Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La peor traición por minima

[Reviews - 123]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Después de leer un fic de esta serie animada, un Tom x Marco cabe comentar, me entro curiosidad por la serie y la vi, y aunque realmente si me gusto esa pareja de TomxMarco se me antojo hacer algo diferente y decidi hacer un intento de un ToffeexMarco

“La peor traición”

~El mal aparece en diferentes formas, no siempre es el rostro feo de la historia~

Cuando Star llego a la vida de Marco Díaz supo que su vida dejaría de ser tan tranquila, no solo por su efusiva personalidad sino también por el hecho de que su nueva amiga era poseedora de magia muy poderosa en forma de una varita y que tenía monstruos villanos yendo tras ella para hacerse de su poder.

Pero nunca se detuvo a pensar realmente hasta qué punto su nueva amistad afectaría su vida.

Aventuras, monstruo, magia y viajar a otros mundos es lo que podía esperar y estar medio preparado para ello.

Del tiempo que conocía a Star había aprendido muchas cosas de ella (algunas realmente extrañas y perturbadoras como su adolescencia) así como cosas de su mundo. Sabía que era una princesa, una diferente a los estándares de la realeza convencional y conservadora, le gustaba pelear contra monstruos, ir de aventura, explorar nuevos lugares, era inocente en muchos aspectos a la vez de imprudente.

A veces sus caracteres podían chocar, Star muchas veces era terca y no escuchaba razones, podía ser muy infantil y testaruda, además no tener realmente mucho interés de aprender cómo funcionaban las cosas en la tierra (para ella la mayoría de las cosas que no tenían una explicación sencilla como por ejemplo cómo funcionaba el inodora tenían como respuesta “magia” sencillamente). Aun así eran muy buenos amigos, ya prácticamente la consideraba como una hermana y Marco pensaba que así lo consideraba Star igual.

De su mundo no sabía mucho a excepción que tenía lugares muy peligrosos como sus bosques, había magia, vivían en lo que el comparaba en una especie de edad media con magia de verdad, y que en su historia hubo una colonización que le pareció un poco sospechosa, trato de estudiar el libro de su amiga un poco más pero solo exaltaba exageradamente el triunfo de los habitantes de Mewni, en el fondo sentía que faltaban varios pedazos de esa historia, además que no pudo evitar sentir algo de lastima por los monstruos retratados en esas historias.

Sus padres le habían inculcado historia de su país natal, a pesar de que él había nacido en E.U.A. su familia era de ascendencia latina, específicamente de México, y sabía que muchas veces la historia era muy injusta con los perdedores. Grandes civilizaciones y conocimientos perdidos por la conquista a los pueblos indígenas, pensar que remotamente aquellos monstruos llegaron a pasar por algo parecido le parecía un poco irónicamente coincidente así como triste.

Pero eso era pasado, cientos de años de los acontecimientos que ocurrieron un día a lo que vivía en la actualidad.

Ahora tenía otras cosas las cuales debía preocuparse, como por el hecho de que había terminado secuestrado por los secuaces de Ludo y un hombre lagarto. El cual demostraba ser mucho más listo que Ludo y sus anteriores intentos de quitarle la varita a Star.

Simplemente verlo con su traje elegante de abogado le daba mala espina.

Solo fue cuestión de tiempo para que Star llegara para rescatarlo atacando a todo los monstruos a su alrededor. Adentro de su celda de paredes de cristal miro a su amiga atacar a diestra y siniestra lanzando hechizos apartando e inhabilitando a sus contrincantes a la vez que lanzaba potentes hechizos destructivos contra su celda, que aunque parecía hecha de un material frágil era más dura que cualquier cosa que hubiera conocido.

Otra cosa que le sorprendió era verla junto a Sapo Toro como su aliado, o al menos eso parecía, ya que este golpeaba a sus mismos compañeros y ayudaba a Star cubriéndole la espalda.

Era un día de sorpresas. Pero esta no sería la más grande.

Hubo un punto en que Star se puso seria, ninguno de sus ataques anteriores había logrado ni siquiera hacer algún rasguño en la celda de Marco. Era frustrante, en parte por no haber sacado a Marco y por otra que su magia no funcionara contra aquellas paredes que no se doblegaban ante ninguno de sus hechizos.

Ocurrió algo extraño cuando se concentró en su último ataque, sus corazones en sus mejillas y sus ojos brillaron así como la estrella de su varita. Hubo un momento de silencio mientras todo el mundo observaba aquel cambio en Star.

Marco apenas y tuvo tiempo de agacharse cuando un nuevo rayo de magia choco contras las paredes de su prisión, esta vez teniendo éxito.

Esto parecía ser el final, ahora solo tenían que escapar de ahí y… Star lo había tirado al suelo de la emoción.

