"No hay ni un solo auto en esta calle
Todos han desaparecido así que podríamos jugar
No escondas cómo te sientes esta noche, haz lo que quieras
¿Eso no estaría bien?"
La mano de JinKi es más cálida que la suya. Cuando sus dedos se rozan, eso envía un pequeño choque de calor arriba al brazo de JongHyun, y él está un poco celoso de la chaqueta escolar de JinKi. Es la del coro, pero sigue siendo impresionante, y JongHyun espera poder comprar una el año siguiente si mantiene a JinKi así de cálido.
Pero, sobre todo, JongHyun está pensando en la mano de JinKi. Él quiere alargar su mano, tomarla, pero cree que no lo tiene permitido. Hay muchas preguntas que quieres hacer: ¿Qué estamos haciendo? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué somos?
Él no sabe lo que pasa, por qué JinKi le pidió que lo acompañara. Se ve bastante inocente. Vieron una película, bebieron algo de café. Eso es lo que hacen los amigos, ¿no? Y JinKi y JongHyun son amigos. Han sido amigos desde el momento que se conocieron en el club de música de la escuela, JongHyun tocando la guitarra y los dedos de JinKi bailando por las teclas del piano.
Pero esta es también el tipo de noche en que JongHyun escribe canciones en sus cuadernos. La sonrisa del mayor es del tipo que JongHyun compone canciones de amor; y el dolor en su pecho cuando JinKi se va, la inspiración para baladas que lo hacen llorar cada vez que las toca.
Tal vez es solo un tonto crush de escuela. Tal vez JinKi y él son solo amigos. Tal vez él debería intentar ser feliz con la calidez que late en su brazo por el roce de los dedos de JinKi.
—JongHyunnie —dice el alto, apuntando, y la manera en la que mueve su mano lejos de la de JongHyun, hace al menor tener que morderse los labios para no hacer un puchero. Piensa en meter su mano en el bolsillo, pero luego podría perderse cuando la mano de JinKi bajara de nuevo. Decide que es mejor soportar frío.
— ¿Qué es? —pregunta, acurrucándose en sí mismo y tratando de seguir la línea del brazo de JinKi para ver el lugar al que apunta. No ve mucho, solo el cielo, la oscuridad extendiéndose desde los faroles que ocultan las estrellas.
—Una estrella fugaz —responde JinKi, sonriéndole, y el corazón del menor se salta un latido—. Pide un deseo.
—Creo que es un satélite —replica JongHyun, dudoso, porque está bastante seguro que las estrellas fugaces no se mueven a un ritmo constante en una línea horizontal a través del horizonte, pero cierra sus ojos por un momento y mantiene su deseo en la mente, un concepto del cual está muy asustado como para ponerlo en palabras.
La mano de JinKi lo roza al dejarla caer.
—No puede lastimar a nadie si lo pido de todas formas. En el mejor de los casos, estoy en lo correcto; en el peor, nada cambia.
JinKi tiene razón. Ese es el peor de los casos, y el corazón del menor se comprime tanto que casi tropieza.
—Yo... Sí. Sí, supongo.
Se siente personalmente responsable y terrible por hacer que la sonrisa de JinKi temblara, por robarle al mundo un momento como ese. Pero la voz del mayor es suave cuando pregunta:
— ¿Qué pediste?
JongHyun sufre. Los dedos de JinKi lo rozan mientras caminan y son tan cálidos y JongHyun quiere.
—Pedí otra taza de café —miente—. Mis manos se están congelando.
— ¿Tienes frío? —pregunta el alto, todo preocupado, y estira su mano. JongHyun deja de respirar. Los dedos de JinKi están, tortuosos, sobre los suyos, cálidos y apacibles. JinKi lo acerca y sube sus manos juntas y sopla aire caliente a ellas.
JongHyun no es tan fuerte como para contener el pequeño gemido que deja escapar, asombrado, desconcertado y muy, muy confundido.
— ¿JongHyunnie?
JongHyun exhala.
— ¿Qué...?
—Lo siento —dice JinKi antes de que JongHyun pudiera continuar—. Lo siento. Debería haber sido... Me gustas, JongHyun. Y pensé que lo sabías. Solo... Yo no...
—Entiendo —dice JongHyun, pero su corazón se rompe en su pecho. No sabe cómo termina la oración, pero por cómo suena, no termina bien—. Está bien. En serio, yo...
—No —dice JinKi y aprieta su mano fuerte, como si se estuviera aferrando—. No, JongHyun. Yo... Me gustas. Quiero estar contigo. Quiero estar contigo, sostener tu mano y besarte. Quiero presentarte a mi mamá y decirle que eres el chico que me gusta. Quiero... quiero salir contigo. Solo... No quiero que la gente mire y se burle y diga cosas que sé que van a lastimarte. Lo siento. Lo siento porque mereces algo mejor que eso.
JongHyun exhaló, temblando.
—JinKi...
— ¿Sabes lo que pedí? —cuestionó con suavidad el mayor, y JongHyun no sabía que decir a eso, así que solo espera—. Pedí ser menos que un cobarde. Pedí ser valiente para ser lo que mereces.
Pasa un largo momento antes de que JongHyun apriete la mano de JinKi.
—Entonces, ