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Fight [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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En la ciudad las noches era mayormente tranquilas, no había gran cantidad de bullicio ni problemas, al menos, no en el centro de la ciudad.

A las afueras, en los barrios más corrompidos, todo era diferente, las cosas no eran tan lindas, las personas no eran tan amables, las cosas no era del todo tranquilas y había posibilidad de ser lastimado con salir a altas horas de la noche. No era el caso de Kyoya Tategami, el ya estaba acostumbrado a esa clase de vida, correr riesgos era lo que más le gustaba, sentir la adrenalina correr por sus venas y estallar en risas euforias de vez en cuando al ver algo que a otro le parecería perturbador.

Caminaba como de costumbre, con el pecho alzado y su mirada fría e inexpresiva. Su rostro pocas veces mostraba una sonrisa sincera o que no sea por el sufriendo de otros. En su la labio inferior se podía ver perfectamente cómo sobresalía un aro color plata, dentro de su boca, su lengua tenía una pequeña esfera. En su cena izquierdo un barra atravesaba bajo la piel dejando ver sólo dos pequeñas esferas arriba y abajo. Alrededor de sus ojos su característico delineado en negro, lo suficientemente resistente para no correrse el sudor que más tarde derramaría. Su orejas igualmente decoradas con gran cantidad de metales y algo de tinta en su cuerpo al igual que algunos recientes moretones en su rostro y cuerpo. No era un chico del todo convencional, y no parecía ser una buena personas a simple vista, pero a él le valía una hectárea de mierda todo lo que las personas pensaran de él.

Siguió caminando por las oscuras calles sin temor, no era que tuviera una reputación, pero normalmenter03; las personas de por ahí sabían que no debían meterse con él, y quien lo intentará, si el peliverde no hagan, su contrincante tampoco salía ileso, su mediana estatura y sus reflejos lo hacía dar golpes más rápido y causar más daño.

Lo que más le gustaba eran las peleas callejeras, era todo lo que necesitaba, normalmente sólo era por diversión, era un reto enfrentar a personas más grandes y fuertes que él, y como sólo era entretención, nadie salía excesivamente lastimado.

Detuvo su andar al llegar a su destino, un lugar al que normalmente solía frecuentar, estaba consciente de que no era legal estar ahí, pero en serio, casi nada en esas calles lo era, y la falta de patrullaje y agencias federales cerca lo ponía más a su disposición. Una puerta negra lo recibió, se abrió una pequeña ventana en esta y alguien se asomó, con solo ver su mirada inexpresiva el chico abrió la puerta dejándolo pasar. Caminó a través de un pasillo iluminación por luces rojas, a medida que más se acercaba a la portada, el sonido de golpes y quejidos de dolor se escuchaban más claramente. Por su propia cuenta abrió la puerta, encontrándose con lo que buscaba.

Caminó tranquilamente adentrándose en el amplio lugar, una bodega abandonada desde hace ya varios años. Se fue a un lugar específico, encontrándose así con un par de amigos saludandolos como de costumbre.

—Pensé que no llegarías—habló Nile tomando la mano del Kyoya, jalandola para darle una palmada en al espalda. Un chico de cabello negro con algunos mechones en naranja.

—Estás loco si piensas que no quiero venir aquí, prácticamenter03; vivo en este lugar— dijo con una sonrisa altanera. Miró al chico al lado de el cabello naranja, con algunas manchas rojas en su rostro, Benkei volteó a verlo al tener la mirada del azul encima— Veo que ya obtuviste lo tuyo— rió cruelmente.

—Supongamos que fui yo el que perdió— saludo igualmente a Kyoya— Sólo bajé un poco la guardia, eso es todo, te aseguro que él quedó mucho peor que yo.

—Lo que tu digas— puso los ojos en blanco— ¿Y Hikaru? ¿Aún no llega?

—Hace un rato la ví, debe estar con Madoka y la otras chicas que sólo vienen para ver— Nile se encogió de hombros. Kyoya paseó su vista por el lugar, notando a la chicas que Nile había dicho, Madoka y Sofie, también estaba ese extraño chico, Tikki, que parecía más niña que niño, no sabía qué hacía en un lugar como ese teniendo sólo 13 años, pero sinceramente no era su problema. Estaba Hyoma también en el grupo, además estaba unar03; chica de cabello verde largo hasta la cintura, riendo y jugando con ellos, detrás de ella como siempre estaba su sombra. Se trataban de Midori y hermano gemelo, Midorikawa.


No había que pensar mucho para darse cuenta de que ese lugar de pelea se caracterizaba mayormente por no tener un color de cabello natural. Rosa, verde, rojo, púrpura, azul sólo era algunos ejemplos.


La misma chica de cabello verde volteó a verlo de forma rápida e hizo un moviendo con la cabeza en forma de saludo al notar la mirada de Kyoya sobre ella, el de ojos azules hizo lo mismo, no era mucho lo que hablaban pero sabía quer03; era una persona interesante.

—Buscaré a Hazama en un rato. Acabo de ver a Hyoma, darle una pequeña paliza tal vez alegrará mi noche— se relamió la labios con descaro, ese chico no le caía del todo bien y matarse a golpes le vendría de maravilla.

—¡Kyoya, ven aquí!— su caminata hacia el de cabello lila fue detenida, a la distancia pudo distinguir la extravagante cabellera roja de Gingka, ese chico era extraño, algo bipolar pero era agradable, tenía cara aniñada pero con los piercing que tenía encima se perdía la magia. Se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia él, dos personas estaban a su lado, más altas y fuertes que él y el pelirrojo. Al acercarse Gingka se le lanzó encima como de costumbre, abrazándolo hasta casi dejarlo sin aire. Al separarse lo zarandeo un poco más, mareando al peliverde— ¡Gusto en verte!

—¿Supongo que debo decir lo mismo?— rodó los ojos.

—Mira, quería presentar a mis nuevos amigos— se volteó jalando del brazos a ambos y obligarlos a acercarse, uno de cabello largo color plata y el otro de cabello blanco, un mechón pintado de rojo en la parte izquierda de la cara y del mismo lado su cabello estaba tapado.

—¿Más extraños que encontraste por la calle en tu turno de la noche o cómo?— bromeó el peliverde  y ganándose un golpe de el de ojos miel.

—¡Oye!— bramó el pequeño enojado, Kyoya alzó ambas manos dando a entender que estaban en paz y Gingka continuo—Continúo. Éste de aquí...— señaló al de cabello largo— Es Tsubasa Ootori, viene de intercambio en mi clase y pensé que sería genial invitarlo.

—¿Que hay?— el chico alzó un poco la cabeza en forma de salido, tenía varios tatuajes en los brazos y parte de ellos se asomaban por el cuello de su camiseta, dando a entender que tenía muchos más.

—Un gusto...— respondió el peliverde sin mucho interés, luego miró fugazmente al otro chico, quien sólo lo miró de vuelta alzando una ceja.

— Y este de aquí~ — jaló un poco más al chico de cabello blanco para que quedara más cerca del peliverde, haciendo que éste de un simple paso atrás— Es Ryuga Kishatu. Este sí me lo encontré por la calle, tuvimos unos cuantos problemas al inicio pero es buena onda— se encogió de hombros— Y chicos, él es Kyoya Tategami, es mi mejor amigo, algo así como "Mi No-Novio", nosotros nos amamos mucho— abrazó al peliverde quien se carcajeo por lo que el pelirrojo había dicho, luego lo empujó y dejo de reír al notar aún la mirada ámbar del albino sobre su persona.

Ambos, tanto Kyoya como Ryuga se quedaron viendo unos segundos analizandose, el chico tenía un piercing en el puente de la nariz, uno en cada extremo del labio interior y unos cuantos más en cada oreja.

Había una clase de tensión entre ambos, Kyoya lo miraba de forma extraña, como si le molestara el sólo verle la cara de amargado que el más alto tenía, Ryuga parecía indiferente pero de un momento a otro una sonrisa altanera se dibujó en sus labios, logrando confundir al pequeño.

—¿Qué tanto miras, enano?— éstas palabras sacaron muy rápido a Kyoya de sus casillas, no permitía que nadie le pusiera apodos, era lo que más odiaban La voz de chico era grave y combinaba a la perfección con todo "él"— ¿Te debo algo o tengo algo en la cara?

—¿Disculpa?— alzó una ceja evidentemente enojado— ¿Tienes algún problemas conmigo?

—No me gusta como me miras, ese es mi problema.

—Pues acostumbrate "nuevito" yo miro a la gente como se me dé la gana— se señaló a sí mismo enfatizando sus palabras, Ryuga sólo dio otro paso hacia Kyoya dejando en evidencia la gran diferencia de alturas— Hijo de puta...— bufó con su característica mirada de "voy a matarte".

—Que gracioso, te crees muy rudo pero sólo eres una pulga, estoy seguro de que cualquier puede aplastarte.

—Que seas una cabeza más alto no te da derecho de decir estupideces, no me conoces...— gruñó apretando los dientes, dejando a relucir unos ligeros colmillos.

