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Sólo por una noche por Helsic

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Sólo por una noche
Capítulo 3



Desde un comienzo había fingido que no le importaba, inclusive había pretendido no ver lo que estaba pasando, porque él era el comprensivo del grupo ¿No? Él era el abierto de pensamiento, el que siempre salía a defender una causa por más loca que fuera, al que nunca le importó que tan fuerte fuera el fanservice que tuviera que hacer en el escenario porque era tan abierto como para aceptar besos   entre sus compañeros como algo divertido. Ese era Kim HeeChul, el irreverente, el que no seguía reglas, el extrovertido que sólo buscaba divertirse. En realidad él también era Kim HeeChul él sensible, una faceta que pocos conocían y que él se preocupaba sobremanera en ocultar, porque las lágrimas y los gimoteos le quedaban mejor a DongHae o a LeeTeuk y en cierta forma, él se había comido el cuento de que su papel en el grupo era precisamente ese: Él miembro que no se dejaba afectar sentimentalmente por nada.

Como una especie de príncipe de hielo.

Por eso cuando Hangeng había decidido dejar al grupo, él había ocultado muy bien la tormenta que se avecinaba en su interior, nadie debía saber cuan devastado estaba y no le daría el gusto a los medios de comunicación de verlo destrozado. Luego cuando Hangeng le había contactado desde China, le había explicado los motivos de su decisión y le había rogado que siguieran siendo amigos, él no había podido más que perdonarle desde su corazón y dejar de lado todo lo que sentía para seguir apoyándolo, después de todo Hangeng había sido su primer amor.

Había tardado más de lo que creyó en aceptar esa abrazadora verdad. Enamorarse de un hombre no era en concreto lo que le preocupaba, era el hecho de que fuera su compañero de grupo.

HeeChul se había sentido atraído por otros chicos desde su más temprana adolescencia, de la misma forma en como le atraían las mujeres, ya había aceptado aquella inclinación y la había mantenido en secreto en lo más profundo de si mismo, porque sabía como impactaría negativamente al grupo si algún rumor de sus preferencias sexuales saliera a flote. La sociedad Coreana era bastante hipócrita al respecto y para HeeChul no era un secreto que, las fans aunque morían por el fanservice, no dudarían ni un segundo en quitar su apoyo al grupo si descubrían que alguno era realmente homosexual.

A veces añoraba vivir en un país como Canadá, donde había una aceptación y una comprensión mucho mayor para ese tipo de temas. Recordaba que alguna vez Henry le había contado sobre el comportamiento de la gente en dicho país y se preguntaba si, no sería mejor irse a vivir a un lugar así, alejado de todos y todo.

Por supuesto esos eran sueños sin fundamentos, sueños no pensaba perseguir pero que le gustaba mantenerlos allí guardados en su mente, para esos momentos de soledad en los que recordaba lo sucedido con Hangeng y se arrepentía de las palabras que habían salido de su boca y de todo lo que había callado después.

Recordaba como hubiese sido ayer, esa noche en particular, en la que habían bebido más de la cuenta, los demás miembros se habían ido a dormir a sus respectivos apartamentos y se habían quedado los dos solos en su habitación, habían comprado vodka y Hangeng estaba tan ebrio que a duras penas si podía entender lo que decía en Coreano, pues a veces mezclaba palabras en mandarín y el resultado era inteligible.

Esa noche Hangeng se había recostado en su brazo y había depositado su cabeza sobre el ángulo de su hombro, la piel tibia de su rostro y el cabello sedoso pero enmarañado le habían hecho cosquillas en la barbilla. HeeChul pensó que era parte de la broma, pero el Chino se había quedado allí demasiado tiempo, como disfrutando de su cercanía. El Chino se había girado lentamente con una sonrisa extraña que contrastaba con la tristeza reflejada en sus oscuros ojos, le había bordeado con los brazos y le había atraído contra si mismo tirando de él hasta caer ambos en el suelo de la habitación, el verano estaba terminando pero aún así el calor era exasperante, por lo que no le importó que su espalda quedara sobre la baldosa fría.

Hangeng se había inclinado sobre él con esa sonrisa tonta y luego se había dejado caer, sus labios habían hecho contacto y luego de eso, no hubo poder humano sobre el planeta tierra que pudiera detener a las hormonas.

HeeChul recordaba todo con tanto detalle que hasta se admiraba de tener tan buena memoria fotográfica. Sus manos se habían perdido en la entrepierna del otro y cuando pudo recuperar la respiración se encontraban semi desnudos y exhaustos.

