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Cuadrilátero por kallenparms

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Notas del fanfic:

Bueno, esto está dentro del universo Alfa/Beta/Omega Dynamics de no entender, favor de pasar a la descripcion de la serie; no tengo mucho sigueindo esta pareja, de hecho fue por curiosidad al leer un fic de raine loire, que dicho sea de paso me encanto, les recomiendo de verdad sus historias, espero que no me queden tan OOC pues apenas voy por el capitulo 193 del anime.

Será un fic cortito, de dos capitulos, probablemente tres si así lo deciden ustedes y quieren incluir mas parejas.

Nota: los personajes y derivados son propiedad de su creador, no gano nada y lo hago sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Nota, los personajes son propiedad de su creador.

Cualquier duda, no se corten. Si bien son mencionadas la palabra violacion, aclarar que no narrare nada explicito ni descriptivo, no así la descripcion sexual, que suele ser muy descriptiva.

La furia le consumía, sus dientes rechinaban de los fuerte que apretaba la mandíbula, si eras pobre era a lo que te exponías, como perro de Rukongai no le quedaba de otra, aunque intentó huir, no lo había logrado, era imposible hacerlo, pues la pequeña ciudadela estaba muy bien custodiada por los secuaces de Aizen, el organizador de toda aquella barbarie.


Aizen era un extranjero, un Alfa muy poderoso, que no sólo conquistó Hueco mundo, sino que al verse aburrido por decirlo de alguna forma, buscó un nuevo lugar y nuevos súbditos a los cuales manipular, esa era la razón de que ahora gobernara el Rukongai, una área que estaba muy cercana a una de las ciudades mas importantes, “La sociedad de almas”.


Sólo Alfas formaban parte de su circulo cercano, sus soldados de confianza; para ganar mas poder y adeptos, decidió formar ese espectáculo aberrante, en le que Omegas eran casi subastados, deshonrados ante la mirada de cientos de observadores, la mayoría proveniente de la clase alta, snob que disfrutaban con el dolor de los menos afortunados.


El evento consistía en esto: Una lucha en el cuadrilátero ; el Omega defendía su honor luchando, si al final perdía, el retador por lo regular Alfa de buena posición tenía el derecho de tomar la virginidad del perdedor, humillándolo frente a toda la muchedumbre que se juntaba a presenciar el espectáculo.


 


El participante de esa noche era Abarai Renji, un pelirrojo de cabellos largos, de piel blanca adornada con algunos tatuajes que se distribuían por todo su cuerpo: delgado, de proporciones agradables a la vista, un Omega atractivo y deseable en todos los sentidos. Renji había sobrevivido a más de trece peleas, era el Omega más deseado y por el cual apostaban; ese era otro de los puntos en el evento, se apostaba por ver cuanto duraba el Omega en pie, si saldría victorioso y se libraría de la humillación. El pelirrojo tenía una fuerte determinación, la ira inundaba su cuerpo y luchaba con todas sus fuerzas para no ser vejado y que le pasara lo que a varios compañeros que compartieron habitaciones con él en aquel mugroso lugar; de uno en uno sus amigos habían sido vencidos, desvirgados y entregados a los Alfa que les vencieron; no sabía mucho de lo que pasaba fuera de ese lugar, sólo rumores escuchaba, que si eran convertidos en esclavos sexuales, o traspasados a algún otro individuo que les tratara como basura, lo cierto es que el Alfa vencedor se volvía propietario del Omega vencido.


Su primera pelea fue a los 17 años, contra un tipo enjuto de cabellos negros y atuendo extraño, se rió al verlo, pues llevaba una gabardina con un cuello alto parecido a una cuchara, la pelea duró mas de diez minutos, fue duro y terminó con varios golpes que tardaron un par de meses en curarse, pero al final salió victorioso, era la primera vez que un Omega vencía a un Alfa en combate, fue todo un acontecimiento y la voz se comenzó a correr por todos lados, su nombre se hizo famoso y varios Alfa postulaban para derrotar a el exótico y fuerte Omega.


Pero la voluntad de Renji no sería doblegada fácilmente, mientras pudiera lucharía hasta con los dientes para seguir manteniendo su dignidad a flote, aprovechando para entrenar a sus nuevos compañero y darles consejos para que al igual que él se libraran de su triste destino. Renji no sabía hasta cuando podría mantenerse invicto, los contrincantes cada vez iban haciéndose más fuertes y difíciles de vencer, la ultima pelea le dejó  cuatro días inconsciente y su recuperación fue lenta, se tomó casi  tres meses para poder estar al ochenta por ciento de sus capacidades, ahora a cuatro meses volvía a recibir un desafió, que fue aceptado por Aizen, pues debido a la fama del pelirrojo había obtenido una cuantiosa fortuna, ademas incrementar la fama del evento.