—Chicos, aún es muy pronto para odiarse, no llevan ni cinco minutos de-

—¡Cállate!— gritaron ambos hacia el chico mirándolo rápidamente para luego volver a desafiarse el uno al otro con la mirada.

—¿Y bien, princesa?— Kyoya realmente pensó que era imposible quitarle esa sonrisa de rostro al albino, era insoportable.

—No me llames princesa...— volvió a gruñir.

—¿Y qué harás al respecto? Te informo que yo llamo a las personas como se le da la gana.

—Voy a romper tus perfectos dientes— apretó los puños con fuerza.

—Intentalo— retó dando un paso atrás, comenzando a quitarse la chaqueta, Kyoya imitó su acción y rápidamente un par de chicos estaban a su alrededor esperando a ver qué pasaba.

—¿No crees que hay que detenerlos?— preguntó con voz calmada Tsubasa mientras veía a Gingka, quien tenía una gran sonrisa en el rostro.

—A veces eres una ternurita— volteó a verlo y lo tomó de ambas mejillas zarandeandolo un poco— Mira donde estamos, en este lugar eso es lo que se hace, cálmate— volteó nuevamente a los chicos cruzado de brazos.

—Estoy confundido, yo crei que era todo menos una ternura...— se rascó la nuca sacándole una risa corta de ironía a Gingka.

—Te lo advierto, no me detendré hasta verte besar el suelo— amenazó el más alto quitándose los piercings del labio, Kyoya hizo una mueca mientras hacía lo mismo.

—No me subestimes, no eres nada— bufó quitándose la camiseta, quedando con el torso descubierto.

—Esto se puso bueno— rió mirándolo de arriba a abajo, su cuerpo no era delicado, no era femenino, incluso tenía algo de músculo, pero tenía unas curvas que apenas acababa de verlas y ya estaba loco por tirarse encima. El tatuaje vas visibles de su cuerpo era un león en el pecho, justo sobre el corazón, los otros estaban más en sus brazos: un flecha, una estrella, un signo zodiacal de Leo, entre otros— ¿Listo?

—Nací listo, anciano— alzó la guardia. Ryuga lo imitó sin poder despegar su vista de él. Las personas a su alrededor comenzaronr03; a echarles leña al fuego, alentando a ambos a continuar con esa pelea que comenzó de una forma tan absurda. Lentamente y como si fueran buitres ambos comenzaron a rodearse. El primero en atinar un golpe fue Kyoya, Ryuga se quedó quieto unos segundos con la cabeza ladeada, Kyoya sonrió de forma creía aún cuando Ryuga le volteó a ver con la mejilla roja.

—¿Eso es todo?— escupió el suelo y la saliva tenía algo de sangre— Golpeas como niña...— sólo esas palabras bastaron para que Kyoya se le lanzaba a Ryuga, atinando golpes y recibiendo. Kyoya era bueno para dar golpes, su agilidad y rapidez lo ayudaban a dar más golpes que Ryuga, sin embargo, éste a pesar de ser más lento, cuando atinaba un golpe lo hacía mucho más fuerte que el pequeño.

El primero en caer fue Kyoya, haciendo que en el lugar hubiera un repentino silencio, éste logró sostenerse con las manos y evitar que se golpeara con el suelo, escupió algo de sangre y se volteó nuevamente a ver a Ryuga, éste sonreía con la cabeza alzada, mirándolo con superioridad mientras lamía la sangre del pequeño corte en su labio inferior, rió por lo bajo y Kyoya hizo lo mismo mientras se levantaba del suelo colocándose otra vez en guardia. Los dos estaban completamente locos para reírse de algo como eso.

—Tienes buena resistencia...— alagó el albino analizando cada movimiento del menor.

—Tu eres muy lento— opinó mientras daba un rápido golpe a un costado del cuerpo de Ryuga, recibiendo luego uno en la cara al tratar de alejarse— O tal vez no tanto...— movió un poco su mandíbula adolorida.

—Me alagas, Tategami— dijo con sarna. Ellos continuaron peleando. El bullicio de la gente a su alrededor estaba presente, alentando a lados opuestos para seguir con la pelea, de vez en cuando se escuchaba a Gingka gritar algo sobre ellos, mientras que Tsubasa sólo permanecía a su lado de brazos cruzados algo entretenido.

Esta vez fue el turno de Ryuga de tambalearse y caer de rodillas en el suelo agitando un poco la cabeza, eso sí había dolido. Kyoya agitó un poco su mano derecha, la fuerza con la que había dado el golpe hizo sangrar sus propios nudillos, aunque la verdad los nudillos de ambos estaban rojos y lastimados.

—Estamos a mano— alardeó mientras pasaba la palma de su mano por la nariz con cuidado, evidentemente ensangrentada— Me cansé de ti, eres muy aburrido...— se peino un poco el cabello hacia atrás, algo completamente inútil pues éste mismo volvía a cubrir parte de su rostro al soltarlo. Distraído con su habladuría Kyoya no notó que Ryuga se había levantado, recibiendo un golpe en el estómago hizo que callera de espaldas, mareado y viendo algunas estrellas. Se quedó ahí durante unos segundos aguantando las ganas de vomitar, la risa de Ryuga se escuchó lejana, esto lo hizo apretar sus manos y su mandíbula por la rabia.

—¿Acoso no lo viste venir...?— dijo jadeante y una sonrisa.

—Muy bien. Ya basta— volvió a hablar Gingka poniéndose en medio de ambos, alguien le entregó su chaqueta al albino mientras que Kyoya aún trataba de levantarse rechazando a quien quisiera ayudarlo. Al lograr levantarse miró rabioso al albino que seguía sonriéndole.

—¡Maldita sea, voy a borrarte esa maldita sonrisa del rostro-SUÉLTAME!— iba a ir de nuevo hacia el chico pero fue detenido por Gingka, que bastante tranquilo sólo lo sostenía pasando los brazos por debajo de los de Kyoya, aún cuando éste se removía a más no poder.

—Dije basta— recordó empujándolo detrás de él, Kyoya gruñó tomando sus cosas del suelo y alejándose, rápidamente la chica de cabello azul fue tras él caminando a su lado— Bien, se acabó la función, vuelvan a lo suyo— ordenó serio el pelirrojo, su mirada fría y carente de emoción logró espantar a los chismoso, hasta que sólo quedaron Tsubasa, Ryuga y él mismo— Y bien~ — cantarió acercándose más al albino moreteado, quien escupió un poco más de sangre al suelo, ese sabor no era su favorito.

—¿Y bien qué?— gruñó.

—Ya te presenté a Kyoya, ¿dime qué piensas de él?— se cruzó de brazos haciendo un puchero infantil. Como había dicho, completamente bipolar.

—Pues me duele la cara...— murmuró colocandose la chaqueta buscando fugazmente al peliverde con la mirada, encontrándose en una esquina con una chica de cabello azul, quejándose constantemente de que la chica lo estuviera ayudando con sus heridas.

—¿Y eso que quiere decir?— arrugó un poco el rostro confundido, alcanzandole una pequeña toalla la cual Ryuga tomó y se limpió la cara.

—Que es interesante, y lo quiero conmigo. Ahora— sonrió de forma torcida. Gingka saltó emocionado.

Había mentido, no había conocido a Ryuga "por ahí", se conocían de años, incluso antes de conocer a Kyoya, pero en ese tiempo había estado en otro lugar, cuando volvió quiso llevarlo a las peleas con él, lo conocía muy y sabía que le gustarían. Le habló un sinfín de maravillas sobre Kyoya, una y otra vez hasta hartarlo, pidiendo conocerlo a como diera lugar para ver a "la gran maravilla" que Gingka le contaba todo el tiempo, pero cada vez que iba con él con la intención de presentarle a Kyoya éste no asistía, y la habladuría de los chicos que lo conocía en ese lugar aumentaba más la curiosidad de Ryuga en conocer a ese extraño peliverde con más agallas que fuerza.

—¿Y qué vas a hacer?— agregó Gingka, los tres voltearon nuevamente a donde estaba Kyoya con la chica, hablando muy animados.

—Ya lo verás...— apretó los dientes al notarlos cada vez más cerca, 15 minutos de conocerse y ya había encontrado "rival de amores"

Mientras tanto con Kyoya, este se quejaba constante de los tratos de Hikaru, pasando un pañuelo húmedo sobre su rostro limpiando los rastros de sangre, sudor y mugre.

—Hikaru, ¿No podrías más delicada? Eso duele— se quejó el peliverde.

—Si fuera más delicada tendría que usar vestido— bromeó volviendo a lo suyo— ¿Y quér03; onda, eh? ¿Qué te traes con ese chico?

—Nada interesante...— cerró sus ojos evitando quejarse.

— A mi no me vengas con eso ¿Dime qué pasó?— ordenó con cara seria, Kyoya suspiró.

—Ya te lo dije, no es nada. Sólo que Gingka nos estaba presentando, y sabes cómo soy yo con la personas que no conozco, así que, a él le pareció molesto como lo miraba y entre ambos comenzamos a retarnos y bueno, sabes que quien me reta no sale ileso...— sintió como la chica le colocaba una pequeña sienta sobre el puente de la nariz, y algunas más en la cara—Me siento como Gingka ahora...— bromeó recibiendo un pequeño golpe.

