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5 años por Kanon Di Major

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Notas del fanfic:

Antes que nada es un gusto estar aquí, es la primera vez que escribo un fic y lo subo en la web de ante mano me disculpo por las falta de ortografía y la mala gramática siento que me falta mucho para poder hacer esto y el motivo por que lo hago es que mi imouto me animo a hacerlo, espero con ansias sus review’s ya sean buenas o malas ya que me ayudaran a mejorar.

A altas horas de la noche un joven castaño caminaba por las calles oscuras de Namimori cargando con una pequeña maleta mientras unas lágrimas recorrían su infantil rostro, no podía creer que su pareja fuera tan frío con él además de haberse enterado de algo que no podía creer, en lo único que podía pensar era en alejarse lo más que pudiera de su familia, amigos y sobretodo de él, lo único que dejó atrás fue una carta a su madre para que no se preocupara y supiera que se encontraba bien. No sabía qué hacer, por primera vez se sintió solo, desorientado y confundido mientras recorría las calles hasta la salida de la ciudad, caminó en silencio por un tiempo antes de detenerse por unos segundos para mirar donde antes tenía un hogar y amigos.

– Oya oya ¿Que tenemos aquí?...  – entre una neblina añil salía un muchacho de ojos bicolor y un extravagante peinado en forma de piña – ¿Décimo Vongola paseando a estas horas?

– Mukuro… no exactamente… yo… – el pequeño castaño no sabía qué hacer, estaba nervioso porque lo habían descubierto.

– Vaya, por lo visto no, ¿Te marchas…? – decía mientras veía la pequeña maleta que cargaba el castaño para después mirarle directamente a los ojos.

– Bueno… yo…yo… sí...

– ¿Algún motivo por el cual te vas? – le observaba insistentemente poniéndole más nervioso.

– S-si la hay… – entregándole una mirada suplicante que le decía, “por favor no le digas a nadie que me has visto.”

– Vaya, eso no me lo esperaba… de acuerdo guardaré esto como secreto por un rato pero después me tendrás que contar el motivo por el cual te marchas – decía mientras desaparecía entre la misma neblina con la que había aparecido dejando solo al castaño que decidió salir del lugar lo antes posible antes de que alguien más lo descubriera.

 

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Estaba amaneciendo y todo comenzaba a tener movimiento en Namimori, mientras en la casa de los Sawada una mujer de cabello castaño hasta el cuello, con unos enormes ojos chocolate se levantaba para empezar con su día como siempre; una vez lista, bajó las escaleras y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno viendo una carta en la mesa con su nombre en letras mayúsculas SAWADA NANA, tomó la carta y empezó a leerla sorprendiéndose por el contenido de esta, al principio brotaron unas lágrimas de sus ojos para después comprender que le estaban diciendo que no se preocupara, comenzó a limpiarse las lágrimas mientras guardaba la carta en su sobre y la colocaba en la mesa para que después de unos segundos un hombre de traje negro que le distinguían unas patillas risadas que no aparentaba más 20 años entraba en el lugar.

– Buenos días Mamma.

– Oh, buenos días Reborn-kun, pronto hare café para ti.

– Gracias Mamma – Decía mientras salía de la cocina para tomar asiento en la sala y leer el periódico del día.

Pasaba el tiempo y el comedor se empezaba a llenar de ruido mientras que  Nana entraba y salía de la cocina con platos de comida para todos, Reborn ya había terminado de leer el periódico y solo miraba de vez en cuando mientras tomaba sorbos a su café, se levantó de su asiento para subir a la siguiente planta en dirección a la habitación de su estudiante.

Caminaba por el pequeño corredor mientras una sonrisa ladeada aparecía en su rostro ya que pensaba como podía despertar a su dame-estudiante, inmediatamente tomó de su fedora con una franja naranja a un pequeño camaleón de ojos amarillos saltones que se transformó en un arma verde, entró a la habitación cautelosamente para ver que estaba vacía, esto provocó que frunciera el ceño ya que su idea fue arruinada salió de la habitación y regreso al comedor donde se hallaba un gran escándalo provocado por los tres pequeños niños, dos de ellos se peleaban por la comida y el tercero que de hecho era más grande trataba de calmarlos, Reborn solo decidió ignorarlos y se dirigió a la cocina topándose con que Nana estaba terminando de quemar un pedazo de papel.

