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Mi Profesor Favorito [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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Notas del fanfic:

Quise probar algo nuevo, espero que de verdad les guste >w<

Notas del capitulo:

(El que este fic permanezca activo es decisión de ustedes, Dejen Review para confirmar que quieren que lo continúe uwu)

Advertencia: No maten a Midori por el comportamiento de Ryuga en este Fic, sabemos que estan acostumbradas a otro tipo de Ryuga, ella les promete que no sera por mucho tiempo xD

(Esta advertencia va mayormente para sus antiguos lectores) ewe

Espero altualizar una vez por semana, así que por favor estén al pendiente <3


La luz del molesto sol se colaba entre las cortinas por una muy pequeña brecha entre ellas dándote justa y exclusivamente en tu cara. Apretaste tus párpados con fuerza arrugando toda tu cara por la molesta luz, para luego abrir tus ojos lentamente. Tu mirada borrosa se centró por unos segundos al techo parpadeando constantemente para así lograr despertarte un poco más.
Con pereza, te levantaste y te sentaste en la orilla de la cama, te estiraste un poco y trataste de encontrar tus pantalones. Notaste que una parte de ellos se asomaba por debajo de la cama y estabas a punto de tomarlos cuando sentiste unas manos pasearse por tu espalda hasta tu pecho y abrazarte de estar forma. Sin decir nada, ni cambiar tu expresión seria, alejaste las manos y seguiste buscando tu ropa.
-Buenos días- una voz tan melosa que te causó asco rompió el silencio de la amplia habitación- ¿Ya te vas? ¿Tan pronto?- comenzó a preguntarte la mujer que se encontraba detrás de ti.
-...- aún sin decir una palabra, te levantaste ya con los pantalones puestos caminando hacia donde estaban tu camisa y chaqueta, que se encontraban al lado de la puerta.
-Ay, que grosero- fingiendo molestia la mujer que aún se encontraba en la cama, la cual comenzó a estirar su cuerpo. Una chica de largo cabello castaño y hermosos ojos azules como tanto te gustaba. Siempre has tenido una gran debilidad hacías ojos que posean ese hermoso y vivo color, pero no entremos en detalles ahora.
Volviste a ignorarla colocándote los zapatos casi listo para irte, escuchando de nuevo el crujir de la cama cuando te levantaste para chequear que nada se quedaba. Tu celular en el bolsillo izquierdo, tu cartera en el bolsillo derecho, las llaves de tu moto en tu mano... no recuerdas haber traído nada más aparte de los preservativos que usaste la noche anterior.
Ya con todo guardado y en su lugar caminaste libremente hacia la puerta para poder largarte de una vez por todas.
-Nos vemos, Ryuga-san- a propósito, de nuevo, la mujer volvió a usar esa voz melosa haciéndote volver a arrugar el rostro con desprecio sin dejar de caminar, como si algo oliera mal en ese lugar.
-No me llames y borra mi número de teléfono, Camila- dijiste cortante cruzando la puerta de la habitación sin importarte no haberla cerrarla.
-¡Es Cordelia!- gritó la mujer y tu sólo volviste a ignorarla importándote muy poco tu falta de atención hacia el nombre de la mujer dirigiéndote hacia la salida de la casa. Si permaneces más tiempo ahí tu cabeza va a explotará.
Maldices por lo bajo cuando el sol quema ligeramente tus ojos con su fuerte brillo, y después de sobarlos un poco con tus dedos, colocaste tu mano en tu frente como una especie de barrera que protegiera a tus ojos de ese molesto brillo.
Te encaminaste con rapidez hacia tu moto, te colocaste el casco, la encendiste y te montaste en ella arrancando sin delicadeza alcanzando una gran velocidad en unos pocos segundos.
Las personas dicen que tu actitud rebelde, pretenciosa, ególatra y narcisista; se te quitaría si te consiguieras una novia y dejaras de ser tan mujeriego y “galán”. Y mientras más te lo dicen, más piensas que es una estupidez.
El hecho de que algún día te consigas una novia y dejes de ser un poco, sólo un poco, menos mujeriego; no hará que dejes de tener esa actitud que tanto te caracterizaba y te tomó años mejorar, y piensas que será así por mucho más tiempo. Además, las chicas, y porque no, también chicos, con los que has salido/acostado, siempre te dicen que es eso lo que más les gusta de ti.
Seguiste conduciendo por un buen rato, tenías un compromiso en unos 30 minutos y no tenías mucha prisa en llegar temprano. Una o dos horas de retraso no mataba a nadie. Habías escuchado que había un café que no tenía mucho tiempo de haberse inaugurado, por lo que te pareció buena idea ir un rato y ver qué de bueno tenía.
Entraste, con tu mirada analizaste rápidamente el lugar notando que no estaba tan mal, se parecía mucho a los cafés ochenteros que aparecen en las viejas películas, sólo que con un toque más moderno. Te encaminaste a una de las pocas mesas que aún estaban vacías, se encontraba al lado de una gran ventana con vista a la calle y dejaste tu casco sobre la mesa al sentarte. Pocos segundos después de sentarte, una chica pelirroja de ojos azules, grades pestañas, piel lechosa y portando un delantal blanco se acercó a tu mesa con una sonrisa nerviosa, y como siempre hacías con las chicas que te parecían buen “partido”, le diste una sonrisa ladina mostrando tus blancos dientes.
-¿P-Puedo tomar su orden?- dijo la chica con una libreta y bolígrafo entre sus manos.
-¿Y si te quiero a ti?- le dijiste con ese todo galán sin dejar de sonreírle.
-Y-Yo…- la chica se coloró completamente y parecía una tortuga escondiendo su cara detrás de la libreta que tenía entre sus manos.

