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Resplandor en la oscuridad por Helsic

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Notas del fanfic:

Está ambientada en el universo de Mundo de Tinieblas creado por Whitewolf (compañía de juegos de rol) y en una vieja historia que escribí hace muchos años.

*Park Jungsu / Jungsoo es el nombre real de LeeTeuk
*Kim Youngwoon es el nombre real de Kangin


Prologo

La tenue luz del bombillo parpadeaba eventualmente enviando fugaces momentos de oscuridad al lugar. El olor a cerveza que años atrás se había impregnado en la madera de las mesas del bar se mezclaba levemente con agrio olor del vomito que algún borracho habría dejado en la parte de atrás. El joven de tez pálida y delicadas facciones casi irreales parecía ajeno a ese contexto un tanto grotesco y mundano, continuaba sentado en una de las mesas, sosteniendo un libro abierto en una mano, mirándolo con indiferencia. Un libro grueso de pasta dura y negra, con un exquisito bordado dorado. Suspiró por cuarta vez en lo que había transcurrido de la noche, aún no detectaba al sujeto que había ido a buscar y eso le molestaba bastante. Porque él era Park Junsu y cuando se trataba de trabajo, no había nada más importante que cumplirlo a cabalidad. Pasó desdeñosamente una página de su libro escrito en Coreano, la lengua nativa de ese país en el cual estaba de visita.

Como siempre había sido y sería. Un visitante, un caballero de piel pálida sin hogar ni dueño, errante como los antiguos ronins Japoneses, un huérfano de la creación. Sonrió ante lo que acababa de pensar y dejó caer su cabeza sobre el brazo con expresión adormilada.

De repente tuvo esa sensación de que algo muy peligroso se acercaba. Esa inquietud en su interior como un cosquilleo alarmante que subía por su columna vertebral. Alzó la cabeza disimulando su sobresalto y observó el bar que continuaba tan tranquilo y apestoso como antes. Un par de borrachos cantaban al fondo alguna estúpida canción y una mujer con un pronunciado escote y un cigarrillo de canela en sus labios se sentaba en las piernas de un clientes en la otra fila. Miró hacía un lado y el barman le devolvió la mirada indiferente mientras limpiaba los vasos.

La sensación continuaba estando allí, latente, real, como cuando eres observado y sabes que de repente vas a ser atacado por ese algo invisible. Tragó saliva y se concentró aún más en detectar la auras de las personas a su alrededor, pero todos eran simples humanos en diferentes estados de embriaguez. El único ser ‘inmortal’ allí era él. Suspiró llevándose la copa levemente a los labios simulando beber.

Entonces fue cuando lo vio. Parado en el marco de la puerta de madera, entrando al bar. La silueta de un hombre alto y un tanto fortachón. Cabello cortó y negro, ojos rasgados, sin duda Coreano, parecía más el modelo de alguna campaña publicitaria de un gimnasio que un joven universitario cualquiera que pasara casualmente por ese cochambroso bar. El chico avanzó hacía la barra y pidió un trago, sus ojos se posaron suavemente en los de Jungsu con indiferencia y el joven de rostro pálido como la luna sintió como si su corazón se hubiera contraído hasta convertirse en una pequeña canica de sangre.

¡Era él!

Casi contuvo el aliento y no pudo evitar que en su rostro se reflejara la sorpresa.
¡Era él! Era Youngwoon. ¿Cómo podría ser posible? Su corazón latía tan rápido como no recordaba que había sido en muchos años. Ese chico de ojos vivaces, de traviesa personalidad que alguna noche de verano cálida y agradable de 1870 había conocido no podía ser el mismo que ahora le miraba escuetamente desde la barra. ¿Cómo era posible? De estar vivo tendría más de 130 años y eso era completamente imposible considerando que se veía tal cual y como lo recordaba. Quizás un poco más pálido eso si y más ojeroso. Pero aparte de eso era como si los años no hubieran transcurrido para él.

- ¿Qué pasa contigo? - Habló el recién llegado acercándose con un caminar arrogante y pretencioso - ¿Qué es lo que tanto me miras? - Agregó.

Por unos instantes Jungsu no supo que decir. ¿Acaso no lo recordaba? ¿Cómo no recordar a un chico que había compartido sólo un par de meses de tu vida y de una manera tan extraña?