 


Abarai caminaba a paso firme por los pasillos que lo llevaba al cuadrilátero, una sensación extraña se instalaba en su estomago, tenía un mal presentimiento, su instinto le decía que esa noche pasaría algo importante, no estaba seguro si sería a favor o en contra de su integridad, pero nunca antes se sintió tan ansioso y abrumado. Al salir  del estrecho pasillo, la luz de las lamparas le dio en los ojos cegándolo por un momento, tras de él iban tres de los “guarda espaldas” del lugar; los gritos y guarradas del publico llenaban el lugar, parecía que esa noche había cupo completo, cientos de cabezas ocupando las gradas, le desagradaba toda esa faramalla, no entendía como podía gustarles el ver como les despojaban de su dignidad; haciendo una mueca de disgusto trepó hasta quedar arriba del cuadro, su contrincante no se presentaba aun, se quitó el batín de seda que llevaba encima, quedando en un pequeño pantaloncillo corto que le marcaba perfectamente los aglobados glúteos, las piernas fuertes y largas resaltaban con el color sangre de la prenda; sacudió su cuerpo, moviendo brazos y cabeza, como alejando cualquier mala vibra, resopló y esperó paciente a que la pelea comenzara.


La espera duró poco, sólo un par de segundos después el griterío volvió a alzarse en el lugar, por una puertilla contraria a donde él había entrado, salía un hombre de porte aristocrático, caminaba con aire señorial, con paso firme; trepó al cuadro y se irguió en toda su altura, seguidamente se quitó la bata de color blanco, quedando en camiseta y pantalones de deporte color negro; Renji le detalló más claramente, el tipo era unos cuantos centímetros más alto que él, de piel blanca y facciones finas, cabello negro y largo, su rostro denotaba seriedad, había que resaltar que era muy guapo, de cuerpo fibroso y torneado.


-Abarai Renji – saludó con un asentimiento ligero de cabeza – mi nombre es Kuchiki Byakuya, esta noche voy a derrotarte, y seras mio.


El pelirrojo se impactó por la declaración; no es que no hubiera escuchado algo así antes, sólo que la entonación con la que fue emitida la frase era nueva para él, la voz del Kuchiki era potente, gruesa y entonada, transmitía lo mismo que su imagen, respeto y clase, él no pudo responder como lo hacía regularmente, con sarcasmo y enojo, desechando con agresividad las palabras de su contrincante, siendo sinceros, la sola mirada del hombre le causaba escalofríos, su instinto Omega le avisaba que se encontraba frente a un Alfa poderoso, el aroma de feromonas que desprendía le llegaba hasta lo mas profundo de sus fosas nasales, flores de cerezo sin lugar a dudas, era tan intenso que comenzaba a embotarle los sentidos.


-N-No te será tan fácil – respondió saliendo de su letargo.


Despejándose un poco se acomodó en posición  de ataque, notaba su cuerpo pesado y el temblor en sus miembros, jamás estuvo ante un ser que le oprimiera tanto con su sola presencia, se asustó y buscó no demostrarlo; lanzó el primer ataque, con toda su fuerza se dejó ir encima con el puño en alto, queriendo dar un puñetazo que fue esquivado con apenas un pequeño movimiento por parte del otro.


El rostro de Kuchiki era inmutable, esquivaba una y otra vez con toda facilidad los ataques de Abarai; no representaba  reto alguno, de igual forma no había levantado la mano para repeler o para doblegar a su atacante.


Los espectadores estaban pegados a sus asientos, nadie quería perderse un sólo movimiento, la fama de Renji traspasaba frontera “el Omega invicto”, muchos le tenia fe y le apoyaban, otros por el contrario le querían ver caer, abierto de piernas y recibiendo en su interior el falo de un Alfa que le doblegara, es por eso que estaban ahí y lo que hasta ahora llevaban de combate, apuntaba a que los resultados de noches anteriores no serían los mismos, para los primeros minutos de eventos pasados, ya el Alfa contrincante contaba con varios cortes y contusiones propinados por el Omega pelirrojo, en esta ocasión, Kuchiki lucía calmado y fresco, mientras Renji comenzaba a mostrar cansancio y dificultad para respirar.


-¿Quieres darte por vencido? - preguntó el de cabellos negros esquivando los torpes intentos del otro por golpearlo – no quiero lastimarte, quiero que estés en condiciones optimas para lo que viene, que disfrutes a mi lado.


-¡Bastardo! - rugió furioso lanzando mas golpes que igual fueron esquivados, de seguir así colapsaría de cansancio, no se le ocurría nada para librar el combate.


Unos cuantos minutos mas con los mismos movimientos y ya la gente les abucheaba desesperados.


“golpeale” gritaban algunos “vamos Alfa, atacale” gritaban otros, “tiratelo de una vez” mas allá “metele la polla por el culo” los mas osados.


-Esto comienza a tornarse monótono – apostilló el Alfa con fastidio – rindete ya, terminemos con esto.


-¡Nunca! - replicó con fiereza, era sólo el orgullo que le mantenía en pie, pues sus movimientos eran cada vez más lentos, su respiración errática, el sudor resbalaba por su frente y perlaba todo su cuerpo con un brillo sensual.


-Tú lo quisiste así – declaró y en un segundo Renji le perdió de vista, fue un movimiento tan rapido que no pudo reaccionar a tiempo.