—Si...Se como eres, un completo estúpido que no sabe cuándo callarse— rodó los ojos y Kyoya rió— Voy por algo de agua, parece que en cualquier vas a desmayarte.

—Si me das un beso tal vez se me pase más rápido— dijo con una sonrisa coqueta y Hikaru negó un par de veces con una expresión graciosa mientras se alejaba.

Kyoya no podría decir que ella le gustaba, él estaba embobado con la belleza de la peli azul. Su relación comenzó como la de unos simple amigos, pero para el peliverde se había convertido en otra cosa, y aún cuando sabía que ella no demostraba tener una atracción hacia él, o hacia cualquiera con sexo masculino, eso no le quitaba el placer de verla alejarse moviendo sus caderas de forma espectacular, con esa licra que parecía una segunda piel, un top deportivo y su cabello atado a una coleta, se veía hermosa.

Sus pensamientos y sus oscuros sentimientos fueron interrumpidos al sentir que alguien lo jalaba delr03; brazo, alzó la vista rápidamente notando unos ojos ámbar sobre los suyos, con una mirada que extrañamente lo hizo estremecer.

—¿Qué? ¿Quieres otra paliza?

—Tranquilo gatito...— alzó ambas manos en señal de paz— No creo necesario otro conflicto, ya sé de lo que eres capaz— sonrió de forma coqueta, su voz sonaba más fluida y algo atrayente, este pensamiento hizo a Kyoya darse una bofetada internamente.

¿Qué clase de estupideces estaba pensado?

—¿Quiere decir que estás asustado?— alzó una ceja con ironía.

—¿Asustado?— soltó una risa corta—No, no. Yo diría... Sorprendido, nunca estoy asustado.

—¿Ok?— lo miró raro— Oye, dime una cosa, ¿eres esa clase de hipócrita que en un momento te miran bonito y al otro de apuñalan por la espalda? Por qué no estoy entendiendo.

—Quien sabe, la verdad nunca me consideré un hipócrita a mi mismo... Son más... Un mal nacido hijo de puta desalmado— dijo con gracias y Kyoya soltó una risa.

—Ja... ¿A qué vienes?— se cruzó de brazos ladeando un poco la cadera y moviendo su pie derecho de forma impaciente. Ryuga lo analizó por unos segundos, mordiéndose el labio después, realmente amaba como era ese chico, estaba provocándole y ni siquiera se daba cuenta. Notó la mirada confundida de Kyoya sobre él y desvío la suya

—Oye, ¿si sabes que ese chica no es para tí?— cambió de tema.

—¿Qué?

—Si, la hermosa de cabello azul, no te conviene

—¿Quién lo dice?— sus cejas bajaron repentinamente demostrando una expresión frustrada.

—Bueno, yo realmente no creo que ella tenga interés en ti...

—No sabes nada, es solo cuestión de tiempo y podré estar con ella.

—¿Ah sí?— alzó una ceja de modo sarcástico— ¿Y hace cuenta dices lo mismo? Por qué no le veo el resultado— Kyoya gruñó ante su comentario— Aún así, no creo que puedas hacer algo con ella, es decir, mirala— ambos voltearon a la chica, quien con la botella que debería llevarle a Kyoya, estás hablando con una chica castaña y de ojos azules: Madoka Amano. Kyoya frunció el ceño y desvió la mirada rápidamente, consciente de que la chica una vez le dijo sentir al menos algo de atracción hacia ella— Ambos sabemos que no le interesas...— continuó dando un paso hacia Kyoya—En cambio yo...— volvió a jalarlo, haciendo que el cuerpo de Kyoya rebotara contra el suyo, la cercanía estremeció al pequeño, quien trató de dar un paso atrás pero Ryuga lo tenía bien agarrado de la cintura— Si puedo darte lo que quieres— culminó. Kyoya se quedó callado unos segundos, analizando sus palabras antes de reír como un demente, confundiendo a Ryuga.

—¿Hablas enserio?— dijo entre risas.

—No entiendo— alzó una ceja confundido.

—¿Hablo de que si de verdad caminas por "esa acera"?— quiso tratar de volver a alejarse de Ryuga, pero no podía.

—Soy Pansexual, Princesa— se acercó un poco más al rostro del chico— No hay algo que realmente me desagrade— sonrió pícaro— Y estoy seguro de que serás la próxima víctima en caer, y quisiera que la última— otra risa estruendosa se escuchó de parte de Kyoya, gracias al cielo estaban casi en la esquinas más alejada del lugar, no había mucho que pudieran verlo tan juntos.

—Te vez muy confiado en eso— bufó divertido.

—Sabes que soy irresistible.

—Eres un completo extraño, eso es lo que sé— logró soltarse de Ryuga de un solo tirón— Y haste haciendo la idea de que nunca podrás tenerme en tu cama, no soy un Marika— esa frase la había usado para tratar de dañar el egocentrismo y la mirada de superioridad de albino, sin embargo, hizo todo lo contrario.

—Estoy seguro que más temprano que tarde terminarás siendo sometido por mi— se cruzó de brazos también— Y te gustará.

—Olvídate de eso, no va pasar— gruñó —Voy a estar con Hikaru y demostrarte que no soy un Marika.

—Ay por favor Kyoya, deja de ser tan ingenuo, tarde o temprano caerás y te recibiré con los brazos abiertos, y te haré mío, cuántas veces quiera, hasta que quedes completamente seco— otro escalofrío al cuerpo de Kyoya quien se dio la vuelta ocultado su nerviosos y su sonrojó repentino.

—Púdrete imbécil— dijo mientras se alejaba.

—Mientras más me rechaces más me encantas ¿lo sabias?— rió por lo bajo cuando el chico se volteó a verlo y le sacó el dedo del medio de ambas manos, al igual que su lengua, dejando ver la pequeño bola de su lengua. Lo dejó irse con la chica que venía hacia él en ese momento, otro día podría quitársela de encima y tener a ese pequeño entre sus brazos para toda la vida.

—Él va a ceder, te juro que lo hará— murmuró roncando relamiéndose los labios cuando escuchó los pasos de Gingka detrás de él, para luego escuchar su risa traviesa. Ese chico era una pieza clave en sus plan para tener al travieso peliverde

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— ¿Quieres ir a una carrera de motos?

Parpadeo un poco somnoliento, Gingka tenía una gran sonrisa en su rostro, parado frente a la puerta de su casa después de tocar el timbre como loco, si no se hubiera quedado dormido en el sillón no lo hubiera escuchado, de eso estaba seguro.

— ¿Carrera de motos?— se frotó el ojo derecho y bostezó antes de recostarse en el marco de la puerta.
— ¿Cuándo?

—Ahora mismo— llevó ambas manos detrás de su espalda y le sonrió pícaro— Los chicos de la otra vez irán, será en una hora, creo que nos da tiempo de llegar— Kyoya se quedó callado unos segundos, parpadeó un par de veces aún medio adormilado y tomó su chaqueta de cuello del perchero, logrando sacarler03; un pequeño gritó emocionado a Gingka. Comenzaron a caminar, era poco más de las 6 de la tarde, no faltaba mucho para que el sol se fuera escondiendo. Gingka y Kyoya caminaban tranquilamente por las calles, no estaban tan concurridas, en esa clase de barrios las personas hacen lo posible por salir lo que menos se pueda de sus casas.

— ¿Y...Eso que ter03; acordaste de mí para una de tus carreritas?— habló mientras trataba de encender un cigarrillo, con el viento de la calle se le hacía muy difícil.

—Nada en especial— continuó caminando con las manos detrás de la espalda y una pequeña sonrisa.

— ¿Vas a correr?— le dio una calada al cigarrillo y expulsó el humo lentamente.

—No, hoy no tengo ganas, solo quiero ver— Kyoya le extendió el cigarro y Gingka lo tomó, haciendo exactamente lo mismo que Kyoya antes de devolverlo, no estaba tan acostumbrado a hacerlo, el sentir el ardor del humo pasar por su garganta no le gustaba del todo, si lo hacía por mucho tiempo se mareaba, pero igual, era algo que hacía por simple gusto.

—Mmmm...— emitió Kyoya sin mucho interés.

No tardaron mucho en llegar al lugar, había una buena cantidad de personas, y poco a poco continuaba llegando más a medida que caía la noche. El lugar era una clase de pista callejera, eventualmente fue abandonada como lo que usaban para encontrarse y ahora era una pista para hacer carreras de motocicletas, tenía de todo, obstáculos, colinas, angostos, era reto tras reto y eso lo había más entretenido.

Al comenzar el evento eran aproximada las 7:15 de la noche, las gradas estaban llenas, había mucha gente gritando, bebiendo, fumando, disfrutando del ambiente. Kyoya no estaba acostumbrado al lugar, normalmente a donde él frecuentaba no había tanta gente, pero le gustaban las corridas, por lo que era por un "buena causa".

El evento constaba con que, había una cierta cantidad de corredores, comenzaban dos, de esos dos, quién ganará, debía irse enfrentando a los siguientes y tratar de ganarles a todos.  Si era eliminado, simplemente el que le gano, había de hacer lo mismo con el resto de los participantes.

