Capitulo 9: Navidad (parte 1)
Bajo las escaleras los más rápido posible, en unos pocos minutos ya se encontraba frente al despacho de Severus, estaba a punto de tocar la puerta cuando escucho una conversación proveniente del cuarto.
-Debes estar muy contento Severus, ahora podrás volver a tener la confianza de nuestro señor.
-¿Dime que tiene de bueno eso?-dijo el profesor con un tono de indiferencia.
-No seas mal agradecido, te he salvado tu vida, sabes mejor que nadie que si no hubiese convencido a nuestro señor de darte esta misión estarías muerto, desde hace mucho.
-Preferiría estar muerto que cumplir esa misión, yo no haría nada para dañar al muchacho...-le dijo arrastrando cada palabra.
-Y no tenias por que hacerlo, solo le he pedido esto a nuestro señor para sacarte de mi camino, me estorbas, pero como ya he dicho antes, Severus, tu solo eres un mal necesario, solo eso.
-Bueno si es solo eso será mejor que te vayas, si alguien te ve aquí se armará un gran escándalo.
Harry estaba realmente intrigado, quería estar seguro de con quien estaba hablando Severus pero en el fondo sabía la respuesta, sabía que era su Eli, la voz de la chica era inconfundible.
No lo podía creer, a solo unos centímetros se encontraba aquello que estaba deseando con tanto anhelo pero algo le impedía seguir, ¿nervios quizás? Tal vez nunca sabría lo que realmente le impidió el acceso
a esa habitación y la oportunidad a aferrarse de aquel ser que se le había escapado hace ya varias semanas...
-Sera mejor que lo hagas entrar, Snape.
-¿A quién tengo que dejar entrar? No te pases de lista, no olvides que solo eres una mocosa.
-No me hagas reír, bueno será cosa tuya si lo haces pasar o no, que tengas una buena tarde Snape, recuerda que solo serás un mal necesario, solo eso-luego de esto la chica había desaparecido del cuarto y el profesor de pociones abrió la puerta de su despacho para encontrarse con un chico de 16 años en estado catatónico hasta que la voz del hombre lo saco de su transe.
-Harry ¿Qué haces aquí?
-Yo...yo...¡¿Elizabeth ya se fue?!
-¿Qué?...Si...si, la señorita Burke ya se ha marchado...¿Por qué te preocupas por ella?-le dijo algo sorprendido el pocionista pero Harry no lo escuchaba. Se había ido, su única posibilidad de hablar con su hija, de pedir las disculpas correspondientes, de tratar de borrar todo el daño provocado.
Estaba tan sumergido en sus pensamientos que sin darse cuenta empezó a derramar lagrimas de forma incontrolada en frente de Severus, poniendo a este muy nervioso por este acto.
-¡Harry, Harry!-le decía mientras le sujetaba los hombros, intentado que reaccionara.
-Severus...Severus-dijo el joven mago mientras se acercaba a él y se aferraba fuertemente.
-Tranquilo...tranquilo, ya nada malo te pasara-le hizo pasar y se sentaron juntos en el sofá sin separarse, después de varios minutos el morocho pregunto.
-¿Severus...tienes algún plan para esta navidad?
-No, en realidad solo planeaba pasarla en el castillo, revisando algunos trabajos.
-Ya, ya veo...-la vos del joven se iba apagando poco a poco.
-Pero si quieres, podemos ir los dos a pasar navidad juntos, podemos ir a mi casa.-le dijo con un tono algo coqueto que atrajo la atención del menor.
-¿Enserio?, me alegra mucho poder escuchar esto-se acurruco más en su amado, no tenía intenciones de separarse de él por un tiempo.
-¿No se suponía que hoy tenia clases, señor Potter?
-Si...pero creo que hoy solo quiero estar junto a ti y no me digas “señor Potter” no me gusta, dime Harry, ese es mi nombre.-le dijo de forma muy coqueta.
