Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi disfraz por 1827kratSN

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Muy Buenos.... lo que sea XD

Su loca fanficker hoy les dará algo así como especiales por halloween (?)

Espero lo disfruten tanto como yo al escribirlos~

Notas del capitulo:

Holi~

Bueno, se preguntarán

¿Y ésta, por qué publica un short y no actualiza sus long fics?

La razón es simple... porque puedo

jajajjaja

Ya en serio, la inspiración vino y tengo tres fics para celebrar halloween o algo así jajaja, lamento no actualizar los fics en proceso pero... no tengo idea de cómo continuarlos, mucho más porque en uno hago sufrir a muchos y esa tarea es dura porque aleja a lectores

Cambiando de tema.... este fic es una especie de allx27

que terminará en una sola pareja

Adivinen quien se ganó el corazón del cielo~~~

Aleer~~~

 

 

Halloween, fiesta, fecha, celebración, era de todo menos el tema principal de los pensamientos de cierto castaño que centrado en su tarea de organizar, firmar, certificar, ordenar y bla, bla, bla, bla… papeleo. Tsunayoshi Sawada actual décimo Vongola que cruzaba sus hermosos 24 años, bien vividos y eso incluía a su amplia familia que lo ayudaba en todo… hasta en darle más papeleo porque se pasaban del límite en las misiones. Estaba concentrado en cómo lidiar con Varia para que se enfrentaran a la tediosa tarea de hacerse análisis médicos, incluyendo psicológicos, rutinarios y anuales solo para verificar su buen estado. Obviamente nunca colaborarían de buena manera, pero era necesario hacer ese proceso porque era un requisito planteado por no sé cuál heredero, de épocas anteriores, a puesto de capo mafioso en esa familia complicada y llena de secretos… Sea como fuere, el castaño no estaba prestando atención a su alrededor

 

 

-no quiero seguir – se quejó exactamente a las dos de la tarde de un hermoso día soleado. Soltó un suspiro mientras dejaba los papeles, los alejaba de su vista… aunque poco podía hacer puesto tenía dos pilas muy cerca – estoy cansado – se quejó una vez más mientras se aflojaba la corbata de ese intacto traje que usaba como requisito y posaba su mejilla en la madera de ese finísimo mueble que era su escritorio

-Juudaime, tengo los informes listos, solo falta que los… – la furiosa tormenta hacía su aparición, con aquel semblante serio, firme, indiscutiblemente atractivo a esa edad – Juudaime, no se duerma encima del escritorio – cambió esa seriedad por una suave sonrisa mientras dejaba las carpetas correspondientes en un espacio que encontró

-Hayato… ya no quiero hacer más papeleo – se quejó de forma infantil, haciendo un leve puchero. En estos años maduró, era verdad pero eso no quería decir que su actitud infantil no lo acosara de vez en cuando

-entonces tómese un descanso, los preparativos están listos para mañana, podemos decir que se merece un tiempo para prepararse – con dulzura se acercó al castaño y acarició esos cabellos rebeldes

-¿preparativos? – levantó su mirada y sus ojos chocolates se toparon con los verdes – no recuerdo que… ¿preparativos para qué?

-acaso no lo recuerdas, dame-Tsuna – una voz gruesa, firme, sádica y claro… conocida a la perfección, retumbó desde la puerta – tú mismo aceptaste la oferta de dame-Dino

-oferta, oferta – el castaño volvió a recostarse en el escritorio haciendo memoria, sin fijarse que la mirada oscura de Reborn amenazaba a Hayato para que se alejara, pero el ojiesmeralda se negaba y seguía en su sitio… junto a Tsuna – ya lo recordé… aquella fiesta – suspiró levantándose con pesadez mostrando su figura más… más adulta pero no por ello dejaba de ser, o al menos parecer, frágil como en sus tiempos mozos donde su mayor preocupación era llegar tarde a clases y ser mordido hasta la muerte – Dino dijo que sería una oportunidad de festejar con la familia y aliados – repitió lo que dijo su autoproclamado hermano mayor y suspiró. A paso calmo se alejó de su escritorio, de Hayato y se acercó a Reborn. Su silueta se movía con gracia, sus cabellos danzaban al compás de cada paso, su mirada brillaba, su piel destellaba pureza pues nadie lo había manchado hasta ahora, parecía tan… angelical que… – Reborn… ¿qué tanto me miras? – ladeó su rostro un poco, e hizo una leve mueca de curiosidad mientras observaba a su tutor… que por alguna razón nunca dejó de ser su tutor a pesar de que ya era el jefe mafioso de Vongola

-pareces un mocoso protestando porque no quiere ir a clases – le dijo de inmediato, mirándolo con serenidad y acomodando su fedora pues el ceño fruncido de Tsuna le daba gracia… además que esos labios apretados con fuerza le daban curiosidad

-Reborn… podrías intentar al menos dejar de lado los insultos, soy tu jefe ahora – aunque claro, el otro lo ignoró y Tsuna suspiró. Sin más salió de la oficina, pasando a lado de Reborn, sin sentir miedo de aquel hombre que ahora se veía adulto, pues Verde hizo no sé qué y ahora los arcobalenos parecían tener alrededor de la edad de la décima generación, entre los 24 y 25 años

-¿a dónde va, Juudaime? – se apresuró a interrogar, saliendo detrás de Tsuna e ignorando la advertencia silente del hitman para que se alejara del cielo

-Dino dijo Halloween y para eso hay que escoger disfraz – sonrió al estar fuera de esas cuatro paredes – tomaré un descanso mientras lo busco – para el cielo era la excusa perfecta de liberarse del trabajo

-no hace falta – Reborn detuvo el caminar del castaño que se resignó a lo que venía – tu disfraz está escogido y será puesto en tu habitación en la noche

-pero se supone que debo escogerlo y medírmelo

-lo mandó Dino como un obsequio – habló… pero era mentira. Ese disfraz fue escogido en una votación secreta en la que participaron todos los guardianes y como extra se incluyó el hitman, porque tenían un objetivo en común, solo por esa ocasión todos estuvieron de acuerdo – así que aprécialo y te lo pondrás, es justo de tu talla

-¿cómo lo sabes? – miró a Reborn, el otro solo lo ignoró y se fue

-porque me preguntó detalles – Hayato sonrió al ver la resignación de su jefe a volver al trabajo – obviamente yo se ese tipo de especificaciones acerca de usted

-gracias – suspiró Tsuna – pero de todos modos iré a la cocina por algo de comer

 

 

Y así el décimo capo se escapó del papeleo por una hora entera. Se fue a la cocina a platicar con las empleadas, con las chicas que se encontró por allí, con I-pin, con Fuuta con todos los huéspedes de esa enorme mansión, porque quería aplazar su tediosa labor lo más que pudiera. Lo que ignoraba y seguiría ignorando el castaño, era la maquiavélica treta que diferentes miembros de esa mansión armaban para ponerla en práctica el día de la dichosa fiesta, porque… todos tenían la misma misión. Ganarse a Tsuna y reclamarlo como suyo. Esto solo significaba una cosa y eso era… guerra. Aunque claro, solo habría un ganador pues todos era lo suficientemente egoístas como para nunca aceptar una relación múltiple o como sea que se llamase a eso