Ya iban como por la tercera ronda, el mismo chico había ganado tres veces seguidas, el hermano de Midori estaba a la cabeza de todo y alardeaba lo más que podía en cada "llegada", su hermana, que estaba prácticamente al lado de Kyoya, lo alentaba y gritaba emocionada.

Cuando el chico perdió, cortesía de su último contrincante con traje de motocross y un casco que no dejaba ver su rostro, la rabieta que había hecho fue bastante gracioso, al menos para Kyoya, había tomado el casco y lo había lanzado contra el suelo, se fue alejando mientras apretaba los dientes y movía los labios, seguro deseándole la muerte al nuevo competitor. La chica de cabello verde se fue a auxiliar a su hermano y el evento continuó normal. Ahora era el chico quien no dejaba pasar a uno, a cada uno de sus contrincantes los aplastaba, completamente, era realmente bueno.

—¿Es bueno no?— tentó Gingka viendo a Kyoya de reojo, este bufó y apartó la mirada.

—Yo puedo ser mejor— respondió de modo aburrido.

—Si, claro— Gingka rodó los ojos y rió ligeramente.

Ahora Kyoya estaba ansioso, era verdad, ese chico era bueno, y quería probar que él era mejor. Luego de al menos dos vueltas y ganar nuevamente, el chico no parecía muy emocionado, es más, hasta aburrido se le podía notar por su comportamiento corporal, pues el casco seguir sin quitárselo.

—Si tanto se aburre porque simplemente no se va y ya...— gruñó Kyoya, Gingka rió por lo bajo y Midori, que ahora estaba a su lado, rodó los ojos. Kyoya volteó a verla, tenía parte derecha de su cabeza rapada, algo que no tenía hace unos días, seguro era nuevo.

—¿Y tu hermano?— preguntó después de verla de arriba a abajo.

—Midorikawa decidió irse en el auto, estaba muy frustrado pues quería impresionar a una chica— se peino un poco el cabello hacia la izquierda, del lado del que no estaba rapada—¿Quieres correr? Mido dejó su moto— preguntó alzando una ceja.

—No, no tengo ganas, sólo quiero ver— respondió otra vez volviendo su vista hacia la pista, notando a ese "conductor misterioso" mirando hacia esa dirección, otra vez no estaba seguro que miraba, pero cuando alzó su mano y señaló, se le heló la sangre. No se dio cuenta que todos alrededor lo veían, sólo se señaló a sí mismo, y "él" asintió un par de veces, Kyoya lo miro confundido y sin mucho ánimo, aquél sacó ambos dedos medios hacia él haciéndolo enojar en un abrir y cerrar de ojos, se escuchó un fuerte "¡Uuuhhhh!" De parte de los expectante antes de andar su moto dando inicio a la carrera. Kyoya chasqueo la lengua y gruñó ligeramente la ver las acrobacias que había y cómo lo provocaba.

Lo cual logró.

—Prestame la moto— dijo voltearse bruscamente hacia la chica, quien le sonrió y le indicó que lo siguiera.

Ya detrás en un taller Midori le extendió un casco, era lo único que necesitaba para eso, rodilleras y demás era para las nenas, después de anotarse y prácticamente ser el siguiente pues el evento ya casi terminaba, se dio cuenta de que no le afectaba para nada, sólo quería correr.

—¿Tu hermano no se enoja?— preguntó con gracia.

—Ya la estás usado, y si le haces algo sólo le diré que la robaron— rió junto con él.

La chica desapareció de vuelta a las gradas después de eso, Kyoya sólo espero a que uno de los chicos encargados del lugar lo llamara para pasar. Se subió a la moto y condujo rápidamente hacia la el área de "salida". Nuevamente se daba cuenta de que era muy diferente el ver que ser visto, tantas personas observando, gritando, con susr03; vistasr03; pegadasr03; en el, hacia que le comenzará a correr adrenalina por todo el cuerpo.


Volteó a su izquierda, notando al del casco a su lado, aparentemente viéndolo. Kyoya se colocó el casco evitando verlo, seguro de que quien sea que sea ese tipo, estaba sonriendo por hacerlo bajar de las gradas para enfrentarlo. Kyoya suspiró, poniendo ambas manos en el manubrio, cerró sus ojos concentrándose, escuchó el conteo regresivo y ambos salieron casi al mismo tiempo al escuchar el disparo que daba inicio a la carrera.

Para hacerlo más corto, Kyoya estaba realmente confiado, la carrera constaba de tres vueltas, de las cuales en las primeras dos parecía tener ventaja, Kyoya sólo pensaba que si le ganaba a ese chico sería el ganador de ese evento, pero ya a la última el chico pareció sacar su "As" y adelantarse sin problema alguno, siendo nuevamente el ganador.

Al terminar, Kyoya se quitó el casco con rabia mirando al chico frente a él, todo gritaban para él, todos estaban a favor del ganador, sin embargo este camino hacia Kyoya, ignorando la mirada penetrante y inyectada de envidia y le extendió la mano, el menor miró la extremidad unos segundos antes de alzar la vista al casco, y suspirando con resignación la tomó en un "amigable apretón de manos".

Kyoya se separó y caminó de vuelta al taller de donde salió, tirando el casco al suelo y revolviendo su cabello con frustración, el perder no le gustaba para nada.

—Ya van dos veces que te gano, si no haces algo no era divertido...

Al escuchar la voz Kyoya se volteó rápidamente, el del casco se encontraba detrás de él, Kyoya lo miraba confundido y enojado al mismo tiempo, no tenía paciencia para jugar a las adivinanzas.

—Supongo que aun no sabes quién soy— se cruzó de brazos.

—No sé ni me importa, sólo déjame solo— se volteó nuevamente hacia la moto, pensando seriamente si sería buena idea patearla un par de veces y desquitarse, después de todo no era suya.

— Kyoya~ — insistió el chico.

—¡¿Qué coño quieres?!— se volteó nuevamente hacia él, su rostro estaba rojo por la rabia y esa reacción le causo gracia al del casco— ¡Deja de joderme, no estoy de humor!

—Que bonita voz tienes cuando te enojas...— se burló, Kyoya quedó todavía más confundido y negó con la cabeza mientras lo veía— Vamos Princesa, no es tan difícil adivinar...

—¿Princesa?— un ligero tic en su ojo izquierdo apareció al mismo, luego abrió sus ojos viendo sorprendido al chico frente a él—Oh...

—Parece que ya te acordaste— dijo con sarna. Kyoya bufó y vio como Ryuga se quitaba el casco, se revolvió un poco el cabello y lo miro mientras sonreía— Hola, gatito.

—Que fastidio verte aquí también— se cruzó de brazos y le dio la espalda.

—Eres muy cruel gatito, y yo que vine a verte— caminó más cerca de Kyoya y colocó su barbilla sobre su cabeza y el peliverde sólo decidió ignorarlo. Ryuga sonrió, el cabello alborotado de Kyoya le hacía cosquillas en la nariz.

— ¿Cómo sabías que estaría aquí?

—Tengo un espía— respondió sin más, colocó las manos sobre los hombros de Kyoya y se quedó así.

— ¡Alejate!— gruñó cual perro rabioso, Ryuga en vez de apartarse, se colocó a su lado y pasó su brazo por ambos hombros.

—No seas aguafiestas— picó la mejilla un par de veces.

—Imagino que Gingka es tu "espía"— apartó la mano de un manotazo.

—¿Qué comes que adivinas~?

—Voy a matarlo...— murmuró alejándose definitivamente de Ryuga— Con razón quiso que viniera, esta contigo en mi contra y aún no sé qué gana él con eso.

—No le hagas nada, el pobre ya tiene suficientes problemas con ayudarme a tenerte cerca.

—Pues está haciendo un pésimo trabajo, déjame decirte.

—¿Ah sí?— alzó una ceja relamerse los labios con descaro— ¿Entonces por qué estoy tan pegado a ti y aún sigues sin apartarme?— murmuró con voz grave. Kyoyas abrió sus ojos tanto como pudo y se dio cuenta de la realidad, el rostro de Ryuga estaba a muy pocos centímetros del suyo,  su aliento chocaba contra su rostro, esa sonrisa estúpido y esos ojos penetrantes. Apartó su rostro de un manotazo, tal como lo hacía con Benkei en algunos casos y salió de su acorralo con las mejillas algo rojas— Eres adorable~

—¡Cállate!— volvió a voltearse gruñendo cosas sin sentido entre dientes.

—¿Quieres hacer algo al salir de aquí?— preguntó Ryuga como si nada.

—¿Contigo? Jamás— rodó los ojos.

—¿Kyoya?— ambos voltearon a ver a Gingka— Oye amigo, me dejaste allá solo.

—¡Tú!— gritó Kyoya de repente yendo hacia Gingka y tomándolo del cuello de la camisa— Traidor, ¡¿Qué ganas con dejarme a solas con otro hombre?!

—Jajaja Ya lo sabes...— rió de forma nerviosa— Cálmate Kyoya, no es para tanto...