-Lo siento. Estaba emocionada. ¡Vamos! Tenemos que salir de aquí- La rubia extendió su mano para ayudar a su amigo a pararse, pero ninguno se percató como las paredes crecían nuevamente hasta que fue demasiado tarde.

El brazo del chico quedo atrapado en la pared en un apretón de muerte que lo insto a jalarlo antes de que ese cristal o lo que sea lo terminara cercenando. Marco seguía atrapado dentro de la celda.

Star gruño molesta lista para dar un con un nuevo hechizo o intentar ese último, sea lo que había hecho antes había logrado romper esa cosa, si lograba hacerlo de nuevo la rompería, pero no estaba segura que era lo que había hecho. Antes de que volviera a intentarlo uno de los monstruos la logro capturar abrazándola por la espalda y de reojo vio a Sapo Toro en el suelo, aunque la situación se mostraba desfavorable no se rendiría.

-Detente-

Pero ella no tendría que patear o repartir golpes, ya que ese tal Toffee que había echado a Ludo de su propio castillo había detenido a su ahora secuas, el cual la había soltado con el gesto de aquel lagarto.

-Esa no es la forma de tratar a nuestra invitada de honor- Toffee se levantaba del suelo y se recargaba en la mesa a su lado.

Sabía que la princesa de Mewni era impulsiva pero al menos llego a pensar a que llegaría con un mejor plan que entrar gritando y lanzando hechizos, uno de estos hechizos literalmente lo había golpeado de frente y volado uno de sus brazos, nada que sus poderes regenerativos pudieran solucionar, solo debía concentrarse un poco y en cuestión de segundos tenía un nuevo brazo.

El dolor era un pequeño sacrificio capaz de aceptar con tal de cumplir su objetivo, había sido paciente por tanto tiempo.

…l no era como Ludo o como cualquiera de los villanos a los que Star y Marco habían enfrentado. Agarro el control sobre la mesa y lo aplasto, al instante la celda que contenía al humano empezó a descender al suelo, tomando en cuenta que este aún estaba adentro esto significaba una muerte por aplastamiento quedando como papilla.

-¡No, no, no, no, no!- Esto no era justo, había estado tan cerca. Star en un momento de desesperación trato de parar con sus propias manos el movimiento de la celda, lo cual era absolutamente inútil -¡Detente, detente, detente, detente!- recordando que aún tenía la varita en mano se posiciono de nuevo para lanzar un hechizo, pero la suave y calmada voz de Toffee la detuvo.

-Eso no funcionará de nuevo- Toffe se quitó la corbata y la coloco en su maniquí, luego se sentó en la mesa –ese cristal es ahora dos veces más fuerte- le informo tranquilamente a la princesa mientras dejaba que el hombre gallina acomodara su asiento y le dedicaba una mirada mordaz a la mosca gigante al tratar de nuevo de colocar esos ridículos cojines en su asiento.

-No te preocupes Star. Creo que lo tengo- Marco estaba igual o más desesperado que su amiga, pero aun así trataba de conservar la calma y en un pequeño intento calmar a su amiga con sus palabras igual.

Podía intentar con todas sus fuerzas pero esas paredes seguían bajando más y más.

No era un monstruo, no tenía ni súper fuerza ni magia, era un simple humano, y en este momento como ultima revelación le pesaba casi tanto como el peso de aquel techo que lo intentaba aplastar hasta morir, pero eso no quería decir que se rendiría.

Star salto a la mesa y miro directamente a los fríos y reptilineos ojos de ese monstruo, haría lo posible por salvar a Marco, era su culpa al fin de cuentas que este hubiera terminado atrapado aquí.

Si él quería la varita de su familia, pues la tendría. Aunque en el fondo pensaba con esperanza y cierto calculo que las cosas saldrían bien, una vez que dejara de aplastar a Marco y lo dejara salir ella se encargaría de patearle el trasero escamoso a Toffee y recuperaría su varita, salvaría el día y regresaría a su vida en la Tierra junto a su amigo y familia.

Una victoria más para Star Butterfly contra su lucha contra los malos. Siendo la heroína una vez más. Creyendo hacer lo correcto.

-De acuerdo. Tómala- soltó la varita sobre aquel plato frente a su enemigo. Tal vez había ganado esta vez pero no dejaría mostrarse derrumbada, perdida o derrotada, tenía orgullo después de todo –ahora deja salir a Marco-

En un pequeño lapso pudo ver a Ludo tratando de saltar sobre la mesa para arrebatar la varita desprotegida, pero tan rápido como ocurrió el hombre pollo lo tomo dentro de su pico como un pequeño gusano.

-¿Crees que soy como Ludo?- pregunto el hombre reptil dedicándole una mirada ligeramente irritada ante la sola idea de tal comparación con aquel patético villano –Trágatelo- ordeno al hombre gallina que en un par de movimientos termino de tragar a su ex – jefe.

