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Alarm Clock por Ari_123_love

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Notas del fanfic:

Esta es una historia corta; espero que sean entre 5 y 10 capítulos ^-^ También espero y quiero (más como un deseo) actualizarla una o dos veces por semana, así que esten atentos a las actualización :D

La verdad, la historia surgió de una de esas películas que siempre pasan en navidad (y que no vi en navidad e.e) y que tratan de ver cómo será su vida si no se portan bien xDDDD Y me dije, ¿por qué no? Así que denle una oportunidad ♥  

Notas del capitulo:

Este capítulo es meramente una introducción. De hecho, para mis preferencias, está un poco corto, pero prometo que los siguientes ya serán largos ♥ 

 

Quizás eran los problemas que llevaba consigo, después de todo uno nunca espera que te rompan el corazón el mismo día que te informan que no podrán seguir dándote la beca para terminar los estudios superiores. Tal vez eran las lágrimas que no le dejaron ver con claridad lo que tenía frente al parabrisas: un letrero de intersección. Y, aunque él llevaba la preferencia, tampoco era responsabilidad del contrario. Lo único que Taemin supo, fue el gran dolor que sintió en la parte posterior de su cabeza, el que le acompaño en el torso, y aquella luz blanca que cubrió todo rápidamente, bañándolo en un brillo demasiado intenso como para querer seguir viéndolo. Cerró los ojos, con fuerza, aferrado a lo que fuera que estuviese sosteniendo. Ya no recordaba dónde estaba, ni lo que estaba haciendo…


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El sonido insistente de aquella alarma hizo que Taemin se alzara. Apagó la alarma, notando el reloj despertador…Él no tenía ningún reloj despertador. Alzó la mirada, ¿dónde rayos estaba? ¿Cuándo se fue a dormir? Contuvo la respiración al dejar que la tercera pregunta se colara dentro de sus pensamientos: ¿con quién se había dormido? Sostuvo el aliento, mirando a su alrededor. No conocía el lugar, no tenía idea de quién podía ser. Se golpeó la frente. ¡Estúpido Taemin! No haces, lo que te hicieron. Se levantó de la cama, dándose cuenta que de hecho, estaba vestido…Pero, esa no era su ropa…Algo no estaba bien…


Lo recordó de golpe, el accidente. ¡Había chocado con alguien! De hecho, alguien había estrellado su auto, contra el costado –su costado- de su auto. Se tocó el torso y la nuca, buscando alguna clase de dolor. No sentía nada. Al menos ahora podía estar tranquilo de saber que no había dormido con nadie, en una mala borrachera. Alguien debió haberle rescatado del auto, y le debió haber hecho curaciones en su casa…Pero no tenía ninguna herida. Sólo para asegurarse, se alzó la camisa, buscando hematomas o heridas. Nada. Respiró con alivió, ese accidente realmente parecía que no lo sobreviviría.


Salió de aquella habitación, preguntándose dónde estaba el dueño de aquel departamento. Todo era tan blanco, o con colores claros, como el beige, y algo de gris suave. Pero era terriblemente enorme, algo que en definitiva le gustaba. Un espacio amplio, le daba esa sensación de creatividad que tanto amaba. Jadeó, el lugar, sin embargo, parecía estar vacío. No había nadie. Se colocó al centro del departamento, tratando de encontrar la cocina, hasta ver el área donde una mesa con un plato esperaban. Mordió su labio, acercándose. Quien sea que le haya rescatado del accidente, no estaba en casa; pero le había dejado el almuerzo. Eso le hizo pensar por un segundo en la fecha. ¿Cuánto tiempo habría estado inconsciente? Realmente deseaba que sólo fueran un par de minutos, a lo mucho horas, porque tenía que arreglar el problema con su beca,  y no tenía tiempo para perder.


