

Aquello era injusto. El estaba a punto de correrse nada más empezar mientras que el otro apenas si respiraba entrecortado. Intento aumentar la velocidad, de veras que lo intentó, pero sus piernas temblaban demasiado por las oleadas de placer como para poder sostenerle.

Apoyó sus manos contra el vientre del otro intentando calmarse para poder volver a cabalgar al rubio, pero este atrapó su erección y la estrujo fuertemente mandando sus planes a la mierda.

  —Venga chico puedes hacerlo mejor—le animó con un ligero tono de burla.

No, no podía, estaba empapado en sudor y semen por todas las veces que lo habían hecho, su cuerpo ya no respondía más, y menos cuando el otro le torturaba de esa manera, estrujando su miembro vilmente.

Debía de ser masoca para estarle gustando aquello.

  —Por favor—suplico Kid intentando enfocar al otro con su mirada.

Doflamingo sonrió, por fin le tenía donde quería, se lo estaba pidiendo voluntariamente, sin ataduras ni amenazas, es cierto que su mano bombeaba rápidamente sobre su miembro, pero se lo estaba pidiendo. No le había obligado nada.

  —Por favor ¿qué?— no pudo evitar burlarse mientras se alzaba ligeramente sobre los codos acercándose peligrosamente a la boca del pelirrojo jadeando ya encima suya.

Kid gimió ante el movimiento y con unan mirada llena de deseo acortó la distancia que les separaba dispuesto a juntar sus labios. Doflamingo se lo impidió echándose hacia atrás. Quería una respuesta.

  —Por favor...— gimió Kid frustrado al ver que se alejaba— .... follame joder—

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Law había llegado a Dressrosa dos días antes en un intento de organizar un plan para rescatar al pelirrojo y huir. Había estudiado la ciudad y sus habitantes, había tenido en cuenta todos los factores, absolutamente todo…

Todo se había ido a la mierda.

Su plan había consistido en hacer estallar el caos y rescatar a Kid cuando el resto estuviesen ocupados arreglando el desastre . Había hecho saltar una taberna por los aires, había comenzado pelas y echo cualquier cosa que pudiese causar alboroto.

Pero no había ocurrido nada, los ciudadanos le habían mirado como si fuese un niño revoltoso, los guardias le habían dejado ir una vez le habían echado la bronca como a un delincuente conocido ya de muchas veces y nada más.

Nada.

Había intentado colarse en el palacio, había intentado atracar a la familia Donquixote.

Nada.

Sentado en un callejón con la cabeza entre las rodillas, se paso la mano por el polvoriento pelo otra vez. Se le  habían acabado las ideas. Los Mugiwara debían estar por alguna parte de la ciudad, Luffy había insistido en ayudarle al escuchar su historia, pero le había perdido nada más llegar allí.

No tenía nada más. Se le habían acabado los planes.

No, se equivocaba. Aun le quedaba una manera de salvar a Kid. Mirando al enorme castillo en la colina dejo que un gemido de lastima se escapase de su garganta.

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Kid apretó el brazo del rubio rodeando su cintura en un intento de centrarse. Estaba sentado sobre su regazo, su espalda apoyándose contra el duro pecho del otro y sus piernas abiertas a más no poder exponiéndose totalmente. Mientras, el otro frotaba su hombría a un ritmo frenético.

  —Ah...ah— gemía restregándose contra el otro.

Sentía la dura erección del rubio contra su trasero, excitándole a pesar de no querer. El ventanal justo enfrente suyo, abierto de par en par le mostraba una vista impresionante de la plaza de la ciudad.

Y volvía todo aquello mucho más excitante al poder alzar alguien la mirada viéndole entonces en aquella postura tan degradante.

Llevaban haciendo eso toda la mañana. El rubio le masturbaba vilmente susurrándole idioteces contra el oído. El se excitaba, hasta explotar aparatosamente sobre la mano del otro. Y luego el rubio volvía empezar sin dejarle siquiera tiempo parea recobrar la respiración.

Había perdido la cuenta de las veces que se había corrido, su cuerpo temblaba de puro cansancio y sentía las piernas empapadas de su propio semen.

 Un suave lametazo recorrió su cuello provocando otro estremecimiento. Giró la cabeza intentando encontrar los labios del otro. El beso fue duro, sus lenguas chocaban intensamente, deleitándose con el sabor del contrario. Doflamingo bajo la mano en su cintura acariciando la entrada del otro ligeramente.

