Me desperté antes del alba. Sentía a mi esposo abrazandome por la espalda, durmiendo profundamente, mientras me pegaba a su cuerpo desnudo con su brazo que rodeaba mi diminuto cintura.
En ese momento me puse a pensar en mi vida y en lo mucho que había cambado todo en los últimos días.
A mis 32 años tenia tres negocios prósperos, dos hijos hermosos y estaba casado con aquel chico que se convirtió en mi pareja para salvarme de una relación muy destructiva y por desgracia llevaba 1 año tratando de recuperar mi memoria tras un accidente de tráfico.
Me removí levemente en la cama y sentí al instante como mi amado me atraía a su cuerpo dándome calor y cariño a pesar de estar durmiendo.
Alce la mirada y mire por la ventana que estas cerca de nuestra cama, recordando partes de mi pasado.
Me enamore de un hombre que no me amaba y que se acostaba conmigo solo cuando su verdadero amor no lo quería entre sus piernas.
Con tristeza recordé una ocasión que en mi desesperación lo encerré junto conmigo en un baño, donde nos quedamos horas con mi tonta excusa de que nos habíamos quedado encerrados. Ahí en ese lugar, ese hombre me confesó que no me amaba, que solo me usaba cuando se aburría.
Sentí mi corazón romperse en pedazos en ese momento y sin decir nada, con los ojos inundados en lágrimas salí de es casa, caminando sin rumbo por la ciudad.
Feliz recordé el momento en el que mi verdadero amor se cruzó en mi camino.
Yo en mi alocada adolescencia quise emborracharme y acostarme con todo ser viviente hasta quedar tan destrozado emocionalmente que deseara el suicidio como único remedio.
-Jae… -escuhe el ronco susurro de mi amado dormido, recordando sus palabras y lo fácil que fue de convencerle.
“-ayudame a darle celos…ayudame a enloquecerle hasta que no vea a otro que no sea yo. -"
Le dije, inocente de mi, pensando que así conseguiría algo.
Me giré en mitad de aquel abrazo y miré a mi esposo, sonriendo al recordar su afirmación.
-mi niño loco… aceptaste sin siquiera pensar en tus sentimientos -susurré observando su hermoso rostro dormido. Me acerqué y besé su frente, removiendome un poco mas y aun notando en mi interior aquel juguete infernal que por castigo dejo dentro de mi.
Mientra me acerqué a besar sus carnosos labios, mi mente viajó rápidamente al pasado, recordando nuestra primera vez, la noticia de mi embarazo, mis mentiras para con aquel hombre, al que le dije que mis hijos no eran de mi por entonces novio, sino que eran suyos. Recuerdo la emoción, la felicidad que le embargo. Recuerdo mi soledad, lo mucho que extrañaba a mi ocupado novio y como envenenaba mi alma con esa venganza.
Ese error, esas mentiras, el daño que le provoque al hombre que amaba, a pesar de negarlo, sus ojos tristes y los insultos de mi ex supuesta pareja, el miedo de no recuperar a mi hija, la culpa y el remordimiento , son sombras que a día de hoy aún me persiguen.
-perdonae Yunnie. ..-susurre bajito acariciado su cabello con amor.
Creo que en ese momento en el que todo se descubrió, salio mi lado sumiso.
Recuerdo que después de suplicar de rodillas el perdón al hombre que ahora mismo me abraza y duerme a mi lado, el se echó toda la culpa y entre lágrimas me suplicó que jamás volviese a pedirle perdón de aquella manera o a humillarme así. Sonreí ante ese lejano recuerdo ya que hacía apenas unas horas, estaba de rodillas besando sus pies tenblando de placer y suplicandole que no me dejara excitado y sin poder correrme, que no volvería a escaparme cuando mi propio placer me asustaba.
Solté un pesado suspiro y lo atraje a mis brazos, hundiendo mi rostro en su suave cabello.
Desgraciadamente esa no había sido la única vez que destroce su corazón.
Años mas tarde, recuerdo que mis pequeños tenían 2 añitos, a causa de mi depresión, de la culpa por haber traicionado al único hombre que de verdad me amaba con todos mis defectos y miedos, agarré una afilada cuchilla y en la soledad de mi despacho me abrí las venas con unos cortes tan profundos que si mi esposo hubiese llegado un minuto mas tarde, me habría enterrado dos días después.
El recuerdo me hizo estremecer y gemí de miedo al miso tiempo que comencé a temblar, porque recordaba los cortes, el sueño y como lentamente me dormía, pero de pronto los gritos desesperados de mi desesperado esposo, suplicandome que no lo dejara. Un sollozo brotó de mis labios ante el miedo y esos fantasmas contra los que aún luchaba, ante el recuerdo real de esas cicatrices que marcan aun mis muñecas, pero todo despareció al escuchar su suave voz.
-estoy aquí amor. Tranquilo. -dijo con voz adormilada mientra se removía un poco para así abrazarme protector.
Sentí mis ojos arder por culpa se las lágrimas, pero todo desapareció al sentir sus calidos labios sobre mis párpados.
-perdoname Yunnie… -susurre desesperado, sintiendo mi pecho doler
-¿pides perdón porque anoche mientras me suplicaba que no parara, te escabulliste de debajo mía? Porque si es así, no debes llorar mi gatito.-dijo con cariño, haciéndome reír a pesar de las lágrimas.
-no, por eso ya recibí un castigo que durante casi media noche no me dejó dormir-susurré mientra dejaba que enjuagara mis lágrimas con besos- pido perdón por el daño que te hices en… -susurré pero no me dejó acabo porque sus labios me impidieron hablar
-sshhhh. No hay nada que perdonar…-susurró antes de pedir mis labios en un demandante beso al que correspondí ansioso.- queda mucho para que amanezca, mi pequeño Jae. Deberías dormir… hoy tenemos que ir al psicólogo otra vez y llevar a los niños al campamento…y luego… compensarte por ser un buen gatito-susurro mientras sus labios no paraban de besarme y sus manos no dejaban de acariciarme con cariño, deseando que me relajara.
-Yunnie… porque puedo recordar lo mas horrible que hice… pero aún hay lagunas en mi mente de los momentos Felices? -susurré dejando que me mirara, que me relajara, que mi cuerpo y mente volvieran al presente.
Mientras le hacía esa pregunta una vez más, Yunho me fue girando lentamente y me volvió a dejar de espaldas a él, abrazándome protector, mientras que su diestra acariciaba la larga cicatriz de mi muñeca izquierda.
-porqué recuerda lo que te dijo el psicólogo amor. Tu mente aun no esta del todo recuperada. Te ha costado meses recordarme, recordar a los niños, recordar tu nombre, pero eso lo recordaste a los días, nada mas ver tus muñecas y porque fue lo primero que ese hombre te hizo recirdar-dijo muy paciente y algo dormido.
-no recuerdo el accidente… solo recuerdo a nuestro hijo correr….lo demás está en negro-susurré sintiendo que el sueño me iba ganando poco a poco ante las suaves caricias de mi esposo sobre mi cabello.
-solo tienes que recordar que sálvate a nuestro hijo, todo lo demas no importa-susurro comenzando a meterme.
-Yunho… .Jung Yunho-susurre cómo un mantra, cómo cada noche antes de dormirme.