El rugido de su estómago le hizo volver a la realidad. Por más que le alterara el saber que tenía que conseguir de regreso esa beca, o conseguir alguna nueva, no podía pensar con el estómago vacío. Se acercó a la mesa, divisando la pequeña nota junto con la comida. Era, casi, un recado de esos que se dejan los amantes cuando no pueden verse muy seguido. Así que con dubitar la tomó. Sintió que su corazón casi se detuvo al darse cuenta que sí era una de esas notas que se dejan los amantes entre ellos. Pero lo que más le asustó, fue leer su nombre en ella.


Taeminnie~,


Tuve que ir con los Park a la oficina central. Te preparé el desayuno ^w^ Nos vemos a la noche bebé


La releyó varias veces, sintiendo cada vez como el hueco de su estómago se desaparecía, siendo remplazado por una sensación pesada cada vez mayor. ¿Quiénes eran los Park? ¿Quién le tenía la suficiente confianza como para llamarle Taeminnie? ¿Y por qué rayos le llamó bebé? Eso no era normal, ni siquiera Siwon le llamaba así, y se suponía era su novio…Oh, ya no lo era. Su corazón se apretujó ante el recuerdo. Había volcado todos sus sentimientos en la persona que creyó sería su compañero de vida, y ahora le acababan de arrebatar todos esos sueños que inventó sin considerar si era el amor de la vida de Siwon. Se sentó, apartando el plato de comida. Le dolía el estómago, y sabía que se trataba de tristeza, ¿qué más podía ser? Había descubierto que su adorado novio llevaba engañándole por más de un mes. Hundió su rostro entre sus manos, volviendo a llorar. ¿Por qué le estaba pasando esto? No era una mala persona, se esforzaba demasiado, en todo. Trabajaba el turno nocturno para costearse la carrera, aunque también necesitara de esa beca de bajos recursos. No bebía, no engañaba, ¿sería demasiado bueno? Lágrima a lágrima, sacó todo lo que llevaba dentro de su pecho. Había sido, por mucho, el peor día de su vida. ¡Ahora ni siquiera sabía dónde estaba! Y probablemente con alguien a quien no conocía, pero que esa persona sí le conocía.


-Necesito que todo esto sea sólo un sueño…- Susurró, limpiándose el rostro. –Necesito escuchar la alarma de mi celular, y saber que todo ha sido una horrible pesadilla…- Jadeó, apoyándose sobre sus manos hechas puño.


El rugido de su estómago le hizo parar de llorar. Estaba terriblemente hambriento, y llorar no solucionaría nada. Agradeció a la persona que le había dejado el desayuno, y se dispuso a comerlo. Todo a su alrededor estaba tan callado, y eso le incomodaba, pero no lo suficiente como para distraer sus pensamientos de sus pesares. Terminó de comer, recogiendo su plato y llevándolo al lavaplatos. Mordió su labio inferior, decidiéndose por lavar el plato. No pensaba ser una molestia con quien le había rescatado. Al terminar, se cruzó de brazos, observando a su rededor. ¿Qué iba a hacer ahora? No podía irse sin más, tenía que agradecerle a quien le había llevado ahí. ¡Le dejaría una nota! Sí, eso haría, en agradecimiento, y dejaría su número telefónico para que después pudiera contactarle y darle las gracias apropiadas.


-Debe haber algo dónde anotar en la recámara…- Exhaló, afirmándose que así debía ser.


Regresó a aquella habitación, mirando por encima. En la cómoda principal había un bolígrafo, así que se acercó, preguntándose si en alguno de los cajones habría una libreta, o papel, donde pudiera dejar la nota. Abrió el primer cajón, sabiendo de inmediato que ese había sido un gran error.


