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Elephant Gun por Lady_yuu

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Notas del fanfic:

Este fic es un regalo por  lo hice pensando en esa pasión por ver a Rada siendo ensartado por su macho Kanon y porque no hay mejor OTPs que las canon, guelita que sí. Y yo con mi Saga x Aioros se completa la familia géminis.

Serán 3 capítulos.

Nota: Kanon x Radamanthys

Advertencias: yaoi lemon hard, lenguaje fuerte, violencia y malas palabras.

Disclaimer: ya sabemos que los personajes no son de nosotros… pero este fic y la historia sí y la idea también es mía.

-o-

Elephant Gun

If I was young, I'd flee this town

I'd bury my dreams underground

As did I, we drink to die, we drink tonight

 

La idea de un viaje en crucero para festejar la mayoría de edad de su prima, no le cayó mal. Él y su familia necesitaban un poco de Sol, de calor mediterráneo y vida. El agua la tenían diario y de las peores maneras. Lluvia fría sin avisar y tráfico insoportable. Chris Walden era la menor de la dinastía. Y ahora una pieza de subasta. No le agradaban las fiestas de presentación, era como ofrecer a los hombres carne fresca. “Vean todos, tengo una jovencita lista para tener sexo y matrimonio” Los padres de Chris, sus tíos, estaban lejos de pensar así, de lo contrario no hubieran hecho tan elegante evento en el crucero. O será que él continuaba viéndola como la niña tierna y sensible que era. Chris se mantenía muy al margen, cumplía con sus deberes, asistía a la universidad y no se metía en problemas. No como su hermana Úrsula que ya estaba pasando su primer divorcio. Ambos tenían la misma edad pero Úrsula siempre fue rebelde e impertinente.

La recepción fue aburrida y perfecta, como todo lo que hacen los ingleses. Lo mejor de sus elegantes reuniones siempre era el alcohol, sobraba hasta para echar al mar. Sus padres aplaudían emocionados a su lado.

- Chris es tan bonita… conseguirá un buen marido- dijo su madre.

No se imaginaba un esposo para Chris. Es que sólo de verla, parecía que aún jugaba con muñecas. El matrimonio para su familia no sólo era un lazo de “amor” era un negocio, contrato, pura transacción económica. Su padre dejo de presionarlo cuando se consiguió una novia extranjera, de las que están en intercambio en Cambridge. Era alemana y sus padres trabajaban en el Consulado. “Como siempre, enorgulleces el apellido y a tu padre” dijo cuándo la llevó a casa. Y no es que no la quisiera pero de eso a casarse con ella… aún quedaba mucho por conocer.

Un hombre de mediana edad con el cabello rizado, subió al estrado. Se sentó frente al piano y comenzó a tocar  Brahms.  

- Insufrible- susurró.

-¿Qué dijiste?- preguntó su madre con el ceño fruncido.

-Nada- contestó con un tonó de voz firme- tengo mal oído para la música clásica.

- Eso pensé…

Desde la mesa vecina, Chris le saludó agitando su mano. Él respondió con el mismo gesto. “Es una buena niña” pensó. Los meseros comenzaron a servir. Crema de verduras, mariscos, ensalada y mucha, mucha verdura. Antes de comer se hizo el brindis. Radamanthys aprovechó para pedir una botella de whisky. Su madre desaprobó el acto. A él no le importó.

- No te gusta que beba, pero toleran que Úrsula en pleno divorcio coquetee con uno de los hijos del Conde Macewen - comentó mientras servía el licor en un vaso de cristal dirigiendo su mirada a la escena de la prima que sonreía descaradamente a un joven muchacho de cabello dorado.

- A veces eres insoportable, hijo. Espero no te pongas impertinente. Qué vergüenza.- respondió su madre con mueca de asco.

- Ya, ya, no hare el ridículo. Y será por Chris no por la familia.

- No es coqueteo, Radamanthys, son relaciones públicas. Si no consigue un marido pronto, la familia tendrá que pagar sus deudas- comentó su padre muy serio. Como si de verdad le interesara su sobrina.

Se sintió absurdo en medio de un vals en pleno siglo XXI. La única que disfrutaba en efecto era  la festejada. La cual bailó con casi todos los miembros de la familia. Dejó para el final al primo favorito. Una vez puso un pie en la pista, se oyeron aplausos. Sonrió al ver a Chris. Tomó su mano y la besó, tal como lo hicieran sus ancestros. Rodeó su talle, la atrajo a él y comenzaron a bailar.