-Bueno, Harry lamento decirle que yo soy profesor de pociones y que imparto clases, pero no te preocupes tengo clases después de almuerzo, así que hasta entonces no me opondré pero después de esto tendrás que ir, y no quiero escusas.
-Claro como digas, mamá gallina-dijo riéndose y apegándose más a su Severus.
Se quedaron así por horas, hablando y haciendo planes para las vacaciones de navidad, se irían el mismo día que el resto de los estudiantes pero por chimenea no viajarían por el tren ya que ha Severus no le gustaba.
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Navidad, ¿hace ya cuanto que no veía una verdadera navidad? No lo sabía, no se acordaba, no quería saber realmente pero no entendía el porqué él había hecho esto, había decorado toda la biblioteca con un tono navideño, luces, chiches, hasta un frondoso árbol bien adornado que tenia bolas rojas, verdes, amarillas, azules, moradas y listones de las mismas tonalidades, debajo de él se encontraban algunos regalos bien envueltos.
Realmente le gustaba, le gustaba como se veía su padre y no por un tema de estética si no porque él le había dicho que quería verse como era de joven, una linda cabellera, piel más viva y con rasgos más humanos, le gustaba como se veía, le decía que era alguien encantador y todo un caballero, ambos reían cuando la chica mencionaba eso, después de todo era el señor oscuro a quien se refería.
Esas tardes de entrenamiento se convertían en tardes de calidad padre-hija, ambos disfrutaban la compañía del otro, reían, compartían anécdotas, Tom le enseñaba a su hija y ella con gusto aprendía, habían ocasiones en que la chica prácticamente olvidaba todo y solo se dejaba llevar por la compañía de su padre, así mismo, Tom también había mejorado bastante, era mas cercano con la chica, ya no se mostraba tan frio, pero claro frente a sus seguidores este seguía siendo el mismo Lord Voldemort.
Cuando ya faltaban dos semanas para navidad, Eli sabia que los estudiantes de Hogwarts estarían pronto a salir y quería ver a su madre en navidad pero para esto necesitaba convencer a Tom, este no le dejaba ir al castillo hasta que pudiera controlar a la perfección el “camuflaje”, esto de cambiar de apariencia era algo difícil, incluso si eres una metamorfomaga ya que requiera cien por ciento de dedicación y la chica aparte debía aprender más cosas.
-Recuerda que debes saber muy bien como es la forma que quieres tomar, si no te concentras puedes causarte mucho daño-le dijo calmadamente Tom.
-Lo sé, lo sé pero ¿qué objetivo tiene transformarse en una serpiente?-le protesto la chica.
-Que es más fácil, no tienen brazos, ni piernas por lo que es más fácil visualizarlo.
-Ok, ok, lo intentare...aquí vamos...1...2...3...-la chica empezó a cambiar poco a poco su forma, su piernas se juntaron y su brazos se pegaron a su cuerpo, su cara se desfiguraba y su lengua comenzaba a alargarse, quedo convertida en toda una serpiente, una boa para ser más exactos, se levanto del suelo y se vio en el espejo de la biblioteca.
-Maravilloso, ahora quiero intentar en algo con piernas y brazos, ¿Puedo papá?-dijo la chica en parsel.
-Claro, pero recuerda, tienes que visualizar perfectamente tu objetivo, es como cuando lanzas una maldición, si no te concentras no podrás hacerlo con éxito.- le dijo el señor oscuro, también en parsel.
La chica volvió a su forma normal y repitiendo el proceso esta vez tomo la forma de un gato, este era negro con los ojos rojos, se parecía a estos gatos que los muggle creían que eran demonios, tenía la idea de ir a asustar a los muggle pero recordó que todo esto lo hacía para poder ver a su madre, no para asustar muggle.
-Muy bien, Elizabeth, ahora vuele a ser humana es hora de cenar, mañana continuaremos-le dijo el lord saliendo de la biblioteca.
-¡No espera!-le dijo la chica, ya convertida en humana - Tengo que aprender a cambiar de forma para mañana no me puedes dejar así-le replicaba mientras lo intentaba alcanzar por el pasillo.