En efecto, había un bloc de notas ahí, pero lo que había hecho que el corazón de Taemin se acelerara de nuevo preocupado, fue el ver el retrato que había sido colocado a un lado. Una foto, de una pareja obviamente enamorada…Una pareja en la que él era protagonista. Y el otro…


-…¿Minho?- Gimió, caminando varios pasos hacia atrás, hasta chocar con el filo de la cama y caer sobre ella. ¡Por qué rayos había ahí una foto de él con Minho! Ni siquiera le hablaba más que lo necesario, cuando Siwon le llevaba a alguna de esas reuniones familiares. -¿Qué está pasando?- Se cubrió el rostro, negando una y otra vez. -¡No! ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?- Se levantó, acercándose de nuevo a aquella cómoda, revisando todos los cajones. Había varios retratos guardados, todos de él y Minho. ¿Cómo podía tener fotos con el primo de su novio? Eso simplemente no estaba bien.


El sonido de una cancioncilla interrumpió sus preguntas, obligándole a mirar a su alrededor. A lado de la cama, en la mesa de noche, un celular vibraba con insistencia mientras repetía la música. Tomó el celular, mirando el número que se reflejaba en la pantalla. Donghae. ¿Quién era él? No tenía ni una pizca de idea, pero tal vez él podría decirle qué estaba pasando. Respondió la llamada, a pesar de no estar seguro de qué iba la cosa.


-¿Taemin?


-¿S-sí?- Jadeó. Ni siquiera reconocía esa voz.


-Vaya, me alegro de saber que estás despierto a esta hora. Esto sí que es un milagro.


-¿Lo es?- Se mordió la lengua. Eran como las once de la mañana, a juzgar por la luz del día, ¿cómo podría seguir dormido?


-Despierto, pero no en tus cinco sentidos, TaeTae. Te dejaré volver a la cama, sólo llamé para decirte que regreso la próxima semana. Tendremos la revisión el martes, así que quiero tu escrito listo.


-¿Escrito?- Entró en pánico. ¿Qué escrito? ¿Quién era él, y de qué le estaba hablando?


-Sí, Tae. El nuevo capítulo…Oh, no me digas que aún no lo tienes listo. Tae, ya no te puedo cubrir, mi jefe está sospechando…


-…Ah, el capítulo está listo…- Mintió. Sea lo que fuera de lo que estaban hablando, parecía algo importante.


-No tienes idea de lo feliz que me hace oír eso…Oh, Tae, ¿te parece si nuestra revisión la hacemos en un restaurante…o en mi casa?


-¿Ah?- Miró a su alrededor. Sentía como si muchas personas le observaran y le juzgaran por mentirle al hombre al otro lado del teléfono.


-Entiendo…Seguirá siendo en tu casa…Entonces nos vemos el martes Tae.


Aquel hombre colgó la llamada, dejando a Taemin con más dudas de las que tenía antes. Observó la pantalla del celular volver al menú principal, notando ese pequeño –o quizás enorme- defecto. La fecha del día. Contuvo la respiración, abriendo la aplicación que le mostraba la fecha y el clima. Era imposible, por completo. El reloj marcaba la fecha, nueve años en el futuro.


-No es posible…- Susurró. Se alzó, dejando la habitación lo más rápido que pudo. Había un televisor en la sala principal, así que buscó el comando remoto y le encendió. Las noticias tenían la misma fecha. Según esto, su accidente había sido nueve años atrás.


Se desplomó en el sillón, entrando en pánico. No podía ser posible, todo era parte de su horrendo día, alguien le debía de estar jugando la peor broma posible. Se cubrió el rostro, gimoteando. Se sentía asustado, le estaba empezando a doler la cabeza y no tenía idea de cómo salir de todos sus problemas. Debía ir a casa. ¡Sí! Eso era lo más sensato. Se levantó del sillón, dispuesto a salir, hasta que vio su ropa. ¡No podía salir en pijama! Bufó, aún más frustrado. Se talló la cara con fuerza, tratando de pensar. Si se suponía que ese era su departamento, en el futuro (lo que seguía sin creer), entonces debería de hallar algo que ponerse.