- Soy malo para esto, Chris… guíame o te pondré en ridículo- aseguró el rubio.

- Y sería lo más divertido que sucediera en esta fiesta- contestó. Acomodó su cabeza en el pecho de su primo.

- ¿No te diviertes?

- Sí, pero me hubiera gustado más festejar en un pub, ya soy mayor de edad ya puedo entrar… pero mi mamá insistió en un evento magno.

- Cuando volvamos a Londres te llevaré al mejor pub irlandés con la condición que sólo tomes dos copas de vino… ¿Quieres?

- ¿Solo dos? Que aburrido. Está bien, sería el mejor regalo, primo… Gracias- Chris sonrió y  brincó emocionada. Lo que dio sospechas a sus padres de que algo tramaban.

La valsa rusa era interpretada con alta virtud por el pianista. Radamanthys ya había pisado dos veces a su prima quien reía por no saber disimular los errores de baile. Algunos familiares observaron indignados ante el comportamiento de Radamanthys. “Es que siempre da algo de qué hablar” “Nunca puede comportarse como un joven de su edad” “Pensar que él será el representante de la familia un día” “¿Lord?, de Lord no tiene nada, ve ese cabello, podría ser un poco más decente” Ya está acostumbrado a las críticas. Nada le parecía a su familia. Lo único que les gustaba de él, era su novia Pandora y quizá porque provenía de una buena familia.

En medio del baile y la lujosa recepción de salón de eventos, el ferri se quedó inmóvil. Se balanceaba únicamente con las olas del mar. Las luces se apagaron. Eran alrededor de las cinco de la tarde, la luz del Sol se filtró por las ventanas. El aire acondicionado desapareció. Los Walden se preguntaron preocupados que sucedía. El padre de Radamanthys salió con el de Chris a la cabina principal. Todos los invitados murmuraban las posibles causas del aparcamiento.

- Esto no me gusta- Chris se aferró al brazo de su primo. Se sentía segura no sólo porque su primo era alto, sino porque era fuerte, valiente y cara de pocos amigos que intimidaba al más brabucón de su escuela.

- Tranquila, si se ha quedado sin combustible, pueden enviar otro barco y luego el tío William meterá una demanda, como es su costumbre, por subirnos a un barco en mal estado.

La risa de Chris era suave. Desde que eran niños la ha querido y cuidado como una hermana menor. Úrsula nunca estaba con ella y se ocupaba de sí misma, dejándola sola en las ocasiones que más la necesitaba. Cuando la molestaban en la escuela por tener trastorno en el habla. Él siempre la defendía. Convirtiéndose en el súper héroe de su prima, el guerrero celta más grande de su tierra, el príncipe en caballo blanco.

La niña miró al tío mencionado, un gordito bonachón con bigote de chef clásico que al sentir su mirada le sonrió.

Pasaron algunos minutos, su padre y tío no regresaban. Quiso saber que pasaba pero su madre lo detuvo. Argumentó que su padre y tío sabían cómo solucionarlo, que esperará. Obedeció a regañadientes. Fue entonces que el barco comenzó a moverse. Todos agradecieron y regresaron a sus lugares con tranquilidad. La puerta se abrió, su padre y el de Chris entraron seguidos de un grupo de hombres de diferentes nacionalidades, armados y con cadenas.

Dos de ellos dispararon al techo. Hubo gritos y confusión. Pidieron guardar silencio. Chris se aferró a su primo. Radamanthys no pudo moverse un rifle apuntaba a su cabeza.

Una vez atados y amordazados los invitados y familiares, fueron aislados al fondo del salón. Casi unos encima de otros. Uno a uno fueron despojados de sus pertenecías, aretes, rolex, joyas, esmeraldas, cadenas y carteras. Radamanthys dejó que se llevaran el anillo que la novia le regaló en su cumpleaños. Chris cerró los ojos cuando arrancaron la cadena de Nuestra Señora de Walsingham que tenía desde sus tres años luego de la comunión.