Estiro su mano derecha pero no toco aquella varita, solo empujo el plato delante los pies de una sorprendida Star.

¿Qué era lo que estaba pasando? Era la pregunta que más de uno se preguntaba en esa sala.

-No quiero tu varita. Destrúyela- explico con calma Toffee, por fin revelando su verdadero objetivo.

-¿Qué?- Marco y Star tuvieron la misma reacción.

Esto era algo completamente inesperado, impensable, Star casi retrocede ante la sola mención de destruir la varita de su familia, el objeto más valioso de la familia real, el cual había permanecido por generaciones y generaciones a cada princesa y reina de su familia.

-¡Sorpresa!- por primera vez dejo que sus emociones fluyeran sinceramente en sus expresiones, Toffee no pudo evitar sonreír con todos sus dientes afilados y su afilada mirada con solo ver la desconcertada y perdida mirada de la princesa Mewnideana. Eso de por si se deja permitir sentir como un logro. Pero suficientes de sonrisas, regreso a sus facciones serias para continuar con su trato con la princesa.

-No puedo. Ni siquiera sé cómo-

-Sí, si lo sabes. Es el primer hechizo que tu madre te enseño- después de eso Toffee pudo apreciar una expresión algo desolada en el rostro de la rubia frente a él.

-El hechizo del susurro-

-Exacto… Marco está esperando-

Star giro su cabeza para ver a su amigo aun luchando contra el techo ya prácticamente aplastándolo contra el suelo, tenía una mirada asombrada y desesperada, Star jamás había visto una mirada así antes, o tal vez sí, pero no de alguien a quien le importara.

-¿Star?- susurro Marco a su amiga.

Marco sabía que lo que le estaban pidiendo a Star era demasiado duro, un sacrificio de lo más difícil. …l se sentía culpable, si hubiera estado más alerta estos monstruos no lo hubieran capturado y Star no tuviera que renunciar a su varita.

Los ojos de la chica se cristalizaron por las lágrimas que estaban a punto de salir. Cayó de rodillas frente a su varita y la tomo entre sus manos.

-Lo lamento- gimió mientras un par de lágrimas corrían por sus mejillas –lo lamento Marco, no puedo-

-¡¿Star?!- con esas palabras algo dentro de Marco se rompió, quizás un par de huesos por estar comprimido contra el suelo, pero también profundo dentro de él, en su pecho, no las costillas, se desgarro.

Miro directo a su amiga incrédulo con esa decisión, realmente ella… ¿lo dejaría morir por su varita?

-Decepcionante- el único no sorprendido con aquella decisión era Toffee, no solo había sido paciente para llegar a este punto de su plan, sino que también se había preparado mentalmente en dado caso que esto hubiera ocurrido.

Sinceramente hubiera estado encantado con resultados más favorables. La princesa arrinconada y derrotada haciendo lo que se le pide, diciendo el único hechizo capaz de matar, literalmente, la magia de su varita en un acto noble para salvar a su preciado amigo, también sabia de las consecuencias de esto, una reacción en cadena al matar la magia de la varita provocaría una increíble explosión aniquilando todo a kilómetros a la redonda, por eso escoger el castillo de Ludo y sus secuaces había sido lo mejor, a su alrededor no había nada y estos buenos para nada a nadie los extrañaría, podía ser un villano en esta historia pero sacrificios innecesarios no estaban en sus cálculos, no como otras personas.

Pero eso era esperar demasiado de alguien de la realeza de Mewni, por momentos pensó que la princesa Star sería diferente, pero obviamente era del mismo árbol podrido incrustado de joyas que su familia.

Bueno, era una persona altamente preparada, así que si tenía un plan B no era sorpresa, si no podía orillar a la princesita a eliminar su varita, tendría que recurrir a métodos más drásticos, eliminar a la portadora de esta. Eliminar la última descendiente de esta en realidad era el C, capturarla y hacer que la reina dijera el hechizo del susurro era el B, pero no estaba de humor en ese momento de lidiar con todo un ejército y a una reina obviamente mucho más testaruda que su propia hija por lo que sería mucho más difícil orillarla a matar la magia de la varita y aun con su hija amenazada de muerte no daría su brazo a torcer tan facilmente.

Matar a la princesa traería muchos problemas, pero egoístamente también le traerían cierto alivio, sin más descendientes esa maldita estirpe ya no tendrían portadores de la realeza para cagar con esa varita mágica, matar a la hijita del rey y la reina sería una buena venganza también.

-Bueno, dile adiós a Marco- ofreció el hombre reptil para que mirara de nuevo a su amigo.

