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El quinto elemento por Cuky

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Notas del capitulo: Espero les guste ^_^
Con Quatre como protagonista principal y Wufei como secundario, si que éste fic será fuera de lo común, espero les guste.

 

 

 

 

 

EL QUINTO ELEMENTO
Cap. 1
CAPRICHO

***********************************

Se persiguen las pieles erectas
Por la habitación en llamas:
Cuando tus
Colmillos
Ritmos
Falos
Desmitificas el sesenta y nueve
Por las sábanas:
Cuando me
Sacudes
Desgajas
Violas
Polémico el amor expresado así
Pero real, real, real…

 

************************************

 

 

El suspiro hondo se escuchó por toda su habitación, era absurdo darle vueltas al pasado, agotador, y aunque no quisiera admitirlo, ya no le importaba mucho. Sin embargo, pensaba que en el vocabulario del cirquero no existía la palabra cortesía, no, definitivamente no la conocía, porque no fue capaz de dejarle ni siquiera una nota cuando lo dejó, cuando lo abandonó sin más ni menos… fugándose con Yuy.

 

 

Fueron dos largos años que vivió a su lado, se enamoró del de ojos esmeralda, porque estaba seguro de que así fue… dudaba tan solo de sus sentimientos hacia a él, no estuvo del todo equivocado, podía descubrir fácilmente ese brillo de deseo en los ojos de Trowa cuando miraba a Heero. Algo que nunca fue dirigido para él.

 

Entonces supo que no podía competir contra lo que no tenía, no podía competir con Heero, porque era obvio que él despertaba ese algo especial en Trowa, algo que no pudo, aunque lo intentara, no pudo, despertar ese algo en Trowa.

 

¿Se perdió la magia?, ¿se perdió el encanto?, ¿el amor?... con todo lo ocurrido ahora sabía que el amor no hacía parte de su vida junto a Trowa, solo había pasión, sexo, pero ningún sentimiento verdadero… nada. Se habían engañado así mismos.

 

Mientras reflexionaba, miró la fotografía de su ex novio en la mesa de noche, sonriendo como en pocas veces solía hacerlo; también dudó de que alguna de esas sonrisas hubieran sido sinceras. No le provocó nada, solo simpatía… no amó a Trowa…

 

 

*****************************

 

 

-Hola, amigo- con paz absoluta, los ex pilotos gundams podían retomar sus vidas con normalidad, más bien, empezar vidas nuevas.

-¿Cómo estas, Duo?- Quatre se levantó del sillón de la amplia sala, dándole un fuerte abraso al ex Shinigami.

-Bien, muy bien… en realidad no me quejo en lo absoluto- sonrió, cerrando los ojos como meditando su situación.

-Me alegro, pero por favor, siéntate-

-Gracias-

 

Los viejos amigos, platicaron de todo un poco, Quatre se sorprendió al saber que Duo pronto sería padre, claro que nada de eso fue planeado por el americano, tan solo sucedió y ya.

 

-Pues es una chica muy linda, ¿sabes?, la quiero, por eso… me haré responsable por ella y el bebé-

-¿Y que pasó con Hilde?-

-¿Con Hilde?, vamos Quatre, de eso ya casi tres años, solo fuimos novios un tiempo… en realidad no sé que está haciendo ella ahora- habló con un dejo de nostalgia, si que a veces la extrañaba.

 

Quatre sonrió un instante, para volverse serio, envidiaba a Duo de cierta forma, podía ser feliz a su manera.  

 

-Entonces Trowa y Heero ¿eh?, nunca lo hubiera imaginado, claro que Heero me contó cuanto tiempo estuvo con Trowa y lo que pasaron juntos… en verdad lo siento mucho, amigo Quatre- Duo lo miraba atento, pudo ver que el rubio no se inmutaba, suspiró aliviado, creía que por su culpa Quatre se pondría mal, pero ya había olvidado a Trowa.

 

 

-Te mentiría si te dijera que no lo extraño… pero, yo no lo amaba, solo era un amante para mi, supongo que me enamoré de él cuando luchábamos, pero, desde hacía mucho tiempo, que no lo amaba como antes, me alegro que haya encontrado el amor en Heero… se lo merece, es una buena persona, no los odio-

 

 

No, como podría, Quatre era incapaz de odiar o sentir rencor contra alguien, a pesar que el japonés le hizo daño al decirle en la cara que amaba a Trowa y ver al mismo no desmentirlo… y corroborando los sentimientos que salían a flote. Esa noche el árabe había llorado.

 

 

-Por supuesto- y Duo, como era su costumbre, huyó, ya no toleraba la situación de tener que enfrentar a una bomba de tiempo como su amigo, ¿por qué no simplemente se enfadaba?, mandaba todo al diablo, e iba a reclamarle a los dos muchachos… era más lógico que tragarse el enfado y surgir con el estúpido orgullo de siempre. Si, ese orgullo que hizo que Heero y él no compaginaran, lo que hizo que la amistad de años se esfumara en un dos por tres, todo porque Duo no era gay y no le dio el gusto a Heero de decir que si en una relación que no funcionaría. Heero se molestó.

 

 

Pudo sentir los minutos pasar como horas, el pesado silencio se volvió insoportable y la expresión de pocos amigos en el rostro de Quatre no mejoraba nada. Duo se volvería loco de no ser por la insistente sonrisa que adornaba sus labios. No sabía exactamente que la mantenía allí, tal vez su curiosidad por hacer desvariar al rubio y hacerle confesar que realmente estaba molesto por lo sucedido… algo debía o tenía que odiar.

 

 

-Yo…- Quatre trató de articular palabra, pero el desgano en su voz denotaba que no quería que Duo se quedara, quería estar solo, para comprenderse, para comprender lo que le pasaba, porque estaba cien por ciento seguro que ya no amaba a Trowa, entonces, ¿por qué esa necesidad infinita de querer vengarse?