—Si princesa, estoy seguro que en unos días eso no va a importarte— Kyoya lo fulminó y Ryuga apartó la mirada con gracia.

—¡Habla!— lo alzó un poco del suelo, Gingka subió sus manos hasta su cabeza tratando de calmarlo.

—Cálmate, no es nada del otro mundo, sólo quiero ayudarlos.

—¡A mi no me estás ayudando!— se separó y caminó hacia la moto— Estoy aquí perdiendo el tiempo con estos dos cuando se supone que tengo que darle la maldita moto a Midori que seguro debe estarme esperando fuera y preguntándose dónde demonios estoy...— murmuraba entre dientes mientras sacaba las llaves de la moto de su bolsillo y recogía el casco del suelo.

—Ryuga...— dijo Gingka, Kyoya lo ignoró, y gritó sorprendido al verse alzado del suelo por el albino.

—¡Suéltame!— gritó dejando caer las llaves y el casco— ¡Ryuga te sugiero que me sueltes de una puta vez si no quieres atenerte a las consecuencias!— gritaba y pataleta sobre el hombro de Ryuga.

—Tomaré las llaves y le daré la moto a la chica, tú te lo llevas— dijo el pelirrojo mientras se agachaba a tomar lo que Kyoya había tirado, ambos ignorando los contante gritos del ojiazul.


—¡ES EN SERIO, DÉJAME!

—No será ningún problema...— se relamió los labios bajandose tranquilamente el cierre de su chaqueta.

Ryuga caminó fuera del lugar como si no tuviera a Kyoya removiendo entre sus brazos. Al menos 5 cinco minutos después Kyoya se cansó de removerse y sólo se dejó hacer, su cara era muy cómica, inflaba una de sus mejillas, tenía sus cejas casi juntas y refunfuñaba de vez en cuando.

A una cinco cuadras de donde había salido Ryuga decidió bajarlo, este se le quedó viendo de brazos cruzados al hallarse en el suelo, moviendo su pie derecho nuevamente y mirándolo no muy contento.

—Esto se llama secuestro— reclamó Kyoya.

—Podemos hacer esto a la forma fácil o la difícil, tú decides, no me importa seguirte cargando— alardeó el mayor, Kyoya se quedó callado unos segundos más antes de bufar con fuerza derrotado— Bingo...— celebró.

—¿Y bien?— continuó de brazos cruzados viendo como Ryuga terminaba de quitarse la chaqueta y se la amarraba en la cintura, quedando con una camiseta simple color negro.

—No se tú, pero yo tengo hambre— comenzó a caminar con tranquilidad sobre las solitarias calles, Kyoya no tuvo más opción que seguirlo.

—Mmmm...— emitió sin interes.

—¿Y qué quieres comer? Puedo llevarte a donde quieras— se volteó a ver a Kyoya mientras caminaba de espaldas, ese chico era como un niño, y estaba comenzando a inquietar al ojiazul—Dios, daría lo que fuera por una Hamburguesa...

—A donde yo quiera entonces— repitió el pequeño captando la atención del albino nuevamente.

—A donde tu quieras— aseguró.


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—¡Gracias por las hamburguesas Benkei!— gritó desde su lugar. Kyoya se sobo la barriga feliz, había comido al menos tres hamburguesas, y apenas en la segunda Ryuga lo miraba tratando de adivinar a dónde coño se iba tanta comida en ese cuerpo tan delgado, pues las hamburguesas no era precisamente pequeñas o "sanas"

—Todo por ti Kyoya— respondió el chico robustos frente a una parrilla.

Como Ryuga había dicho, lo llevo a donde Kyoya quiso, y este había escogido que lo llevarán a donde su mejor amigo el cual tenía prácticamente su propio negocio -pues el dueño era su padre- con la excusa de que tenía las mejores hamburguesas de la ciudad, y sinceramente no se equivocaba, esas hamburgesas tenía algo que las hacia irresistibles.

—Dame el dinero, iré a pagar— dijo el peliverde levantándose de la mesa y extendiendo su mano hacia Ryuga quien terminaba de beber su refresco.

—Puedo ir yo, no tengo ningún problema— indicó queriendo levantarse pero Kyoya lo detuvo.

—Ya es mucho con que pages, Además quiero aprovechar y chantajear un poco a Benkei— habló tranquilamente. La mirada azul fija en sus ojos lo puso algo nervioso, estos podrían decir tantas cosas como callar muchas otras, eran penetrantes, grandes y hermoso, y Ryuga estaba seguro de que Kyoya usaba eso a su favor en la mayoría de los casos.

—Como quieras...— apartó la mirada mientras le entregaba su dinero al pequeño, quien como si nada caminó de vuelta hacia su amigo.

—Que onda— saludó Kyoya, captando de inmediato la atención del de cabello púrpura, quien volteó a verlo.

—¿Qué sucede, amigo?

—Vine a pagarte— sacó el dinero y lo colocó sobre el mesón, Benkei lo tomó y juntos caminaron hacia la caja registradora.

—¿Quién es ese? Es raro verte con alguien cuando pasas por aquí.

—Nadie importante, un tonto que trata de llegar a algo conmigo. Él está pagando hoy además de secuestrarme durante toda una noche— respondió  jugando con un pequeño sobre de azúcar al lado de la caja, volteó ante el silencio de su amigo notando la mirada sorprendida sobre su persona— No me mires así, no pasará nada ¿ok? No me gustan los hombres. Él parece muy ilusionado con todos esto y yo sólo lo estoy aprovechando.

—Espero sepas lo que estás haciendo, no parece muy paciente— ambos voltearon a ver a Ryuga, quien seguía con la pajita del refresco entre sus labios mientras veía por la ventana. Tamborileaba los dedos sobre la mesa y movía uno de sus pies inquietamente— Y tampoco parece estúpido o indefenso, si no te cuidas puede hacerte algo, recuerda que eres hombre, no es necesario la delicadeza.

— Es completamente indefenso, sólo es apariencia… ¿Y tú cómo sabes todo eso?— continuó jugando con los sobres de azúcar mientras lo miraba interrogante.

—Díganos que conozco a los de su “especie”— se encogió de hombros. Kyoya bufó por enésima vez en la noche, rompió la envoltura del sobre de azúcar y se lo metio a la boca sin pensar.

—Nos vemos amigo, quiero saber qué otras cosas sabe hacer, es como un perro que entrenar— se despidió con unos cuantos golpes con las manos y “discretamente” se llevó unos sobresr03; más de azúcar, caminó hacia Ryuga y éste al verlo se levantó, juntos caminaron a la salida.

—¡Si seguirás robando mi azúcar voy a comenzar a cobrartela bastardo!— gritó Bekei, Kyoya empujó a Ryuga más rápido hacia afuera mientras reía de forma traviesa.

Una vez en las calles de nuevo, ambos caminaban uno al lado de otro sobre las frías calles. Ya debían ser casi las 10 de la noche si no mucho más, no sabían, ninguno tenía una clase de reloj interno que les dijera la otra exacta. Ryuga comenzó con las preguntas tribales, sólo para buscar un tema de conversación y hacer sentir más cómodo a Kyoya, que a pesar de todo es orgullo y “cara de poker” se podía ver lo incómodo que estaba al estar saliendo con otro hombre.

—¿Puedo preguntarte algo?— comenzó Ryuga mientras sacaba un cigarrillo y lo encendía sin dificultad.

—Acabas de hacerlo— dijo y Ryuga rodó los ojos, esa frase estaba gastada— Hazlo antes de que me arrepienta.

—Oye, no es sólo una pregunta, solo intento buscar un tema de conversación— dio un calada al cigarro y expulsó el humo por la nariz.

—¿Cómo cual?

—Quizás… ¿Qué edad tienes?— se encogió de hombros.

—19...— murmuró el peliverde— ¿Tú?

—21— expulsó el humo y continuó— A ver… ¿Tienes algo que hacer en el futuro?

—Sinceramente no, pretendo seguir con las peleas y lo demás por un largo rato.

—¿Cómo logras mantenerte si no trabajas?— Kyoya se quedó callado unos segundos antes se suspirar.

—Ok no. Mentí, pero no le digas a los chicos de las luchas, no quiero que lo sepan aún— se rascó la nuca un poco fuerte antes de responder— Con respecto al dinero, mis padres tiene “algo”— hizo comillas con sus dedos— Ellos me dijeron que puedo hacer lo que quiera con mi vida y… Me fui a vivir solo, ellos pagan todo pues, la verdad es que no les pesa nada. Y con mi vida, estoy en el segundo semestre de Informática en la universidad del centro, sólo Gingka lo sabe, estamos en la misma clase de cálculo…— volteó a ver a Ryuga quien tenía un amirada divertida— No me mires así, tampoco es como que me gustara ser un bueno para nada toda mi vida, las peleas son sólo para distraerme.

—Já, así que eres todo un “señorito”— escuchar el reproche de Kyoya después de eso lo hizo reír.

—Púdrete imbécil...

— Ya, ya. Ok. No preguntaré por tu orientación sexual, pues supuestamente eres 100% hetero.