- No es nada… - Murmuró secamente volviendo su vista al libro - Disculpa - Agregó molestó con la sensación que se revolvía en la boca del estomago. Era él, estaba completamente seguro, su tono de voz, sus gestos, nada había cambiado. ¿Pero cómo?

- Jm… se lo que quieres - Volvió a decir el recién llegado con una sonrisa sardónica. Jungsu no levantó la mirada de su libro aunque no estaba leyendo nada. Y el recién llegado se acercó a la mesa y se sentó frente a él. Se quedó mirándole fijamente a los ojos. Jungsu levantó su rostro y al observar esos ojos fue como si todo lo que alguna vez había sentido, regresara de golpe como el cause desbordado de un río furioso. Todos los sentimientos, todos y cada uno de ellos regresaron a él.

- ¿Qué es lo que quiero? - Preguntó Jungsu despectivamente, tomando la copa y llevándosela a los labios, en una perfecta máscara de hipocresía.

- Eres un ángel - Dijo el recién llegado y sonrió con propiedad. - Mesero, sírvame uno bien fuerte aquí - Agregó. JungSu bebió un pequeño trago de su Vino español y confirmó sus sospechas, el joven que estaba frente a él era un inmortal. No había forma de que un humano se diera cuenta de su verdadera naturaleza.

Frunció el entrecejo y se concentró en ver su aura, por unos instantes todo a su alrededor se volvió a escala de grises y cada persona del lugar brilló con diferentes tonalidades de color dependiendo de sus estados de ánimo, pero la de su interlocutor era gris, pálida, con vetas oscuras que se movían irregularmente, una aura desagradable sin duda, manchada del pecado y de la sangre de las miles de victimas que había consumado.

- Y tu un vampiro - Dijo simplemente Jungsu volviendo su vista al libro al cual ya no le prestaba ni la más mínima atención. ¡Un vampiro! ¡Eso explicaba porque se había mantenido joven todo este tiempo! ¿Cómo no se le había ocurrido antes?

- Valla… valla entonces si estoy frente a un verdadero inmortal - Dijo el vampiro lacónicamente y luego sonrió enseñando las puntas de sus afilados colmillos. - ¿Cómo te llamas? -

- No necesitas saber mi nombre - Respondió JungSu devolviéndole la sonrisa - No trato con vampiros… -

Una risa prolongada como un estallido de trompetas ahogadas se escuchó en el lugar.

- Me gusta esa actitud - Dijo aún entre risas y una lágrima sanguinolenta le salió del ojo suavemente y se la limpió inmediatamente con el dorso del gabán negro. El mesero le trajo la bebida. - ¿Es que ya no existen los buenos modales en este mundo? -

JungSu se quedó en silencio observando la copa que probablemente quedaría intacta, los vampiros no podían beber licor, eso podía ‘enfermarles’ si es que podría usarse esa palabra para describir el estado en el que un vampiro entra si bebe algo diferente a la sangre de un ser vivo. Lo observó de nuevo, descubriendo que tenía un par de rasguños en la barbilla. ¿Fruto de alguna pelea? 100 años es mucho tiempo para hacer cicatrices, pensó.

Aunque seguía sintiéndose inquieto, en el fondo, JungSu sabía que en una batalla cuerpo a cuerpo, Youngwoon tenía una probabilidad de un 10 por ciento contra 100 de poder ganarle. Un Hombre lobo era 10 veces más rápido que un vampiro y un Ángel era 10 veces más rápido que un hombre lobo, poder usar la celeridad en cualquier momento sin sacrificar la magia que otorgaba la sangre era una ventaja que tenía sobre él, porque su magia no dependía de la sangre y de la conexión con la maldición de Cain. Su poder venía directamente de la energía pura y limpia del mundo superior, comúnmente llamado ‘cielo’ por los mortales. Esto de alguna manera le daba la confianza para continuar allí sentado despreocupadamente, aunque siguiera sintiéndose tenso. En realidad no le temía a un enfrentamiento, temía hacia lo que estaba sintiendo en ese momento y a como los recuerdos volaban vertiginosamente y se manifestaban tan nítidos y reales.


“En 4 días, cuando la luna comience su cuarto menguante, te esperaré en el cementerio Wuannuen”


El mensaje llegó a su mente nítido y claro. Entonces se percató de que el Vampiro estaba usando su poder de telepatía para hablarle directamente a la mente. Sus labios no se movían, sólo lo miraba fijamente sin dejar de sonreír.