Ingenuo Tsuna, nunca se dio cuenta de las intenciones de los que a su alrededor vivían. Para el castaño todos ellos eran sus amigos, su familia, las personas en las que podía confiar y a las que debía parar de vez en cuando porque empezaban peleas sin sentido… más o menos. Tsuna adoraba la calidez de su ahora hogar, pues tenía a todos reunidos en las comidas, platicaba con cada uno, cuidaba con dedicación de todos por igual, se reía al verlos discutir en ocasiones, vio crecer a cada uno de ellos, los vio madurar y maduró también. Se volvió mafioso para protegerlos a todos y lo había logrado, era fuerte, era seguro mientras los tuviera cerca, era decidido y desde hace algunos años era… como decirlo… solicitado para desposar a las hijas de quienes querían formar una alianza con Vongola. Cuando la primera oferta llegó Tsuna casi se atora y muere de asfixia, gracias al cielo que un extremo amigo sabía primeros auxilios, más o menos, pues al final terminó siendo cargado como princesa en los brazos de Ryohei. Eso no era lo importante, lo que sí lo era,  eran las ofertas de matrimonio. Obviamente rechazó a todas y cada una, siendo sinceros le parecía gracioso pues en los últimos meses hasta hombres se incluían en esta… confabulación

Pero ahora mientras terminaba con el papeleo y admiraba la oscuridad del cielo, Tsuna sonreía, estaba emocionado, una fiesta no siempre… ¿a quién engañaba? Le gustaba las fiestas de Vongola, no supo desde cuando las ansiaba porque a más de divertirse con los juegos extraños o con la simple alegría de ver a todos reunidos bebiendo alcohol y haciendo locuras que terminaban con un desastre en la mansión, debía aumentarle el hecho de ver a los demás. Reunirse con los Shimon, ver a los Arcobalenos, a los Cavallone, a los Varia, hasta llegó a ver a Byakuran en muchas ocasiones, aunque claro… se empalagó con esa última visita, pues le obligó a comer malvaviscos hasta casi intoxicarse de tanto dulce… curiosamente desde esa vez no lo había visto más. Aunque después de que Byakuran lo tratara como a una “princesa” no sabía cómo enfrentarlo sin reírse por la situación en donde el peliblanco parecía demasiado pasado de copas. Ingenuo y torpe Tsuna... tal vez solo era inocente

Se estaba terminando de poner el pijama cuando alguien tocó su puerta, una de las sirvientas que le dejó la caja que supuso contenía su disfraz. La despidió con una sonrisa y se quedó sentado un rato en su cama, vio el disfraz y no estaba mal, parecía que era de su talla y lo dejó de lado. Se quedó viendo el cielo a través de su ventana, la noche estaba estrellada y sonreía con dulzura. Ansiaba que en la fiesta del día siguiente algo pasara porque estaba cansado de esperar que…

 

 

-Tsuna-nii – esa voz acompañada del griterío de otras dos le sacó de sus pensamientos – ¡mira nuestros disfraces! – Lambo sonreía en amplitud mientras llevaba consigo un paquete, I-pin estaba detrás y Fuuta con más calma también se asomaba con una sonrisa

-parecen emocionados – los dejó sentarse en la cama con él y observó los detalles que ellos mostraban

-han esperado esto por días – se reía Fuuta quien como el mayor los detenía, pues a pesar de ya casi llegar a cumplir sus 15 años los dos menores hacían travesuras de vez en cuando y si toda la familia se reunía era mucho peor

-seremos zombis – se reía Lambo al ver los detalles en rojo que adornaba la ropa agujerada y en apariencia vieja – con I-pin asustaremos a las empleadas ese día – planeaba como un niño pequeño – yare, yare, joven Vongola, ¿me pones atención? – se quejaba ya poniéndose serio al ver al castaño de nuevo perdido en la visión a través de la ventana

-¿en qué piensas? – I-pin se fijó en la expresión de añoranza del jefe – acaso tú… ¿estás enamorado, Tsuna-nii?

-¿enamorado? – los otros dos jóvenes miraron al castaño que ligeramente avergonzado los vio a todos – ¿en serio?

-¿de qué hablas? – sonrió nervioso pues sabía que las mujeres tenían un sexto sentido, pero I-pin era demasiado joven… ¿o es que desde esa edad ya tenían esas cosas?

-tus ojos brillan – sonrió la pelinegra acercándose más a Tsuna – ¡estás enamorado! Tengo que decirle a las chicas – se reía con sutileza como quien piensa hacer una travesura pequeña. Aunque siendo mujer sabía que el décimo capo jamás diría nombres… pero una pista era una pista y así se ganaría su paga, además tenía un aliado… Fuuta escucharía lo demás

-I-pin espera, no es eso y… – pero la pelinegra no le hizo caso y se fue casi corriendo con su disfraz a cuestas – ustedes no vayan con ese cuento también – suspiró mirando a los otros dos – me meterán en problemas

-¿quién es? – se interesó Lambo, pues detrás de todo eso, alguien le dio cierto soborno de dulces y billetes, seguidos de una amenaza para que averiguara eso sutilmente, claro, con sutileza – dime… ¿quién te gusta, Tsuna? ¿Es de aquí? ¿Es una mujer? ¿Es un hombre? ¡¿Cómo se llama?!

-Lambo, no seas insistente – se quejó Tsuna pero sonrió antes de palmear la cabeza de Lambo – se imaginan cosas

-¿es decir que nadie te gusta? – Fuuta miraba al castaño con interés disimulado – nunca te he visto con nadie Tsuna-nii… deberías buscar a alguien, te ayudo… tengo dos buenas opciones

-no gracias – se reía por la ocurrencia de Fuuta – yo no quiero ayuda

-entonces, ¿ya encontraste a alguien? – Lambo dejó de lado sus ideas de travesuras para ponerle atención a lo que Tsuna que se reía

-quien sabe – vio al emoción de los otros dos y se quedó satisfecho, eso los mataría por ahora, refiriéndose a la curiosidad juvenil – pero son cosas mías, ahora… dejen que duerma, estoy agotado – Sin dejar que los otros siguieran con sus preguntas, los sacó de su cuarto, ya suficiente hizo con dejarles en la duda, ya tendrían en algo en que pensar y… lo dejarían en paz, al menos esa noche

 

 

Grave error, la sola frase de “quién sabe, son cosas mías” despertó el furor en los tres adolescentes que sin más a paso calmado se alejaban. Al menos hasta que alcanzaron la suficiente distancia del cuarto de Tsuna y empezaron a  correr a donde su respectivo chantajista. Soltaron todo lo que escucharon y recibieron su paga. Y con ello, la paz del día siguiente se acabaría, más o menos

 

Temprano en la mañana Tsuna se levantó con un ligero estremecimiento, bien… no sabía qué fue eso, no era una mala señal, al menos su intuición no decía que fuera algún enemigo o algo así. Era diferente, le advertía de problemas pero no eran graves… solo problemas, como cuando Mukuro y Kyoya se peleaban, en si… era eso. Tsuna vio por su ventana, a la que se le olvidó cerrar las cortinas, mostrar una pantalla de humo que se le hizo extraño. Aun somnoliento y desorientado se acercó al ventanal, abrió lo suficiente como para asomar su cabeza y tratar de distinguir algo. Sonidos metálicos, como cuando armas chocan, un disparo… bueno Reborn disparaba cuando perdía la paciencia, un insulto, una risita conocida y maliciosa, un gruñido y promesas de muerte, un extremo por aquí y allá, reclamos femeninos y al final una nueva explosión… raro… muy raro

 

 

-YA BASTA – gritó a todo pulmón y el silencio se hizo presente. Tsuna  reconoció a cada involucrado en esa humareda o polvareda, como fuere, sabía que peleaban, pero… ¿por qué?

