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Aprendiendo a confíar por Neko uke chan

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Notas del fanfic:

Lo prometido es deuda y aquí, luego de meses en desarrollo, les traigo el primer fic medianamente largo que he hecho en este fandom *aplausos* No será un one o two-shot como lo acostumbrado pero tampoco será muy extenso, unos 5-6 capítulos a lo mucho.

Junjou Romantica no es mío, es de Nakamura-sensei. La historia de este fic fue inspirada (no basada, no confundir) en la trilogía inconclusa "Fuego" de anypotter. Pero me enfoqué en un ángulo un poco menos trágico. 

Notas del capitulo:

Sin quitarles mas tiempo, lean y comenten si gustan.

 Avanzaba la mañana, los animales vespertinos se encontraban buscando algo que desayunar.  Los primeros rayos de sol se abrían paso a medida que las nubes se despejaban. Entre los ancianos, madres y niños caminando a tempranas horas por las calles se encontraba un joven de cabellos castaños a la espera de alguien: se mostraba impaciente viendo repetidamente su reloj de muñeca,  erguido en una esquina del distrito comercial, recargando el bolso contra su espalda.

 

 –Sumi-senpai se retrasa. Me pregunto si habrá problemas en las líneas del tren– susurró para sí con aburrimiento, al recordar cierto comentario curvó sus labios con alivio ¡Cierto!, viene en auto sonrió con algo de celos Cómo desearía tener un auto… suspiró.

 

 Una imagen de su ‘chofer’  y casero cruzó su mente. Sacudió su cabeza alejando esos pensamientos. Ni en mil años le pediría que lo buscase.

 

 Al percatarse del sonar de una corneta, se acercaba un auto deportivo rojo con la luz de cruce intermitente. Takahashi Misaki sabía bien de quien se trataba, el único capaz de obstruir la vía en flujo de un sentido sólo para vigilar a su compañero: Usami Akihiko. Las otras bocinas indignadas que atormentaban el ambiente mañanero hicieron que aquel auto girara avenida abajo, viéndose subir por el otro sentido en escasos minutos, estacionando en un tramo de calle vacío.

 

 Se abrió la gran puerta del conductor y salió a través de ella un adulto alto y bien parecido, luciendo un traje casual que combinaba con su elegancia y jovialidad. Sus platinados cabellos ondeaban al viento, sus manos -antes en los bolsillos- se dirigieron a su rostro con sensualidad misteriosa, quitándose las gafas de sol  que impedían mostrar sus azules ojos. Al saberse observado, el hombre ladeó un poco la cabeza en dirección contraria al viento, sonriéndole al joven que lo veía.

 

 ¿Qué diablos ocurre con esa exagerada escena de película? Pensó perturbado el joven Takahashi observando al aludido que tenía tras sí un ambiente de estrella de Hollywood, muy  distinto al que el resto del mundo emanaba. Una gota resbaló por su nuca.

 

 Usami cruzó a paso lento, repiqueteando sus mocasines contra el asfalto.

 

–¿Aun no ha llegado? – preguntó al acercarse a Misaki, frunciendo el ceño al no ver a nadie más que el muchacho. –No, Usagi-san. Aún no ha llegado– suspiró el universitario al recalcar lo obvio –Todavía es temprano, fui yo el que se adelantó a la hora– acotó, el otro sólo arrugó más la su entrecejo.

 

–Cuando sales conmigo siempre tardas en estar preparado– reprochó.

 

 –¡Eso es porque siempre me desvistes cuando ya estoy listo, y dejas mi ropa tirada en cualquier lado!– se quejó en defensa, sonrojándose al pensar de nuevo lo que había dicho. –¿Y qué tiene de malo? Además, eres tu el que me seduce– encogiéndose  de hombros con falsa inocencia, sin descuidar su vigilancia de la calle de subida. –¿Seducir, yo? ¡Sólo soy un chico normal! Tú eres el que siempre piensa raro– increpó rodando los ojos, indignado.

 

          Usami sonrió pintorescamente, con aras de burla se le acercó.

 

  –El simple hecho de ser tú, te hace tentador– le susurró divertido al oído, haciéndole sonrojar hasta el cabello, riéndose al ver su reacción. –¡Usagi-san! – reclamó azorado, el aludido simplemente se mantuvo de pie a su lado, posando su amplia mano sobre su hombro.