– Reborn-kun, ¿Quieres más café?

– No mamma…

– Bueno, entonces que crees que sea bueno para la comida… teriyali sería una buena idea pero el oyakodon no se queda atrás. – Decía mientras caminaba de un lado a otro sacando ingredientes para ambos platillos – ¿Tú qué opinas Reborn-kun?

– Que todo lo que hace mamma es muy bueno –  teniendo como respuesta una cálida sonrisa.

– Por eso tendrás yakitori Reborn-kun  – dijo la castaña para disponerse a preparar lo que sería la comida para todos notando que le faltaban ingredientes, se quitó su delantal y tomó su monedero saliendo al comedor captando la atención de los que se encontraban en la mesa dejando a Reborn en la cocina viendo los pedazos de papel quemados.

– ¿Saldrás mamma? – pregunto una mujer alta de cabello largo y rosado que asía resaltar sus ojos verdes.

– Sí, Bianchi me faltan ingredientes para la comida así que iré al mercado.

Un pequeño niño con traje de vaca y un gran afro del que sobresalían unos cuernos chuecos se acercó a la mujer.

– Lambo-sama quiere una paleta.

– No Lambo – se quejó una pequeña niña china de cabellos oscuros atado en una trenza que intentaba detener a Lambo en  su frenesí por el dulce, consiguiendo que este corriera en diferentes direcciones y que la pequeña lo persiguiera.

– Lambo-kun, Ipin-chan – habló Nana captando la atención de los niños – ¿Por qué no me acompañan? también tu Futa-kun – le decía a un niño de cabello avellana que se encontraba sentado tomando un vaso con leche.

– Lambo-sama si quiere – decía mientras corría alrededor de la mujer y ella esbozaba una sonrisa.

– Mamma yo te acompaño – decía Bianchi quien terminaba de recoger los últimos trastes para llevarlos a la cocina.

– Gracias Bianchi, ¿Y tú Reborn-kun te quedarás en la casa? – le preguntaba mientras el salía de la cocina.

– No mamma, iré a la escuela a ver cómo están Tsuna y los demás.

– Ok…  nos vemos a la hora de la comida – decía mientras todos salían de la casa y tomaban caminos distintos.

 

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Reborn caminaba por los pasillos de la escuela ocultando su presencia hasta llegar al salón que le correspondía a su estudiante, abrió un poco la puerta para mirar en el interior topándose con que no se encontraba, solo los guardianes que compartían clase que al perecer no estaban interesados en lo que decía el profesor provocando que este hiciera hasta lo imposible para que le prestaran atención, esto solo hizo que el hitman frunciese el ceño ya que él tenía un papel como tutor y se encargaría de que ellos aprendieran lo que estaban viendo en clases y más, mientras ocultaba su mirada bajo su fedora y cerraba con cuidado, la puerta para dirigirse al único lugar en la escuela en donde podrían estar Dame-Tsuna. Caminado por los pasillos mientras observaba  por las ventanas el exterior  notó que afuera del edificio se encontraba un muchacho de cabello oscuro con la parte superior de su gakuran sobrepuesto en sus hombros y una banda roja colocada en la manga izquierda, quien tenía acorralado a un muchacho quien temblaba del miedo ya que tuvo la osadía de saltarse las clases y estaba de vago por el lugar, Reborn ignoro esto y se dirigió al comité disciplinario entrando a la habitación como si esta fuera suya y observando todo para toparse con que nadie se encontraba en el lugar más que él, al no encontrar a su Dame-Estudiante sale de las instalaciones buscándole por toda la ciudad sin lograr nada o saber de su paradero,  ya harto decidiendo hablar con los guardianes en la escuela topándose con que todos estaban separados por la falta del castaño entonces se acercó a cada uno de ellos para decirles que tendrían una reunión en la tarde y seria en la casa del guardián de la lluvia.

 

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El sicario entro en un restaurante de sushi donde todos los guardianes de la décima generación se encontraban ya reunidos topándose con un joven peliplata de ojos verdes que peleaba con un pequeño niño con traje de vaca.

