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De lumiere et d’obscurité por Doki Amare Peccavi

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Notas del fanfic:

Cambiós de escena con   .*.

 

 

Cap. 1: Es a veces el inicio, a veces el fin.

 

«La Danse»

 

En sus pasos tranquilos la prudencia, respira el aire sin oler, frío; sus ojos entrecerrados para concentrarse un poco más, alcohol, humo y sudor. Lame sus labios y deja ver una sonrisa de depredador, analiza en milisegundos a los posibles candidatos, imperceptible se adapta a los movimientos de la danza  “loca” de su presa.

 

Completamente a oscuras la música envuelve el sonido de sus pasos y como en un trance su presa baila, a la vista lleva una cruz de plata al cuello y en sus muñecas infinidad de pulseras con cascabeles sonoros, sus ojos cerrados se abren apenas se nota congelado en su lugar, sus pasos son incapaces de coordinar con la música, nota la presencia del extraño y este sonriendo coloca una mano al borde de su cintura y el bailarín sabe que algo está mal aunque no haya algo que justifique tanto espanto, resignado, levanta la mirada y sonríe.

 

- Lo haces muy bien - Susurra aquel extraño hombre en voz baja y con encanto, el más joven baja la mirada, en segundos la levanta de nuevo y después con una sonrisa en los labios, agradece.- Baila así de nuevo por un tiempo.

 

 

El bailarín reconoce un beso furtivo en sus labios entre abiertos, escucha un murmullo por parte del extraño, le mira aterrado; el extraño se dirige a su cuello y él se siente culpable.

 

— Shh, Shh, déjate llevar; terminará pronto. — Esta vez el bailarín no podrá huir, sintiente los colmillos penetrar su carne, la vida abandona su cuerpo y la música concluye en un dramático sonido de tambores, el bailarín sollozó al pensar “Ni siquiera sé su nombre”

 

.*.

 

 En los límites de la ciudad; la casona “Rose” era fuera de otro mundo, aparecía en los periódicos locales casi como una atracción turística que no podías permitirte no visitar, de tamaño considerable y una fachada bastante romántica, esa casona lograba tener a la expectativa a todos en aquella pequeña ciudad, de los dueños muy poco se sabía pero a pesar de eso, la fachada, no había sufrido daños debido al vandalismo, tampoco había casos de gente que se quisiese aprovechar de la soledad del lugar para proclamarla como suya,  por eso, y otras tantas curiosidades sobre la casona, que cuando las remodelaciones iniciaron muchos se mostraron asombrados al conocer al nuevo dueño de la casona. Emma era más bien un chico promedio, de escasos veinticinco; sin una personalidad aparente, sin ese elegante porte que muchos imaginaron, su voz era sosa; demasiado baja para tratarse de un hombre empoderado pero muy fuerte para ser la de un inocente jovencito. Siempre acompañado de una sonrisa sin motivo y con esa curiosa coleta roja a nivel de la nuca con la que ataba el cabello negro enredado en sus hombros.

 

 — ¿Estás seguro de que este es un buen sitio? —

 

 — Por supuesto que lo es, es barato, bonito, espacioso y ha sido de lo más entretenido el remodelar la fachada.

— No es bonito Emma, es uno de esos lugares que los vendedores dan al primero que se lo pida, el precio debería hacerte sospechar y tomando en cuenta todo el mantenimiento que necesita este sitio, deberías pensártelo, te saldrá al mismo precio que comprar otro sitio para instalarte.

 

 —  Es una inversión a largo plazo, este sitio tiene la fama. — Ya antes había escuchado mil sermones por parte de su amigo, sabía que ese sitio era viejo, pero había algo más que le hacía estar satisfecho con aquel lugar. .

 

 — Claro, tiene fama por el misterio que guarda, pero en cuanto sea habitable no será más que un edificio horroroso en el que nadie querrá estar ni una noche.

 

 — Porque pensarán que está embrujado, es eso ¡Una nueva atracción para este pueblo! — Ben rodó la mirada, cuando se trataba de Emma, no había algo que le hiciese cambiar de idea, así era, lo conocía de años y siempre estaba obsesionado con algo, música, programas de tv, libros, hombres, mujeres, figuras de acción y cualquier cosa que pudiese ser coleccionable. —

 

— No digas que no te lo advertí — Ben, dejó la brocha llena de pintura, sobre el suelo y retiró el paliacate que protegía su cabello rubio de las gotas de pintura. — Es tarde, tengo que irme a casa porque ella me está esperando, es nuestro aniversario.