Star volvió a ver a su amigo que la miro fijamente, ya sus ojos no eran de desesperación sino también de dolor, no solo físico sino emocional, se miraba traicionado, triste, como si sus ojos se volvieran dos pozos oscuros y profundos sin brillo.

-¡No!- aparto la mirada y abrazo la varita, esto no debía terminar así –¡suéltalo ahora!- exigió la joven princesa.

-Ya te dije mis condiciones señorita Butterfly- espero un segundo, quizás esta princesa caprichosa haría lo que quería o quizás no, estudio de nuevo su cara, ese era el rostro de alguien que haría algo muy imprudente.

¿Desde cuándo Star Butterfly dejaba que sus enemigos le dijeran que hacer? ¿o cualquier otra persona?

En un rápido movimiento disparo nuevamente contra ese tal Toffee, le demostraría lo fuerte que era, lo derrotaría y podría rescatar a Marco, tenía que actuar rápido, o si no…

Se movió rápidamente esquivando fácilmente aquel rayo narval, esta niña debía aprender un par de cosas, volcó la mesa arrojando a la rubia al otro lado de la habitación pero gracias a los rápidos reflejos de la joven no sufrió un gran daño.

-¡Ughh!- un quejido de dolor se escuchaba al fondo.

Marco ya no podía respirar, la presión sobre su cuerpo era cada vez peor, no podía evitar soltar lágrimas de dolor, frustración y tristeza. ¿Este sería su final?

Toffee miro al humano, sus ojos le recordaban a muchos años atrás, en un triste pasado donde cientos de creaturas sufrieron la crueldad de tiranos sin corazón. Bueno, en este punto podía admitir que no era mucho mejor que ellos, pero al menos no lo negaba o aparentaba ser mejor u otra cosa con pomposos vestidos o brillos engañosos.

Podría ser considerado ser una víctima ingenua de lo que aparentaba ser la realeza de Mewni como muchas otras antes que él.

Giro un poco más la cabeza y ahí encontró al primer y único verdadero estorbo que se encontró en ese castillo, Sapo Toro, pero no le sorprendía encontrarlo ahí, pero si lo que llevaba encima.

-Que… interesante sorpresa mi ex – colega- dio un pequeño paso acercándose a uno de esos pequeños renacuajos luminiscentes, cerca de una docena había si miraba bien –¿acaso es el día de llevar los hijos al trabajo?-

-¡Aléjate de mis bebés!- gruño amenazadoramente el monstruo con cara de sapo y cuernos en la cabeza, era sabido que la especie de este monstruo tenía unos fuertes instintos protectores paternos.

El ex mejor hombre de Ludo estiro sus brazos y recogió a sus renacuajos lanzándole miradas de muerte al lagarto que desde un principio jamás le inspiro confianza.

A Toffee jamás le agrado este sujeto igualmente, en parte porque podía admitir que era una amenaza potencial en sus planes, sino también por su sincera devoción y lealtad a alguien tan patito como Ludo en su momento.

-Te sugiero que te marches, o tus bebés podrían salir seriamente lastimados. Un campo de batalla no es lugar para traer a tus hijos- le dijo más por cortesía a los niños que por algún atisbo de aprecio por esa bolsa de basura andante.

-Grrrr-

Tomo el control en su mano, el mismo que había provocado esta agonía en el humano y aplasto un pequeño botón a su lado.

-Hablo en serio, el campo de batalla puede ser explosivo- hiso una pequeña mueca que pasaría por una sonrisa pequeña, el control en su mano empezó a pitar y brillar.

-¡Star corre!- grito a la chica cuando noto lo que realmente tenía en manos Toffee, una bomba, luego de eso se puso a correr, debía llevar a un lugar seguro a sus hijos.

-¿Sapo Toro?- Star tardo en comprender lo que pasaba, por qué su aliado huia asi -¡Bomba!-

No solo miro alarmado a Toffee, sino también todos los secuaces monstruo a su alrededor, ¿esto es parte del plan?

-Caballeros, fue un placer- las palabras del de escamas grises azuladas sonaban como despedida, lo cual puso en alerta a todo el mundo al igual que ese pitido.

Debían salir de ahí inmediatamente o no volverían a vivir un nuevo dia para beber otro batido en su vida.

Mientras monstruos salían huyendo, gritos se escuchaban, Star miraba la oscura sonrisa que se formaba en el rostro de Toffee mientras que el aparato empezaba a brillar en sus manos.

Una potente luz inundo el lugar y una fuerte explosión ocurrió. Lo siguiente que se Star supo es que estaba rodeada de escombros, polvo y cenizas. Por auto reflejo la princesa había utilizado su varita y creado un escudo para protegerla de la destrucción.

Cenizas, polvo y escombros era lo que la rodeaba, los monstruos secuaces habían huido, Sapo Toro con sus renacuajos también, Toffee se había quedado a ver el show por lo que el probablemente era parte de todas esas cenizas que le rodeaban, ahora estaba sola y…

-¡MARCO!- corrió a donde había estado la celda de su amigo.