-Juudaime, debería descansar un poco más – Tsuna sonrió, adivinó quien sería el primero en hablar. Admiraba el polvo desaparecer y se frotó un ojo, bostezaba ligeramente pues suponía que al menos debían ser… seis y treinta y cinco de la mañana, sip, era exacto lo que su reloj verificaba

-¿qué hacen? – cuando al fin podía ver a todos ladeó su cabeza un poco – ¿y porque hasta Chrome, Haru y Kyoko están allí? – miraba a las mencionadas, quienes sonrojadas se ponían en pose serena y saludaban. Respondió a todos los saludos con su mano en un gesto estándar y siguió esperando respuesta mientras balanceaba uno de sus pies

-entrenamiento. Verifico la calidad de tus guardianes, dame-Tsuna

-esto es, ¡extrema competencia!

-kufufufu… ¿no quieres ser el premio?

-no le hables así a juudaime, maldita piña

-boss… esto es solo… practicaba con Mukuro-sama

-jajaja… yo Tsuna, es bueno estirar un poco antes del desayuno… ¿quieres unirte?

-herbívoro – Tsuna miró al último, el azabache que guardaba sus tonfas miraba mal al resto y se encaminaba a la mansión

-ya veo – Tsuna volvió a bostezar y se estiró – solo no destrocen nada… los veo en el desayuno – y sin más cerró su ventana y fue a arreglarse pues tenía un par de cosas que hacer antes de la fiesta

 

 

Un desayuno cualquiera, con un castaño suspirando levemente al terminar su porción, no se fijó que todos se miraban retadoramente en la mesa. El jefe se excusó y fue a resolver los informes pendientes antes de irse a una reunión con Timoteo para platicar un rato y comer algo. Todos seguían con la mirada al castaño hasta que desapareció del enorme comedor. Después el aura tensa, los menores fueron prácticamente echados de la zona y la seriedad fue cortada por…

 

 

-¡es mío! – gruñó Hibari – más les vale alejarse o kamikorosu

-kufufufu… el Vongola es mío, no te adelantes a suposiciones ave-kun

-juudaime jamás se fijaría en ninguno de ustedes

-jajaja… calma todos, dejen las cosas como están… pues no perderé ante ustedes

-yo soy quien más ama a Tsuna-kun – Kyoko se veía decidida al igual que las demás chicas que al ser de menor número debían defenderse más

-les voy a demostrar que me ama a mí, ¡al extremo!

-¡hahi! ustedes no tienen oportunidad, Tsuna-san quiere a Haru

-una mujer no es suficiente para dame-Tsuna, un hombre puede mostrarle lo mejor de una vida en pareja – se jactaba Reborn

-no dejaré a boss, incluso si debo enfrentarme a Mukuro-sama

-juudaime solo elegirá a uno – Hayato alzó su voz viendo de forma amenazante a todos – y el afortunado debe ser alguien que lo entienda y proteja… como yo

-antes de que sigan con las razones por las que Tsuna los elegiría – Kyoko interrumpió a todos y habló con seguridad – hay que reconocer que Tsuna es quien va a elegir al final, nadie lo puede obligar

-Kyoko-chan tiene razón – secundó Haru mirando a todos – ninguno tiene derecho a obligarlo a nada

-así que… dices que cada quien debe intentar seducirlo o algo así. Que buena idea kufufufu

-me parece bien – Reborn cortó las palabras de las chicas y sonrió con malicia – quien se merezca la confesión de Tsuna esta noche… gana

-esto no debería ser una competencia – refutó Hayato – el cariño del décimo es un bien preciado, lo voy a defender

-¡entonces esto es una competencia extrema! ¡Cada quien luchará por la atención de Sawada! ¡Y yo ganaré, al extremo!

-si Tsuna no acepta, deberán respetarlo – bufó Kyoko

-eso va para ustedes también – sonrió Reborn mirándolas

-calma, calma… ya se decidió. Entonces quien gane una afirmativa de Tsuna puede reclamarlo y los demás se resignarán – sonrió Yamamoto – así que no hay que pelear y…

 

 

Pero nadie se quedó a escuchar, pues cada quien ya tenía en mente su plan de acción, aunque… nunca dijeron que empezarían en la fiesta, ¿verdad? Hayato aprovechó su puesto como mano derecha y en menos de diez minutos ya trazó su plan. Ingresando a ese despacho con una bandeja, un té, un postre y una sonrisa. Nadie podía negar que él tenía más oportunidades

 

 

-¿Hayato? ¿Qué?… pero si recién acabamos de desayunar – se sorprendió al verlo entrar

-lo vi – Hayato dejó la bandeja en la mesita de centro que había junto a los sofás para cuando charlaban con invitados e invitó al castaño a acercarse – no desayunó como era correcto, ¿está estresado?

-no es eso – sonrió aceptando que de verdad no comió como se debe, solo un par de tostadas y el jugo de naranja, así que la fruta, pan fresco, yogurt y mantequilla entre otras cosas en pequeñas porciones se veían apetecibles – solo que… quiero deshacerme del papeleo para estar libre antes de la fiesta – dijo el castaño mientras probaba lo que le trajeron, saboreando todo con delicadeza y sonriéndole a la tormenta que embelesado solo miraba a su jefe

-es usted muy tierno – admiró al castaño y sonrió, las sonrisas gentiles solo se las daría a ese castaño – me gustaría estar a su lado siempre

-y lo estarás, me lo prometiste hace años – sonrió Tsuna con amabilidad – eres muy preciado Hayato, gracias por ser un buen amigo siempre

 

 

Primer intento, fallido, y Hayato no pudo ni siquiera seguir porque a pesar de las ganas que tenía de explicarle todo al castaño debía dejar todo de lado porque las tareas eran prioridad. Recibió un rechazo pero eso no significaba que no volvería a intentarlo en la fiesta. Aunque por el momento debía ayudarle a Tsuna con el papeleo para que todo quedara hecho y pudiesen salir a su siguiente cita

 

 

-¿Takeshi está listo? – Tsuna miraba su reloj y agradecía la ayuda, terminó antes y ahora no estaba apurado para salir

-si juudaime, lo espera en el auto, yo me encargo de estos papeles – Tsuna solo sonrió antes de meterse al auto junto con su guardián de la lluvia para realizar el viaje hacia la casa que ocupaba el retirado Noveno

-te ves emocionado, Tsuna – sonreía Takeshi a su lado

-lo estoy, hace tiempo que no hablo con el noveno… es como mi abuelo, me hace ilusión verlo –