—”Supuestamente” no. Lo soy— corrigió.

—¿Cómo lo sabes si no has tenido nada con nadie del mismo sexo?— preguntó notando la colilla del cigarro.

—No necesito algo como eso, estoy seguro de lo que soy— gruñó.

—Yo te doy la oportunidad de probar, ¿qué tanto te cuesta?

—Entiende que no necesito tener a un asqueroso hombre entre mis piernas queriendo joderme cuando puedo ser yo quien esté entre las piernas de una hermosa chica— habló rápidamente mientras lo miraba harto.

—Al menos estás claro de cuál es tu posición...— murmuró con burla mientras miraba a Kyoya de la misma forma, este se sonrojó violentamente, no era precisamente por eso que lo había dicho sino en la forma.

—Eres desesperante...— gruñó cruzándose de brazos y viendo a otro lado, eso está tan humillante, y viniendo de Ryuga extrañamente lo hacía sentir mucho más abochornado y vulnerable.

—Lo que digas. ¿Has tenido sexo con alguien?— lo miró de reojo.

—La duda ofende— dijo con orgullo, olvidando completamente su nervioso comportamiento. Abrió un pequeño sobre de azúcar y se lo llevó a la boca.

— Muy bien casanova ¿Cuántas novias has tenido?

— No las llamaría novias, son sólo pasar el rato, además no estoy seguro, no soy de esos que se enamoran fácilmente.

—Sin embargo la chica de cabello azul te tiene mal.

—Hikaru— corrigió— Y la verdad es que si, creo que ella ha sido la única a la que realmente veo como mujer.

—Que lástima que ella no te vea como hombre...

—Siguiente pregunta— dijo entre dientes, la ligera risa de Ryuga lo frustró más.

Ellos continuaron caminando por las calles entre alguna risas y disgustos, hasta el punto de llegar a una plaza, casi todas las luces estaban apagadas, ellos dieron vuelta y se fueron a la sección del parte con juegos para niños, se montaron sobre el techo una pequeña casa hecha de plástico y se sentaron sobre ella mientras veían las estrellas.

—¿Siguiente pregunta?— insistió Kyoya con una ligera sonrisa un poco másr03; en confianza, tantas preguntas y juego de palabras con Ryuga le habían sentado bien, el chico no era del todo insoportable, incluso el recordar que lo había cargado durante cinco calles como un costal de papas le parecía divertido.

—¿Algún animal en específico que sea tu favorito?—

—Parece una pregunta que le haría a un niño— rió este.

—Solo quiero conocer todos de ti— se encogió de hombros antes de revolverse el cabello y peinarlo con los dedos.

— Diría que el león— alzó su vista nuevamente— No lo sé, es… Tan impresionante su forma de ser, tan conocido y temido al mismo tiempo, sin temor, sin arrepentimientos, logrando lo que quiere un importa qué— cerró los ojos.

—Impresionante, pero sinceramente te veo más como un lindo gatito asustado— este comentario hizo que se ganara un golpe en el hombro y luego se escucharon risas de ambos.

— ¿Y tú qué, víbora asquerosa? Independientemente de lo que digas, yo pienso que eres como un perro sarnoso, quizás por esos nos llevamos tan mal.

—Lo de llevarse mal ya no se nota tanto...— respondió viendo al suelo, el otro apartó la mirada— Pero no, yo diría que el dragón es como “mi símbolo”. Criatura mitológica que no se sabe si existió realmente, pero sabemos que es fuerte, más grande que cualquier otro animal existente sobre la tierra además e impresionante...— Kyoya lo miró durante unos segundos, notando su mirada soñadora hacia el cielo estrellado tal como la de un niño, ladeó una ligera sonrisa sintiendo su pecho volverse cálido, algo extraño de hecho. Sacudió su cabeza un par de veces sacando de su chaqueta su propio cajetilla de cigarrillos, tomando uno y colocándolo entre los labios, lo encendió rápidamente y lo fumó casi con desespero, queriendo ahuyentar esos extraños pensamientos. Cuando volteó a ver a Ryuga nuevamente lo vio con cigarro en boca también, y sin darle tiempo de reaccionar lo tenía nuevamente cerca de su rostro, encendiendo su cigarrillo con el propio. Se quedó viendo ese fragmento de segundos las pestañas del albino, rizadas y algo largar. Al separarse Ryuga le sonrió ligeramente a Kyoya, quien seguía estático e ido. Su cabello despeinado lo hacía lucir casual y algo rebelde, cuando sonreía unos casi imperceptibles hoyuelos aparecían en sus mejillas, sus ojos se rasgaban un poco, esa increíble mirada penetrante y llena de burla y diversión casi siempre, sus labios carnosos estaban húmedos por tanto que los humedecida antes de hablar o sonreír...

¿Él siempre había sido tan atrayente?

¿Qué se sentiría besar sus labios?

Una bofetada mental devolvió a Kyoya a la realidad, debía hacer algo para sacarse esas estupideces de la cabeza.

—Oye, creo que ya debería irme yendo, es tarde— dijo al terminarse el cigarro. Tiró lo colilla por ahí y la pisó al bajarse de la casita— Gracias por todo supongo— no alzó la vista para ver a Ryuga, ya el verlo fijamente lo hacía pensar cosas estúpidas. Sacó otro pequeño sobre y comió la azúcar de dentro del.

—¿Una pelea?— al escuchar esas palabras fue que lo miró.

—¿Para qué? Ya tengo suficiente con que me hayas ganado está tarde…

—Como despedida— insistió ladeando la cabeza, Kyoya soltó una risa corta y Ryuga igual. Ambos se alejaron uno del otro, Kyoya se quitó la chaqueta y Ryuga sólo la desató de su cintura.

—No quiero que seas gentil.

—Te aseguro que no lo soy, para nada— se relamió los labios después de eso, Kyoya pudo disimular el escalofrío de su cuerpo. Ok, ya estaba comportándose se muy, muy extraño.

Ambos comenzaron la pelea, tal como la primera vez, Kyoya daba más golpes pero Ryuga los propinaba con las fuerza.

Luego de un par de minutos, ya ambos estaban jadeando, despeinados y sin poder mirar a otro lugar que el chico en frente. Al recibir un golpe en el costado Kyoya se quejó, Ryuga bufó.

—Concentrate— ordenó.

—Eso hago.

—No, no lo haces, mira mis puños, analiza y luego ataca— explicó jadeante. Kyoya arrugó un poco el entrecejo, otra cosa que odiaba era que le dijeran que hacer, pero pensó un poco y decidió obedecer. Increíblemente le funcionó, pero en su corta celebración interna fue tumbado al suelo viendo estrellas— Dije que te concentraras...

Kyoya sacudió un poco su cabeza y alzó su vista, Ryuga extendía su mano para ayudarlo a levantar, sin pensar mucho la tomó. Al hallarse ya levantado, sus manos aún no sé soltaban, el albino trataba de eso trata la mirada azul de pequeño, mientras que este veían la unión de sus manos como si fuera la cosa más impresionado del mundo.

—Fuiste gentil...— murmuró Kyoya de repente, sintió la respiración de Ryuga más cerca suyo y alzó la vista, ambos rostro tan cerca lo puso nervioso.

—No fui gentil, sólo quise ayudar...— murmuró también Ryuga sin despegar la vista de los labios de Kyoya, estaban entreabierto y brillaban un poco, su aliento cálido salía de ellos y los hacía ver más deseable. Lentamente se fue acercando, Kyoya no hizo nada, extrañamente también estaba perdido en los labios del otro.

El beso llegó pronto, Ryuga llevó ambas manos hacia el rostro de Kyoya y lo sostuvo con firmeza, Kyoya sólo se dejó hacer, cerró los ojos sin fuerza, sólo pensando en que los labios de Ryuga eran suaves con la los suyos. Llevó sus manos hasta la nuca del mayor y profundizo el beso, abrió sus labios permitiendo la entrada de la lengua ajena, suspiró inconscientemente por ello. El beso se tornó más necesitado, las manos de Ryuga llegado hasta la cintura del peliverde y éste se aferraba más fuerte al cuello del albino. El olor a sudor combinado con la colonia del mayor llenaba los pulmones de Kyoya, mareandolo. Ryuga jugaba con el piercing de su lengua y mordía sus labios, ese beso hizo vulnerable a Kyoya, que al momento de alejarse, quedó con sus ojos cerrados fantaseando aun con sus labios. Se separaron lentamente, Kyoya llevó los dedos a sus labios y los tocó, estaban húmedos e hinchados, arrugó la frente y pasó sus mano posible su cara, arrepentido.

—¿Kyoya?— llamó el albino.

—Fue un error— sentenció éste, llegó por su chaqueta y saliendo del lugar sin decir más. Ryuga se quedó ahí por unos segundos, en completo silencio. También se llevó la mano a los labios y los relamió un poco.