 

 

-Si, lo sé- aunque sabía que ya nada podía hacer y solo la diversión lo movía de cierta forma, Duo salió de la mansión, resignado ya de un posible suceso que podría entretenerlo. En su casa nada era divertido, aquella chica hermosa, pero sin cerebro, dormía casi todo el día, con esa excusa de que estaba embarazada; Duo miraba televisión, leía libros, comía, descansaba, salía a pasear y cuando volvía, escuchaba los balbuceos de reproche de la mujer por no haberla acompañado, se preguntó porqué seguía a su lado. Anhelaba ser padre, tan simple como eso.

 

 

*******************************

 

 

Quatre mantuvo su mirada fija en la tasa de té, ya vacía en su mano; se levantó luego de un largo tiempo, encaminándose a su alcoba, donde se desplomó en la cama, aspirando el aroma de ella. Trowa se olía hasta las almohadas.

 

Basta, era una aventura, un desliz de colegial que termina con el cambio de época, exactamente lo que había sucedido, su amorío con Trowa terminó una vez concluidas las batallas.

 

Todo se había terminado, Trowa le fue infiel, bajo sus narices, traicionó su confianza, traicionó la poca amistad que pudo haber durado, lo echó todo a perder.

 

¿Quién le quedaba?, ¿quién podría suplir al cirquero en esas noches cuando la oscuridad asecha y el viento sopla taladrando los sentidos como aguja?... absolutamente nadie.

 

Apretó contra su pecho la colcha, cerrando los ojos, al verse solo, sin nadie a su lado… la furia de una indomable bestia se apoderó de él. Saltó de la cama, se despojó de sus ropas, quedando desnudo, se tumbó de nuevo. Sus manos temblorosas acariciaron tímidamente su sexo, intentando por todos los medios de excitarse, masturbarse con el fin de olvidarlo todo, olvidar que estaba solo… olvidar lo mal que se sentía.

 

Jadeó al ver que estaba consiguiendo lo que buscaba, pero le hacía falta un cuerpo a su lado, recibir de él un beso, un toque.

 

Se levantó otra vez y abrió la puerta, no salió de la habitación, solo llamó desde el umbral a Rashid, que como su sirviente subió rápido, un hombre ya maduro. Nadie con más de mil años de madurez y experiencia hubiera estado preparado para ver a su amo y señor, tendido desnudo en la cama, tocándose sin pudor, con las mejillas sonrosadas y exclamando a gritos su posesión.

 

El ingenuo hombre, sediento de placer y confuso, se abalanzó sobre el cuerpo de su protegido, se arremetió en su interior las veces que le fueron posibles, mientras Quatre se limitaba a recibir lo que venía, gimiendo, y si era el caso, rogando por más.

 

No solo fue Rashid, también fue Abdul, Ahmed, Auda… y la lista podría haber continuado de no haber sido por que el rubio deseaba descansar, el sexo, sin amor, sin sentido, parecía ser el remedio justo para despejar su mente, para relajarse, aunque sabía que más que eso… lo hacía para humillarse.

 

La noche era demasiado larga, el reloj parecía que no avanzaba y la desesperación por hacer algo que lo alejara de sus pensamientos le carcomía lentamente.

 

No le dio explicaciones a sus sirvientes, tan solo les pidió que lo embistieran, que lo desgarraran por dentro y lo dejaran solo, como una puta de la calle, con la diferencia que Quatre no recibía dinero.

 

Se revolcaba en su lecho, no podía dormir, salió de entre las sábanas, dispuesto a ir al cuarto de estudio y tomar un buen libro de la gran biblioteca. El que fuera, no le importaba gran cosa, solo el título le llamó la atención: El perfume, supuso que al tratarse de las crónicas de un asesino, sería bastante entretenido.

 

Al desplazarlo del anaquel, un pedazo de papel cayó también, Quatre se inclinó, recogiéndolo, sonrió un poco. Una fotografía, donde los cinco guerreros Gundam lucían bastantes formales, todos con traje de gala. En ella solo los de costumbre sonreían: Duo, que con su mano levantada con la V de la victoria, hacía de payaso. Wufei, no era típico en él, pero sonreía, observando de reojo a Duo, recargado en uno de sus hombros tratando de sobresalir, ya que el trenzado ocupaba gran espacio en la foto. Él, el ex piloto de Sandrock, si, sonreía, tomando el brazo de Trowa, apoyando la cabeza en éste. Los que permanecían como estatuas eran el acróbata y el soldado perfecto, como hermanos, iguales y diferentes, pero en ese momento, el rubio tuvo que reconocer, que se complementaban de maravilla.

 

Ese día, fue su cumpleaños, veinte años ya, todo era perfecto, nada le hacía falta, estaba seguro que podía ser feliz, se equivocó, una vez más.

 

Pasó sus dedos por el contorno de ese chico que le traicionó, pero enseguida sus ojos se posaron sobre Wufei, no era muy afecto a una conversación, pero sin duda sabía como debía comportarse un ser humano, de no haber sido por Trowa, hubiera elegido al chino. ¿Por qué no?, fue la pregunta, un destello de lujuria se instaló en su mirada, era hora de volver a empezar.

 

-Wufei…-

 

 

 

 

 

CONTINUARÁ….

 

 

 

 

*****************************

 

  

El poema: “Habitación en llamas”,  por Carolina Patiño, de Ecuador. Solo deseaba salir de la rutina del 02x01, que siempre termina mal, jaja, espero sigan leyendo, y me tengan un poco de paciencia, cuando empiezo algo a veces se me olvida continuar ^^ deseo reviews por favor ^^. Muchas gracias. cukykyc@yahoo.com


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