Solo había cuatro cristales los cuales se habían encontrad en las esquinas de la celda de Marco, y un piso hecho de ese cristal aparentemente irrompible, pero ningún rastro del castaño.

-¡Marco! ¡No, no, no, no!- empezó a golpear con desesperación aquel piso, antes techo, de cristal.

Esto no estaba pasando, definitivamente no debería estar pasando.

Marco no estaba, no debería estar, si tan solo…

Si tan solo hubiera hecho lo que esa cara de lagarto quería Marco estaría junto a ella en esos momentos, pero no era así, y Marco estaba… ¿estaba sobre Marco o… lo que quedaba de él?

Ante la grotesca idea se levantó del lugar y miro con horror el lugar que había estado golpeando.

-No, esto no puede ser verdad. Oh Marco, lo siento, lo siento mucho- Star se derrumbó y lloro como jamás en la vida había llorado. No escucho el relinchar de los caballos o el galope de los cascos de los unicornios y caballos acercándose, tampoco escucho aquellas voces llamándola por su nombre hasta que su padre desmonto y se acercó a ella y la agarro de los hombros.

-¿Star? ¡¿Cariño que pasa?!-

-¿Papá? ¿Qué haces aquí?- todo parecía tan irreal, apenas acababa de procesar todo lo que estaba pasando y ahí estaba su padre delante de ella, ¿Cuándo había llegado?

-Los señores Díaz me llamaron usando tu espejo- le explico su padre, su hija parecía estar en shock, esto ya lo había visto en guerreros después de una traumante y agotadora batalla, el mismo lo vivió en alguna de sus primeras aventuras.

-¡Los señores Díaz!-

Oh no, no, no, los señores Díaz, ellos que habían sido tan buenos con ella desde el primer día, ¿Cómo se los diría?

-Star, querida ¿Dónde está Marco?- uno de los caballeros pregunto montado en un unicornio de guerra, tenía una voz muy familiar –Soy yo querida, la señora Díaz- dijo el jinete quitándose el casco y mirando con preocupación a Star.

A su lado un caballero también removió su casco demostrando ser su pareja y padre de Marco.

Al ver sus rostros la culpa la inundo en todo su pecho y el peso de sus acciones le recordaban que tan grandes habían sido las consecuencias de sus acciones, no aguantando más la princesa de Mewni se puso a llorar mientras abrazaba fuertemente a su padre.

Por su culpa ella había perdido a su mejor amigo, y por su culpa los señores Díaz habían perdido a su amado hijo.

*+*+*

~La bondad y la comprensión a veces se encuentran en los lugares más inesperados~

Le dolía todo el cuerpo y la cabeza, cuando abrió los ojos se encontró en un lugar oscuro apenas iluminado por una tenue luz.

¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado?

Miro al lado de su cama, la cual realmente no se sentía como su cama y vio una lámpara de lava muy extraña. Enfoco mejor la vista y lo que realmente vio no era una lámpara de lava si no un frasco con una figura similar lleno de pequeños insectos parecidos a luciérnagas, eso no lo tenía al lado de su cama.

Se incorporó a pesar que su cuerpo gritaba de dolor que siguiera acostado y dejara de moverse, pero no podía seguir ahí, donde quiera que fuera ese lugar.

En este punto era claro que esta no era su casa, y muy probablemente tampoco su dimensión si los insectos le daban cierta pista.

Cuando encontró una puerta por un momento temió que esta estuviera cerrada con seguro, pero al girar el pomo esta se abrió al primer intento, al salir no se encontró con ninguna mazmorra o prisión, sino con una sencilla casa de madera con algunos muebles rústicos pero a la vez elegantes, las ventanas filtraban una luz tenue del exterior.

Llegando a la puerta de entrada, o lo que suponía la puerta principal de la casa.

-Definitivamente no estoy en mi mundo-

Frente a él pudo ver un porche que servía como pequeño muelle, cosa practica y muy útil si tomabas en cuenta en donde la casa se encontraba, pues este lugar parecía ser un pantano como en los que aparecían en los documentales de vida salvaje o en las películas donde los protagonistas eran atacados por cocodrilos gigantes. Pero este no era un pantano de la tierra, el agua era de un color diferente, las plantas aunque con cierto aire parecido con algunas plantas terrícolas muchas de estas tenían colores diferentes y tamaños mucho más grandes.

Era un poco escalofriante como el bosque de Mewni, pero también con las luces del atardecer, aquellos insectos como luciérnagas volando de un lado a otro, tenía un aspecto algo bello.