Radamanthys quería decirle a su prima que todo estaría bien, pero no podía hablar por culpa de la tela que cubría su boca. La oyó llorar cuando a una de sus tías la golpearon en la cara por hacerse difícil y no entregar los aretes. Otro sujeto disparó al suelo y habló en un idioma primitivo para ellos. El heredero Walden chocó su cabeza contra la pared esperando que acabara pronto. El dinero de los Walden no era lo más valioso, si por él fuera se los daba todo pero quería que se marcharan.

- ¿Quién es Lord Walden?- preguntó un joven que recién entró a la habitación. Tenía el cabello larguísimo y azul como el océano. Unos ojos verdes expresivos que escudriñaron a todos los Walden- si no me dicen quién es, voy a disparar a todas las mujeres- amenazó.

Observó a su padre que miró con odio al pirata. Lo notó más viejo y cansado, su edad le pesaba. Toda la familia Walden estaba en sus manos. Las miradas se perdieron en el vacío del techo o el suelo. Nadie respondió. El padre de Radamanthys le enseñó a infundir respeto con su sola existencia. Es por ello que nadie se atrevió a mover un dedo. Un hombre negro con el cabello a la mohicana blanco, disparó en medio de las piernas de Úrsula. Al instante, ella se desmayó.

- Malditos perros burgueses… lo más valioso que tienen es su inútil vida.- Escupió el peliazul que parecía ser el líder- ¡Respondan! ¿Quién es Lord Walden?

Chris a su lado seguía con los ojos cerrados, llorando bajito. Radamanthys iba a levantarse. Ya que su padre estaba tardando demasiado o pensando, no sabía. Necesitaba actuar rápido o esos locos los asesinarían. Sus manos estaban atadas a su espalda. Poco a poco apoyó una rodilla en el suelo para impulsarse de pie. El líder notó el movimiento.

- ¿Tú eres Lord Walden? - El líder se acercó confundido, tiró de sus cabellos hasta ponerlo de pier13; Eres demasiado joven. ¡No me mientas!

Radamanthys lo retó, su mirada ámbar echaba chispas y esperaba tener la oportunidad de romperle la cabeza.

- Supongamos que tú eres Lord Walden… Quiero cinco millones de libras para esta noche. ¿Cómo harás para dármelas? De lo contrario vamos a violar y matar a todas las perras que están a aquí… después a ustedes hasta que tu puta familia desaparezca.

Arrojó a Radamanthys de nuevo al suelo. Su cuerpo azotó contra el suelo golpeándose la columna. Chris se acercó un poco. Seguía llorando. Qué bonito regalo de cumpleaños. Muy buena idea que le sucediera esto a su prima. A la que más quería de toda su familia. No sabía a quién odiar, si a si mismo por aceptar o a su tía idiota por la idea del crucero. Vio al líder caminar alrededor del salón. Tomó descuidadamente un pan y mariscos, se los llevó a la boca despreocupadamente. Cinco hombres seguían apuntando con rifles viejos. Todos ellos llevaban ropas desgastadas. Olían a mar. Sus cabellos grasos y piel seca decían que su vida era así. Efímera y vulgar. Ser piratas del mediterráneo.

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Habían pasado dos horas después del secuestro. Trajeron al capitán del barco junto a su gente. Amordazados y atados de las manos. El barco seguía su ruta establecida hacia Malta, donde planeaban quedarse un par de días y después regresar a Londres. Supuso que fue para no dar sospechas a los guardias de las cosas.

Los tipos habían bajado las armas y se disponían a revisar el salón, comer de los restos de comida que había en la mesa. Pasear alrededor de la sala. Uno de ellos, de cabello verdoso con una cicatriz en el ojo, paso sus dedos por el piano.

Radamanthys deseaba que le quitaran la tela de la boca y negociar con el líder. Su padre estaba furioso. La rabia Walden corría por sus venas. No quitaba la mirada de su hijo, era una lástima que no pudiera reprenderlo. Su tío respiraba con dificultad, recordó que tenía problemas cardiacos. Debía hablar pronto con el líder antes de una desgracia. Úrsula seguía desmayada y Chris parecía estar orando.

Pensar rápido era su especialidad. Había ideado la forma de entregarle el dinero. En el barco había señal de WiFi, podía enviar mensaje al secretario de su padre. Sacaría el efectivo y tal vez podría dejarlo en algún punto clave para que alguno de sus hombres lo tomara. Evidentemente no dejaría que nadie se fuera por miedo a la marina. Había leído en los diarios que los piratas venían desde África. Secuestraban las embarcaciones ya fuera de pasajeros o carga. Una vez obtenían lo que deseaban se iban. Eran prácticos, no se quedaban tanto tiempo, como un asalto en transporte público. Sin embargo, algo distinto sucedía en este atraco.