— Que necio eres...— murmuró viendo aún a Kyoya a la distancia— Aun sabían a azúcar…


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Los días siguieron pasando, esos días se como convirtieron en semanas y esas semanas en mese, cada día el dolor de cabeza de Ryuga tras de sí, molestandolo de vez en cuando y ofreciéndole una pelea, a la cual no se negaba por razones obvias. Algunas las ganaba él, otras Ryuga, así ambos "comenzaron" a llevarse bien, el asunto del beso estaba olvidado, ninguno tocó ese tema nunca más a pesar de que Ryuga seguían Intentando “cosas”. Las salidas no faltaron, de una u otra forma Ryuga se las arreglaba para hacer a Kyoya salir con él, hablaban de cosas hasta que se hacía tarde y ambos tomaban caminos diferentes, por más que querían llegar a algo más.

Peleaban verbal y físicamente por cualquier estupidez tal cual niños en primaria, más por parte de Kyoya, pues seguía molestandole la actitud pretenciosa y odiada del albino. Trataba de pegarse mucho más a Hikaru, olvidándose por momentos que habia besado a otro hombre y lo había disfrutado como nunca antes, ni siquiera el momento en el que logró robarle un beso a Hikari se sintió tan bien.

Un día llegó a su casa cansado, era bastante tarde y olía a sudor y nuevamente el beso vino a su mente, estaba seguro que ni siquiera Ryuga pensaba tanto en ello. Debía sacarselo de la cabeza.

Se fue a su habitación y se sentó en la cama, sacó de la mesa de noche una revista y un par de pañuelos, distraerse de “esa” forma, le vendría bien.

Se quitó los pantalones y el boxer y recostó su espalda en el espaldar de la cama. Ojeó un poco la revista, había mujeres increíblemente bellas y de un cuerpo deseable, momentáneamente su miembro comenzó a reaccionar, comenzó a masajear sin dejar de ver la revista, notando que una chica se parecía mucho en cara a la de cabello azul. Se mordió el labio inferior y dejó la revista a un lado, cerró los ojos, imaginando esa mirada púrpura llena de deseo, ese cuerpo esbelto y muy formado. Soltó un ligero gemido moviendo su mano un poco más lento, en su mente la chica estaba sobre él, moviéndose lentamente, deleitándose con su cuerpo.

“Kyoya…” Escuchó en su mente y volvió a gemir. La cara de éxtasis de la chica lo hacía delirar.

De un momento a otro la mirada de Ryuga llegó a su mente, penetrante, y extrañamente su cuerpo sufrió un estremecimiento mucho mayor, gimió con más fuerza sin abrir aún sus ojos, su mente comenzó a fallarle. Veía los ojos de Ryuga fijos en su cuerpo, esa sonrisa burlona, volvió a sentir la sensación de sus labios siendo tomados brutalmente por los de él. Se mordió el labio inferior con más fuerza, su mano se movió más rápido, jadeaba con desespero.

Casi podía sentir el calor del otro contra su cuerpo, entre sus piernas. Su mano ya no era suya, veían a Ryuga mover su mano con agilidad sobre su miembro. Comenzó a sudar, su miembro cada vez más duro, lasr03; manos de Ryuga caricias sus piernas con lentitud, su mirada no se despegaba de la suya, lo hacía estremecer.

“Kyoya…” escuchó su voz grave repetirse dentro de su cabeza, gimió más fuerte y mucho más constante. Los labios del albino bajando por su pierna hasta tener su miembro frente a su rostro, se relamió los labios con descaro antes de introducir el momento de Kyoya dentro de su boca, arqueó la espalda repentinamente, gemía más agudo, no reconocía su propia voz.

—R-Ryu...gah...— jadeó con necesidad. Estaba cerca de llegar, se sentía tan bien. Movió sus caderas contra la boca del albino, él lo tomaba completamente sin ninguna dificultad, su piel se erizó y se mordió el labio hasta romperlo. Gimió al llegar al orgasmo, se desplomó sobre el espaldar de la cama jadeando aún sintiendo los espasmos en su cuerpo. Abrió sus ojos espantado viendo su cuerpo con miedo, su mano llena de semen, sus piernas temblaban al igual que todo su cuerpo, estaba sudando a montones. Se limpió rápidamente con su mano libre el hilo de saliva que bajaba por su barbilla y se sonrojó violentamente— ¿Qué coño acabo de hacer…?

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—¿Dónde está Kyoya?

—No lo sé, no ha llegado.

—¿Otra vez?— arrugó el la frente— Ya van dos semanas.


—Oye, no me preguntes a mi— Gingka alzó ambas manos— ¿Pasó algo entre ustedes?

—No, al menos no que yo sepa, es decir...Fue hace mucho y él no pareció muy afectado— se rascó la nuca.

—¿Y tú no me dices nada?— rió de forma pícara— ¿No estábamos juntos en esto?

—Callate, sólo fue un beso— murmuró entre dientes.

— Eso es mucho más de lo que realmente esperé.

—Eres un desgraciado— le da un golpe en el hombro.

—Oye, es en serio, estamos hablando de Kyoya, es el ser más arisco de todo el planeta, el que al menos te haya dejado respirar el mismo aire me sorprende— se cruzó de brazos y vio detenidamente a Ryuga, quien seguía mirando a todos lados con la esperanza de que el peliverde aparecería.

—No me queda otro opción, tendré que esperar...— suspiró fijando su vista en la tal Hikaru— Enviale un mensaje al menos a ver por qué no llega.

—¿Qué harás?— preguntó mientras sacaba su teléfono.

—En todo este tiempo que Kyoya no ha estado, estuve acercándome más a la chica esa que a él le gusta, entro más en confianza y la verdad es que dudo que Kyoya le guste, pero parece diferente cuando yo le hablo— explicaba sin dejar de everla, esta se volteó a notar su mirada y lo saludo casi con timidez, Ryuga volteó a ver a Gingka.

—¿Y eso nos lleva ha…?— guardó el aparato de nuevo en su bolsillo.

—Ha que si hago que ella se enamore de mi, Kyoya se olvidará, dejará de perseguirla y eso me dará la oportunidad que necesito, si Kyoya llega hoy, trataré de que me dé un beso frente a él.

—¿Estamos hablando del mismo Kyoya? Es decir, primero estará muy decepcionado de Hikaru, segundo el te odiaría pues te dijo que ella le gustaba, y tercero te odiaria mucho más a ti por enamorarla y luego tratar de irte con él— Gingka se cruzó los brazos viéndolo de forma despectiva.

—Calma, lo tengo todo planeado, y que suceda todo eso está en el plan.

—Como quieras...— un vibrar en sus pantalones lo hizo voltear, sacó el celular y leyó lo que decía— Viene en camino— informó sin mucho ánimo, ese plan de Ryuga no le gustaba para nada.

—Bien, iré con la chica, cuando llegue estaré listo.

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Kyoya llegó al lugar como siempre, decidido y con el pecho inflado, no iba a permitir que nadie la quitará el valor que tenía de volver a ese lugar, sabiendo que el albino estaría ahí.

Después de ese “pequeño indigente” con los pañuelos, no pudo volver a las luchas, el bochorno de saber qué se había masturbado pensado en Ryuga, un hombre, lo perturbado. No podría verlo a la cara, sus ojos eran un vivo recordatorio de lo que había hecho.

Luego de una semana queriendo morirse de vergüenza habían llegado los exámenes en la universidad, y con estudios hasta el cuello a Kyoya no le daba tiempo de hacer las cosas que quería más que estudiar, estudiar y estudiar. Pero ya estaba libre, ya podía volver y enfrentar a Ryuga, volver a pelear y a pesar de no ganas, sentirse satisfecho de golpear su rostro vengándose en silencio de meterse en su cabeza y hacer cosas raras sonaba de maravilla. Estaba feliz, o eso pensó hasta que, al entrar al lugar y buscarlo con la mirada lo encontró en una esquina, besando a “su" chica.

Se quedó viendo la escena con asco. Ya no sabía que sentir, rabia, ira, decepción, celos, pero lo peor de todo era que no sabía de quién tenía celos exactamente, de la supuesta mujer de su vida o del chico que hacía semanas estaba rondando sus pensamientos, pues por muy duro que le fuera a él admitirlo, Ryuga le gustaba, más de lo que pensó alguna vez.

Caminó apretando los puños, aún con la mirada fija en ellos, estaban como si no tuvieran a nadie alrededor. Ryuga la sostenía de la cintura, tal como lo hizo con él, la besaba con esmero, como lo hizo con él. No espero un sólo momento, al estar frente ambos y notar que se habían separado, con toda su fuerza estampó su puño en la mejilla izquierda de Ryuga, está cayó al suelo sosteniendo la cara, Kyoya tenía los ojos sin brillo, enfurecido hasta el alma, aún cuando la mirada de Ryuga se clavó en la suya, el no se inmutó para nada al verlo “arrepentido”. Hikaru se agachó a su lado preocupada, pero Ryuga igual seguía con la mirada fija en Kyoya, las personas alrededor también lo veían sorprendidos, pero entendían su disgusto.

—Kyoya que...— Hikaru trato de hablar, pero Kyoya la detuvo.

—No hables— su voz sonaba grave, más de lo normal, miraba a la chica como nunca lo hizo, con odio y decepción— Me largo de aquí…— dio media vuelta y caminó directo hacia la salida.

—Kyoya, espera.