-Lo siento pero aún no estás lista para transformaciones humanas, apenas controlas los pequeños animales, debes ser paciente-le dijo su padre mientras cruzaba la puerta del comedor.
-¡Bueno, si no me ayudas más, entonces yo misma aprenderé!-dijo saliendo del comedor y corriendo hacia la biblioteca.
-Coal.-llamo el señor tenebroso
-Si amo- le dijo un elfo domestico que había aparecido de la nada.
-Coal, quiero que la vigiles y si algo le llega a pasar me lo informas de inmediato.
-Como ordene amo-dijo haciendo una reverencia y desapareció.
Tenía que ir esta noche, pero ¿cómo hacer si aun no controlaba las transformaciones humanas? Tendría que armarse de valor e ir como ella misma, si no hacia esto, estaría en serios problemas, aunque le desagradaba más la idea de tener que verlo que no ir...pero bueno era eso o tener que sufrir las consecuencias de “nunca haber nacido”.
Se quedo toda la noche debatiendo entre ir o no ir, entre mandar a alguien o no, cuando vio la hora se alarmo demasiado, eran más de las 8 de la mañana, se estaba empezando a preocupar, ¿acaba de hacer algo tonto, de nuevo? Tomo su capa y su varita, estaba lista para irse cuando un pequeño elfo domestico llamo su atención.
-Ama, el amo Voldemort le ha pedido a Coal que la vigile, cree que le podría pasar algo grave...-le dijo algo tímido el elfo.
-¿Ah sí? ¿Eso fue lo que mi padre dijo? Bueno en ese caso tendrás que acompañarme, ya que tengo que ir a visitar a una persona.-le dijo la bruja con una sonrisa que ocultaba algo.
-Como desee ama-dijo el elfo haciendo una reverencia muy marcada.
-Claro, antes necesito escribir una carta, esa será tu misión, entregar la carta a la persona que yo te diga, ¿Entiendes?-le dijo la chica sacando un pergamino, pluma y tinta.
-Claro ama, como usted diga-y volvió hacer una muy marcada reverencia, parecía que tocara el suelo.
La chica escribió la carta, la guardo en su bolsillo, le hizo una indicación a él elfo para que se sujetara de su túnica para poder ir al castillo.
Apareció en el baño de la casa Gryffindor y salió deprisa del lugar, tenía que ir lo más deprisa al despacho de Snape. Cuando llego vio que él no se encontraba en ninguna parte así que se apresuro en hacer el hechizo.
-¡Speculum!- el gran espejo se materializo frente de ella y con la misma voz le dijo:
-¡Espejo toma mi forma!-el espejo empezó a tomar la forma de la chica a excepción de los ojos, como siempre los ojos del reflejo eran como si este no tuvieran vida, se veían apagados.
-Espejo, tú tienes que actuar como yo, debes hacer y decir todo lo que yo hago, dentro de unos minutos llegara Severus Snape, deberás hablar con él, tal y como yo lo haría, no olvides esto, ¡Si llegas a fallar te juro que nunca más nadie en este mundo volveré a pedir de tu ayuda!-le dijo la chica que ya estaba algo nerviosa.
-Pero ama ¿Cómo voy a saber qué es lo que debo decir?-le pregunto el espejo con una mirada desafiante.
-Con esto...-la joven maga tomo su varita y de su cabeza extrajo una “sustancia” blanca y se la paso al espejo.
-Ten, come este recuero, con él podrás saber lo que debes decir, no podrás ver nada concreto ya que es solo un pensamiento de un relato que me contaron pero te servirá-y el espejo tomo en sus manos el recuerdo y literalmente se lo trago.
-Oh, ya veo, entonces ¿Eso es todo, mi ama?-le replico el espejo
-No cuando termines con esto no debes desaparecer como tú lo haces tienes que hacerlo como si desaparecieras.
-¿Como el hechizo de desaparición, ama?-le dijo algo divertido el espejo.