-a veces envidio a Timoteo-san – se ganó la mirada interesada de Tsuna y continuó – lo quieres mucho, desearía tener todo ese cariño para mí también – sutil y a la vez no tanto – ser amado por…

-también tienes mi cariño – sonrió Tsuna – al igual que con todos los demás, dicen que nadie puede quererlos igualitariamente pero ustedes son mi familia… puedo hacer eso. Los quiero a todos por igual… aunque me den más trabajo que hacer cuando destrozan cosas –

 

 

Y entre risas de nuevo había alguien rechazado pero no amedrentado. Durante el viaje Tsuna charlaba sobre todo, reía con su guardián de la lluvia, quien disfrutando de la compañía de Tsuna mandó algunas frases directas pero el castaño parecía nunca entenderlas y al final… nada. Solo terminó siendo testigo de que Tsuna adoraba al que consideraba su abuelo. Y al momento de regresar cuando iba a tomar ventaja de un nuevo viaje, no esperó que alguien se le uniera y arruinara su plan. Dino llegó a la casa de Timoteo, se aferró a Tsuna como hermano consentidor, después estuvo Romario y al final… los jefes conversaban amenamente en el auto, incluyendo al resto, pero formando una barrera para que nadie más tuviera oportunidad de… declararse

 

 

-¿puedo ayudarte? – Tsuna ingresaba a la cocina donde Kyoko estaba ayudando en la preparación de los bocadillos terriblemente adorables, con motivos de esas fechas, todos con temáticas fantasmales pero sabrosos

-no es necesario Sawada-sama – cortó una de las empleadas pero por insistencia de jefe, le permitieron entrar en la cocina y ayudar – es bueno en lo que hace, un hombre perfecto – los halagos de las empleadas no faltaron al ver la forma del castaño en adornar los postres

-mamá me enseñó – sonreía y de pronto se dio cuenta de la mirada de la castaña – también eres buena en esto Kyoko-chan… serás una buena esposa cuando te cases

-gracias – se avergonzó y como entendiendo el asunto, las empleadas se excusaron para ir a dejar las bandejas respectivas en la zona adecuada – podría algún día también prepararte la cena, seríamos como una pareja… eso me gustaría y yo…

-no necesitas practicar conmigo Kyoko-chan… lo harás con el hombre que ames

-es por esa razón que yo – lo miró a los ojos y solo recibió una caricia en su cabello

-a quien elijas… le exigiré que siempre te trate bien – sonrió con dulzura – espero que seas feliz cuando eso pase

 

 

 

Y un Lambo buscando algo que probar de contrabando, mató  a la siguiente desafortunada, pues rompió todo ambiente y además… tomó la atención del castaño que llamando a los demás les ordenaba ayudar en el arreglo de todos los postres ya preparados. Pero rendirse jamás, pues ninguno de ellos triunfaba aún, así que nadie aseguraba que perdieron… esto solo era un intento fallido

 

 

-kufufu… parece que disfrutas de los preparativos – Mukuro había planeado bien, no quería molestias y aprovechó una distracción del décimo para encontrárselo en uno de los pasillos donde la gente no pasaba o era desviada por la ilusión que la propia niebla colocó

-claro, será divertido… ¿de qué te disfrazarás, Mukuro? – sonrió al ver a su guardián de la niebla cortarle el paso y llevar consigo un especie de flor de muchos colores, la misma que suponía era una ilusión

-yo no necesito disfraz, porque puedo ser lo que yo quiera, engañar a los demás es mi especialidad – sonrió con porte elegante acercándose al castaño y cediéndole aquella flor. Tsuna no retrocedió, tomó la flor pero la vio derramarse en pétalos en el aire, un lindo detalle. Mantuvo serenidad aun cuando el peliazul lo rodeó y susurró en su oído – ¿algún pedido?... ¿quieres verme de alguna manera en especial?

-si te atreves a bajar tu mano un poco más te disfrazaré de lesionado – amenazó al sentir como las manos de Mukuro lo agarraban las caderas y descendían con lentitud – no seas pervertido, Mukuro-kun

-kufufu… puedo ser de todo con tal de complacerte… Tsunayoshi – susurró con sensualidad en el oído del castaño

-no quiero nada contigo Mukuro – el peliazul se sorprendió al escucharlo pero no se alejó y por el contrario abrazó al castaño por la espalda pegándolo a su cuerpo – tus intenciones las tengo claras, es más… nunca las escondiste, pero debo rechazarte

-no me rechaces si aún no me has probado – sonrió con malicia mientras deslizaba sus manos por el vientre de Tsuna y…

-no me interesas – encendió sus llamas y la repentina calidez alejó a Mukuro – y si insistes en querer manosearme… me obligarás a enfrentarte Mukuro

 

 

Un intercambio de palabras más, alguna que otra caricia fuera de lugar, en resumen un descarado ilusionista pervertido y al final Tsuna dejó bien en claro que no le agradaban los acosadores sexuales que se atrevían a tocarle cierta parte de su anatomía. El castigo por ser mano suelta fue… el dolor agudo en la parte más dolorosa para un hombre. Esta vez Mukuro fue rechazado totalmente por el cielo y advertido con voz autoritaria para que se alejase, al menos si tenía  intenciones de dejar herederos

 

 

-Tsuna-san… se ve molesto, ¿pasó algo? – Haru se asomaba por el pasillo pues la ilusión se deshizo y el castaño salía con seriedad de aquel lugar

-nada malo – vio por un segundo a la muchacha castaña, los caireles, el vestido en tonos marrones que detallaban la figura, las joyas ostentosas, las sandalias con adornos hasta las rodillas, la corona y varios adornos en su piel, además del maquillaje marcado y… – una reina egipcia – se acercó con curiosidad al tocar el cabello de la muchacha  y arreglarlo pues un mechón se escapaba – te ves muy linda Haru

-gracias – se avergonzó por las palabras del décimo capo – me alegro que te guste, Tsuna-san… es bastante cómodo

-¿en serio? Pues me parece que las joyas pesan

-son de fantasía – se reía mientras jalaba al décimo para que la ayudara a decorar con los últimos detalles para el salón – las telarañas le dan un lindo toque

-aunque no creo que muchos se disfracen como es debido – sonreía el castaño, pues invitó a Varia, y ellos solo venían por el alcohol – ¡Haru! – vio a la castaña seguir derecho sin darse cuenta del escalón, no la iba a dejar caer así que la agarró de inmediato, pegándola a su pecho – ¿estás bien?

-Tsuna-san – se reunió de valor en ese momento, miró al castaño y respiró profundo y – usted me gus…

-juudaime, debe verificar que todo esté en su lugar – Hayato sonreía con malicia cuando el castaño salió para revisar todo después de disculparse con Haru por dejarla así

-¡eres un…!