Al día siguiente, Hangeng estaba tan avergonzado y tan arrepentido que HeeChul se había sentido en la obligación de mentir y decirle que no recordaba lo que había sucedido y que todo había sido culpa del alcohol. El Chino pareció mucho más tranquilo al saber que todo había sido un error e hizo su mejor esfuerzo por enterrar el tema en las profundidades del tártaro, por lo que nunca más volvieron a hablar de ello.

Sin embargo, para HeeChul no había sido un error, para HeeChul aquello se había sentido tan 'correcto' que le dolía recordar esos besos y abrazos en sus momentos de soledad, odiaba darse cuenta de que llevaba minutos observando los labios de Hangeng en una conversación o que no podía dejar de buscarle con la mirada en las presentaciones, como si en cualquier momento lo fuera perder.

Pero no fue hasta esa noche en la que HeeChul había encontrado a Hangeng besando a Siwon en esa oscura sala de karaoke, que había sido consciente de que lo había perdido para siempre.

Había ido al baño pues había bebido mucha cerveza y vodka, en el camino había decidido ordenar unas papas a la francesa y más maní, por lo que se había tardado más de lo que esperaba, cuando regresó lo que vio le dejó congelado al lado de la puerta. Sabía que Hangeng quería hablar con Siwon, pero creía que se trataba sólo del problema por el cual había regresado a China, Hangeng nunca le había confiado sus sentimientos ni había mostrado interés alguno por Siwon más que una relación de amistad.

O quizás esas miradas, esos abrazos y esas sonrisas si habían sido una señal, sólo que HeeChul no había podido comprenderlas en el momento y ahora la realidad lo golpeaba como una viga de hierro y le atravesaba el corazón para dejarlo esparcido por la pared.

Debió haberlo sospechado, nunca debió guardar la esperanza de que aquella alocada noche de verano se repitiera y vamos, tenía sus razones ¿Quien iba a rechazar al apuesto Kim HeeChul? Él había conseguido todo cuanto había deseado en la vida, era natural que esperaba tener éxito también en el amor.

-No.. no es lo que...- Comenzó a decir Siwon cuando notó su mirada – No es lo que crees – Se apresuró a decir alejándose de Hangeng empujándole con el brazo, Hangeng pareció dolido por el gesto y permaneció en silencio.

-¿Entonces de que se trata? - Respondió HeeChul conteniendo la rabia que de repente le había embargado, su voz sonaba más aguda de lo normal. Ninguno de los dos respondió y HeeChul continuó – Oh... ya se, todo es culpa del alcohol, todo es un error – Exclamó dirigiéndose a Hangeng quien de inmediato noto el sarcasmo y pareció querer esconderse bajo la tierra.

-Si... es eso, es por el alcohol – Se apresuró a decir Siwon con voz nerviosa sin notar que entre Hangeng y HeeChul había más tensión de la que se mostraba aparentemente – Nos dejamos llevar por el vodka ¿Verdad? - Agregó fingiendo una risita.

HeeChul suspiró, quería gritarle mil cosas a Hangeng en ese momento, pero no quería involucrar a Siwon, sólo empeoraría las cosas y para ser honesto, pelear con Siwon no le parecía de lo más agradable y la vida le había enseñado que a veces era mejor callar y esperar. La atmósfera estaba tan cargada que sintió ganas de vomitar ¿O era acaso sus sentimientos reprimidos por tantos años queriendo salir a gritos por su garganta?

- Creo que debemos parar por esta noche – Dijo al fin Hangeng cuando el silencio se había hecho imposible de soportar, nunca buenas cosas llegaban cuando el vodka estaba involucrado y ya no eran niños como para tontear y echarle la culpa a la bebida – Pediré un taxi para que te lleve de regreso al hotel Siwon – Le explicó Hangeng poniéndose de pie sin dar tregua al menor de opinar. - Mañana tienes un programa ¿verdad? Será mejor que duermas bien para que no despiertes muy demacrado, sabes lo malo que es para la piel -

Siwon sólo se levantó y asintió ¿Que podía decir? A duras penas podía mirar a su amigo a los ojos.

Hangeng presionó un botón en la pared y al cabo de unos minutos un hombre de traje muy elegante apareció preguntando si deseaban algún servicio, Hangeng le instruyó que pidiera un taxi por teléfono y le dio la dirección del hotel donde debía llevar a Siwon y le indicó que no usarían más del servicio del KTV. El hombre dijo algo más en Chino y se retiró.

Los tres salieron en silencio de la sala, ninguno hallaba que decir, aunque dentro de cada uno, mil cosas deseaban escapar por sus gargantas.

¿Llegaría el día en que pudieran expresar con claridad sus sentimientos? Se preguntaba HeeChul mientras seguía a sus amigos por el pasillo.

La pregunta se quedó en el aire sin salir de sus labios justo cuando llegó el taxi para llevar de regreso a Siwon.

C o n t i n u a r a


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