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Damn You por BSBN

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Notas del capitulo:

¡He vuelto con otro fic! Ahora de una pareja que me desagrada y me gusta al mismo tiempo, ¡KyuMin! (?) Como sea, acepto pedidos de cualquier pareja para one-shots ^-^ 

Titulo del fic: Damn You

Pareja(s): KyuMin. Menciones de QMi.
Genero: Mini fic. Drama.
Clasificación: Todos los públicos.
Descripción: La desgracia había llegado a su vida seis meses atrás acompañada de un par de piernas interminables y acento chino.

Tal vez su error fue ignorar la repentina cercanía de su novio con el amigo extranjero de su hermano. Tal vez fue que dejó de enamorar a Kyuhyun con cada una de sus acciones hacía él. Tal vez fue su reciente obsesión de orden lo que había terminado de colmarle la paciencia al otro. O, tal vez, no había sido su culpa.

Notas: [http://www.youtube.com/watch?v=GOojVPiaZbk] Detesto el KyuMin de una manera que no debería ser legal, pero cuando pensaba en ésta historia no había otra pareja que le quedara mejor, así que acá me tienen: escribiendo una pareja que no me gusta. Mi fandom es el QMi, así que aunque la historia sea KyuMin no los podía dejar fuera, aunque MiMi sea un tercero en discordia, bueh~ Ignorad que, en teoría, esto es sólo sobre Sung Min. E ignorad, también, que no tiene diálogos y tal vez por ello no le guste a muchas… lo siento, no se puede todo en ésta vida.

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Las lágrimas caían de sus ojos como dos ríos desbordados cargados de dolor y traición. Intentaba contener los sollozos que de vez en vez salían sin previo aviso de sus labios rozados ahora casi convertidos en dos líneas tan finas como invisibles. Su cuerpo temblaba en sintonía con sus ojos acuosos e hinchados. En algún comento que ahora le era imposible recordar se había encogido en sí mismo convertido en un bulto azul oscuro de lana en medio de la acera de una calle tan desierta que no parecía formar parte de una ciudad como Seúl.

La nieve caía tan lenta y perenne sobre él que incluso llego a pensar que su llanto debía verse igual, así que con cuidado y lentitud se enjugo los ojos con las mangas húmedas de su abrigo de marca, dejando impregnado en él el olor del dolor y la derrota. Se levantó con cuidado notando como su espalda estaba adolorida y rígida por todo el tiempo en aquella posición. Levanto su muñeca derecha y observo su reloj. Tres horas. Había desperdiciado tres malditas horas de su vida llorando en posición fetal por un hijo de santísima madre que lo había usado como a un pañuelo desechable y luego le había dejado tirado de la forma más cruel que pudo imaginar: durante una cena en casa de sus padres por su cumpleaños. Rió sorna al recordar las palabras dichas por su, ahora, ex-novio.

No supo con precisión el momento en que sus pies comenzaron a andar, pero le convenía. Durante el camino no pensó en nada. Mejor para él. Caminaba como cualquiera de los otros transeúntes que compartían su mirada vacía, cada quién por motivos diferentes. En algún momento pensó que era una noche bastante activa hasta que recordó que no muchas horas atrás había comenzado el año. Y qué mejor forma de comenzar el año que terminando con tu novio, pensó ligeramente divertido por sus propias palabras. Él sabía la razón, no necesitaba torturarse en pensar en ella. La desgracia había llegado a su vida seis meses atrás acompañada de un par de piernas interminables y acento chino.

Tal vez su error fue ignorar la repentina cercanía de su novio con el amigo extranjero de su hermano. Tal vez fue que dejó de enamorar a Kyuhyun con cada una de sus acciones hacía él. Tal vez fue su reciente obsesión de orden lo que había terminado de colmarle la paciencia al otro. O, tal vez, no había sido su culpa. No negaría que Zhou Mi tenía un encanto que sería capaz de hipnotizar a cualquiera, Cho Kyuhyun incluido, pero tampoco diría que desde el primer momento que lo vio no pensó que tenía la misma clase de mirada que tenían las chicas que tan estratégicamente se posaban en las esquinas de las calles más concurridas de la ciudad atrayendo las miradas de muchos. Él conocía ésa mirada.

Volvió a reír cuando al entrar a casa el olor masculino de la colonia de afeitar del menor le llego a las fosas nasales y penetró en sus pulmones. Negó repetidamente con la cabeza haciendo una nota mental de que al día siguiente debería limpiar y comprar el ambientador más potente que recordara para sacar el repugnante olor de la infidelidad de su hogar. Si siquiera desvestirse se tiro sobre su lado de cama con el ceño fruncido porque ahí el olor era aún más pestilente que en el salón o el pasillo. Con pereza se levantó y caminó al cuarto de huéspedes una vez que decidió que lo mejor sería dormir allí por una noche… o tal vez el resto de su existencia. Se prometió a sí mismo no llorar. No permitiría aquella muestra de debilidad por alguien que no lo merecía.

Y eso hizo.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había visto a Kyuhyun? La alfombra blanca y húmeda bajo sus pies junto a los pinos naturales y artificiales adornados con luces de colores brillantes le indicaban que el año estaba cerca. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué aquel número, aunque borrado del móvil pero jamás olvidado, aparecía ahora en la pantalla? ¿Es que acaso su chico se había encontrado a alguien más adinerado y apuesto y le había botado como había hecho con él? Rió ligeramente y le quitó el sonido al aparato ignorando la llamada. Aquello era tema superado. No se torturaría escuchando una voz que casi había olvidado justo cuando iniciaba de nuevo su vida.

Cuando llegó a casa se traiciono a sí mismo y entró a su buzón de voz, esperando escuchar las excusas y disculpas del menor hacía su persona. Se equivocó. No le llamaba para pedirle perdón, le invitaba a su boda. La risa amarga salió de sus labios con tanto veneno que cualquier ser vivo a diez metros a la redonda habría muerto instantáneamente. ¿Estaba bromeando con él? ¿Una boda? ¿Es que era legal? No, en Corea no, pero no representaba ningún problema en América, ¿no? Una boda en mitad del verano en la playa más hermosa de Estados Unidos, ¿no había sido ése su sueño desde los seis años? Y aún tenía el descaro de invitarlo.

Con rabia cogió el móvil y tecleo una respuesta con tanta ira que tuvo que tranquilizarse a sí mismo para no estrellar la pantalla o darle una patada en el culo a la gramática. Cerró los ojos y reflexiono sus acciones antes de cometer la locura de enviar algo sin convicción, sin embargo no encontró nada que logrará flaquear su decisión, así que con la sonrisa más amarga que podía dibujar en su rostro mando el mensaje y aventó el aparato al sillón, haciendo una nota mental sobre comprar uno nuevo y cambiar el número del fijo, sólo por si acaso. Esa noche tampoco lloró, había hecho una promesa un año atrás que no rompería ahora sin importarle lo mucho que le dolía.

Felicidades, Kyuhyun. Me alegro mucho por ti, en serio, felicita a Zhou Mi de mi parte, ¿quieres? No iré a tu boda, lo siento, tengo asuntos importantes que atender, como contar el número de azulejos del baño. Me alegro mucho que encontrarás alguien a tu nivel, espero que sean felices juntos. Rezaré para que estén juntos por siempre. 

P.D. Ojalá que algún día te haga lo mismo que me hiciste a mí, cabrón. Qué te den.

Lee Sung Min.

Notas finales:

¡Yey! Y como sé que no dejarán reviews no los pido, pero si tienen alguna sugerencia o petición pueden dejarla en un review o en mi sensual twitter.


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