“¿Para qué?”


Le respondió JungSu apoyando su cabeza sobre la mano con la misma expresión desinteresada de antes.

“Si no vienes no lo descubrirás”
Volvió a decir Younwoon. “Hasta entonces… LeeTeuk”

JungSu abrió los ojos con la sorpresa al escuchar el nombre mortal que había usado durante tanto tiempo y que por supuesto Youngwoon conocía muy bien.

“Hasta entonces… KangIn”


Concretó Jungsu enviando el pensamiento a la mente de su interlocutor suavemente. Youngwoon se levantó sin dejar de sonreír, esta vez procurando ocultar sus colmillos y volvió a salir del lugar, se perdió por la puerta y desapareció. La copa llena de licor continuaba allí sobre la mesa como esperando ser bebida por alguien, Jungsu la miró con nostalgia y la tomó entre sus dedos, acarició el frío vidrio y a su mente llegaron recuerdos de tintineos de cristales y comidas elegantes sucedidas cientos de años atrás.

 

Capitulo 1


Esa noche, JungSu había caminado por las solitarias calles de regreso al apartamento que había rentado hacía un par de semanas y en el cual se hospedaba temporalmente mientras concretaba su misión en esa ciudad. Caminó lentamente y sin prisas, en su mente el encuentro con el vampiro se mantenía latente como una alucinación. Le había llamado por su nombre mortal, eso significaba que lo recordaba. ¿Qué pensaría sobre eso? Suspiró sintiendo el frío clima amenazando con congelarle hasta los huesos, esa noche seguramente terminaría por nevar. La primera nevada de invierno probablemente. Iba vestido con una larga gabardina castaña como la piel de un enorme oso, tenía unas botas de cuero negras y en sus bolsillos escondía unas manos enguantadas. Mientras caminaba observando con indiferencia las vitrinas de las tiendas bajo la luz de los faroles amarillentos, comenzó a recordar la manera en como había conocido a KangIn.

¿Cómo podría olvidar ese primer acercamiento? Cosas como esas no eran fáciles de olvidar, aquel era un álgido día de enero de 1854, había nevado y él caminaba dificultosamente por entre la nieve que había alcanzado 15 centímetros de espesor. Un terrible demonio había estado haciendo estragos en el noroeste del país y Jungsu había sido asignado a la misión con el Arcángel de su jurisdicción junto a dos magos y un hombre lobo. El país estaba entrando en guerra y la guerra se debía en parte al proceder de ese demonio y sus secuaces humanos. Habían caminado casi toda la noche, escondiéndose en el bosque que bordeaba al pequeño pueblo de Cheonan, punto estratégico para atacar por sorpresa a Soul y finalmente habían llegado al pueblo. Contrario a lo que esperaban encontrar el pueblo estaba en llamas, había sido atacado justo en el momento en el que ellos le divisaron desde la colina, el Arkangel Siwon, Líder de la misión les había ordenado bajar al pueblo para investigar y ayudar a las víctimas. Los magos debían apagar el fuego con su magia elemental. El hombre lobo debía rastrear con su desarrollado olfato a los culpables y él, debía ayudar a los sobrevivientes.

De esa manera, Jungsu había bajado corriendo al pueblo, separándose del resto del equipo, encontrando a su paso toda clase de horrores causados por los humanos. Había cadáveres por donde quiera que uno quisiera caminar, cuerpos inertes tirados en el suelo en distintas e incómodas posiciones, la mayoría muertos en medio de sus intentos desesperados por escapar del fuego y por supuesto de las flechas y espadas de los enemigos. Indistintamente encontró los cadáveres de hombres, mujeres, niños y ancianos, algunos con las flechas atravesando sus espaldas como astas macabras, otros con partes de sus cuerpos mutilados y la sangre, aún fresca, resbalaba por el suelo expandiéndose como una creciente oleada roja. Miró hacía todos lados buscando sobrevivientes, pero sólo podía ver el fuego saliendo de las casas hechas de madera y paja.