Arrastrando las piernas consiguió llamar la atención de uno de los piratas. Un hombre de cabellos sepia y ojos azules que mascaba chicle lo miró fijamente. Con movimientos bruscos de sus manos, llamó su atención.

- Oye, ¿qué te pasa?- preguntó en un inglés perfecto pero agresivo, apuntando de nuevo a su cabeza con el viejo rifle.

Radamanthys hizo gruñido y en seguida le quitó la tela.

- Trae a tu líder, le daré el dinero. Pero que no toque a nadie, ¿entendido?-fue un rugido más que una orden.

- Tú no mandas aquí, burgués…- respondió dando una patada en su pecho que lo regresó al suelo.

Con un movimiento de cabeza, indicó a otro que fuera por su jefe. Toda la familia e invitados, miraron al hijo prodigo asombrados. Su madre trataba de decirle algo con la mirada, abría los ojos muy grandes y fruncía el ceño. Uno de sus tíos negó con la cabeza. ¿Qué pensaría su padre? Un hombre de cabellos blancos y rubios, con el rostro desencajado y los ojos furiosos. Los mismos ojos ámbar que heredó, lo retaban coléricos. Alguna vez fue como su hijo, alto y con el porte de un noble real. Podía escuchar su voz. ¿Qué carajo estás haciendo? ¡Yo soy quien debe dar la cara por esta familia no tú! ¿Crees que soy débil? ¿Crees que por ser viejo no puedo defenderlos? Lo que pasa es que Radamanthys también los quería proteger a todos.

- Es esto o que nos maten ¿qué prefieres?- se dirigió a su padre. El sujeto de cabellos castaños metió la bocacha del rifle entre los labios de Radamanthys para que se callara.

Hubo gritos ahogados, sobre todo de Chris que aterrada movía su cabeza. Temiendo que le pasará algo a su primo.

- Baian, no seas tan agresivo con él pequeño Lord… veamos que tiene decir - la voz gruesa del jefe se escuchó por el salón. Se acercó hasta Radamanthys de forma lacónica y se agachó hasta quedar a su altura- más vale que no sea un engaño… de lo contrario les vuelo la cabeza.

El aludido sacó el arma de la boca del rubio quien pudo respirar con calma. Por la forma de dirigirse a él, supo que ya no había porque fingir ser su padre. Se miraron por un rato. Aquel marino estaba relajado, la situación sobre sus manos y la vida de muchos dependía de él.

Un quejido los interrumpió. El padre de Radamanthys intentó decir algo. Uno solado de cabello rosa alborotado se acercó para quitar el trapo de su boca.

- Te daré lo que pides… Sólo déjame hacer una llamada, enviar un mensaje.

El líder curvó sus labios con satisfacción sin dejar de mirar a Radamanthys. Le satisfacía su sorpresa y su derrota. Le gustaba ver como entre las mismas familias había competencia, como se destruían por obtener respeto y el honor. Pisoteando sus propios genes.

- No- los marinos rieron divertidos. Mientras buscaba entre los rehenes algo de su interés- No tenemos mucho tiempo… Así que me voy a llevar algo para entretenerme en lo que tengo el dinero.

- ¿Cómo?- preguntó el padre de Radamanthys contrariado.

-Que nosotros nos vamos - oyó las risas de sus subordinados. Al parecer lo que buscó lo halló en la pequeña Chris que se ocultaba tras de otro primor13; me voy a quedar con ella. ¡Elijan lo que les guste!r13; ofreció a los demás marinerosr13; una vez tenga el dinero, te lo devolveré.

- Así no funciona...- interrumpió Radamanthys pero un golpe en el rostro lo calló.

- Tú no estás en posición de exigir o discutir- tiró del cuello de su camisa de forma agresiva- lo toman o los mató a todosr13; en ese momento, los rifles cortaron cartucho, esperando la orden fría para disparar.

