Capitulo 8: Acordándose que existe el amor
Ya habían pasado 4 días desde la partida de Eli y Harry todavía no sabía a donde había ido, Dumbledore no le quiso decir pues según él era un riesgo que supiera.
-Esas son solo estupideces ¿Cómo que no puedo saber donde esta mi hija?-se preguntaba casi todas las horas del día. Llevaba varios intentos de escapar del colegio y ponerse a buscarla pero el mismo Dumbledore lo detenía y le recordaba:
-¿Cómo vas a buscarla, si no sabes por dónde empezar?-y la ira volvía y luego se iba, eran tardes enteras deseando que nada fuera real y que todo, TODO fuera más que un simple sueño.
No asistía a clases desde entonces, sus amigos raramente lo veían, ni siquiera Severus sabía lo que le pasaba al muchacho. La culpa se lo comía, lo quemaba por dentro y no lo dejaba ser libre. Cuando ya había pasado más de una semana el profesor de pociones se dirigió con enfado a la oficina del director, empezó con el interrogatorio para saber qué es lo que estaba pasando con su amado Harry.
-¿Quiero que me digas porque él esta de ese modo?-dijo impacientemente Severus al irrumpir en la oficina del director.
-Buenas tardes Severus-dijo de forma calmada el viejo director
-¡Vamos dime que le está pasando! ¿Dime porque lleva días sin asistir a clases? ¿Acaso es por alguna orden tuya? ¡He! ¡Vamos dime! ¡Quiero saber que le está pasando!
-Tranquilo Severus, por favor, mantén la calma. Harry está en perfecto estado, no tiene nada grave.
-¿Y, entonces porque no ha asistido a clases?
-Porque tiene cosas pendientes que resolver consigo mismo, tiene que entender bien todo lo que le está pasando y la única persona que está más capacitada para eso es nada más y nada menos que él mismo.
-¿Y qué es eso tan urgente que debe “analizar” por su cuenta?
-Es algo muy personal e importante para el joven Potter, ni siquiera tu Severus podrías ayudar en el...
-No...no digas eso, tu sabes mejor que nadie que soy yo la única persona en la que él puede confiar, soy la única persona que siempre va estar a su lado sin importar nada, solo yo...solo yo puedo...
-¿Solo tú puedes qué...?
-Nada...
-Vamos Severus, ya no hace falta que lo niegues o evadas el tema, si quieres ayudarlo primero aclara tus sentimientos-el profesor de pociones tomo asiento en la misma silla en la que se había sentado Harry hace ya más de una semana cuando Eli se fue del castillo.
-Sabe, cuando estoy con él, mis sentimientos fluyen con tanta naturalidad pero cuando estoy con él y otras personas me cuesta demostrar ese afecto a veces siento que no soy sincero con lo que le digo...
-Sabes siempre es difícil decir lo que uno siente cuando esa persona realmente importa, porque aunque no nos demos cuenta sabes en el fondo que él si es el indicado. Sera mejor que me vaya a dar mi paseo de la tarde, es bueno caminar de vez en cuando, así se me olvidaba, el señor Potter se encuentra dando un paseo por el lago si es que sientes que es momento de hablar con él-dicho esto se paro, al llegar a la puerta le hizo un gesto a Severus para que lo siguiera.
El profesor de pociones busco con muchas ansias al chico por la orilla del lago y cuando al fin pudo dar con él no sabía cómo llamar su atención, no tenía el valor suficiente para acercársele y conversar de forma normal, cuando había logrado tenerlo en su poder lo había hecho a la fuerza, jamás se había acercado al chico como se supone que se hace, nunca lo había intentado de modo civilizado. Estaba dispuesto a irse y volver a su pequeño laboratorio y encerrarse por horas pero su decisión cambio cuando vio al joven mago derramar unas lagrimas.
-Harry ¿Te encuentras bien?-le dijo con una voz suave pero que de todas formas asusto a el mago haciendo que se levantara del suelo.
-Se...Severus...yo...yo estoy muy bien-dijo de forma atropellada y con los ojos aun rojos. -Si me disculpas tengo cosas que hacer-decidido a salir de ese lugar lo más pronto posible emprendió marcha pero un mano le detuvo agarrándole el brazo.