Haciendo una mueca se giró y comenzó a caminar hacia el otro extremo esquivando los cadáveres, escuchando el crepitar del fuego cercano y como los Magos hacían sus cánticos para invocar los cuatro elementos dominar el agua y el viento para extinguirlo. Había dado un par de pasos cuando escuchó el gemido distante y débil de una persona que estaba sufriendo terriblemente. Agudizó sus sentidos y comenzó a buscar sólo las Auras, de repente todo se puso a escala de grises y sólo las Auras brillaron con diferentes colores dependiendo de la creatura que observaba, reconoció el aura del líder de la misión, dorada y pura, reconoció el aura de los magos que era igual a la de los humanos pero más intensa y por último vio el aura del Hombre lobo, vibrante, mientras corría subiendo la ladera. Giró su rostro de un lado a otro y entonces, muy al fondo, casi en el comienzo del bosque divisó una pequeña aura inestable y débil. ¡Un aura de humano! ¡Había alguien vivo!

Jungsu corrió hacía el lugar y en cuestión de segundos estuvo a pocos metros de un pequeño bulto gris. Se arrodilló frente a él y notó que se trataba de un niño. No tendría más de 3 años y estaba encorvado, gimiendo suavemente, el rastro de sus pequeños pies, le dio la certeza de que se había estado arrastrando por el suelo desde una de las chozas incendiadas. El bebe pareció sentir la presencia de Junsu porque se giró y comenzó a retroceder con su pequeña y redonda cara transformada en una máscara de horror. Pero no podía correr, sus piernas apenas si medio se podían mover arrastrándose, sus heridas manchándose con la tierra del lugar.

- No te haré daño - Dijo JungSu esbozando una sonrisa y le estiró una mano - Mientras estés conmigo… nada malo te sucederá - Agregó y como por arte de magia, el niño tendió su manita y tomó la suya confiando plenamente en él. JungSu alzó al niño en brazos y este apoyó su cabeza en el hombro del ángel y se fue quedando lentamente dormido. Todos los ángeles tenían la facultad de lograr que los seres humanos confiaran en ellos plenamente y esto se debía a que los ángeles podían manipular las emociones de los humanos.

JungSu corrió con el niño en brazos hasta encontrarse con los miembros de su equipo, el Arcángel Siwon lo observó con esa característica solemnidad y luego frunció el ceño examinando al niño herido.

- ¿Es él único? - Preguntó El Arcángel y JungSu asintió con el rostro - Asegúrate de ponerlo a salvo, encárgate de él y nos encontraremos en 5 días y 5 noches en Soul, en el lugar que acordamos -

- Si señor - Exclamó JungSu seriamente. En ese momento el hombre lobo aulló desde la colina y todos entendieron el mensaje, les había olfateado ¡Tenía el rastro!

- Que tengáis suerte - Le deseó el Arcángel antes de comenzar a correr hacía la colina seguido por los magos.

Así fue como JungSu se quedó sólo con el bebe inconciente. Suspiró y comenzó a correr hacía el bosque, hacía el lado opuesto al que habían idos sus compañeros, ahora ese niño era su responsabilidad, debía llevarlo a un lugar seguro y no había otra opción que la población más cercana a 3 días de distancia. Tendría que correr como nunca si quería alcanzar a sus compañeros, así que decidió que no debía perder tiempo y se adentró en el denso follaje congelado del bosque. Corrió toda la noche, no durmió ni comió nada, aunque con eso completara dos días sin dormir ni descansar. Pero eso era lo de menos, lo más importante era completar la misión así tuviera que arriesgar su existencia. Él protegería la vida de ese chico con su vida, porque así tenía que ser.

Hacía el segundo día en la tarde, el pequeño despertó, estaba muy débil por no haber comido ni bebido, pero Jungsu no se podía dar el lujo de detenerse y hacer un picnic con el pequeño amiguito, en el peor de los casos le estarían rastreando y quedarse en un solo punto o encender un fuego equivaldría a colocar un enorme aviso luminoso sobre sus cabezas mostrando su posición. Por esta razón se concentró en pasarle su energía al pequeño a través de su cuerpo y de esta manera curar sus heridas y mitigar la sensación de hambre o sed, aunque por supuesto esto implicaba que su cuerpo se agotaría más fácil y tendría que hacer un mayor esfuerzo para correr.