-Buenas tardes. No esperaba que te levantaras tan pronto-

Giro rápidamente su cuerpo para encontrar de nuevo al hombre lagarto que le había capturado.

-¡Tú!-

Toffee se encontraba sentado en una silla recargada en la pared de la cabaña del pantano, al lado una pequeña mesa con una botella de cristal llena de un líquido turbio con un pequeño baso para servirse dicha bebida, un poco de agua de pantano del oeste de Mewni era refrescante después de un día agotador.

Pudo dejar al humano morir en esa celda, aplastado por el techo irrompible de su prisión, en lugar de eso lo había sacado en el momento justo antes de que la bomba hubiera explotado y traído con él a uno de sus escondites. Ya había mencionado con anterioridad hacer victimas innecesarias de sus planes, la muerte de este humano no le traería ningún beneficio a sus planes, aparte de una carga de culpa y tortura emocional a la princesa de Mewni, pero igual pasaba por la momentánea desaparición de este.

Vio al chico tratar de ponerse en posición de combate pero rápidamente tubo que agarrar su abdomen con gesto de dolor.

-Te sugiero que te relajes, no todos los días eres aplastado por un techo-

-¿Por qué debería calmarme teniendo a mi secuestrador frente a mí?-

-Debo informarte que ya no te tengo en calidad de rehén, cumpliste ya ese papel y ya ambos nos dimos cuenta que no funciono. Star Butterfly lo dejo muy en claro con su decisión-

El recuerdo de su amiga… no, los amigos no te dejan morir así, bueno, estaba vivo, pero en ese momento sintió que Star lo había dejado morir, ella había tomado una decisión y esta no era él, claro que no, había escogido conservar su barita, su magia mientras él había sido aplastado lentamente hasta su posible muerte, recordar eso dolía mucho más que las posibles heridas físicas que tenía en el cuerpo en esos momentos.

Todos los buenos momentos, los felices, los divertidos, las aventuras o los fastidiosos fueron opacados por esa última decisión de Star.

Una parte de él trataba de ser comprensible como en las mayorías de las veces con Star, pero esto no era como las veces en que su falta de comprensión de la cultura terrícola o su imprudencia los metían en problemas, esto se había tratado de su vida. Podía decirse que esa había sido una difícil elección, la varita había sido una reliquia familiar, tenía magia poderosa, y obviamente había crecido muy apegada a utilizarla hasta el punto de que había días en que no hacía nada sin utilizar su magia para hacerlo.

Pero había escogido sobre la vida de su “mejor amigo” por conservar la magia de su varita.

Se sentía tan triste, tan mal, tan decepcionado, tan… ¿Cómo podía llamar a esto?

-Si te sirve un poco de consuelo humano, no eres el único que fue traicionado o dañado por la realeza Mewni- comento el reptil al ver como el mar de tristes y desastrosas emociones saliendo fácilmente a través de las facciones del joven humano.

-¿Qué?-

O si, esa es la palabra que buscaba, traicionado, así se sentía. Había confiado en Star, había hecho muchas cosas con y por ella, se preocupaba tanto por su seguridad tanto como la suya propia o quizás un poco más.

Cuando la conoció pensó que era una chica extraña, mucho más que todos los estudiantes de intercambio que alguna vez tuvieron que vivir en su casa, también que era problemática, pero luego decidió que no sería tan malo, incluso se tomaba muy en serio ayudarla a adaptarse en su tiempo en la Tierra.

Se sentía tan perdido, triste, dio unos pasos a la orilla de ese pequeño muelle y se sentó en el borde. No miraba la apacible vista del pantano o las luciérnagas a su alrededor, su mirada sin brillo no miraba nada, repasaba una y otra vez lo ocurrido en su mente.

Toffee observó al humano, podía sentir un atisbo de lastima y hasta una pisca de empatía por el muchacho, pero nada más, a pesar que el muchacho en ese momento aunque jamás lo admitiera en voz alta le recordaba un poco a él mismo de joven, pero muchos años de eso, ahora debía dedicarse a planificar una nueva estrategia, ahora con la cabeza un poco más fría podía admitir que volar el castillo fue un poco precipitado, con la magia de la varita era obvio que la princesa se salvaría fácilmente, al menos con esto había ganado algo de tiempo haciendo creer a sus enemigos que había muerto, bueno, hasta que el humano regresara a su mundo y contara que seguía vivo.

Tomo otro buen sorbo de agua de pantano fermentada, por su grado de toxicidad podía ser considerado como alguna bebida con alcohol para algunas creaturas.

Los resultados habían sido decepcionantes pero no se sentía realmente derrotado, solo había esperado demasiado de una princesa caprichosa y egoísta, ¿Qué más se podía esperar de la autoproclamada realeza de Mewni?

Por un momento pensó que Star sería un poco diferente a sus ancestros.