-No, no estás bien...Harry, mírame - esta vez Severus no lo obligo a dirigirle la mirada, él mismo movió su cara para poder ver de frente al hombre que tanto amaba.
-Yo...yo te necesito Severus, te necesito más que a nada-Harry se acercó cada vez más hacia él, estaba tan cerca que podía sentir su aliento, podía oír su palpitar y sin previo aviso le dio un beso, fue uno tierno pero correspondido con pasión, no les importaba de que los vieran, lo que pudieran pensar los demás, en ese momento solo se querían uno al otro y eso bastaba.
Las cosas habían mejorado bastante desde aquel beso, Harry ya estaba retomando las clases y por orden de Dumbledore ningún profesor o alumno podría interrogarlo sobre sus ausencias, algunos decían que esto se debía al Señor Tenebroso, algunos decían que Potter estaba colapsando y que pronto se volvería loco y otros mas decían que se trataba de algo muchas peligroso que el señor de las tinieblas y aunque ninguno de ellos sabía si lo que decían era verdad todos estaban más cerca de ella de lo que hubiesen imaginado.
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Esta era la secta vez que recorría por completo la mansión. Siempre era lo mismo, las mismas habitaciones, las mismas personas, las mismas rutinas, se estaba cansando de estar ahí encerrada todo el día, quería salir y recorrer, montar su escoba. Ya habían pasado 4 días desde su llegada y al parecer no era muy apreciada por los mortifagos pero eso era lo de menos, ya poco le podía importar lo que pensaran los demás de ella, porque cuando lo hacia la única que perdía era ella, nadie más que ella.
Esa tarde el Lord la llamo, tenía algo importante que contarle y para su suerte era algo nuevo que hacer.
-Mi querida Elizabeth, que bueno que has venido.
-...Yo siempre estaré a su disposición-dijo haciendo una pequeña reverencia.
-Me satisface escuchar aquellas palabras, pero bueno te he llamado para decir algo que creo que te alegrara.
-¿Qué podría ser eso mi señor?
-Como ahora pasaras todo el tiempo aquí he decidido que tu entrenamiento para convertirte en mi sucesora debe ser más constante, así que a partir de mañana temprano yo mismo te empezaré a enseñar.
-Es este el más grande honor que me podría dar mi señor, debo sentirme realmente impresionada por esta oportunidad...-le dijo la bruja asiendo otra reverencia.
-Claro que debes estar impresionada, incluso yo diría más que agradecida que nuestro señor te enseñe es unos de los más grandes privilegios; eres una insensata, no deberías ser la sucesora de nuestro señor ¡Apenas eres una mocosa!-dijo Bellatrix que ya no podía soportar a la joven, su sola mención la hacía enloquecer.
-¡Silencio Bella! No tienes porque contradecir mis mandatos, si yo digo que Elizabeth será mi sucesora así será y nadie puede juzgar mi decisión, puesto los que se atreven a hacerlo no terminan de arrepentirse.-le dijo con una voz que demostraba dominio total, después de todo al señor tenebroso no le gustaba que le contradijeran ni que menos le desobedecieran.
-Mi señor ¿Acaso no ve que ella es una muchacha? ¿Una simple chica, poco útil, muy débil y sobre todo una mal nacida que solo quiere poder tener su lugar lo mas antes posible?- le decía cada vez más fuerte la bruja de cabello rizado.
-Pasando a otro tema, ya tengo lista la audiencia con los vampiros, ellos creen que ya es suficiente de tener que aguantar al ministerio, me gustaría decir que ellos piensan apoyarlo en todo mi señor pero claro eso lo sabré cuando me pueda juntar personalmente con ellos y hablar-dijo Eli ignorando por completo la discusión de Bella con su padre.
-Me complace saber esto mi querida niña, ahora te pido que te retires y que me esperes en la biblioteca.-dijo el lord parándose de su asiento y sacando su varita.
-Con gusto mi señor-y la chica hizo una reverencia, salió de aquel lugar y cuando las puertas se cerraron pudo escuchar los gritos de dolor de Bellatrix.
-Si supiera lo que he hecho con su marido...-pensó la chica, que se había dado el lujo de acordarse que el señor Lestrange ya no se encontraba en este mundo por orden y gracia de su Imperius y que nadie a excepción de unos pocos sabía lo que realmente había pasado con él.
