FANDOM: Saihôshi, El Guardián.

La calma era brevemente interrumpida por un estrepitoso gemido. El eco de esas voces era lo único que se escuchaba por las noches. Rouen suspiró, sentado en su trono y sin intenciones de levantarse, no por temor a que se lo arrebatasen si osaba abandonarlo, es que simplemente no le apetecía irse a dormir. De hecho eran más las noches que transcurría ahí que en su cuarto. Cualquiera pensaría que lo tenía adosado o que había enloquecido luego de lograr alcanzar eso que tanto había reclamado.

¿Debía quejarse, ahora que por fin no sólo era reconocido como hijo legítimo sino incluso más importante, ahora que por fin era el rey de Sarash?

Pareja: Rouen x Riot x Anel

Era un enigma. Nadie, en todo el vasto Seireitei, comprendía qué labor que cumplía el quinto puesto del onceavo escuadrón. Es que nunca lo veían trabajando, nunca hacía nada, nunca cargaba papeles, ni se lo veía en los pasillos de los demás escuadrones cumpliendo funciones de bajo puesto como mandar comunicados entre capitanes. Siempre que veían a Yumichika éste estaba “relajándose”; porque el estrés hace mal al cutis y genera arrugas antes de tiempo.

—¿Sabes qué? —musitó la niña con notable alegría, Ikkaku la miró con recelo, intuía la respuesta porque siempre solía ser la misma—No me apetece ir al sexto escuadrón.

Lo supo, incluso mucho antes de que fuese una realidad. Lo supo, incluso antes que los involucrados. Pero no creyó que iría a doler tanto, incluso más que la herida en su pecho, que con tanto ahínco el joven curandero trataba de cerrar.

—Fue muy imprudente de su parte, Ishida-san… eran muchos Menos para usted solo, ¿por qué no nos esperó? Abarai-san le avisó que íbamos en camino.

Uryuu no respondió. Se mantuvo con la cabeza ladeada.

Desde que las barcas habían zarpado de Balamb, Zell no perdía de vista el arma de su compañero de equipo. Supo cuál sería la nueva respuesta, pues había formulado la misma pregunta quince minutos antes.

El espejo y, especialmente su hijo, le mostraban el paso del tiempo de una manera dolorosa y letal. No, no sentía celos ni envidia por él, sólo era dolor por reconocer que Uryuu estaba creciendo —y que lo seguiría haciendo le gustase o no—, sólo era dolor por comprender que la vida siempre pasa factura, tarde o temprano.

Su hijo ya tenía novia, ya estudiaba en la universidad y ya estaba buscando su primer empleo.

¿Y él? Él se miraba al espejo y se veía exactamente igual que hacía veinte años atrás, pero con el agregado de más arrugas y la mirada más cansada.

Sí, él se había permitido llegar a ese punto, no había a quién echarle la culpa, ni tampoco la necesidad.

***

~ Kisuke Urahara x Ryuuken Ishida ~

Era un niño, pero sabía que esos adultos no estaban jugando, mucho menos el que parecía ser el “jefe”. Averiguó todo sobre él. Husmeó en cada rincón del distrito Rukon para saber de qué forma podría llegar hasta ese individuo.

Supo así que al hombre de gafas le agradaban los niños.

La Academia de Shinigami’s no era el único camino, no al menos el que le serviría para llevar a cabo la expiación. De cierta forma se sentía culpable; la mala suerte de estar ahí en el momento exacto y presenciar todo sin pretenderlo. Y esa espantosa sensación no se le quitaba del pecho con tan sólo unas palabras de consuelo barato.

La noche que conoció a su futuro capitán había acabado con la vida de aquel que la lastimó...

La vida bajo el mar era mucho más aburrida —y salada— de lo que uno podría llegar a imaginar. Como Guerreros de Poseidón debían custodiar sus respectivos pilares y a duras penas podían distanciarse de ellos.

Ser hipertenso en ese lugar era toda una ironía. Aunque Eo no lo era había adquirido cierta aversión hacia la sal. Sí, deseaba salir de ese agujero olvidado por Dios (otra ironía), pero la mera idea de desobedecer las órdenes de Poseidón para explorar las afueras lo colmaba de incertidumbre y temor.

Era a lo que estaba acostumbrado, o al menos a lo que debería acostumbrarse; tarea para nada sencilla con los compañeros que tenía.

REMAKE de éste one shot en el capi 2.

***

Fue instantáneo. Seiya se encontraba furioso, Shiryu se había ido el día de su aniversario (¡Primer aniversario!) Mientras que Ikki rondaba la mansión como un fantasma. ¡Todo por culpa de cierto Cisne que no había tenido mejor idea que migrar a Siberia! Sin decirle nada, dejándole una mísera nota.
Ponny y pollo cruzan palabras... y sólo sucedio. ¡La mejor de las venganzas! sin embargo, más tarde descubirían muy a su pesar el error que cometieron.

En el Seireitei todo parece volver a la calma habitual antes del desorden ocasionado por Aizen.

Con tanto tiempo libre para pensar Hitsugaya cae en la cuenta de que algunos recuerdos no los borra el tiempo, quedan por siempre, mellan y confunden.

En el presente ni él sabe si es un niño o no. Había dejado de serlo, casi en contra de su voluntad... y Renji parece ser el único capaz de entenderlo; no obstante el décimo capitán tendrá que armarse de paciencia para ayudarlo a Abarai a quitarle esa imagen.

Cosa harto difícil en la Sociedad de almas en donde todos lo ven como a un niño.

Los errores pueden costar demasiado y un sólo paso en falso es letal.

***

[Pareja: Renji Abarai x Toushirou Hitsugaya]

[Muchos más personajes de los seis que se pueden seleccionar]

Es en momentos como éste —un momento intrascendente, cotidiano, uno más del montón que podría pecar de irrelevante— que algo me lleva a reparar en los detalles. Me pregunto cómo es que llegué a ser considerado amigo por ustedes.

Siempre pequé de distante, de serio e incluso de aburrido, salvo cuando estoy con ustedes quienes han logrado atravesar capas y capas para llegar a mí, colándose muy profundo. Me río, porque trato de traer a mi mente viejas reminiscencias y golpea en mí el odioso “sempai”.

Siempre odié que me tratasen de esa forma, sin embargo, por mucho que quisiese negarlo, me hacía sentir bien.

No, nunca me consideré mejor que ustedes...