– Ma ma cálmate Gokudera – decía un joven moreno de cabello negro que trataba de calmar la pelea.

– Tú no te metas friki del baseball – atacaba el peliplata mientras que un muchacho de cabello blanco, con una bandita de la nariz y los puños vendados en alto alentaba la pelea de ellos a grandes gritos.

Tiene razón la cabeza de pulpo, no te metas ya que esta pelea es ¡¡EXTREMA!! –  mientras a lo lejos se encontraba un muchacho en modo de ataque con un par de tonfas en mano dispuesto a disciplinar a esos herbívoros que perturbaban la paz del lugar.

– Ya es suficiente – entraba al lugar el sicario captando la atención de todos.

– Reborn-san…, ¿Dónde está Jun-daime? – esto hizo que todos posaran su mirada en el hitman, pero en ese momento la atención fue desviada a una pequeña muchacha de uniforme color verde, con un parche en su ojo derecho del cual resalta una calavera que entraba al lugar.

– Dokuro Chrome, ¿Dónde está Mukuro Rokudo? Ya que también es un guardián – peguntaba Reborn mientras la observaba.

– Mukuro-sama… tiene asuntos que atender…, por eso me mando a mí en su lugar – respondió con timidez la pequeña depositando su mirada azulina en los presentes.

– ¿Cómo es que ese cabeza de piña puede confiar en esta mujer? – se acercaba demandante Gokudera y con su cara de te voy a matar provocando que Chrome empezará a temblar del miedo y una neblina la envolviera y mostrara al joven heterocromático.

– Oya oya, ¿Que le haces a mi pequeña Nagi, smoking bomb? – mostrando su imponente presencia provocando que Gokudera diera un salto hacia atrás y se pusiera en guardia.

– Veo que todos los guardianes ya se encuentran reunidos, puede dar comienzo la reunión y comenzaremos con que Dame-Tsuna está desaparecido – esto provoco que todos en el lugar le miraran como si le hubiera salido una segunda cabeza a excepción del guardián de la nube y la niebla.

– Explícate bebe – ordenaba el muchacho que se encontraba lo más lejos de todos con su mirada bien afilada que decía kamikorosu.

– Hhm, “parece ser que Hibari no sabe nada” – pensaba el hitman – como lo dije Dame-Tsuna no se encuentra en la ciudad, desapareció desde la mañana.

– Kufufufufu, así que ¿El Vongola desapareció? – decía Mukuro con su típica sonrisa y su mirada que decía yo sé algo – si eso es todo yo me retiro ya que lo demás no me interesa.

– Maldito cabeza de piña, planas irte y te haces llamar un guardián – se quejó la tormenta provocando una mirada de enojo del ilusionista.

– Desde un principio saben que odio a la mafia y voy a destruirla, ademas lo que ustedes hagan no me importa ya que al único al que le debo algo es al decimo sucesor de Vongola por haberme sacado de Vendicare y el será al único que obedeceré y protegeré - decía mientras desaparecía  del lugar con ayuda de su neblina dejando a todos sorprendidos por su mirada que demostraba determinación.

– “Por lo visto Mukuro sabe algo que nosotros no” – Pesaron Raborn y Hibari.

– Riborn-san, si el Decimo desapareció debemos buscarlo, hasta el fin del mundo si es necesario – decía el pelipata ya que su mirada mostraban preocupación.

– Ma ma, cálmate Gokudera –trataba de calmar Yamamoto, pero igual que la tormenta su mirada también demostraba preocupación.

– Que me calme, acaso eres idiota se trata de Jun-daime – de pronto la tormenta palideció como si hubiera visto un fantasma – Reborn-san que hay de Mamma, ¿Ella lo sabe?

– No estoy muy seguro, pero la posibilidad de que ella lo sepa es de un 70% ya que no ha preguntado por Dame-Tsuna desde la mañana, por eso les he reunido para ver si alguno de ustedes le vio actuar extraño ayer o algo que indicara que desaparecería – miro a todos pero ninguno mostraba que supiera algo.

– Esto es una pérdida de tiempo, me pondré a buscarlo – decía Gokudera que salía del lugar a toda prisa siendo perseguido por el guardián de la lluvia.

