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Imperfect Puzzle por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Katekyo Hitman Reborn pertenecen a Akira Amano.

 

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling.

 

 

 

Esta es otra de mis locas ideas, espero que les guste.

 

 

 

 

Imperfect Puzzle

I

Sweet Chocolate

 

 

 

Fue un simple deseo, ese deseo que está constantemente en mi interior: "estar en cualquier otro sitio, donde sea, menos aquí... menos aquí."

Y se cumplió, un día, cuando tío Vernon me encerró en la alacena bajo las escaleras en lugar de lanzarme al frío invernal, abrí mis ojos en 'otro' lugar. Era un lugar bastante extraño... las paredes eran de papel, había extraños símbolos dibujados en largos papeles colgados en las esquinas, el techo era un poco más alto que ‘mi cuarto’ y de madera reluciente al igual que el piso. Por una pequeña ventana vi luz del sol… era tan cautivante el cielo que veía, el verdor de los árboles que alcancé a ver que, pese a 'ser un sueño', decidí ir a empaparme de la calidez que esta imagen desprendía.

Me acerqué a los árboles, grandes, verdes, sin la nieve apilada en las aceras ni las heladas ventiscas que trae consigo el invierno... pensé que ese sueño se ponía cada vez mejor. Avancé con cuidado de no despertar, quería quedarme en ese sueño cálido, con amplio espacio, y donde el sol se sentía tan real que podía sentir sudor recorrer mi frente. Era simplemente excepcional. Disfrutando de mi sueño, encontré otra... construcción... extraña... pero, ahora sí podría admirarlo y poco a poco esa construcción se fue asociando en mi mente con algo realmente magnífico: libertad.

Más estructuras nunca antes vistas, magníficas, sencillas, altas o pequeñas todo lo que poco a poco iba simbolizando todo lo que siempre he anhelado, cada detalle se fue plasmando en mi mente para no olvidarlo una vez que despertara. Para que fuera un sueño perfecto, tan solo faltaba algo... algo que siempre he anhelado casi con el mismo ímpetu que la libertad.

Cerca de unos arbustos escuché un ruido extraño, me asusté y estuve a punto de alejarme, hasta que recordé era 'mi sueño' y era uno muy bueno como para temer que decidí avanzar hacia el sospechoso arbusto. Con lentitud, tratando de no hacer ruido, me deslicé entre las ramas y encontré a un niño. Un niño con gracioso cabello castaño, un niño que lloraba mientras abrazaba sus rodillas y escondía su cara, un niño que me recordaba a mí mismo cuando Dudley y sus amigos se cansan de jugar 'Cazando a Harry'.

No sabía cómo hablarle. Nunca había tenido un amigo, Dudley se encargaba de ahuyentar a aquellos que por milagro se acercaban a mí, así que no sabía qué decir... un ‘¿estás bien?’ sería tonto, si lloraba y estaba herido no podría estar bien, decir 'hola' sería inapropiado, él está llorando, ¿quién quiere que alguien lo vea llorando? Pero, no puedo dejarlo así, no puedo darme vuelta y pretender no haberlo visto... no así como han hecho tantas veces con migo.

Sin decir nada, me acerqué a él, coloqué mis manos sobre las suyas tan sutilmente como cuando tía Petunia me dice que lave su vajilla de porcelana, él se sobresaltó, se hizo más pequeño como temiendo que volvieran a lastimarlo, yo solo seguí cerca, acercándome con la misma precaución que uso cuando intento escapar sin que Dudley me vea, hasta que logré tenerlo en mi regazo. Pensé en las veces que he visto a niños siendo abrazados por sus padres, rodeé con mis brazos al niño de pelo gracioso... aunque, al ser de la misma estatura y complexión no logré rodearlo completamente; pero conseguí lo que buscaba, el niño dejó de llorar amargamente, tan solo gimoteaba, salían pequeños hipidos de su boca y se aferraba a la enorme camisa que Dudley me dejó este año.

Pasó mucho tiempo en mi sueño y no había despertado. El sol fuerte en el basto cielo, el niño sollozando en mis brazos y yo llegué a sentirme tan identificado con él no pude contener un par de lágrimas, yo también quería que alguien me abrase cuando Dudley y sus amigos me hirieran de nuevo, así, siendo acompañados en el dolor que otros nos causan, nos quedamos dormidos. “¿Se puede dormir dentro de los sueños?” me pregunté.

 

II     II     II     II    II     II     II     II

 

Sentí que alguien movía mi brazo, abrí mis ojos mientras pensaba que tía Petunia actuaba extraño al levantarme con suaves movimientos y no con repetitivos golpes fuertes en la puerta de la alacena. No estaba en la alacena, no estaba en casa de mis tíos... vi a una mujer de pelo castaño que le llegaba a los hombros, tenía una sonrisa amable y sus ojos eran realmente lindos. Al lado de la señora, estaba el niño con el  gracioso pelo, parecía que también acababa de despertar y al terminar de tallar sus ojos, me miró. Sus ojos, eran similares a las de la señora, eran de un bonito color chocolate dulce y parecía sorprendido al verme.

La señora hablaba y hablaba, y no paraba de hablar, hacía ademanes con las manos y yo no entendía ni una palabra. Sí que era un sueño, en los sueños a veces pasan cosas que no se entienden, cuando hablan personas o animales en ellos tampoco se entiende, y lo que está escrito mucho menos; lo raro de este sueño era que me haya quedado dormido en él.

La señora seguía hablando, el niño de gracioso cabello tan solo miraba, al parecer también no entendía a la señora. Pronto, cansada de esperar, la señora tomó la mano del niño y empezó a guiarlo hacia algún lugar.

Al ver sus espaldas alejarse comprendí que quizá, ni en mi sueño, podría llegar a tener amigos.

Inesperadamente la señora se volvió hacia mí, me decía algo que no pude entender, y luego, el niño de gracioso pelo y ojos dulces regresó a mi lado... tomó mi mano y empezó a llevarme con él, me hizo avanzar un paso, luego dos y así sucesivamente hasta casi llegar al lado de la señora.

Asustado la miré, quizá se enojaría... pero ella tan solo sonreía… veía al niño como tía Petunia solía ver a Dudley cuando le decía lo mucho que lo quería.

Fui con ellos a su casa, hablaban animadamente, me dieron comida, bebía agua, jugué y me divertí, aprendí el nombre del niño de ojos dulces y volví a dormir. Así fue durante dos semanas.

Cuando descubrí que no era un sueño, cuando me vi rodeado de cariño, la amistad de quien era similar a mí, cuando me sentí lejos de la alacena bajo las escaleras y con un poco más de libertad, cuando comprendí lo que era el amor de una familia… lloré durante dos días, estaba realmente feliz.

 

 

>>Continuará...

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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