Cuando entro en la biblioteca pudo notar que había una selección de libros en la mesa principal y que ningún mortifago se encontraba cerca, sin darle mayor importancia se sentó en uno de los sillones que estaban frente a la chimenea. Le gustaba hacer eso y observar al fuego, le recordaba la época en la cual no sabía nada y que sus padres no la miraban con miedo ni como si fuera un bicho raro, una lagrima se derramo por sus mejillas.
-No es bueno que recuerdes esas cosas del pasado Elizabeth-dijo el señor oscuro al entrar a la biblioteca. -Estas nos hacen más débiles y dejan que nuestros enemigos sepan estos puntos...
-Lo sé, lo sé mi señor pero es...es difícil olvidar lo que te marca...-su voz se iba apagando con cada palabra que daba.
-Entonces, únete a mí, se la que continúe con lo que cree cuando ya no esté en este mundo.-Elizabeth se paró de su asiento, se acerco poco a poco hacía el Lord y cuando estuvo a una distancia considerable hizo una reverencia muy marcada y pronuncio con voz firme:
-Desde este momento, le prometo que me esforzare lo más posible y daré todo lo que esté a mi disposición para ser la digna sucesora de Lord Voldemort.-luego se volvió a enderezar y continuo:
-Pero esta vez no será algo para complacer a los demás, esta decisión es enteramente mía.
-¡Como me alegra! Como me alegra escuchar eso, estoy seguro que pronto serás una digna sucesora cuando mi momento acabe.-el señor oscuro extendió sus brazos para tener en ellos a la única heredera que tenia. Cuando Eli entendió lo que su padre quería se aferro lo que más pudo a él y nuevamente comenzó a llorar.
-Te prometo que cuando termine de enseñarte todo lo que sea necesario para que puedas controlar tu gran poder nadie nunca más te podrá lastimar-dijo Tom acariciando el pelo de su hija.
-Gracias...muchas gracias papá.
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Varias semanas ya habían pasado desde lo ocurrido, su relación con Severus había mejorado considerablemente, aunque seguían manteniéndola en secreto y no porque Dumbledore se los hubiese prohibido si no porque él les había dicho que era mejor no tener más problemas de los que había.
Navidad ya se acercaba, solo faltaba una semana y el joven mago aun no sabía donde pasar las vacaciones, la señora Weasley le había invitado pero él realmente tenía muchas ganas de pasarlas con Severus.
-No te preocupes, Harry, estoy seguro que mamá entenderá que tienes otros planes para navidad.-le dijo su mejor amigo intentando que se reanimara.
-Pero, ¿realmente crees que no se molestara?
-Bueno...podría ser... pero...
-¡Oh! Ya basta Ron, deja de decirle cosas a Harry que lo pondrán peor de lo que esta-dijo algo molesta Hermione.
-¿Y el profesor Snape ya te dijo cuando se van a ir?
-He...bueno esto...es que él ni siquiera me ha invitado...pero realmente tenía ganas de pasar navidad con él...-dijo algo apenado el joven mago.
-Bueno, entonces si no te ha invitado ¿no crees que sea mejor si ya le voy diciendo a mamá que si vas?-dijo muy tranquilamente su amigo
-¡Ron! Eres un inconsciente...Harry, ¿él de verdad que no te ha invitado?-le pregunto algo triste la chica.
-No, pero no es que no quisiera, ha tenido muchas cosas que hacer, tiene muchas responsabilidades y no he querido molestarle...-dijo con un tono de vos algo apagada.
-Entonces, si tanto quieres pasar navidad con él ¿Porqué no mejor se lo dices tú mismo?-le dijo Ron antes de comerse su huevo del desayuno.
-¡Ron, deja de decir!... no espera, es verdad-dijo algo apenada
-Claro que es vlerdad, si quierles qlue él plasle elstla nlavidad contliglo dlicelo tlu mismlo-le intento decir Ron mientras terminaba de comerse su quinta salchicha.
-Sí creo que tienes razón Ron...bueno me voy-dijo tomando su mochila y parándose de la silla.
-Y ¿a dónde vas?-le pregunto Mione
-No es obvio, voy a verlo para contarle.-dijo muy alegre Harry y salió muy deprisa del gran comedor, aun faltaban 30 minutos para que empezaran las clases, tenía tiempo de sobra para preguntarle sobre lo de las vacaciones de navidad.