– Tsuna desapareció- decía un pequeño niño de 5 años con lágrimas en los ojos

No entiendo muy bien lo que pasa, solo que Sawada desapareció, yo también lo buscare – tomando a Lambo salió del lugar como los otros guardianes.

– ¿Qué piensas hacer Hibari? – le preguntaba Reborn al único guardián que quedaba en el lugar.

– Nada, ese herbívoro regresara tarde o temprano ya que es débil y este mundo está hecho para los carnívoros.

– Dame-Tsuna no es para nada débil y lo sabes de ante mano, sino como explicas que haya desaparecido y ninguno de sus guardianes se dio cuenta a excepción de Mukuro.

– …

– ¿Entonces no lo buscaras?

– Como dije el regresara por su cuenta, además a él no lo necesito en lo absoluto ya que es solo un herbívoro mas – fue lo último que dijo para salir del lugar y dirigirse a su amada escuela.

 

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Mientras tanto en las calles de Namimori dos jóvenes caminaban por las calles oscuras.

– Gukudera, por favor cálmate.

– No me digas que me calme friki del baseball, que pasa si a Jun-daime lo secuestraron.

– No creo que a Tsuna lo secuestran tan fácil mente, el podrá parecer que es débil pero sabemos lo fuerte que es, además donde lo buscarías si nos dijeron que no se encontraba en la ciudad – esto provocó que Gokudera se detuviera – además de que Tsuna tiene un día de ventaja…

– Está decidido…

– ¿He?

– Voy a buscarle, mañana hare mi papeleo para darme de baja y poder buscarlo sin que nada me ate.

– Espera Gokudera eso es muy drástico.

– No importa, como la mano derecha de Decimo es mi deber siempre estar a su lado.

– Espera Gukudera…

– Está decidido- empezando a caminar pero fue tomado por su muñeca y jalado fuertemente hasta quedar atrapado entre los brazos del guardián de la lluvia – suéltame – empezó a forcejear.

– No lo hare, ¿Cómo puedes tomar decisiones tan abruptas?

– Te digo que me sueltes- seguía forcejeando sin lograr zafarse, ya arto levanto la mirada para poder estar cara a cara sorprendiéndose por como lo observaban.

– No puedo dejarte ir…

– Por qué no… – no terminó su frase ya que fue interrumpido por un beso que mostraba cariño y desesperación, sintió como sus mejillas empezaban a arder – “¿Por qué me está besando?, es mas ¿Por qué lo esto dejando?” – Después de un momento se separaron cosa que lo molesto un poco – S…se puedes saber ¿Por qué me besaste? – decía mientras ocultaba su mirada con su flequillo pero no podía ocultar el sonrojo.

– Que no es obvio…, tú me gustas Gokudera y pensar que te irás no lo puedo soportar, creí que podría aguantar con solo tenerte cerca y esperara a que te dieras cuenta…

– ¿Cómo puedo gustarte? Además Jun-daime… Jun-daime está desaparecido – decía mientras se separaba del agarre que poco a poco se fue debilitando.

– yo sé que te preocupas por Tsuna…

¡Por supuesto! –  Interrumpió el peliplata – mi lealtad esta con Decimo – decía mientras se alejaba de este – por ese motivo lo buscare hasta el fin del mundo, toma encueta que tú… tienes mi corazón… – esto último lo dijo en un susurro que sorprendió al moreno.

– repítelo.

¿He?... por supuesto que no lo haré, si lo escuchaste que bueno y si no también – comenzando a caminar para alejarse, cosa que no le fue permitido ya que devuelta se encontraba apresado por el guardián de la lluvia.

– Hayato… te amo-estas palabras provocaron que el peliplata se sonrojara más de lo que se encontraba.

Cállate… y ¿Quién te dio el permiso de que me llamaras por mi nombre? – decía esto mientras forcejeaba con el moreno para que le soltara.

– y ¿por qué no tratas de llamarme por mi nombre?, así estaremos empatados – decía con una sonrisa en su cara hacendó que Gokudera dejara de pelear y lo mirara- inténtalo.

–… ¡¡Yamamoto!!

– jajajaja y que más- empezó a reír provocando que Gokudera desviara la mirada.