Afortunadamente nadie pudo gritar por las telas sucias en sus bocas. Los puños de Radamanthys agolparon la sangre así como la impotencia. Quería desfigurarle el rostro bonito a ese sujeto que apestaba a sal de mar. Rió divertido al observarlos asustados.

En tanto los piratas tomaron a dos de sus primas, incluida Úrsula, a una joven tía y al primo que vivía en Dinamarca que llegó a Londres sólo por el cumpleaños de Chris.

- ¿Entonces…?- volvió a preguntar sin quitar la mirada de Chris- que bonita estás-  se atrevió a tocar su rostro de porcelana. Ella trató de alejarse pero fue imposible huir de su mano ruda.

- No la toques… no te atrevas a tocarla- advirtió Radamanthys furioso. Las muñecas de sus manos comenzaron a sangrar al intentar liberarlas de las cadenas.

El peliazul volvió a reír y se atrevió a meter la mano bajó el vestido de Chris. Lo que por instinto hizo que ella le diera una patada en el estómago. Había aprendido de las peleas que en antaño tuvo su primo al defenderla. Aunque no tuvo ningún efecto, aquel marinero sólo lamió sus labios.

- Me gustan difíciles… se saborea mejor el sexo.

- ¡Cerdo! No la toques… - el color de las mejillas de Radamanthys se había coloreado de un rojo ira que lo delataba.

- Ciérrale  el hocico al imbécil.

- ¡Basta!-  gritó el  padre del inglés pero no pudo hacer mucho.

-  Espera… yo me quedaré contigo, pero deja que los demás se vayanr13; con la cólera en las venas, Radamanthys se enfrentó al capitán.

Su madre negó desesperada, hacía ruidos extraños tras la tela en su boca. Chris no paraba de llorar. Su familia y amigos pensaban que era un idiota.

- Deja de hacer estupideces Radamanthys. Te ordeno que te sientes y me dejes negociar el asuntor13; pero ni el mayor de los Walden podía detener la rebeldía de su hijo que a pesar de seguir los modales, acostumbraba salirse de la línea de colorear.

- ¿Tú? ¿Qué valor puedes tener para que te intercambie por todos?r13;preguntó seductor el peliazul lamiendo sus labios.

- Soy el primer heredero de la fortuna Walden- no hacía tanto frío para que temblara al decir aquellas palabras. Como si toda la responsabilidad cayera de pronto en su cuerpo como balde de agua fría.

El líder sonrió satisfecho y silbó por la sorpresa. Con un ademán ordenó a los marinos regresar a las mujeres y hombre que habían tomado como presas. Chris no paraba de llorar, apretaba los parpados.

- Cuando me entregué el dinero en la isla de Anticitera, le regresaré a su primogénito en Malta.

Un hombre de piel pálida con aspecto cadavérico, metió una nota en el traje del padre de Radamanthys con las indicaciones y lugar exacto donde debería dejarse el dinero.

- ¿Qué garantía tendré?- La voz firme y dura que conocía Radamanthys en su padre se hizo presente. Estaba seguro que se liberaría pronto. Lo importante era que Chris y su madre estarían a salvo. Ellas importaban más que los otros.

Cinco millones de libras para los Walden no eran nada, era como si lo perdiera la tía Ale y la prima Úrsula en un casino. Como cuando el primo Edward se fugó a Ibiza en su cumpleaños y no le avisó a nadie. El dinero para los Walden era como quitarle pelo a un gato. La fortuna crecía siempre, se multiplicaba como si hubieran puesto un hechizo de abundancia. Era mejor que ellos no lo supieran y seguir en estado de shok.

- Usted me da el dinero y yo le regreso entero a su hijo. Le daré dos días y soy considerado. Por el tiempo y las transacciones, la distancia, ya sabe cómo son los putos bancos. Sí pasa de un día un segundo. Mató a su hijo y le dejo el cadáver flotando en el mar. Está de más agregar que si dice algo a la policía… olvídese de todo.

Chris al escuchar tremenda amenaza, dejó caer su cabeza en el hombro de su primo.

- Voy a estar bien, Chris… lo importante es que a ti no te pase nada.

-o-

Continua…

 

Notas finales:

Gracias por haber llegado hasta aquí, espero que no haya resultado pesado, me cuesta mucho hacer fics largos. Aunque me he divertido con la imaginación. Saludos y gracias por leer. Trataré de subir cada semana los siguientes dos capítulos para finalizar.
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