Pero contra todo pronóstico, hacía el 3 día, JungSu había divisado a lo lejos una pequeña provincia que parecía no haber sufrido los estragos de la guerra. Suspiró aliviado y el pequeño observó curioso con sus enormes ojos negros desde su espalda.

- ¿Iremos a ese lugar papito? - Había dicho el pequeño.

- Si - Respondió JungSu comenzando a bajar por la pendiente, con los oídos atentos a una posible emboscada. - No soy tu ‘papito’ - Corrigió al niño con dulzura - Pero puedes decirme Hyung (Hermano mayor) -

- Hyung - Repitió el bebe aferrando sus manitas al cuello del mayor.

JungSu atravesó la pequeña provincia hasta llegar al inicio de unas escaleras que terminaban con un templo al final de una pequeña colina. Subió los peldaños, hasta encontrarse frente a la entrada. Allí había un moje budista vestido de naranja, tenía una escoba y estaba limpiando la nieve de la entrada con dedicación. Al ver al recién llegado dejó su tarea y le dio la bienvenida con una venia pronunciada.

- Vengo con una ambiciosa petición - Dijo JungSu luego de presentarse con un nombre falso al Monje, había dejado al pequeño en el suelo y este se había ido a jugar haciendo montoncitos de nieve - Este niño, es huérfano, sus padres murieron en Cheonan y no tiene a nadie más, eh venido a solicitarle de la manera más humilde que le permitan quedarse en este templo -

- ¿Tiene el chico algún talento especial? -El monje miró al chico y luego se volvió hacía JungSu con el ceño fruncido.

JungSu se quedó mirando al monje por unos instantes y de inmediato supo que si no manipulaba la mente del monje, este no aceptaría cuidar al niño en el templo. JungSu odiaba esa parte de su trabajo, no le gustaba jugar con las mentes de la gente, sobre todo porque cuando entraba en los pensamientos de alguien, siempre se revelaban cosas desagradables que él no quería saber y se sentía como un intruso. Pero el éxito de la misión dependía de que él pudiera regresar a Soul con las manos vacías.

- Si… el chico es especial - Dijo JungSu con una voz suave, casi susurrada, mirando al monje a los ojos fijamente - Este templo necesita a un nuevo discípulo y vuestro maestro estará complacido de tenerlo con vosotros - Agregó con el mismo tono de voz modulado, casi como una canción.

- Por… supuesto que si… - Tartamudeó el Monje casi inmediatamente después - Iré a llamar a mi maestro - Finalizó y se retiró corriendo hacía la oscuridad del interior del templo.

- ¡Youngwoon! Ven aquí - Le llamó JungSu y el pequeño corrió hacía él inmediatamente. Cuando estuvo a su lado, el ángel se arrodilló hasta quedar casi a la altura del bebe. - Youngwoon, ¿Te gusta este lugar? -

- Si, es bonito - Dijo el niño jugando con los dedos.

- Hyung también lo cree, es un bonito lugar para vivir - Agregó con una sonrisa - De ahora en adelante vivirás aquí - Finalizó.

- ¿Con Hyung? - Preguntó el niño cuyos ojos ya habían comenzado a humedecerse.

- No… Tu Hyung tiene que irse, Hyung es una persona muy ocupada y tiene mucho trabajo por hacer - Explicó jungSu y le paseó una mano por el cabello revolviéndoselo con cariño.

- ¿Volverás? - Preguntó Youngwoon apenas si conteniendo las lágrimas. Y entonces JungSu sintió una oleada de amor paternal que lo sobrecogió por unos instantes de una manera tan intensa que inclusive contempló la posibilidad de llevarlo consigo. Pero eso sería una completa locura.

- Si… las cosas que deseas con fuerza siempre vuelven - Le respondió y entonces el pequeño comenzó a llorar en silencio partiéndole el corazón. - Ven, dame un abrazo y prométeme una cosa - Youngwoon extendió sus bracitos y lo rodeó por el cuello en un abrazo fuerte y desesperado. - De ahora en adelante te llamarás KangIn, porque ese nombre significa fuerza y tú te convertirás en un hombre muy fuerte y a los hombres fuertes de corazón, la vida les sonríe y pueden alcanzar todos sus sueños -

- Yo no tengo sueños - Dijo Youngwoon entre su cuello - Sólo quiero que Hyung se quede-

- Los tendrás - Afirmó JungSu apretándolo con fuerza - Si lo deseas con fuerza… si te conviertes en un hombre fuerte, volveremos a vernos - Finalizó. - ¿Me lo prometes KangIn? -

- Si, papito - Aceptó el niño limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.