Se paró y se adentró a la casa, dejaría al muchacho con suficiente libertad como para que intentara escapar, eso realmente no le importaba, si era lo suficientemente listo, cosa que con su tiempo observando a Star en la Tierra y su refugio era obvio que contaba con algún grado de inteligencia, encontraría la forma de salir del pantano hasta a uno de los asentamientos humanoides donde podría pedir algo de ayuda o conseguir una forma de regresar a su mundo, ahora debía pensar en cuáles serían sus siguientes jugadas.

Se tomó su tiempo adentro de la cabaña repasando viejas anotaciones, algunos esquemas de posibles planes viables de acuerdo a las condiciones del momento. Que alguien de la realeza, especialmente la princesa actual portadora de la varita, hubiera dejado el castillo para habitar en otro mundo con tan pocas defensas habían sido unas de las condiciones más favorables hasta el momento en años, en siglos en realidad.

Después de su último plan tendría que ver cual serían las reacciones del rey y la reina y actuar de acuerdo a esto, estos podrían decidir dejar a su hija aun en la Tierra, podían decidir trasladarla a otro reino, también podrían escoger regresarla a su hogar o incluso había la posibilidad de enviarla hasta el reformatorio para princesas caprichosas Santa Olga.

Cerca de la media noche decidió tomar algo de aire fresco de pantano, no se esperaba que se encontrara al humano ahí afuera, en la misma posición y lugar en que lo había dejado. En este momento ya lo pensaba en los límites del pantano con algunos rasguños.

Se acercó al humano, estaba planteando ofrecerle en un gesto cortes devolverlo a su dimensión, estando a su lado pudo ver su rostro, por la ligera humedad en sus mejillas podía decir que estuvo llorando y por su mirada era obvio que aún seguía afectado por lo vivido.

-¿Desde cuándo habías planeado esto?- pregunto Marco antes de que Toffee hablara.

La pregunta le sorprendió un poco, no esperaba que le preguntara sobre sus planes en este momento.

-Los últimos intentos de Ludo parecían más pensados que su habituales intentos de ataque contra Star, era por ti ¿verdad?-

Sabía que el chico era listo pero no esperaba que fuera igualmente observador, tanto para llegar a esa conclusión por sí solo.

Marco había estado unas buenas horas pensando, solo pensando, tanto que no le importó cuando oscureció o el aire del pantano se volvió algo frio. Pensó no solo en lo que le hiso Star si no también en todo el tiempo que convivio con ella así como los atentados de Ludo contra Star.

-¿Qué fue lo que te hicieron la familia Butterfly?-

No era ¿Por qué no querías la varita? O ¿Por qué querías destruirla? Esta pregunta iba directo al origen del problema. Este chico le sorprendía un poco.

Tenía la opción de no responder, no le debía nada a ese chico, pero decidió contarle algo de historia, historia verídica y no llena de mentiras como en los libros abundaban.

-Cuando los supuestos primeros habitantes de Mewni llegaron a estas tierras creyéndose con el derecho de llamarla suya la encontraron ya habitada por otros seres muy diferentes a ellos. Ellos los consideraron creaturas inferiores, barbaros, sin cerebro, ciertamente había algunos que encajaban con esas características, pero había otros que claramente eran de una capacidad intelectual similar e incluso superior, pero eran diferentes, tenían garras en lugar de dedos, colmillos en lugar de dientes, no eran agradables a la vista de los nobles conquistadores, eran monstruos-

Marco observó al hombre lagarto a su lado, este no le devolvía la mirada, miraba el pantano como él lo había estado haciendo hace unos momentos. En realidad había tenido sus sospechas desde que Star los hiso interpretar el día de independencia de Mewni, el sujeto a su lado se las estaba confirmando.

-Había una reina con su corte y su pueblo de campesinos desembarcando y estableciéndose en los las tierras más fértiles, en las menos hostiles también, pero obviamente debían expulsar a las “pestes”, como empezaron a llamar a los habitantes originarios de esos lugares, pequeños pueblos, tribus y familias de creaturas que por no estar mejores adaptados a los otros entornes habitaban esos prados y bosques menos peligrosos, obviamente plantaron lucha pero superados en número y amenazados con armas de acero y metal, cosa que antes no habían visto, la mayoría fueron asesinados y obligados a huir. De los sobrevivientes de estos pueblos los demás monstruos se enteraron de esta hostil invasión, se empezaron a preguntar si sus bosques serían los siguientes, si sus familias también sufrirían la misma suerte. Algunos debatían en ir directo a la batalla y expulsar a los invasores o enviar a alguien a cuestionar sus intenciones. Mientras tanto los colonizadores hacían sus casas y castillos sobre las tierras que habían robado a sus antiguos propietarios-

Marco ya podía concluir por el tono frio de voz y una mirada afilada que ese relato lo estaba tomando muy personal para su narrador. Era comprensible, estaba hablando de la historia de su gente, de su mundo, cuando hablaban de la conquista, de los europeos llegando a América, no haciendo cosas muy diferentes a lo que Toffee le estaba narrando, él también se sintió triste y dolorido por esa clase de pasado.