–… ¡¡Ta!!¡Take!Takeshi…

– Te amo Hayato- le tomo la cara y lo volvió a besar con un gran cariño, mientras que Gokudera entregaba el mismo sentimiento con algo de nerviosismo.

– Maldito friki del baseball, yo no quería estar atado a nada en esta ciudad, por ese motivo tendré que cambiar mis planes con respecto a Decimo y regresar una vez al mes solo para verte.

– “¿solo una vez?... eso es algo a que no regrese” estaré esperando ansioso – respondió con su típica sonrisa y lo abrasaba con más fuerzas – mientras tanto cuídate Hayato.

– Emmm… Yama… Takeshi, podrías soltarme – pedía el peliplata aun sonrojado, esto provoco que Yamamoto quisiera cargarlo y llevarlo a su casa directo a su cama por como lo había pedido además de que ese sonrojo le hacía ver demasiado lindo.

– “maldición es tan lindo, pero si hago eso lo más seguro es que se enoje” lo siento, pero es que es muy cómodo abrazarte.

Al carajo la comodidad, tengo que regresar a mi departamento para empacar… así que suéltame o te arrepentirás – decía esto mientras el sonrojo había desaparecido y ocultaba su mirada con su flequillo  provocando que la lluvia lo soltara al instante para que este comenzara a caminar en dirección a su departamento  y le dejará solo .

– bueno, será mejor  que regrese o sino mi viejo se molestará – tomando un rumbo distinto a la tormenta.

 

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Hibari Kyoya se dirigía a su querida escuela recordando la conversación que tuvo con el ‘bebe’ provocando que se pusiera de mal humor.

¡¡¡Sawadaaaaa!!!...  ¡¿Dónde estaaaaaaaaaaaaaaaaaaas?!...  – estos gritos fueron los que lo sacaron de sus pensamientos y observaba como un albino se acercaba corriendo deteniéndose enfrente del prefecto.

– Herbívoro, estas perturbando la paz.

Ho, Hibari ¿Estás buscando a Sawada?

– Yo no tengo un motivo por el cual lo tendría que buscar…-fue interrumpido por un pequeño que se agarraba del  guardián del sol.

– Sniff, Tsuna…

Lambo, se quedó dormido después de tanto llorar… ¡ho! Hibari podrías encargarte de llevarlo a la casa de Sawada mientras yo le sigo buscando – entregándole al pequeño que todavía seguía con algunas lágrimas en sus ojos ya cerrados.

– ¿Por qué…?

te lo encargo – y diciendo esto salió corriendo dejando solo a Hibari con el pequeño Lambo en manos.

–… “Por qué tengo que hacerme cargo de esto, además ¿Qué es él de es herbívoro? Será mejor que lo entregue” – dando media vuelta para dirigirse a la casa de los Sawada, desechando la idea de dejarlo en el basurero mas cercano.

 

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A las afueras de Namimori específicamente en Kokuyo Land, Reborn caminaba por uno de los solitarios pasillos del lugar llegando a una enorme habitación que solo se encontraba un viejo sillón, miró a su alrededor con sumo cuidado mientras transformaba a su camaleón León en un arma.

– Oya, oya ¿Qué tememos aquí? – Reborn dirigió su mirada al viejo sillón que antes estaba vacío, topándose con el joven heterocromático que lo observaba cómodamente – se puede saber el motivo de tu visita ex-arconaleno.

– Rokudo Mukuro… dime ¿Qué es lo que sabes del paradero de Dame-Tsuna?

– Kufufufufu ¿Acaso no lo has podido encontrar? – Recibiendo como respuesta que le apuntaran con el arma – Yo no haría eso, ya que sería un desperdicio de balas – mientras desaparecía del sillón y aparecía cerca de una de las ventanas del lugar.

– Responde a mi pregunta – le decía mientras afilaba su mirada con ayuda de su fedora.

– No sé nada del paradero del Vongola, pero si lo vi cuando se iba de la ciudad Kufufufu – decía con una sonrisa juguetona – se nota que lo entrenaste bien ya que me costó un poco darme cuenta de se iba “si no fuera por ese error que cometió”.

­­­                –… Entonces ¿Por qué estas presente como una ilusión?