Kuchiki se encontraba a sus espaldas, pegando su amplio pecho contra los omoplatos del pelirrojo, le cogió por debajo de las axilas con ambos brazos y le inmovilizó, el Omega jadeó sorprendido.


-¿Que demonios?


-No podrías ganarme, así nos estemos toda la noche, no marcaría diferencia y ya me aburrí de tus torpes intentos – susurró cerca del oido.


En un movimiento mas osado llevó una de sus manos hasta alcanzar uno del los pezones del pelirrojo, éste ante el subito movimiento se tensó e intentó soltarse, pero era imposible, el agarre del Alfa parecía de acero y no le permitía un centimetro de movimiento.


-Tranquilo – continuó masajeando ahora descaradamente el bultito rosa en el pecho – no te haré daño.


-¡Maldito! - gritó desesperado, las caricias le estaban causando estragos a su cuerpo aunqque el no lo quisiera.


-Pero si está comenzando a gustarte – susurró pasando ahora a la entrepierna, donde se decicó a estimular el pene del Omega.


El publico gritaba extasiado, dando vítores y felicitaciones al Kuchiki por su logro, algunos decepcionados al ver que el pelirrojo había llegado a su fin y otros deseosos de ver como perdía su virginidad frente a todos ellos.


Las lagrimas de frustración y coraje no tardaron en salir de los ojos de Renji, su cuerpo se iba calentando por minutos, su traicionero pene se alzaba majestuoso dentro de los pantaloncillo y sentía la dureza del Alfa presionarse contra sus nalgas, la desesperación le invadió, aunque lo intentara, de nada le valdría ya, las feromonas le envolvían y le estaban haciendo perder la razón, no quería rendirse, pero francamente no veía otra salida.


Resignado bajó la cabeza ocultando su mirada avergonzada, esperaba que le tomaran con rapidez  le alejaran pronto de ahí.


Kuchiki sinitó el cambio en la postura del Omega, que se relajó abandonándose a lo que vendría, también pudo notar las facciones que se contraían en una mueca de dolor y vergüenza; todos esperaban que lo tomara ahí, mostrándoles, que le humillara, pero eso no era lo que planeaba desde un principió, quería al Omega, poseerlo, pero no sería frente a la muchedumbre, la posesividad no se lo permitiría jamas, ya consideraba al pelirrojo como suyo y no compartiría con nadie los gemidos y porciones ocultas del cuerpo de Renji.


-Has visto muchos compañeros ser vejados de esta manera ¿verdad? - susurró con extraña delicadeza sobre el oído – serás mio, pero no aquí y no ahora.


Inesperadamente le soltó y el cuerpo del Omega se desplomó al piso, la confusión se dibujó  en los rostros de los espectadores al ver como Byakuya se alejaba un poco, tomaba la bata blanca que se quitó al inicio del combate y lo ponía sobre los hombros del pelirrojo, en un rápido movimiento lo cargó y bajo del cuadrilátero sin poner atención a los insultos y reclamos que el publico le lanzaba.


Los acompañantes de Byakuya ya tenían instrucciones de lo que acontecería luego de que él ganará la pelea, pues nunca tuvo duda de que lo lograría; él bajaría del cuadrilátero con su preciada carga, saldría del lugar sin ninguna escala, subirían al auto y les llevarían directo a la mansión, nadie tenia porque interponerse en su camino.


Sin embargo si encontraron un obstáculo, al estar a punto de subir al coche, Aizen se presentó ante ellos y quiso impedirles la marcha.


-No te puedes ir – replicó amenazante – el show no se llevó a termino, tienes que tomarle frente al publico y...


-Puedo hacer lo que me venga en gana – le interrumpió no dejando lugar a replicas – firmamos un contrato, y pague lo estipulado, si le vencía sería mio, en ninguna parte está especificado que debo violarlo frente a todos, es mi decisión donde desvirgarlo, leí muy bien los términos Aizen, si no quieres meterte en problemas será mejor que no te interpongas en mi camino.


Y dejándole con la palabra en la boca acomodó al pelirrojo catatónico en el asiento, para seguidamente adentrarse él también.


 


El camino fue largo y callado, Renji se mantenía encogido en su lugar, cubriéndose con la delgada bata, mentiría si dijera que no tenía miedo, Byakuya había demostrado ser un Alfa fuerte y de recursos, pues Aizen no intentó detenerles luego de aquellas palabras; ahora iba formándose un plan de escape, tal vez sería difícil que escapara antes de que el Kuchiki se quedara con su virginidad, pero aun así, no se amedrentaría, en cualquier descuido escaparía, sólo esperaba no quedar embarazado en el proceso, eso le dificultaría salir adelante.


-No maquines cosas en tu cabecita – le interrumpió sin saber a ciencia cierta lo que pensaba, pero si dándose una idea del rumbo de sus imaginaciones – no tienes que temer, no te tomare ahora, no terminaras violado y vejado, tú mismo me pedirás que te tome, y ese día te aseguro no está muy lejos.


 


 


Continuara...


 

Notas finales:

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