- Bien… ahora entra ahí y no olvides tu nombre - Finalizó JungSu. En ese momento el monje volvía a salir acompañado de otro hombre un poco más bajo y mucho más anciano. Su mirada transmitía una infinita paz y tranquilidad. El ángel supo casi inmediatamente que ese hombre era mucho más sabio y estaba muchísimo más cerca de la santidad que su impertinente discípulo.

- Cuidaremos bien de él - Dijo el hombre más viejo con un gesto suave - Será un buen discípulo -

- Muchas gracias, el cielo los compensará por esto - Finalizó JungSu con una venia profunda y luego volvió a acercarse al pequeño KangIn. - Puedes confiar plenamente en el hombre más viejo, respétalo y haz siempre lo que te diga -

- Si… papito - Volvió a responder KangIn

Y entonces sin mirar atrás ni una sola vez atrás, JungSu se alejó del templo, primero caminando y posteriormente corriendo hasta perderse entre los árboles congelados que rodeaban el pueblo como centinelas dormidos y silenciosos. Cuando estuvo lo suficientemente lejos y se aseguró de que nadie le estuviera siguiendo, Se sentó bajo un abedul cuyas ramas famélicas cubiertas de nieve, le hacían parecer una enorme araña negra. El ángel se sentó en posición de loto y cerró los ojos para concentrarse en un profundo estado de meditación.

Lo necesitaba.


Era la primera vez que se veía tan afectado por un ser humano. ¿Cómo podía haberle ocurrido eso? JungSu llevaba cientos de años ejerciendo su trabajo como Ángel en la jurisdicción B23 del Arcángel Siwon, en su trasegar por el tiempo había visto horrores que ningún humano jamás podría tan siquiera llegar a imaginarse, había enfrentado creaturas de la Umbra, había tratado con creaturas del peligroso mundo de las hadas, también con los no-vivos y así sucesivamente una casi interminable lista de abominaciones y estados de existencia que habían puesto a prueba su valor y templanza.

Y había salido bien librado de la mayoría, es decir había salido ‘vivo’ y eso era suficiente. Su mente se había mantenido imperturbable sin importar la situación que enfrentara y eso lo había convertido en la mano derecha del arcángel quien confiaba cada vez más en él. Si continuaba así, en un par de décadas, quizás, podría ser ascendido en su posición y el sueño de ser un Arcángel estaba cada vez menos lejano.

Sin embargo ahí estaba, sentado meditando bajo un árbol congelado, meditando porque NECESITABA encontrar su paz interior y todo tan sólo porque había salvado a un niño de 3 años y le había dejado en un templo. Ese niño, esos ojos negros vivaces y determinados a pesar de su edad, habían movido algo en su interior. ¿Sería acaso el recóndito y escondido instinto de padre que todo ser viviente tenía? En su caso como ángel, nunca creyó que llegaría a sentir algo así, esa necesidad de cuidarlo como si fuera suyo, de velar por su salud, de enseñarle el mundo…

Suspiró y comenzó a orar en la lengua de los seres iluminados.
Lentamente la imagen del pequeño KangIn comenzó a desvanecerse de sus pensamientos, el sentimiento hacía él también comenzó a alejarse.

“Todo apego a lo material debe desaparecer”

Se repetía mentalmente una y otra vez hasta que fue quedando en un estado de inconsciencia a través de la meditación, alcanzando una tranquilidad y una paz casi orgásmica.

Cuando abrió los ojos, se levantó y con expresión decidida, comenzó a correr hacía el lugar de encuentro, no tenía tiempo que perder y ya se había dado el lujo de desperdiciar unas valiosas horas por culpa de su indecisión.


Notas finales:

Casi no puedo terminar este capítulo. Como algunos saben este fin de semana estuve viajando y me encontré con mis amigos :3 hicimos cosplay
*-* así que estuve algo ocupada xD. Aunque no lo parezca esta historia está casi pensada en su totalidad~ así que espero que no se me salga de las manos 8D
Sobre “Un sueño llamado China” ando sin inspiración D: así que por lo pronto, escribiré esta ^^

Gracias x leer!


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