-Si como el hechizo, bueno, ya tengo que ir me, ven Coal, aun nos falta visitar a una persona más.
El elfo se acercó a su ama, ella miro fríamente al espejo, este le devolvió una dulce sonrisa, la bruja y el elfo desaparecieron de la habitación, el espejo tomo la posición habitual que hacia su ama al sentarse, Severus entro por la puerta de su despacho, sorprendido al ver allí a la chica.
-¡¿Qué haces aquí?!-le dijo muy molesto el mago.
-Vengo a contarte algo muy importante Severus.-le dijo el espejo.
-¿Y qué es eso que vienes a contarme?-le hablo más calmado el profesor de pociones.
-Nuestro amo te tiene una misión, quiere que tu engañes al joven Potter, quiere que tu lo utilices y después se lo entregues.-el espejo se levanto y se acercó a la mesa del despacho sentándose en ella, tal como Eli lo hubiese hecho.
-Debes estar muy contento Severus, ahora podrás volver a tener la confianza de nuestro señor...
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Eli, se encontraba en la sala común de Gryffindor junto con el elfo, se acerco hasta la altura de la criatura y con una voz algo nerviosa le dijo.
-Ten, quiero que vayas a la oficina de Albus Dumbledore y le entregues esta carta, debes decir tu nombre al presentarte, que yo soy tu ama y que le traes esta carta para él, cuando el reciba la carta tú te despides de él y te largas, no contestas ninguna pregunta ni obedecerás ninguna orden ¿Entendiste?
-Si ama, Coal entendió muy bien.
-Ah, se me olvidaba cuando hayas terminado debes volver a la biblioteca, se supone que no hemos salidos de la mansión, ¿ok?
-Como diga ama-y el elfo desapareció de la sala común.
-Bueno será mejor volver...-dijo algo agotada la bruja, no había dormido en toda la noche, cuando volviera a casa dormiría toda la tarde
-¡Niña! ¿Dime como has hecho eso?-pregunto un cuadro curioso.
-¿Hacer qué?-respondió algo molesta la bruja
-Eso, ¿Cómo has aparecido al interior del colegio? Se supone que nadie a excepción del director puede hacer semejante acto.
-Como usted bien ha dicho, se “supone”, bueno si no le molesta me retiro, no he dormido y tengo... (bostezo) mucho sueño-la chica dejo la conversación con el cuadro y regreso a la biblioteca de la mansión, estaba a punto de irse a dormir cuando una voz la interrumpió.
-Elizabeth, ¿Dónde estabas?-la voz provenía del Señor de las Tinieblas, que estaba sentado en unos de los sillones.
-Yo fui al castillo...-dijo desafiantemente.
-Sabes que no podías ir, te lo prohibí.-dijo Tom en un tono neutro.
-Si lo sé, yo solo estaba haciendo...
-No importa que estuvieses haciendo, sabes que me has desobedecido y eso se paga con castigo.-se levanto de su silla y saco su varita.
-Ama, Coal ya cumplió lo que le pidió-dijo muy alegre el elfo apareciendo al frente de su ama.
-¡Coal! ¿No te dije que la vigilaras?-le grito el señor oscuro
-Pero, amo, Coal vigiló y protegió a la ama Elizabeth, no dejo que nada malo le pasara, tal y como usted le pidió a Coal que lo hiciera.-dijo muy temeroso el elfo.
-Ves nada malo paso, al contrario si no hubiese ido cosas malas estarían pasando, acabo de hacer algo muy bueno...eso espero.-le dijo la chica con una falsa sonrisa.
-Está bien, pero Elizabeth quiero que esta sea la última vez que me desobedezcas, estoy siendo muy gentil contigo, te estoy dando muchas oportunidades, no debes olvidar eso.
-Claro, como tu digas-la joven bruja salió de la biblioteca y se fue a su dormitorio, allí se tiro en su cama, cuando se estaba quedando dormida unas lagrimas se derramaron por su rostro y se pregunto.
-¿Estará bien todo lo que estoy haciendo?...