– Mmmm… yo no tengo ningún compromiso con Vongola si no está el jefe, así que decidí dar un paseo… –despareciendo del lugar.

– Tsk… se fue…  y no conseguí la información que deseaba – dando media vuelta para salir del lugar – será mejor que regrese a casa.

 

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En algún lugar dentro de una habitación de un pequeño hotel.

– Cree que es lo correcto Mukuro-sama – se encontraba Chrome parada al lado de un sillón individual en donde se encontraba sentado el verdadero Mukuro.

– Kufufufufu, mi pequeña Nagi no te preocupes por nada simplemente estoy aburrido de estar en ese lugar y quiero saber ¿Por qué nuestro invitado salió de la ciudad… ya que me debe una explicación no lo crees así? – viendo como el pequeño castaño salía del baño con una toalla en la cabeza.

– Me sorprende que hayas dado con mi paradero, me asegure de no dejar rastro alguno Mukuro.

– Oya oya, ¿me estas tomando a la ligera?

– Claro que no, ya que tú fuiste el único en darse cuenta de que yo me iba, además no esperaba que usaras a Joshima Ken para rastrearme.

– Y no olvides a Chikusa kufufufu.

– Por supuesto que no lo haría, Kakimoto Chikusa se encargó de borrar el poco rastro que deje además del suyo; déjame decir que son una pareja excepcional y muy fieles a ti.

– Sé nota que te entreno muy bien el ex-arcobaleno, pero hazme el favor de no actuar como el… es perturbador escucharte hablar como él ya que no encaja mucho contigo – dijo sin quitar su sonrisa mientras que a la habitación entraban dos jóvenes con el mismo uniforme verde que traía el heterocromático cargando unas bolsas de papel.

– Mukuro-sama ¿Dónde dejamos las bolsas? – preguntaba uno de los jóvenes que traía lentes y puesta una boina blanca que dejaba escapar un poco de su cabello azul logrando tapar parcial mente un código de barras tatuado en su mejilla izquierda.

– Kaki-pi, ya me puedes dar mis golosinas – se quejaba el  otro muchacho de cabello rubio todo desordenado a excepción de su flequillo que era sostenido por barias horquillas dejando ver claramente su rostro del cual resaltaba una cicatriz que pasaba de pómulo a pómulo.

– Ken… Chikusa… en la mesa… –trataba de hablar Chrome

– ¿¿Heee?? ¿Qué es lo que quieres decir? – observaba el rubio con el ceño fruncido a la muchacha mientras que su acompañante soltaba un suspiro  y comenzaba a caminar.

– Ken déjala, y pon las bolsas en la mesa.

– Está bien Kaki-pi… pero dame mis golosinas.

– Están en una de las bolsas que he traído… – no pudo terminar la frase ya que el rubio asalto las bolsas que había dejado el azulino en la mesa.

– Por cierto… Mukuro-sama  ¿Cuánto  tiempo estaremos con el Vongola? – preguntaba Ken mientras olía y hurgaba las bolsas

– kufufufufu, eso depende de la respuesta que nos dé. – provocando que todos miraran al castaño, que como única reacción fue un ligero suspiro de parte del castaño.

 

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Hibari Kyoya se encontraba enfrente a la puerta de la casa de los Sawada, no era la primera vez que estaba en ese lugar ya que con anterioridad había ido solo que él entraba por la ventana del  herbívoro que vive en ese lugar y nunca había pasado mas allá de la habitación del mencionado, sin pensarlo más toco el timbre para después ser tomado por sorpresa por un par de ojos chocolate que le eran muy familiares.

– ¿Ara?, buenas noches ¿En qué puedo ayudarte? – esta pregunta saco del pequeño shock a Hibari y lo único que logro hacer fue estirar un brazo donde tenía a Lambo dormido. – ¿Lambo?... eso quiere decir que eres amigo de Tsu-kun.

–… me pidieron que le trajera.- mientras le entregaba al niño a la castaña.

– Gracias… eto…

– Hibari Kyoya.

– Kyo-kun muchas gracias-dándole una gran sonrisa que le era muy familiar.

–  Que pase muy buenas noches- sin decir más se retiró sintiendo como era cerrada la puerta a su espalda, apenas había llegado a la calle cuando se topó con el ex-arcobaleno.