-nadie prohibió el sabotaje

 

 

Pelearon, pelearon con insultos bajitos para no llamar la atención de nadie pero ya algunos escucharon y razonaron. Era verdad, nadie dijo que no podían hacer sabotaje, así que… manos a la obra. Se vigilaban entre sí, cada quien tenía en la mira a sus adversarios, atentos, evitando que el castaño se quedara a solas con alguien y nadie se fijó que cierto hitman no daba rastros de existencia. Al menos no en el lugar donde se llevaría la fiesta porque esperó con paciencia en cierta habitación donde el castaño debería ir por su propia cuenta

 

 

-qué difícil es organizar todo, gracias al cielo tengo a Hayato – suspiró el castaño mientras ingresaba a su cuarto. Aun debía alistarse para la fiesta, ya faltaba poco para que empezaran a llegar, es más, Dino y algunos miembros de su familia ya estaban listos en la planta baja. Tsuna se había reído al ver al rubio disfrazado de sombrerero puesto que él iba de…

-tardas mucho, Tsuna – como pocas veces no aplicó el “dame” como prefijo al nombre del castaño. Se levantó del cómodo sofá individual que en el cuarto del castaño había y sonrió – debes recibir a los invitados

-Reborn… pensé que habías ido a cambiarte – Tsuna se acercó a su cama y recogió la caja con su disfraz pero… - no está – dijo sorprendido

-¿buscas tu disfraz? – sonrió con malicia acercándose a paso calmado

-¿y tú de que te disfrazarás, Reborn? – pues lo veía con el mismo traje de siempre aunque sin fedora y con una camisa de tono amarillo un poco pálido – ¿dónde dejaste a Leon?

-he decidido ser aristócrata – Tsuna se empezó a reír bajito al entenderlo

-en otras palabras, llevarás traje sin fedora – pero sus risas murieron cuando sin esperarlo fue arrojado a la cama y Reborn se posicionó encima de él – ¿qué haces Reborn?... está bien, dejaré de reírme – afirmó al ver el rostro de su tutor bastante cerca del suyo

-pues pienso callarte de otra forma – sonrió con malicia mientras apretaba las muñecas del castaño a cada lado de la cabeza del mismo – ¿qué dices?

-no me digas que se te pegó el lado feo de Mukuro – Tsuna paró de reír y miró al azabache de patillas – Reborn… deja de jugar y deja que me levante, debo vestirme

-¿qué te hizo? – frunció su ceño, por un momento se distrajo de lo que estaba a punto de hacer y miró al castaño – responde dame-Tsuna, ¿qué te hizo la piña?

-intentó propasarse, ya me lo temía desde hace tiempo – Tsuna sintió como el mayor lo dejaba libre y sonrió – me tocó donde no debía pero lo…

-me va a escuchar – bufó enfadado antes de dirigirse a la salida, alistando su arma favorita pues a Leon lo dejó descansando en la habitación

 

 

Tsuna le restó importancia al asunto, siguió con lo suyo y eso era ducharse y ponerse el disfraz que por alguna razón estaba en el baño. En la planta baja se escuchó un escándalo entre la niebla y el exarcobaleno del sol, peleas, disgustos, algunos más se unieron a la discusión e intento de asesinato y los invitados más salvajes empezaban a llegar pues la oscuridad se hacía presente. Los gritos, los insultos, pero las bebidas ya llegaban para apaciguarlos. Todos esperaban a una sola persona, la misma que apareció ganándose la mirada de todos. Tsuna estaba vestido de…

 

 

-un conejo – sonrió de lejos el guardián de la nube al ver a Tsuna salir con un traje en totalidad blanco, pegado al cuerpo detallando la figura del castaño. Unas orejas levantadas y al parecer, esponjosas. Una cola en la parte de atrás del traje, una esponjocita como para querer morderla y quitarla así como lo demás del traje. Del bolsillo colgaba un reloj de esos antiguos a los que se les daba cuerda, guantes blancos, fina expresión – elegimos bien

-el conejo de blanco del país de las maravillas – Dino casi grita de la emoción pues estaba a juego con su hermanito menor, ambos de la misma historia

-un sombrerero y un conejo blanco, son ridículas escorias – Xanxus no le puso atención a ese par, prefería el licor que ahí servían, solo por eso llegó

-VOOOOIIII son solo mocosos – bufaba al ver como Dino abrazaba a Tsuna estrechándolo como muñequito. Pero Tsuna se separaba para darles la bienvenida a todos, como era algo familiar no dio discurso ni nada, solo los saludó, halagó los disfraces de todos y a su vez recibió halagos por el suyo

 

-nii-san – sonrió Tsuna cuando al fin se vio libre de los acosos de Lussuria y hasta de Skull, aunque por razones diferentes, aunque no quería saberlas con exactitud – ¿qué haces?... ¿por qué vistes de smoking? – sonrió al verlo, además su sol llevaba un ramo de rosas rojas y… se veía encendido con la llama de su voluntad, un extremo disfraz

-yo… yo – cerró los ojos y estiró sus brazos ofreciendo el ramo – ¡sal conmigo! ¡Al extremo! – se quedó así unos segundos sin respuesta así que… abrió los ojos y la vio

-está bien – ese no era Tsuna, es más, ese ni siquiera era un hombre – saldré contigo pero no grites – era… ¡HANA! – que lindas flores, un buen detalle

-¿qué? Espera yo… ¿y Sawada? – la pelinegra solo apuntó donde Tsuna estaba. El castaño se apresuraba hacia donde llegaban los invitados y él solo… ¡se había equivocado de persona para su declaración! ¡¿Y ahora qué?! – Hana… tu… las flores y… la declaración

-ya que saldremos juntos – sonrió la muchacha – empecemos a convivir – tomando el brazo del peliblanco, Hana se lo llevó por la fiesta, iba a sacar provecho de su nuevo novio

 

 

Tsuna había visto desde lejos esas limosinas llegar, sabía quiénes eran pues solo faltaban ellos, así que a paso apresurado se acercó a recibirlos. Con una sonrisa amplia recibió a todos los miembros de los Shimon. Cada uno de ellos lo abrazó con fuerza al verlo, platicaron, se rieron y Tsuna parecía muy feliz pues eran grandes amigos. Y nunca se fijó que dejó a Ryohei en problemas, tal vez solo fue mala suerte. Pero eso no detuvo la fiesta y continuó como si nada. Ya faltaban pocas personas en intentar declararse, y otras más saboteando las pocas oportunidades de los que faltaban o iban por la segunda ronda

 

 

-fue como dijiste – Tsuna hablaba con Adelheid mientras observaba a todos – usan trajes con antifaces… o simplemente se hacen de la vista gorda y vienen como siempre – repasó a los invitados con rapidez, no todos estaban disfrazados

-no importa… por cierto, me gusta tu disfraz – Tsuna miró a la mujer, vestida de viuda negra o algo así – el de Koyo es original… un gladiador y el de Enma… no siempre veo a una oveja por aquí – reía al ver al pelirrojo probando los bocadillos y acomodando esas orejas esponjosas

-mira quien habla… el conejo que llega tarde – se mofaba Adelheid al verlo – ¿puedo quitarte las orejas? – pero Tsuna la esquivó varias veces, haciendo que el castaño retrocediera hasta chocar con alguien

-lo siento, yo… Chrome-chan – la miró y estaba sonrojada – eres… una bruja, en el buen sentido – sonreía acomodando el sombrero en punta de la chica

-iré a detener a Julie – se quejó a pelinegra al ver al mencionado empezar a acosar a alguna de las chicas, por supuesto iría a mantener el orden en el lugar

 

-¿estás bien? – Tsuna miraba a Chrome demasiado tensa

-¿te gusta ella? – dijo con timidez mirado los iris chocolates de Tsuna – Adelheid-san… ¿ella te gusta, boss?