Al notar que ella aún no pensaba decirte nada, seguiste con tu postura rompe-corazones.

-Vamos preciosa, no seas tímida. ¿Porque no mejor me das tu nombre?- ella asomó sus grandes ojos por la pequeña libreta y tu no dejaste de sonreír tratando de darle la confianza suficiente como para lograr que te pase su número.
-Es Mizune Haruka…- susurró ella saliendo de su escondite- Un gusto…-
-Soy Ryuga Kishatu, el gusto es mío- colocaste el codo en la mesa y recostaste tu cabeza en los nudillos de tu mano- Solo dame un Late Vainilla y dos Donuts. Y de paso, sólo si gustas, me das tu número linda- volviste a sonreír mostrando esa sonrisa tan perfecta.
-E-Entendido- la chica, de nuevo roja, después de dar una reverencia se comenzó a alejar. Orgulloso nuevamente de la gran habilidad que tienes para hacer con las mujeres caigan ante ti, decidiste esperar tu orden revisando tu celular. Al encenderlo lo primero que notaste fue un sinfín de llamadas y mensajes de tu padre, las ignoraste al instante y proseguiste a borrar el número de aquella chica que hace rato dejaste.
Después de unos minutos notaste como alguien se sentaba frente a ti, y al parecer no notaba que tú estabas ocupando es mesa.
-*¿Y éste que se cree?*- pensaste bajando tu celular y viendo al chico fijamente. Su cabello era extrañamente alborotado y se mantenía arriba, de un color verde oscuro y reflejos esmeraldas, éste tenía su cabeza prácticamente metida en un libro, y a pensar de eso podía ver unas extrañas marcas debajo de sus ojos.
Notaste que por estar pegado al libro no se dio cuenta de que tú estabas ahí
- Oye, ¿estás ciego? Yo estoy aquí- de una manera brusca, que era otra de las cosas que te caracterizaba, trataste de llamar la atención del chico. Al notar como él seguía sin prestarte atención aún metido en su libro, que debía ser muy interesante como para ignorarte de ese modo. Le diste un golpe a la mesa volviendo a gritarle mirándolo ya fastidiado, definitivamente la paciencia no era una de tus virtudes y no te gusta para nada que la gente te esté ignorando. Muy poco te intereso que la gente que se encontraba en ese lugar se te quedara viendo con temor.
Tu último intento de llamar su atención funcionó, ya que al hacerlo, de una forma pausada y tranquila chico sacó la cabeza de ese libro y se te quedo mirando. Tu expresión cambio completamente en una fracción de segundo mientras contenías tu respiración analizando el hermoso azul que se escondía detrás del lente de sus gafas. Tan brillantes, tan bellos, tan profundos que eran difícil de desfibrar que podría estar pensando en ese momento. Eran finos y serios, le daban un toque de madures a decir verdad. Un azul zafiro tan atrayendo y cautivador que te hizo olvidar por completo que fue lo que te molesto.
El chico aclaró su garganta desviando su mirada algo incomodo por la tuya que estaba tan concentrada en él.
-¿Sucede algo?- preguntó.
-…- Te quedaste callado aún embobado por esa mirada. Viste como tomó uno de sus mechones que estaban sobre su cara y lo acomodo detrás de su oreja tratando de disimular que se encontraba aún incomodo.- Yo estoy aquí- dijiste al recuperarte de esa extraña sensación volviendo a ser el tú de siempre sin poder dejar de mirar esos ojos.
-Cierto. Disculpe mi atrevimiento, no lo noté- el chico estuvo a punto de levantarse pero tú lo detuviste.
-Espera. No hay problema si te quedas aquí. Después de todo no hay otro lugar donde sentarse- dijiste rápidamente y él analizo el lugar que, efectivamente, estaba tan lleno que no había una mesa vacía, por lo que volvió a sentarse agradeciendo tu amabilidad.

Tú siendo amable….Eso no se ve todos los días.

Notas finales:

¿Qué les aprecio? qUq

De verdad me gustaría que a ustedes les parezca bien seguirlo owo

Ok, como no se mucho de los chicos rebeldes, así que escribiré esto con mi vaga experiencia xD

Necesito su ayuda con algo: Es posible que los padres de Ryuga tenga un papel importante en este fic, en especial su padre, por lo que necesito su ayuda para darle un nombre a cada uno :)

(Si quieren me ayudan con lo de los chicos rebeldes también ewe xD)

Sin más, Espero sus encantadores Review! >w<

Nos vemos >wo
Besos


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