-Hubo peleas, hubo intentos de negociación, pero para ellos seguíamos siendo simples monstruos, no teníamos los mismos derechos solo porque ellos lo decidieron. Hubo tantas muertes en ambos bandos que era más la perdida que la ganancia. Ambos bandos empezaron a reflexionar que si esto no se detenía pronto no habría nadie quien habitara Mewni, se decidió que ambas partes se encontraran en los límites de un bosque, un lugar neutro para negociar, la reina había perdido a más de la mitad de su ejército, por lo que trajo para escoltarla a más de la mitad de los campesinos que la acompañaron en su colonización como parte de su escolta, por lo que por la parte de los monstruos decidieron ser justos y no traer armas sabiendo que estaban enfrentando civiles, y liderando a su grupo escogieron a los más sabios y fuertes, estos se encargarían de negociar con estos invasores para detener toda esta matanza. Pero sorpresa, todo había sido una trampa, se sabía que la reina tenia magia, pero no que tan fuerte era o que alcance tenia, por lo que nadie espero que convirtiera a sus campesinos en fuertes soldados de su ejército en cuestión de segundos fuertemente blindados y armados de pies a cabeza, la balanza rápidamente estaba inclinado del lado de la reina y sus nuevos soldados frente a un grupo de sorprendidos y desprotegidos monstruos. Tal vez ya hayas escogido de ese día, ellos la conocen como el día de independencia de Mewni, nosotros la conocemos como el día de la masacre de los monstruos, literalmente eso fue lo que ocurrió. Así que la reina gano, los monstruos sobrevivientes tuvieron que lidiar con la derrota y tratar de sobrevivir en su propia tierra tratados con desprecios por los invasores, siempre en una delgada tensión latente en la que si un día estos recordaran sus días de gloria obviamente tratarían de volver a recuperar sus tierras, tal vez por eso llevaron a la actual princesa a la tierra, sus constantes tratos hostiles contra los monstruos estaban provocando lo que generaciones de reinas habían tratado de evitar que ocurriera de nuevo, una sangrienta guerra, pero esta vez son tiempos más modernos, obviamente sus aliados con otras dimensiones verían con malos ojos que volvieran a repetir ese tipo de historia-

-¿Era por eso?- pregunto el humano sorprendido por el relato y que este hubiera hablado tanto, con esto le llegaron muchas respuestas al igual que dudas, cuando recibió la mirada fría de su interlocutor supo que su pregunta había sonado como si escuchar la masacre de toda una civilización no era importante, lo cual si era –Digo, sé que es horrible lo que paso, incluso en la Tierra cosas muy parecidas pasaron, no entre monstruos y humanos, o sea lo que sean Star y su gente, sino entre humanos, civilizaciones más avanzadas dominando a los indígenas de las tierras conquistadas, pero de eso han pasado siglos seguramente, vengarte de la realeza por algo que paso por un ancestro suyo es cargar un rencor y odio demasiado pesado-

-Ciertamente han sido siglos muy largos, pero siendo que yo mismo viví esa historia no puedo olvidarla-

Eso quizás era lo más sorprendente que le había dicho esa noche Toffee, si es que decía la verdad entonces el hombre lagarto a su lado quizás tendría mil años o más.

-¿Cuánta edad tienes?-

-Los suficientes para saber los hechos reales de la historia de Mewni. Mi padre fue quien lideraría las negociaciones entre los monstruos y la reina, en su lugar fue el primero en morir en esa masacre-

Ahora le quedaba más claro porque tanta dedicación en su venganza. Tanto para observar lo suficiente como para secuestrarlo y suponer que podría ser una debilidad de Star, tanto como esperar años en busca de una retribución por lo que le paso a él y su familia.

Era triste, pero también comprensible, no es lo mismo pensar en lo que paso hace años sin relación a algo que viviste en carne propia.

-Yo… lo siento-

¿Qué tanto podía expresar con ese simple lo siento? Un lo siento por la pérdida de su padre, por haber tenido que sufrir una clara injusticia y una masacre hacia su gente, por años de dolor. Un simple lo siento quizás no podría expresar todo eso, pero aun así lo sentía.

No esperaba escuchar esas palabras del chico que había secuestrado y amenazado con aplastar hasta morir, al parecer aun podía recibir un par de sorpresas en su vida.

Se quedaron en silencio después de aquello, observando el pantano iluminado por el par de lunas de Mewni y las luciérnagas. Ambos tenían mucho que pensar.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).