-es buena persona – sonrió acariciando la mejilla de la jovencita – es una gran amiga

-entonces… yo podría… ¿yo podría pedir que me mire más? – lo miró con súplica mientras apretaba la varita en forma de tridente que llevaba para completar su atuendo

-¿mirarte más? ¿A qué te refieres, Chrome-chan?

-a que yo… ¡usted me gusta, boss! – habló con seguridad y de lejos los interesados veían la reacción del castaño que se quedó estático

-Chrome – dijo con dulzura acercándose hasta el oído de la joven y poder susurrar algo… que nadie más pudo escuchar

 

 

Todos admiraron la expresión de la chica, al menos los que estaban interesados. Chrome se quedó escuchando lo que fuera que el castaño le susurrara, luego simplemente miró a su jefe a los ojos y el castaño sonrió acariciando la mejilla de la tímida niebla, quien asintió. Después simplemente… Tsuna tomó la mano de la niebla, la enredó en su brazo y juntos pasearon por la fiesta disfrutando de los detalles que se mostraban, pero nada más que eso y Nagi parecía satisfecha, sonriendo sutilmente. Nada más pasó, se separaron poco después y Tsuna… Tsuna terminó en medio de risas junto con Colonello y Lal Mirch que parecía discutir.

¿Qué rayos pasó ahí? Pero la pequeña Chrome desapareció de la fiesta poco después y con ella las otras chicas que fueron rechazadas también, así que… ¡había una oportunidad todavía! al menos eso pensaron la lluvia lobuna, la tormenta vampírica, la niebla, y cierto aristócrata que escondía a un hitman sonriente… finalmente, a lo lejos, una nube tranquila pues ya veía su oportunidad. Era la hora, justo cuando ya todos estaban pasados de copas y la noche estaba a altas horas, perfecto para cazar. Tsuna caminaba por allí, cansado de hablar con todos, deseando un poco de paz, mirando la noche y sus estrellas, sonriendo con sutileza pues anhelaba que…

 

 

-¿Hibari-san? – miró al frente, su guardián más fuerte vestía como siempre, traje, corbata, camisa morada como el color de su llama, era… imponente – no lo he visto en la fiesta

-no me gustan las multitudes, lo sabes, herbívoro – sonrió de medio lado al darse cuenta que el propio castaño se metió en la boca del lobo. Inconsciente o conscientemente escogió la zona apartada del jardín, donde las miradas no llegaban y la luna era su único medio de luz natural, además de la sutil iluminación de la casa

-aun así, me hace falta que conviva con todos

-con el único que debo convivir es contigo, Tsunayoshi

-insisto en que debe relacionarse con los demás – vio a su guardián caminar en su dirección y se quedó estático, esperando a que pasara a su lado y se fuera pero…

-al único que necesito es a ti – tomó el brazo del castaño acercando su rostro al contrario – te reclamaré como mío, hoy – sentenció antes de rodearlo con sus brazos por la cintura

-Hibari-san, lo que usted dice es…

 

 

El mundo en negro y blanco, así lo vieron aquellos que se dieron cuenta de que alguien acechaba al cielo en la oscuridad y soledad del sitio alejado de la fiesta. De lejos vieron como la nube solitaria acorralaba al cielo entre sus brazos, acunándolo con delicadeza, observaron con detenimiento como aquellos labios que todos anhelaban probar eran arrebatados por aquel carnívoro. No vieron negativa de Tsuna por lo cual estaba dictado… el ganador era Hibari y los demás, furiosos como estaban volvieron a la fiesta para tomar cualquier cosa que calmara su rabia, su dolor.

Yamamoto calmó a la tormenta que quería ir a interrumpir aquel acto en donde se robaban al tesoro de Vongola. Reborn se reunió con Skull y Viper, no le importó beber con ese par y ser partícipe de los juegos que se daban. Ryohei estaba un poco decaído, y todavía debía arreglar el malentendido con Hana, aunque solo por esa noche se haría nulo de vista y disfrutaría de su improvisado romance. Un ilusionista con el orgullo golpeado, literalmente, se escabulló entre las personas buscando entretenimiento con alguien que soportara bien la bebida y así… las horas pasaron con rapidez, hasta que el licor acabó, las peleas también y la comida ni se diga. Todos ocuparon los cuartos disponibles o se desparramaron en la sala, con todo el licor bebido poco les importaba. Era una digna fiesta al estilo Vongola pero… no terminaba aún

 

 

-¡me niego! – el que explotó fue Hayato, quien furioso se levantó del sofá que ocupaba – no me rendiré así de fácil, ¡solo fue un puto beso!

-tampoco me resigno – secundo la lluvia. Takeshi a paso firme se adelantó a todos los que por alguna razón se reencontraron en el comedor. Con rapidez subió a los cuartos – voy a hablar con Tsuna

-así que las cosas son así – Reborn caminó detrás a paso lento, no tenía ganas de intervenir, dejaría que todos se matasen entre si y después atacaría, la ley del más fuerte e inteligente

-kufufufu… un intento más – a pesar de todo… ¡al diablo! lo iba a intentar otra vez

-juudaime, yo… – iba a golpear la puerta pero Takeshi se detuvo al escuchar algo – ¿qué haces friki del béisbol?... quítate yo

-shhh – calló a todos los que venían y en el camino se le había unido hasta Ryohei, quien acababa de dejar a una cansada Hana dormida en una de las habitaciones – escucho algo – todos se acercaron a la puerta con curiosidad pegando la oreja como cualquier vieja chismosa

-eso es… – Mukuro reconocería eso en cualquier lado. Eran susurros, una risita dulce, un gemido quedito y algo caerse – el desgraciado está apresurando las cosas

-¡nadie tocará a Juudaime! – se quejó la tormenta apartando a todos e intentando abrir pero obviamente el seguro estaba puesto

-la derribaré, ¡al extremo! – se quejó el peliblanco

-no robaran la inocencia de Tsuna – se quejó Takeshi dispuesto a patear la puerta pero Reborn los detuvo

-no sean idiotas – tomó a Leon entre sus manos y el pequeño camaleón tomo la forma de una llaves, con la que abrieron la cerradura y entraron en manada

-bastardo Hibari, no robarás la inocencia de… – pero la tormenta se calló al no ver nada más que las orejas blancas y la chaqueta de su amado decimo en el suelo – ¿dónde?