Regresó a la habitación, preguntándose por qué había tantas puertas en una habitación. ¿Cuál de ellas sería el armario? La primera que abrió, era un baño completo. Entró sólo para descubrir en el espejo, que él ya no se veía como la última vez que había mirado un espejo. Su cabello ya no era rubio, y ciertamente tenía un lunar nuevo en el rostro. Además, sus orejas estaban perforadas. Se tocó el rostro, ¡no era cierto! No era algo que se podía cambiar así de fácil. La desesperación volvió a ganarle, ¿qué estaba pasando? Salió de aquel baño, buscando la siguiente puerta. Otra habitación, con otro televisor y otro sofá. Parecía un cuarto de entretenimiento, y hacia el fondo, otra puerta. Taemin sabía que era imposible que el armario estuviera cruzando aquella salita. Pero no perdía nada con revisar. Dejó que la curiosidad le guiara, revisando aquel lugar. Una habitación pequeña, con un escritorio, una laptop, una impresora y muchos libros. Era un estudio, obviamente. Exhaló, regresando a la habitación principal. Sólo quedaba una puerta, debía ser el armario.


Y vaya que lo era. Sólo  había un problema más: nada de lo que había colgado ahí parecía suyo. Miró con confusión la ropa, pasándola una a una, todo era al menos una talla más grande que la que él usaba, y lo que parecía sí quedarle, definitivamente era algo que jamás en la vida se pondría. Meditó que ponerse.


-¿Acaso en el futuro está de moda la ropa así?- Frunció los labios. -¿O habré aumentado de peso?- Comentó con horror. –Esto es una broma, tranquilízate Taemin. Saldrás a la calle a darte cuenta que es la peor broma que alguien pudo haberte jugado.- Dijo como mantra, controlando su respiración.


Terminó de vestirse, y se atrevió a tomar el celular que había contestado minutos atrás. Algo le decía que era el suyo. Corrió a la entrada, encontrándose que sólo había un par de zapatos. Cerró los ojos con fuerza, volviendo a repetir su mantra dentro de su cabeza. Se los calzó, y al alzar la mirada para ponerse de pie, notó que de la pared colgaban un par de llaves de un bonito adorno con ganchos. Las tomó, no se arriesgaría…Ya no sabía que pensar.


Salir de aquel departamento, y bajar los varios pisos hasta la recepción le hizo darse cuenta que realmente no sabía dónde estaba. Era una zona que él no frecuentaba en lo absoluto. Miró todo a su alrededor detenidamente, antes de abandonar el edificio. Ya en la calle, buscó el nombre de ésta, y el número de edificio. Con eso bastaba para poder buscar desde su celular cómo llegar a su casa.


Al ver la distancia, suspiró con algo de frustración. Era demasiado, pero no llevaba dinero. No había encontrado su cartera, claro que tampoco había considerado la posibilidad de ahora tener una nueva cartera. Se suponía que todo esto era una mala broma de alguien. Guardó aquel celular, dispuesto a continuar con su camino. Una calle, dos, todo a su paso se veía tan aterradoramente diferente. Si sabía dónde estaba, era por el nombre de las calles.


Probablemente lo único que parecía medianamente igual a lo que recordaba era el centro de la ciudad. Pero ahí ya eran edificios viejos desde que él era un niño. Aún así, se sentía bien reconocer algo. Tras andar otra media hora, llego al pequeño barrio donde se concentraban los departamentos que solían ser rentados por estudiantes. Logró ver el edificio que le representaba a casa. Oh no, también lucía diferente. La fachada era había dejado de ser verde olivo, para estar pintada de un color crema. Además de tener obviamente un piso extra. Se mordió los labios, sintiendo cómo perdía un poco más la cordura. Necesitaba, realmente, confirmar que todo era una invención cruel de alguien, y no lo que estaba pasando. Se atrevió a entrar al complejo, observando cada detalle. Por dentro era igual. Algo de alivio se instauró dentro de su pecho. Se acercó al hombre que se encontraba detrás del mostrador.


-Disculpe, ¿sabe dónde está el señor Seong?- Le tembló un poco la voz, jugando con sus dedos.