– Hibari Kyoya.

– Bebe – pasando a un lado de este.

– Se parecen ¿No lo crees? – provocando que se detuviera a unos tres paso lejos de él.

–…

– Es interesante el parecido entre madre e hijo.

–… “por un momento pensé que era el herbívoro quien se encontraba enfrente de mí, sus ojos y su sonrisa son similares

– Hubo veces en las que les llegue a confundir, Hibari ¿Estas completamente seguro de lo que has dicho?

–… Como ya dije, yo no le necesito- continuando así con su camino dejando a Reborn solo.

 

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La luz apenas se filtraba por la ventana del comité disciplinario donde apenas se podía escuchar algo de ruido solo se veía al presidente del comité disciplinario sentado en el sillón de su escritorio mientras un pequeño castaño lamía su miembro, se podía notar el sonrojo en sus majillas ya que solo tenía la playera del uniforme mientras que  su miembro exigía atención así que por unos segundos lo tomó ligeramente y empezó a masajearlo y unos pocos gemidos salían de su boca, este acto no pasó desapercibido por su acompañante quien lo agarro del cabello para que dejara de hacer todo y lo mirara a la cara.

– mastúrbate…

– ¿he?...

– he dicho que te masturbes…  – provocado que Tsuna se sonrojara más de lo que ya estaba tardó uno segundos pero  empezó a acatar la orden que le dieron y poco a poco de sus labios salieron ligeros gemidos mientras era observado por uno ojos platinados ligeramente teñidos de azul que no mostraban el sentimiento del deseo ni siquiera de amor, entregando solo indiferencia  mientras observaba como su acompañante se encontraba ante el solo hacia un vaivén rápido con su mano mientras que apoyaba su cabeza en la alfombra ya que no podía mantenerse erguido por la placentera sensación  mientras que sus gemidos iban en aumento mientras tanto el azabache ya aburrido de observarlo lo tomo del cabello con fuerza provocado un quejido de dolor de parte del castaño para aventarlo hasta uno de los sillones más grandes de la habitación y  posicionarse encima del él comenzando a penetrarlo sin ninguna preparación, castaño solo podía aferrarse a las ropas del prefecto mientras su espalda se arqueaba por le éxtasis provocado por las  placenteras sensaciones que en un principio había sido de incomodad y dolor hasta así llegando al clímax los dos.

– Hi… Hibari-san… ¿tú… tú me amas? – preguntaba el joven cielo entrecortadamente por la fatiga que sentía y un ligero sonrojo que se le quito cuando sintió la mirada afilada y fría de su pareja el cual se levantó del sillón y le daba la espalda para alejarse y acomodar su uniforme.

– Vístete… – fue la única respuesta en palabras que dio, Tsuna recogío su ropa del suelo con una mirada llena de tristeza para comenzar a colocarse sus prendas, una  vez terminó de vestirse camino en dirección a la puerta de la habitación y antes de abrirla volteó a ver  a Hibari que se encontraba devuelta en su escritorio viendo unos papeles.

– Hibari-san… lamento ser una molestia – terminando de decir estas últimas palabras para salir del lugar ya que no había recibido respuesta alguna.

 

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Hibari abrió los ojos rápidamente para después fruncir el ceño había pasado 5 años desde que había soñado con aquel castaño desde que desapareció, creyó nunca necesitarle así que decidió tener otra relación que solo duro menos del año ya que le era imposible olvidar a Tsuna, sin pensarlo mas decidió ir a buscarle pero no pudo por que los Vongola comprar a su preciada escuela ya que se encontraba en punto muerto para cerrar, cosa que no sabía el joven presidente por el simple hecho de que el director se encargó que esa información no saliera más allá de su despacho provocando que este al enterarse casi lo matara a golpes  y Vongola  tomo cartas en el asunto. Se le prohibió alejarse ya que él era el único que tenía mayor conocimiento con respecto a todos los asuntos del lugar y sin él cavia la posibilidad de que la escuela no se recuperara sin la ayuda del guardián de la nube, por primera vez se sintió molesto por estar atado a ese edificio desde ese día no había podido alejarse de la escuela o de la ciudad hasta que le pidieron recoger a alguien desde Italia ya que era necesario para un evento que se haría por este motivo se encontraba en un automóvil esperando a llegar a su destino.