-en el baño – se quejó Yamamoto quien exploraba la habitación ajena – hay ruidos

-lo mataré – amenazó Reborn con Leon ya convertido en un arma

-lo haré estallar

-lo destruiré, al extremo

-nadie tocará a Tsuna

-kufufufu… yo creo que… – Mukuro se quedó revisando el lugar, no solo encontró prendas de Tsuna – esto, ese desgraciado… lo quiero ver y lo…

 

 

-desgra… - sus palabras murieron al instante. Lo que veían sus ojos no… Hayato no podía procesarlo

-qué te… - Takeshi quedó en la misma condición al entrar al baño de la habitación y cada que alguien más llegaba, quedaba de igual forma, demasiado para sus ojos

 

 

Se besaban, metidos en la tina con el agua regándose por los movimientos. El sumiso a medio vestir, sin chaqueta, sin orejas, la camisa a medio desabotonar, las piernas enredadas en las caderas del contrario. Se reconocía la mata de cabellos castaños que ahora mojados se pegaban al rostro del dueño, quien acababa de romper el beso mostrando el hilillo de saliva que los unía. Se escucharon jadeos debido a la falta de aire que ese beso les quitó, el chapoteo del agua cuando se separaron y ahí… todo razonamiento se perdió. Tsuna se incorporó al escuchar a los intrusos, dejando su labor hasta ese momento, acomodando los cabellos que le estorbaban y se giró al grupo que aun impactado se quedó en la puerta del baño

 

 

-ese es… – la lluvia no pudo decir más porque aún no se la creía. Podía ver a Tsuna… pero no era el “sumiso”… por el contrario. Quien le rodeaba las caderas a su cielo con las piernas y estaba a medio vestir era… ¡era! ¡Era!

-¡¿qué haces aquí?! – la tormenta estalló al ver a su amado décimo encima de alguien tan… tan… tan no friki de las peleas, ¡esto era!

-Enma – Reborn completó el pensamiento de todos. El mencionado se tensó agarrándose de la tina, se levantó un poco aunque sin dejar de abrazar a Tsuna con sus piernas, y cubriendo su piel con la camisa, aunque el agua la hacía transparente. Las mejillas estaban tan rojas como ese mata de cabellos rojos – que mierda pasa aquí – criticó mientras veía como el jefe de los Shimon era abrazado por un Tsuna que acariciaba al jovencito con cariño y le susurraba algo

-Tsuna es el activo – dictó Ryohei revelando lo obvio y volviendo el ambiente más tenso aun

-kufufufu, así que las orejas eran del Shimon – dijo Mukuro alejándose del grupo pues no quería estar ahí… le aterraba el silencio de Tsuna

 

-ustedes – Tsuna no los miraba, es más, ni siquiera se movió de su lugar y en ningún momento dejó de abrazar a Enma escondiéndolo en su pecho – ¡¿se puede saber qué les pasa para entrar así a mi habitación?!

-juudaime, usted y Enma… son… son…

-pareja – completó la calmada lluvia

-si – Tsuna al fin los volteó a ver. Los demás se tensaron al ver la seriedad en esa mirada, el enfado, el ambiente amenazante y… ese no era su cielo calmado y gentil – largo

-Sawada… esto es… impresionante, al extremo – esta vez no gritó y es más… retrocedió un paso

-dame-Tsuna, más te vale darme una buena razón para que hayas elegido a…

-LOS QUIERO FUERA DE AQUÍ, ¡AHORA! – les gritó con furia y los vio tensarse – ahora – repitió y su mano derecha salió de la ensoñación empujando a los otros

-lamento la interrupción, juudaime – dijo antes de cerrar la puerta con violencia y al fin respirar como era debido

 

 

Pasmados, ellos estaban totalmente pasmados, ¡al carajo todo lo que creyeron en esta vida! Tsuna era el pasivo perfecto, era dulce, sonriente, era delicado, era… ¡ERA SOLO UN DISFRAZ! Se vieron entre ellos un momento para después salir de ese cuarto antes de que cierto castaño saliera molesto a gritarles o no sé qué otra cosa más. Pero jamás en sus vidas olvidarían que… Tsuna no era sumiso, que era el terror andante si se le interrumpía en esas cosas íntimas y que definitivamente… fueron engañados

 

 

-Tsuna… deberíamos parar, ¿no crees? – se quejó cuando al fin vio la puerta cerrarse, intentó levantarse pero fue detenido

-claro que no, mi pequeño Enma – sonrió con dulzura acariciando la mejilla del pelirrojo – esto recién empieza

-pero ellos nos vieron y… – se calló al sentir los labios del castaño sobre los suyos, tensándose al sentir las manos del Vongola volver a abrirla la camisa y acariciarle la piel hasta ascender a sus pezones – Tsu… espera

-te esperé por mucho tiempo, me importa poco lo que hagan los demás – sonrió antes de volver a atacar al pelirrojo que ya sin resistirse lo rodeó con sus brazos y enredó esas piernas en su cadera para seguir en su… frenesí

 

 

Reborn bajó las escaleras con prisa, necesitaba un trago. Los demás estaban más o menos igual y fue racional que tomaran las botellas escondidas en los muebles de la sala y se sirvieran. Ellos pensaron que irían a salvar a Tsuna de ser violado por la descarada nube a la que vieron besar sin recato al cielo. Pero fueron y se encontraron con que el castaño era el que intentaba violar al jefe de los Shimon. Pero  y a todo esto… ¿Dónde mierda estaba Hibari?

 

 

-esa botella es mía, herbívoro – esa voz… ¡oh mierda! ¡Hasta Hibari estaba despechado!

-ave-kun… no tienes buena apariencia – se reía el ilusionista evitando la tonfa voladora

-¡¿se puede saber por qué no estás tú en la cama con Tsuna?! – ya ni siquiera sabía que decir, pero Hayato soltó eso

-cálmate Gokudera – Yamamoto lo detuvo a tiempo, y todos se acercaron a la nube que furiosa se servía otra copa – Hibari sufrió un duro rechazo – Takeshi miraba la marca roja en la mejilla de Hibari, obviamente… Tsuna se la hizo

-rechazado – se burló el hitman al verlo de esa forma – lo besaste y te partió la cara por abusivo

-¿quieres pelear? – gruñó Hibari

-liberar frustraciones – Reborn frunció su ceño – por supuesto

-y es así que… – Adelheid entraba seguida de Julie, riéndose con las mejillas rojas debido al exceso de alcohol en su cuerpo, pero al ver a todos y sentir el ambiente tenso se detuvieron – ¿qué hacen todos aquí?… pensé que éramos los últimos

-al parecer no – Koyo les seguía – oh Dios… ¿y Enma?

-abriéndole las piernas a Tsuna – bufó Mukuro – kufufufu… el Vongola la jugó bien

-¡oye no seas vulgar! – se quejó el peliverde

-¿ustedes no sabían? – Adelheid empezó a riese al ver las caras de todos allí y con ella Julie y Koyo también la siguieron en las carcajadas sonoras – ¡bola de idiotas!… ¡¿Cómo son tan ciegos?!

-¿ustedes estaban enterados? – Takeshi los miró con detenimiento y ellos asintieron – y sabían que Enma era el…

-¿eso importa? – Koyo se reía hasta llorar pero se sostenía de Julie para no caer – se aman desde que tenían 17… son pareja desde hace años… aunque…

-¡¡¡QUÉ!!! – fue el grito casi grupal, eso era imposible

-¿acaso ustedes? – Julie los miró y empezó a carcajearse nuevamente – ¡¿intentaron seducir… al décimo?!