-¿El señor Seong?- Aquel hombre comentó con sorpresa. -Lo siento, joven. El señor Seong traspasó este lugar hace cinco años. Ahora los dueños son los Han.


-¿H-han?- Ahogó su voz. -¿Q-qué pasó con el señor Seong y su esposa?


-Lo último que supe es que se mudaron...¿Eres familiar de ellos?- Usó un tono amable de voz al ver la obvia desesperanza marcada en el rostro del hombre joven.


-No...- Taemin jadeó, negando con la cabeza. Cruzó los brazos sobre su pecho, tratando de protegerse. -Ellos...eran mis caseros. Hace nueve años...- Exhaló. -Volví hace poco...al parecer.- Susurró lo último. -Pensé en tener una charla con ellos.


-Lo siento, joven. Si gusta, puedo preguntarle al señor Han por información. Mañana podría decirle algo...


-Gracias, sería agradable.- Taemin hizo una reverencia, despidiéndose.


Entonces era cierto...Estaba atrapado nueve años en el futuro. Se cubrió el rostro con sus manos, no podía permitir que le vieran llorar. Salió de aquel edificio, alejándose lo más posible de las personas que caminaban en las calles. Llegó al parque que solía visitar…antes…Se dejó caer en una banca, tratando de calmarse. ¿Cómo era posible? Él estaba teniendo el peor día de su vida y entonces…¡El accidente! ¿Habría muerto? Respiró entrecortadamente, buscando una explicación. De hecho, el haber muerto era una muy grande explicación. Sólo así se explicaría estar nueve años en el futuro…Pero, si había muerto, ¿por qué había sido transportado a un futuro? Siempre imaginó que al morir ascendería con el creador de todo, o se volvería parte del cosmos. A menos que esto fuera una purga. Quedar atrapado en el purgatorio era lo que menos podría llegar a imaginarse. ¡No! No podía estar muerto, no tenía sentido.


Se levantó de la banca, volviendo a creer que todo era una mala pesadilla. Su celular le despertaría dentro de poco, con aquella canción de moda que había puesto como alarma. ¡Era obvio! Todo esto era un sueño, sólo así se podía sentir tan real. Estaba dormido…¿Estaría en coma? El accidente pudo haberle causado un coma, y ahora estar atrapado en sus sueños. Pero no, no iba a creer eso. Nada de lo que había pasado aquel día era cierto. Seguía dormido, en su cama, y la alarma le despertaría pronto.


Mientras buscaba una solución a como despertar, decidió volver a aquel departamento en donde había despertado. Tal vez al regresar ahí se terminaría el sueño, como aquellas pesadillas que dan vueltas una y otra y otra vez. Exhaló, buscando consolarse con eso; y fue ese pensamiento el que le acompaño todo el camino de regreso. Ya en el edificio, en la recepción había un botones acomodando la mensajería en los buzones de cada departamento.


-Buenas tardes señor Lee.- Le saludó, haciendo una reverencia.


-Buenas tardes…- Sonrió a medias, sin saber qué más decir.


-Tiene correo, señor.- Aquel chico no pareció notar el extrañamiento en Taemin, sólo tomó los sobres del buzón en la pared y se los ofreció. –También hay dos cartas para el señor Choi.


-El señor Choi…- Jadeó. Así que sí vivía con Minho. Quizás, de todo lo que le impactaba de ese mal día, era saber que tenía a Choi Minho de pareja. Era por completo un sinsentido. Ni siquiera le conocía lo suficiente. -¿S-sabes…sabes de casualidad dónde se encuentra él?


-Normalmente el señor Choi se encuentra en su oficina a esta hora…¿Ocurre algo?- El chico frunció los labios, algo consternado.


-No…Cuando desperté, él ya se había ido…- Jadeó. –Pero no dijo a qué hora iba a volver…- Tal vez lograría despertar antes de este mal sueño antes de ver a Minho. –…Sólo estoy preocupado.- Mintió.


