Mi primer Drabble, dentro del Universo de Draco Potter.

Y entonces sucedió lo que creía imposible, le había llamado bien entrada la madrugada, hablándole de un hechizo antiguo de magia oscura, por supuesto, que implicaba engorrosas pociones y rituales que permitían a un hombre ser capaz de procrear hijos poderosos, tal como él los quería.

Obviamente, Severus, siendo tan inteligente como es, se temió lo peor, pues conocía y muy cerca a la persona que cumplía todos los requisitos que el Lord buscaba insistentemente en quien deseaba convertir en su pareja.

Sangre pura, de buena familia, inteligente, con poder mágico y belleza virginal…

- Así es Severus –dijo el Lord mirándolo fijamente en ese entonces. Había podido ver en su mente gracias a la conmoción que le produjo la noticia-. Deseo que te encargues de las pociones, prepara al chico, lo quiero para mí, ya es hora que los Malfoy se reivindiquen… que mejor manera que otorgarme a su hijo en matrimonio.

Jamás pensó que pudiese convertirse en su amigo, no después de como se habían llevado desde siempre, pero Harry, siendo el Gryffindor de buen corazón que es, hizo borrón y cuenta nueva.

Luchó hombro a hombro con él, intentando inculcarle algo de prudencia al desbocado moreno, aprendiendo a luchar por lo que quieres, aunque a la larga terminó siendo por el que quieres, y aunque había decidido llevarse a la tumba ese sentimiento que el moreno despertaba en él, su unión se dio como si fuera cosa del destino, quizás no de la mejor manera, o más bien de la manera adecuada, pero el fin justifica los medios, después de todo seguía siendo un Slytherin.

Draco lo creía vedado, era imposible tener una oportunidad con él, no después de todo lo que había pasado, además, para empezar, a él no le gustaban los chicos, ¿Verdad?