Al final de la guerra resultó que los Malfoy, entre otros, no eran tan malos, sino que estaban bajo la maldición imperius. Por otra parte, McGonagall aceptó que repitieran curso todos los alumnos que no habían podido acabar séptimo por culpa de la guerra, y se realizó una reselección de casas para aquellos que habían sufrido de la imperius -pues la misma maldición podría haberlos llevado hacia una casa que no necesariamente era la suya.

Draco Malfoy en gryffindor, y con una personalidad auténtica; nada de aires de grandeza a lo Voldemort.
Harry Potter en gryffindor, y cada vez con una homosexualidad mejor aceptada y unas hormonas más descontroladas.

Respuesta al desafío de CXC (propuesto en Slasheaven).

¿Y si Voldemort ganase la guerra? ¿Y si Harry Potter se convirtiese en su prisionero?

¿Cuánto daño puede causar la tortura, la guerra, en una mente pura? En la mente de Harry James Potter.

Draco Malfoy, tras la guerra, debe compadecer ante el Wizengamont, quienes decidirán su futuro. Su percepción del mundo, tres horas antes de la vista, no puede ser más penosa ni patética, hasta que se entera de que el imbécil de Potter quiere declarar en su favor.