-Cuando el señor llegue, le comentaré que no deje a su esposo solo por tanto tiempo.- Le sonrió amable, y hasta cierto punto algo cómplice de algo que realmente no estaba pasando.


-¡Su esposo!- Soltó en un grito ahogado. ¿Estaba casado con Choi Minho? Se cubrió la boca, soportando la respiración. Ahora sí, todo tenía que ser un mal sueño. –Lo siento, el día de hoy no me he sentido bien…- Se excusó. –Me retiro.


-Oh…Entiendo, señor Lee.- Hizo media venia, y prosiguió con su trabajo de acomodar el correo.


Taemin caminó lo más presuroso que pudo hasta el elevador. Lo mandó a llamar y agradeció que las puertas se abrieran casi de inmediato. No había nadie acompañándole, así que cuando las puertas se cerraron, pudo acuclillarse en una esquina. Se cubrió la cara, hiperventilando. Estaba asustado, no entendía cómo había ido a parar ahí, ¡eran nueve años que estaba seguro no había vivido! Si esto era una pesadilla, por mucho era la peor pesadilla que jamás soñó. Si no lo era…No veía una manera de salir de esto.


Las puertas se abrieron, obligando a Taemin a levantarse y salir de aquel lugar. Si no fuera porque se fijó de donde salía, horas antes, no tendría idea de cuál departamento se suponía era el suyo. Aun así, no se sentía bien ir a un departamento que no conocía en lo absoluto. Entró, con dudar, confirmando que el departamento seguía vacío. Colgó las llaves donde habían estado colgadas, y sacó los zapatos. Se sentía demasiado abrumado, y una vez más dejó que las lágrimas brotaran. No era justo, todo lo malo que le podía pasar se le juntaba en un solo día, y despertaba años después en una vida que no conocía. Se dejó caer contra la puerta, estirándose el cabello. No tenía sentido en lo absoluto, ¿por qué le ocurría esto? ¿Por qué a él precisamente?


Nada tenía sentido, nadie le creería…¡Eso! Tenía que hablar con alguien. Buscó su celular, abriendo los contactos. ¡Perfecto! No conocía a nadie de los nombres que tenía anotados, y los demás eran apodos que ciertamente no tenía idea. Se golpeó contra la puerta, había tenido la esperanza de encontrar el número de Key, pero tampoco veía ese apodo anotado en la lista, ni su nombre completo. Eso era lo peor, no tener el teléfono de Key para pedirle ayuda, o tan siquiera poder hablar con él. Trató de regular su respiración, se sentía desolado.


Ahí se quedó por varias horas, llorando quedamente, cansándose en vano. No supo cómo logró ponerse de pie, y llegar a la habitación principal. Se sentó en la cama, dejando el celular sobre la mesa en la que lo había hallado. Tal vez si se volvía a dormir, despertaría en su vida, y no en esta. Se recostó, cerrando los ojos con fuerza. Debía relajarse para poder quedarse dormido, y lograr que este plan funcionara.


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El sonido de la puerta abriéndose despertó a Taemin. Todo estaba tan oscuro, así que debía ser de noche ya. Se incorporó, pegando sus piernas contra su pecho. No tenía que encender las luces para confirmar que seguía en ese departamento que no conocía, la cama era terriblemente enorme, no se comparaba con la suya. Aun así tomó el celular y revisó la fecha: todavía nueve años en el futuro.


-¿Bebé? Amor, ¿dónde estás?- Se escuchó desde afuera de la habitación. –Taemin, dime que no pasaste todo el día en la cama…- La puerta se abrió.


Taemin definitivamente había dejado de respirar. Esto no podía estar pasando. 

Notas finales:

Por ciertoooooo... Si leen Ojos Bonitos, mañana hay actualización ♥ ^u^ 

Estaré esperando sus comentarios y opiniones c: 

¡Besos!


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