 

 —  ¿Hoy? ¿Pero en qué demonios estás pensado? habérmelo dicho antes, anda largo de aquí, si llegas tarde ella va a matarme y date un buen baño, si no te matará a ti — Emma hacía exagerados movimientos por sacar a Ben de la casona, agradecía infinitamente el hecho de que el rubio le ayudase, era el único de sus amigos que podía acompañarle los fines de semana a remodelar, lo agradecía, sabía ya que el rubio lo hacía por ese «Especial afecto», él también le apreciaba, demasiado... pero tras varios intentos fallidos por mantener una relación, habían llegado a la decisión de que eso sería simplemente imposible.

 

— Te dije que hoy no podría pero contigo insistiendo no hay forma de decir no — Se hizo a un lado de los empujones de Emma y empezó a cambiar sus prendas manchadas por ropa deportiva que llevaba en su bolso — Lava mi ropa, es lo menos que puedes hacer como agradecimiento — Murmuró arrogando a Emma las prendas sucias y enseguida salió del lugar  subió a su auto, Emma fruncía el ceño, Ben se iba y de pronto sintió toda la soledad de ese lugar caer sobre sus hombros. Esperaba en verdad que su idea funcionara y que fuera muy a prisa.

 

 Después de limpiar y recoger los restos de periódico por el suelo, subió hacia las recamaras, una en especial le encantaba, parecía ser la alcoba principal de lugar, cuando llegó estaba aterradoramente sucia, con las cortinas rotas, todo en mal estado. Terminó tirando más de la mitad de los muebles porque las enormes marcas de quemaduras no se borraban de la madera vieja, ahora y después de mucho esfuerzo podía ver la habitación en todo su esplendor.

 

 Entró a la regadera, se duchó con agua fría, sus ojos se cerraban por el sueño, el cansancio y porque en aquel lugar, siempre había algo que le hacía sentir extrañamente cansado, era en parte por todo lo que hacía en el transcurso del día pero también, fuese sugestión o no, sentía que de mágico, ese lugar tenía mucho, era misterioso y sentía una ligera aura de nostalgia por las habitaciones.  Emma recargó su frente en los azulejos al mismo tiempo que sus manos cerraban el grifo del agua, salió, secó su cuerpo ligeramente y se dejó caer en la cama realmente agotado, adoraba las mantas suavecitas rozando su cuerpo, restregó su piel entre el algodón caliente y empezó a quedarse dormido.

 

Eres tan hermoso

Emma, estoy esperándote, quiero lamer tu cuerpo

Beber tu sangre

 

Emma sintió entre sus nalgas el tacto helado de algo, levantó el trasero dejándose llevar por aquella excitante caricia, gimió y su respiración se agitaba, boca abajo, sus labios rozaban con la tela de las almohadas mientras su mano bajaba hasta su miembro para... sus ojos se abrieron violentamente y se levantó de golpe, quedando de rodillas en la cama. Giró su vista hacia todos lados, todo en completa oscuridad.

 

Ven

 

Gimió editándose al escuchar aquel sonido similar a una voz, le llamaba, podía sentirlo, era un llamado para él… apenas si pudo bajar de la cama, su miembro duro rozaba con sus dedos que le cubrían y él, simplemente no podía resistirlo, empezó con caricias suaves en su glande mientras salía de la habitación.

 

“Aquí arriba Emma”

 

 En cualquier otro momento se habría desconocido porque estaba tan dominado por la excitación que sus pasos eran peligrosamente temblorosos, miró hacia las escaleras que daban al ático; un soplido helado chocó en sus pezones y el placer le hizo arquear su espalda.

 

Estamos aquí… esperándote”

 

 — Por dios...—  Gimió excitado sintiendo la erección entre sus piernas antes de decidirse a subir las escaleras observando en la cima, aquella puerta abierta que le invitaba a adentrarse entre la extraña neblina en su interior.

 

 

 ♥ ¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare P. «´¯`·.¸¸. °¤ ♥

 

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«.·°·.*.' Lo que pides‘.*.·°·. »
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