-dios, eso fue demasiado – Adelheid se sostenía de la pared para no sucumbir al dolor de estómago por tanta comedia junta – Tsuna… y déjame adivinar… – miró a Reborn – pensaron que Tsuna era el de abajo – las carcajadas retumbaron por las paredes y los Shimon casi se retorcían en el suelo

-bueno, tiene linda sonrisa – se reía Koyo – pero no… nunca se termina de conocer… a nadie – jadeaba debido a la falta de aire

-¿cómo demonios no nos enteramos que juudaime… tenía pareja?

-porque estaban ciegos de amor – se burló Julie – ya… si los vieron se traumaron, nos pasó lo mismo hace años… deberían tener terapia

 

 

Definitivamente nunca superarían eso, al menos tenían alcohol de reserva, o una buena pelea. Así lograron terminar la noche, al menos su mente se despejó y en la mañana… bueno todos estaban tensos, exceptos las chicas. Al parecer lo que Tsuna le susurró a Chrome era la realidad de la actual pareja del décimo. Así que ellas seguramente se decepcionaron y sufrieron pero ahora se las veía bien, felices hasta cierto punto. Todos esperaban al décimo en la mesa, era medio día, todos habían caído a altas horas e incluso muchos dormían todavía, incluyendo al líder de Varia. Pero en la mesa estaban los Vongola esperando a su cielo… aunque la verdad no sabían cómo mirarlo después de lo de la noche anterior

 

 

-buenos días a todos – y no estuvieron preparados para ver a Tsuna – parece que disfrutaron su noche, ¿tienes resaca? – se veía tan feliz, iluminado hasta cierto punto, calmado, sin estrés y… ¡¿ese era un moretón en el cuello?!

-buenos días, Tsuna-san – Haru habló primero – diré que le sirvan el desayuno

-tranquila, ya pedí que alistaran la bandeja. Desayunaré en mi cuarto con Enma – ¡ni siquiera lo ocultó! y todos los que el día anterior intentaron confesarse se pusieron incómodos

-kufufufu así que… lo dejaste sin poder caminar – se reía Mukuro con malicia – que osado – pero en el fondo estaba… del asco. ¿Qué hubiese sido de su trasero si es que…? Mejor no pensaba en eso

-sobre lo de ayer… – Tsuna sonrió pero los miró con seriedad – jamás entren a mi cuarto sin tocar… no me gustan las interrupciones

-ya lo oyeron… es un buen amante – se reía Julie que entraba recién, aunque le dolía horrores la cabeza – aun no me creo que ustedes… intentaron seducirlo – empezó a reírse y a quejarse al mismo tiempo, dolor y comedía, que extraña combinación

-ustedes… ¿intentaron eso? – Tsuna los miró a todos y ladeó su cabeza – hum… ¿cuándo? – a todos se les cayó un agotita por la frente, ¡esa era una de las razones porque creían que era el que recibía “amor”! ¡Qué lindo era cuando no entendía las cosas!

-no dejarás de ser tan dame – Reborn lo criticó pero ni tenía ganas de hacerlo

-juudaime, de verdad ayer no queríamos entrar así, pensamos que… alguien lo atacaba

-pero abofeteó al atacante – ahora era Koyo quien riéndose ingresaba mirando a la nube – auch… auch… maldita cabeza, no me hagan reír así

-olvidaré lo que pasó… creo – Tsuna miró a todos y se levantó cuando la sirvienta le dejó la bandeja – así que ustedes también olvídenlo

-cuida a Enma – Adelheid sonrió al ver a Tsuna irse – te lo encargo

-claro

 

 

Los tres Shimon se miraron entre sí, antes de empezar a reírse de nuevo y la pelea por las burlas empezó. Para el castaño que subía las escaleras poco le importó el bullicio, tenía algo más importante que hacer. Con calma, sonriente, entró a la habitación admirando al pelirrojo dormir boca abajo, cubierto por simples sabanas que apenas le llegaban hasta media espalda. Enma respiraba pausadamente y parecía muy calmado… a pesar de su desnudez. Tsuna se reía al verlo así, dejando la comida a un lado, se acercó, besando la espalda y ascendiendo con sutiles caricias hasta el hombro de Enma, quien se empezaba a remover, hasta que sintió un beso en los labios que lo despertó

 

 

-Tsu… me haces cosquillas – se reía bajito al ver a Tsuna a su lado

-te traje el desayuno, ¿puedes levantarte solo o te ayudo? – dijo sin malicia alguna, solo dulzura

-está bien – sonrió como respuesta mientras se sentaba aun cubriéndose con la sábana y sintiendo como era abrazado por la espalda a la vez que le colocaban la bandeja de comida en frente – ¿qué dijeron los demás?

-creo que… se sorprendieron, pero ya lo aceptarán – sonrió besando la mejilla del pelirrojo y abrazándolo con cariño

-¿es tan raro? – sonreía mientras tomaba una de las uvas y se la daba a Tsuna en la boca

-no sé – beso el hombro de Enma y le acarició el vientre – pero no importa… ¿te duele algo?

-todo – se reía bajito acurrucándose entre los brazos del castaño – pero no importa, no nos hemos visto en meses

-por eso te amo – reía Tsuna besando a Enma en el cuello y ascendiendo hasta alcanzar los labios contrarios

-yo también te amo, Tsuna – se reía, así eran ellos

 

 

A Enma le gustaba Tsuna porque siempre era cariñoso, así fue desde la primera vez, desde su primer beso, desde la primera salida juntos, desde su amistad que se volvió amor, desde sus primeras experiencias, de sus caídas y logros. Aun recordaba la torpeza de todas las primeras veces pero ahora allí estaban, eran los líderes de dos familias poderosas y… eran felices juntos

 

 

-¿quieres tener hijos? – Tsuna vio cómo el pelirrojo se atragantaba y lo ayudó a reponerse

-somos chicos, ¿cómo vamos a hacer eso? – se quejó cuando ya podía respirar

-descubrí un secreto de Vongola… podemos tener hijos – miró a Enma y este parecía en shock – es broma – se reía Tsuna – ¿qué crees que es esto, una historia ficticia?

-¡idiota! – golpeó la cabeza de Tsuna – no me asustes así

-alquilemos vientres, necesitamos un heredero Vongola y uno Shimon… formemos una familia

-¿me estas pidiendo matrimonio indirectamente?

-eso depende – sonrió – ¿aceptas?

-si

-entonces si – se reía besando al pelirrojo con cariño

 

 

Y un beso selló su pacto. Riéndose se quedaron allí, mirando el resto de los disfraces que estaban regados por el suelo… no culpaban el impacto de los demás, pues ni ellos mismos se lo creyeron años atrás… pero eso era otra historia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Alguien se esperaba este final?

Pues yo no... jajaja yo solo saqué el tema y al final pues... me reí con mucho gusto

Espero al menos haberles sacado una sonrisa, es mi primer intento de... ¿cómo decirlo? Todos enamorados de Tsuna, ñeee fue divertido

 

Algo simple para estas fechas

 

Muchas gracias por leer~~

Se reciben protestas, reclamos, críticas, de todo, en un review. Les contestaré con placer

Más tarde esperen otros dos pequeñas historias de capítulo único~

Bye-bye~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).