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¿Son tus hijos? ¡Nuestros hijos! por CaedesDarkParadaise

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Harry paseaba tranquilamente por los pasillos dirigiéndose al gran comedor. Había planeado su día y por el momento todo seguía al pie de la letra.

Aun recordaba los extraños acontecimientos sucedidos a mediados de sexto curso.

Después de enterarse que Tom Marvolo Riddle era su verdadero padre y que su "madre" era James Potter.

La traición de Dumbledore le había cabreado seriamente pero por ahora el mundo mágico estaba en paz y con ello el suyo también.

Su padre (si ahora lo llamaba su padre) y él planearon durante días entrar al departamento de misterios y con ayuda de Hermione pudieron entrar con facilidad. Su padre quería recuperar a James a toda costa y Harry no se lo iba a impedir.

---Flash Back----
- ¿Crees que funcionara?- le pregunto Harry, sacando su varita.

- No lo sé, chico.- siseó Tom.- Habrá que intentarlo.

Empezó a murmurar palabras apenas incomprensibles para Harry. Una espesa niebla salió del velo envolviéndolos lentamente y una gran explosión resonó por todo el ministerio.

- ¿Estás bien, chico?- quiso saber Tom entrecerrando los ojos.

La niebla empezó a disolverse haciendo que tras la capa de estupor localizaran varios flashes de luz saliendo del velo.

- ¿Qué es eso? 

- Parece un...cuerpo.- susurro Tom iluminando con su varita los cuerpos que aparecían ante sus asombrados ojos. Y vio lo que quería.- ¡James!- Tom corrió hacia él.

Harry miro a su alrededor reconociendo con alegría a un Sirius inconsciente que se encontraba a tres metros de él, a su lado Lily y un poco más lejos Regulus Black.

- Aparece a Evans y a Black.- le gritó su padre Tom abrazando posesivamente a James y cogiendo el brazo de Regulus.- Yo llevare al otro.

Harry transporto a Sirius y a Lily a la antigua mansión Riddle donde residía desde su encuentro con la verdad.

- Winki.- gruño Tom, dejando a Regulus Black sobre el sillón.

La pequeña elfina apareció delante de él vistiendo un vestido amarillo y unas zapatillas de la colección de Harry.

- Si, amo.

- Indícale a los demás elfos que preparen habitaciones para mis invitados y los trasladen rápidamente. Encárgate de llamar al sanador de San Mungo.- ordenó, subiendo las escaleras con James en sus brazos.

- Como diga, amo.- y desapareció.

Harry tenía los nervios a flor de piel mientras observaba a los elfos recoger los cuerpos desvanecidos y abandonar el salón en menos de lo que se decía "Quidditch". Se apresuro a coger polvos flu y llamó a Remus rápidamente.

Unos minutos después entraba un ansioso Remus con Snape y Lucius Malfoy.

- Moony.- le saludó Harry apretándose en sus cálidos brazos. Remus lo miro con esperanza.- Lo hemos logrado.

- ¿Donde están?- fue la primera pregunta que exigió Lucius al llegar. 

- En las habitaciones.- respondió confuso por su efusividad pero Malfoy no lo dejo acabar ya que subía las escaleras como un rayo.

- Lucius debería dejar de lamerle el trasero al chucho.-murmuró Severus Snape con sequedad.

- Muy sutil, Severus.- murmuro Remus.

Snape solo lo miró.

- ¿Se encontrarán bien?- le aseguró Remus cogiendo sus manos.

- Eso espero.- suspiró Harry.- eso espero.

---Fin Flash Back---

Para Harry lo más tormentoso fue saber que Lucius Malfoy tuvo una relación con Sirius en su época escolar. Las consecuencias fueron el nacimiento del albino y sexy Draco Malfoy y dos enamorados que no pudieron vivir juntos su paternidad durante muchos años.

Harry sintió su cara arder cuando descubrió la dirección de sus pensamientos hacia Malfoy.

Que iba mal con él.

Harry se enfado mucho con Sirius por no decírselo desde el principio. Él le conto los pormenores de su relación con Lucius pero al descubrir la soledad que había pasado su padrino lo perdono enseguida. Sirius, durante su estadía en Azkaban, no había tenido las cosas fáciles. Y con ilusión quiso comenzar a conocer a su hijo.

Lucius Malfoy no se separaba de Sirius ni siquiera para respirar. Y Harry supo que a Sirius no le importaba tampoco.

El único que faltaba era Remus para casarse aunque lo había visto observando a cierto profesor de pociones. Y según Hermione, Snape no parecía serle indiferente.

El tiempo lo decidiría.

Su padre Tom y su papa James decidieron viajar para reparar los años separados aunque, según Harry, parecía más una luna de miel.

Harry aun quería asumirlo, con calma.

Lily, por lo contrario, empezó a trabajar como profesora de Transformaciones sustituyendo a la nueva directora de Hogwarts. Era una mujer dulce y muy amable.

Harry le cogió cariño enseguida.

Y Regulus Black decidió darse un regalado viaje de 80 días por el mundo. Hacía dos meses de aquello.

Harry diviso los sangra narices fabricados por los gemelos Weasley en una bolsa de un Slytherin de segundo. Al parecer ellos habían triunfado incluso entre serpientes. Para alegría y resignación de Molly la tienda de bromas había triunfado en el mundo mágico y para alegría de Arthur sus hijos no le causaban tantos enfados a su esposa. Pero tenía la satisfacción de que Percy, su hijo desaparecido, de un momento a otro volvió a su antiguo hogar con los brazos abiertos. Ginny lo acepto pasadas unas semanas e incluyendo algunas amenazas bajo varita y a través de un testigo prometiendo que no volvería a intentar traicionarles. Bill fue ese testigo que volvió a su casa para tomarse unas vacaciones merecidas. Al parecer su relación con Fleur no funciono de ninguna manera. Y Harry por fin conoció a Charlie Weasley, un alborotado y guapo pelirrojo.

Harry entró tranquilamente al gran comedor procediendo a sentarse al lado de su mejor amigo Ron que seguía siendo Ron y que para variar discutía con Hermione. Ignorando su pelea mañanera, se sirvió un trozo de tarta de melaza mientras se relamía los labios.

"Delicioso" saboreó.

Lentamente alzo la vista encontrándose con unos intensos ojos grises observándolo. Penetraban su mirada haciendo que casi le dolieran.

Se puso muy nervioso y quiso desaparecer. Se levanto mirando con ansias su tarta de melaza y suspiro triste para luego huir rápidamente sin contestar los gritos de sus amigos.

Solo un poco más y ya estaba fuera.

Y como siempre se sabía a Harry Riddle Potter nada le salía como esperaba. Notó una pequeña mano atrapando su túnica, y él se tenso. Bajo la vista para encontrarse con una mirada gris muy familiar que lo veía con un pequeño puchero en sus finos labios.

- ¡Papi!- exclamo el niño.- ¡Tengo hambre, papa Harry!- El susodicho se tuvo que sostener en la puerta.- ¡Papi!

Y consiguió hacerle una pregunta antes de desvanecerse.

- ¿¡Que soy qué!?


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