Kid tembló.

  —Ah..Dofla...nng...go—intento llamarle el chico.

Introdujo un dedo dentro de él  y el chico alzo sus bazos intentando alcanzar su cabeza y apretarle aun más contra su boca. Le encantaba verle así,  retorciéndose de placer bajo sus manos, gimiendo su nombre y rogándole por más.

Introdujo otro dedo y vio como el chico volvía a temblar a punto de volver a venirse. Sonrió divertido. Entonces estrujo la polla de Kid entre sus manos sin piedad, mientras introducía sus dedos hasta los nudillos en su entrada.

El chico grito mientras volvía a derramarse en una salvaje explosión sobre su mano. Le lamio el cuello de nuevo, repasando el chupetón rojo que le había dejado el día anterior y saboreando su piel salada por el sudor.

  —¿Me ayudarías ahora tu a mi Kid?— pregunto sensualmente al chico.

Kid le miró, aun con la mirada desenfocada por el orgasmo y luego le sonrió arrogante. Su polla palpito contra el culo del menor y él suspiro divertido y frustrado.

 Oh dios como le ponía esa sonrisa.

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Law llamo a la puerta y observo como un mayordomo remilgado le miraba de los pies a la cabeza claramente disgustado. Asintiendo como si le estuviese esperando pero, manteniéndose alejado de él, le indico con un gesto que le siguiese. El cabizbajo lo hizo.

Se adentraron aun más en el palacio mientras los pasillos y escaleras pasaban a su lado. Los pasos repiqueteaban contra el pavimento y el se sentía morir cada vez más. Se estaba alejando de su libertad de sus sueños y adentrándose en una jaula de barrotes dorados.

—Espere aquí señor— murmuro el mayordomo abriendo una puerta y adentrándose en la sala al otro lado.

Quería correr y salir de allí, alejarse del rubio todo lo que podía y más, pero a la vez, un agradable cosquilleo le recorría el vientre. No lo entendía y no quería entenderlo. Estaba harto, solamente quería dejar de pensar y que le dejasen en paz.

El mayordomo volvió a salir de la estancia y le invito a entrar con un ligero movimiento de cabeza. Él entró en la sala y la puerta se cerró al instante tras su espalda. Quería llorar.

—Bienvenido Law— susurro una voz a su derecha. Se giro hacia el sonido y contuvo el aliento.

Sobre el gigantesco sofá se encontraban los dos. Doflamingo sentado cómodamente con una pierna cruzada sobre la otra y en una mano un periódico. Su abrigo rosa estaba apoyado sobre el respaldo del sofá dejando a la vista el fuerte cuerpo del Shichibukai.

Y luego estaba Kid.

Este estaba tumbado cual largo era en el sofá, con una mano sobre sus ojos y respirando como si acabase de correr una maratón. Estaba totalmente desnudo y su cuerpo lleno de marcas rojas de dedos, mordiscos y más de algún chupetón. Su cabeza estaba apoyada sobre el regazo del otro y el rubio le acariciaba distraídamente el pelo.

Estaba muy claro lo que acababa de pasar.

Una rabia inmensa le inundo por dentro, haciendo que sus manos de cerrasen en dos fuertes puños. Su pecho dolía y su vista se volvió nublosa. Sin embargo, para su sorpresa su rabia no iba a dirigida a Doflamingo, sino a Kid.

—¿Sabes por qué estás aquí Law?—pregunto el rubio haciendo que Law sufriese un Deja-vi volviendo lentamente a este mundo.

Kid se aparto la mano de los ojos, sus sentidos aun estaban entumecidos por el orgasmo asique simplemente se volvió a ver con quien estaba hablando el mayor. Miro a Law sorprendido, Doflamingo también le miraba esperando una respuesta.

—Si— contesto totalmente tenso Law.

Y luego avanzó hacia el par.

 

 

Notas finales:

Chan chan chan ya estan los tres juntos muajaja

No creo que queden mucho más que dos capitulos.

¿Que pasara?¿Con quien se va a quedar quien? ¿Que le va a hacer Doffy a Law?

Exijo reviews con sus opiniones o me cargo a los tres y se acaba aqui el fic. 

Besos n.n


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