 

–Ya está llegando– Akihiko comentó secamente al ver como un pequeño auto negro se acercaba en su dirección, siendo manejado por un joven de cabellos grisáceos quien sacaba el brazo por la ventanilla para saludar, en señal de proximidad.

 

 Misaki no pudo evitar sentir como la mano de su casero se tornaba tensa sobre su hombro, como si quisiera retenerlo allí mismo, pese a todo el esfuerzo pasado para convencerle de dejarle ir sin mayor réplica. Inconscientemente posó su propia mano sobre aquella posesiva, dándole unas palmaditas.

 

El auto negro se estacionó justo detrás del llamativo deportivo rojo, el motor seguía encendido por lo que sólo fue abierta la ventana en su totalidad –Lamento llegar tarde Misaki, me retrasé por unos asuntos– sonriente ofrecía sus  disculpas hasta fijar su vista en la otra persona. Su actitud cambió a una un poco menos amena sin ser evidente.

 

–Buenos días Usami-san, que inesperada sorpresa encontrarle aquí a esta hora

 

 –...Surgieron algunos asuntos– procuró no sonar demasiado defensivo, pero no podía evitar contradecirse con sus acciones inconscientes ya que se había posicionado delante de su inquilino, ocultándole de la vista de Sumi Keiichi.

 

–U-usagi-san, no me dejas ver

 

–Vamos Usami-sensei, deje pasar a Misaki…mientras más rápido nos vayamos, más rápido regresará con usted– sin intensiones de disimular más su disconformidad, quedó claro que aquello era una guerra tácita entre líneas.

 

 De alguna extraña forma el joven estudiante de economía se sentía atrapado en plena línea de fuego.

 

 El aludido escritor se apartó con recelo, dejando avanzar a su retenido .–Usagi-san, volveré a las cuatro, te llamaré cuando esté en camino– sonrió, tratando de tranquilizarle,  se sentía algo preocupado por lo que podría llegar  a hacer el mayor por ser tan impulsivo –Ah, si te da hambre a la tarde y quieres un bocadillo, Aikawa-san dejó algunos pastelillos en la nevera ayer– con una mirada aprobatoria pero retraída, Usami asintió, despidiéndose con la mano al verle entrar por la puerta del copiloto, se sintió iracundo cuando notó la mirada de victoria del hombre de lentes. Retuvo el impulso de sacar al chico por la fuerza.

 

 Apretó su puño al ver bajar el auto por la avenida, recordando con angustia su último encuentro con el hijo de su colega escritor Sumi-sensei. Sabía que todo aquello había sido una hábil trampa que le confundió, siempre pensó que el universitario estaba interesado en Misaki cuando en realidad andaba tras él.

 

 No me interesa lo que me pase, pero si llegas a colocar tus sucias garras sobre Misaki, no te perdonaré nunca su furia ácida se descargaban contra el pedal acelerador y el quinto cigarrillo de la cajeta recién abierta en la mañana. Sabía bien que de nada le serviría apresurarse a la editorial, porque aun restaba esperar a que avanzaran las horas hasta la tarde y apenas eran las diez de la mañana; con el teléfono celular en la guantera del deportivo, se veía tentado a llamarlo inmediatamente, pero su escaso raciocinio le obligaba a confiar un poco más en él

 

 No debo invadir demasiado su privacidad, Misaki tiene una vida más allá de mi control como un conjuro se lo repetía mentalmente hasta creérselo. En el semáforo del cruce antes de la editorial, veía como su editora le esperaba frente a la entrada de la empresa.

 

 –No es que no confíe en ti Misaki, es que tengo miedo de que te  ocurra algo– habló en voz alta, derrotado, consiente que estaba siendo paranoico, dejando al aire todo intento de dar vuelta en el semáforo y rastrearlo por GPS de ser necesario. Al irrumpir en un parquímetro cercano -no quería dejar su auto en el estacionamiento de Marukawa-, se bajó del automóvil y con cigarrillo en boca y el manuscrito original en mano se apresuró hasta donde Aikawa Eri le esperaba.

Notas finales:

 El otro capítulo lo subiré la semana prox, los capítulos serán semanales porque justo hoy comienzo el nuevo semestre en la uni y no prometo nada, así que ese será el plazo máximo entre actualizaciones.  Disculpen los errores, y en dado caso háganmelo saber por favor.

 

Nos leemos~


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