– Kyo-san… ya casi llegamos al pueblo de Positano – decía un hombre de traje negro con un extravagante copete.

– Será mejor que no le hables Kusabe Tetsuya, por lo visto se despertó de mal humor y no quieres ser “Kamikorosu” – decía otro persona que se encontraba con ellos

– Lo tendré muy en cuenta Reborn-san…

– si no se callan Kamikorosu

– Lo vez… no entiendo porque Nono nos pidió recoger a una persona de Italia, en especial a este delincuente, antisocial, sádico, que quiere mata a quien no cumpla sus expectativas – al escuchar esto de Hibari salía una gran aura asesina mientras que a Kusabe le resbala una gota de sudor de su cabeza y de Reborn solo apareció una sonrisa curvada mientras ocultaba su mirada.

– Re…Reborn-san por favor, si esta aburrido… – no termino su frase ya que de pronto se encontró solo en el vehículo ya que este se detuvo en la entrada del pueblo pesquero que visitaban, lo único que podía hacer era bajar y asegurarse que esos dos no quisieran matarse o matar a alguien.

Los tres hombres solo observaban el pueblo ya que todas las casas y negocios estaban construidos en un acantilado con una hermosa vista del mar, el lugar era completamente tranquilo.

– ¡Reborn-san!-todos desviaron la vista del lugar para ver a la persona que grito topándose con un peliplata que ya conocían y que se acercaba corriendo – ¿Qué hacen aquí?

– Venimos a recoger a alguien de esta ciudad ya que fue un pedido del Noveno y por lo visto no estás solo- respondía el ex-arcobaleno dirigiendo su mirada a la otra persona que se acercaba con una sonrisa.

– Yo.

– Yamamoto, ¿Qué hacen ustedes aquí? – preguntaba el Hitman.

– Estamos buscando a Decimo, ya que como su mano derecha es mi deber estar siempre a su lado –entrando al pueblo caminaron por un rato viendo los puestos hasta que llegaron a una pequeña plaza.

– Tetsuya a donde nos tenemos que dirigir para ir por ese herbívoro – preguntaba Hibari ya harto de estar entre la multitud que les rodeaban y que se acercaban ya que eran turistas.

– Según las instrucciones que nos dieron solo tenemos una dirección a la cual ir kyo-san…

¡Este lugar es Extremo! – Todos dirigieron su mirada y vieron al guardián del sol que se encontraba cerca de ellos – ho, muchachos ¿Qué hacen aquí?

– Idiota, al contrario ¿Qué haces tú aquí? – recriminaba el peliplata.

¿yo?, fácil busco personas fuerte para competir contra ellas y escuche que aquí había alguien muy fuerte.

– Acaso eres el rey de los idio… – no termino su frase ya que algo capto su atención, comenzando a temblar ligeramente y que unas pocas lagrimas se comenzaran asomar por sus ojos provocando que todos voltearan a ver en la dirección del peliplata quedando atónitos ante lo que veían, al otro lado de la plaza se encontraba su amigo, amante y alumno distraído en uno de los puestos, su cabello castaño un poco más largo de lo que recordaban  ya que sobresalía una pequeña coleta baja mientras su demás cabello estaba igual de rebelde , vestía una camiseta gris, un pantalón ceñido un poco más oscuros que la camiseta que hacían conjunto con sus botas negras hasta la espinilla y en sima un suéter abierto con franjas gruesas horizontales en negro, blanco y gris mientras que cargaba unas bolsas y  veía la mercancía de unos de los puestos, su mirada demostraba tranquilidad y su sonrisa confianza, todos no podía creer que es joven tan bello era su querido amigo, alumno y amante ya que nunca había demostrado esa confianza de sí mismo.

¡¡¡¡DDDEEEECCCCIIIIIIMMMMOOOOO!!!! – todos vieron como el guardián de la tormenta salió corriendo en dirección al castaño y lo abrasaba mientras lloraba viendo la sorpresa del castaño que después los miro y les regalaba una sonrías a lo lejos.


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