—No me sigas— gruñó a Ryuga y salió corriendo. El albino se levantó rápidamente y esbozó una sonrisa, cuando iba a ir tras Kyoya fue detenido por Hikaru, lo tomaba del brazo con fuerza.

—No vayas, él estará bien, no importa ahora— Ryuga volvió a sonreír, esta vez con burla, extrañando a la chica. Se soltó rápidamente y le habló de nuevo.

—Lo siento, pero no eres mi tipo— después de decir eso salió corriendo tras Kyoya, Hikaru confundida se quedó ahí parada siendo observada por los demás.


Ya fuera del lugar Ryuga divisó a Kyoya cruzando la calle y corrió tras de él


— ¡Kyoya!— gritó, éste se volteó a verlo igual de enojado y siguió corriendo, ignorándolo— ¡Vuelve, hay que hablar!

—¡Vete a la mierda, no quiero hablar contigo!— corría tan rápido como podía, no quería verlo, ni hablar con él, ni siquiera respirar el mismo aire que ese desgraciado.

Continuó corriendo, escapando de Ryuga quien no dejaba de seguirlo pisándole los talones. Corrió a su casa, por lo menos estaba cerca de las luchas. Abrió la puerta tan rápido como pudo y la trató de cerrar de la misma forma, quiso deslizarse por la puerta, dejar que Ryuga gritara, pataleta y golpeara hasta cansarse e irse, quizás llorar de frustración y luego irse a dormir y no salir en otra semana, pero Ryuga fue más rápido, logró tomar la puerta y empujarla hasta adentrarse dentro de su cara, después de todo él era más fuerte.

—¡FUERA!— gritó tratando de empujarlo, la casa estaba casi completamente oscura, la luz de afuera traspasaba las ventanas además de que la luz del pasillo de arriba estaba encendida—¡LÁRGATE, NO QUIERO VERTE!

—Vamos Kyoya no seas rencoroso, sólo fue un beso— decía queriendo esconder su risa.

—¡CÁLLATE, ÉSTA ES MI CASA Y QUIERO QUE TE LARGUES DE AQUÍ AHORA!— siguió empujando hasta la puerta, intentó abrirla pero Ryuga fue más rápido, tomando sus manos y haciendo retroceder antes de besarlo. Kyoya se removió durante todo el beso, en ese momento unas ganas inmensas de llorar vinieron a él, pero se hizo el fuerte— No me beses a mi después de haberla besado a ella...— murmuró luego del beso— Vete enserio.

—Son los labios del supuesto amor de tu vida, es como si la estuvieras besando a ella ¿qué hay de diferentes?— siguió sin soltarlo, ambos susurraban por la cercanía.

—Cállate y déjame sólo...— trató de soltarse otra vez.

—Dímelo Kyoya, ¿qué tienes? ¿Fue sólo el beso o hay algo más?

— He dicho largo...

—Kyoya.

—¡BASTA! ME MOLESTA PORQUE ES ELLA— gritó apretando los párpados— No te entiendo, primero me besas a mi, quieres que esté contigo, comienzas a meterte en mi cabeza como si fueras la persona más importante y hacer que me enamore, y despues la besas a ella ¿Qué coño te pasa? ¡¿Que tratas de hacerle a mi cabeza?!—alzó la vista y lo vio, Ryuga abrió los ojos sorprendido, los ojos de Kyoya demostraban desesperación, estaba cristalinos— Te odio...— gruñó desviando la mirada y con las mejillas rojas. Sólo era bastó para que Ryuga volviera a besarlo, con desespero, con pasión, con locura. Kyoya se dejó hacer, estampado contra la pared subió sus manos al rostro de Ryuga y lo acarició mientras seguía el beso, en pocos minutos ya sus respiraciones estaban acelerada, Ryuga lo alzó en brazos y lo montó sobre su cintura, Kyoya enredó sus piernas en ella continuando con los besos. El albino se separó de sus labios, dejando sus frentes unidas, mirando como Kyoya trataba de buscar aire al igual que él.

—Entiendelo, eres el único, el único ¿está bien? No necesito a nadie más— lo tomó del rostro y lo hizo mirarlo, Kyoya medio perdido por los besos sólo pudo asentir con la cabeza. Volvieron a besarse, Ryuga despegó a Kyoya de la pared dejándolo colgado de su cuerpo y caminó hacia la sala, haciendo un extraño movimiento hasta dejarlos a ambos sobre la alfombra.


—N-No, aquí no...— murmuró Kyoya, Ryuga metió las manos por debajo de la camiseta de Kyoya mientras besaba su cuello, sintiendo como temblaba—Ryuga…— al verse ignorado solo pudo dejarse hacer, en menos de lo que espero estaba en boxers frente a Ryuga, quien seguía besando su cuerpo dejando notorias marcas en todos lados. Se alzó con ayuda de sus brazos en un momento dado y capturó nuevamente los labios de Ryuga, ser sólo observador no le era divertido, guío sus labios al cuello de este y de igual forma comenzó a dejar marcas a su antojo, las manos grande de Ryuga estaban en su cintura y las apretaba ocasionalmente al sentir la mordidas suaves de Kyoya, internamente el menor se burlaba de su gran sensibilidad en una zona tan común. Con ayuda de Ryuga terminó por sacarle la camiseta, pasó sus manos por el torso ajeno, observándolor03;, dándose cuenta de lo loco que lo volvía, algo que nunca había notando con otro hombre, se quedó pensando en eso y Ryuga lo notó, alzó su barbilla y lo besó con dulzura.

—Mirame, esto no está mal— negó ligeramente con la cabeza.


—E-Es algo incómodo, es decir, con un hombre…

—Calma, sólo déjame hacerlo...—

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Mucho rato después ya ambos estaban sobre la cama de Kyoya bajo las sábanas. El silencio reinaba en el lugar. Kyoya estaba recostado sobre el pecho desnudo del albino, acariciando su rostro con sus dedos y viéndolo fijamente desde hacía ya un rato, Ryuga hacía lo mismo, analizaban cada uno el rostro del otro como si nunca si hubieran visto.

—¿Estás bien?— preguntó el albino, retirando un mechón de cabello de la cara de Kyoya.

—Aun duele un poco...— respondió sin detener su acción, pasando su dedo índice por la mejilla y haciendo ligeras vueltas.

—Lo siento, de verdad, fue mi culpa.

—Está bien, era obvio que dolería—  dijo con tranquilidad, sonrió ligeramente y suspiró.

—¿Aún es raro?— preguntó pasando su mano derecha por la espalda de Kyoya, éste sólo se acomodó mejor sobre él.

—Tal vez... Es que, no lo sé, me gustó pero aún así es raro.


—Te acostumbraras, me paso algo parecido la primerar03; vez, pero no te preocupes por eso ahora— suspiró también, alzó la cabeza hacia el techo y cerró la ojos— Estoy cansado...— otro silencio llegó después de eso.

—Te quiero...— abrió los ojos y miró a Kyoya, éste seguía igual, recostado en su pecho, estaba algo sonrojado pero su mirada estaba decidida y fija en la suya, llena de ilusión, impaciente de una respuesta. Le sonrió mostrando sus dientes, acarició su mejilla y se acercó hasta besar su frente.

—También te quiero, enano— lo abrazó contra su cuerpo y Kyoya lo correspondió.

—Espero cumplas tu promesa...— su rostro estaba oculto en el cuello del mayor, sus párpados se habían vuelto más pesados de la nada.

— ¿Cuál?

—Que soy el único...— murmuró sin fuerza, casi completamente dormido, Ryuga rió ligeramente y lo apretó más contra su cuerpo.

—Claro que si, princesa—

—No...Me llames así...

El albino sólo sonrió y cerró sus ojos, sólo se dejó llevar por el sueño al igual que Kyoya, abrazados el uno al otro toda la noche como los amantes que ahora se habían vuelto.

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Notas finales:

CHAN CHAN CHAN!!!!!

YEY!!!

Hola de nuevo *-*

Espero que les haya gustado este humilde One shot :D


Quedó más largo de lo que esperé O.O

11.4k palabras 😱😱😱!!!

Me siento yo como mi escritora favorita ._.

En fin :v

Se dieron cuenta de que aparecí por ahí?? :'D

Midori respiró el mismo aire que Kyoya y Ryuga!! *Explota de emoción* 💓💓💓


HAAAAAA!!!


Que les pareció la versión 1.5 de Ryuga rebelde xD??

Creo que me gusta más éste que el Ryuga de "Mi Profesor Favorito" :B

Ok, Ahora, a lo que vine :v

¿Ustedes se acuerdan... Que hace un año... Yo subía subido el One Shot "Las fases de Kyoya Tategami"?

Fue el día de mi cumpleaños :3

Al igual que hoy viernes 02 de junio del 2017, el día en el que Midori se vuelve una adulta :v

Aiuraaa... :'v

Bueno, fue hace dos dias, pero es que no tenía internet :'v

Bueh, mi regalo de mi para mi :D

O para ustedes 😕😕?


Ay nah se :v

Igual, espero les haya gustado~

Nos vemos >wo

Besos <3

 

 


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