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volver a amar por makizawa

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Heero tenía un hermoso bebé entre sus brazos, una niña pequeña de solo unos días de vida, sus cabellos eran castaños, claros como los de su madre y unos ojos azul cobalto como los de él.

_Heero, ¿puedes pasarme a mi niña?_ le dice la madre con voz cansada.

_Enseguida , ¿cómo te sientes hoy, Relena? _la rubia llevaba varios meses en el hospital por complicaciones en la gestación de su embarazo y, después de dar a luz, su condición física se había debilitado considerablemente.

_ Solo quiero poder recuperarme y estar con ustedes, pero me siento más cansada que antes _su marido le entrega a la pequeña que, ajena de todo, dormía plácidamente.

_Pronto podrás regresar a casa Relena, solo tienes que descansar lo suficiente _ le respondió el mayor sentándose a los pies de la cama.

_¿Te ha dado problemas?, Lucrecia me dijo que tú te quedabas con ella por las noches.

_No, para nada, es una niña bastante tranquila. Es mi hija y creo que está mejor a mi lado.

_ Seguramente eso lo ha sacado de ti, de pequeño siempre fuiste muy reservado.

Una enfermera entró a la habitación para anunciar el fin del horario de visitas de aquel día.

_ ¿No se pueden quedar un momento más? _ pregunta la madre sin querer dejar a su bebé.

_ Lo siento señora Yuy, las reglas del hospital son iguales para todos.

_ No te preocupes rubia, mañana le diré a Lucrecia que traiga a la pequeña Relena para que puedas verla mientras estoy en el trabajo.

_Gracias Heero , cuida mucho de ella _él se despidió con un casto beso en la frente y tomó a su bebé para abandonar el hospital.

Heero no podía dormir, tenía una extraña sensación que no lo dejaba tranquilo, un presentimiento clavando en su pecho, se levantó de la cama, tomó su laptop y se dirigió a la habitación de su hija a trabajar un poco. Desde que la tenía en casa nunca se imaginó la tranquilidad que le produciría el verla dormir, debía reconocer que estaba loco de amor por ella. 

Durante la madrugada, su teléfono comienza a sonar insistentemente, sacándolo del sueño en el que estaba, aquel presentimiento que poseía comenzó a transformarse en angustia, su corazón se oprimía al ver que la llamada era del hospital.

_ Señor Yuy, la condición de su esposa ha empeorado le pedimos que por favor se dirija al hospital lo antes posible...

Heero tomó a su hija arropándola bien, mientras conducía al hospital llamó a su cuñado, Milliardo, para avisarle de lo sucedido. Se encontraron en la puerta del hospital. Milliardo se encontraba junto a su esposa Lucrecia, quien tomó a la inocente niña entre sus brazos. Subieron hasta la habitación de Relena donde el médico los esperaba.

_¿Cuál es su condición?_ preguntó Heero seriamente, ya imaginándose el peor de los escenarios posibles.

_Hace dos horas comenzó a convulsionar producto de un hemorragia interna que logramos detener, pero su condición actual no es favorable, las probabilidades que tiene de pasar la noche son demasiado bajas.

Heero entró a la habitación a penas el médico terminó de hablar. El lugar se encontraba con una luz fría, múltiples aparatos controlaban los signos vitales de su mejor amiga, su piel era pálida y opaca, sus ojos estaban hundidos y algo opacos.

_ Heero ¿eres tú? _ la voz de Relena era muy débil, se notaba cansada.

_ Si, Rubia, aquí estoy_ Contestó tomando una de sus manos.

_ Heero, supongo que esta es la despedida.

_Tonta, te pondrás bien; piensa en nuestra pequeña, tienes que ponerte bien por ella. Además esa no es la manera de ser de la gran Relena Peacecraft.

_No me mientas, se nota la preocupación en tu mirada _ las lágrimas comenzaron a empañar su mirada.

_ Sé que la cuidarás bien, eres una excelente persona, un buen padre, un buen amigo.

_La cuidaremos juntos, ella necesita más de ti que de mí, Relena. Hay cosas que solo una madre puede darle.

_Quiero pedirte tres cosas Heero.

_Lo que tú quieras, Rubia

_ Cuidarás de nuestra pequeña con tu vida, hasta que sea toda una mujer y pueda cuidarse por sí sola.

_Eso es algo que no necesito prometerte, sabes que lo haré con mi vida.

_También quiero que busques tu felicidad

_Tú eres la única mujer de mi vida, Relena.

_ No nos engañemos más, tú deberías estar con otra persona ahora y no es una mujer, regresa con él.

Heero no supo qué responderle

_Heero perdóname, nunca debí separarlos.

_No hay nada que perdonar, por algo eres y serás mi mejor amiga.

_Gracias Heero, te amo...

Un sonido persistente comenzó a sonar en la habitación, en ese momento el tiempo se detuvo para Heero, era como si pudiera ver todo en cámara lenta. Milliardo entrando a toda prisa para ver a su hermana, las enfermeras entrando a la habitación revisando los aparatos y signos vitales de la paciente, pero ya era demasiado tarde, no había nada más que se pudiera hacer por ella...

 

 

 

 

 

 

 


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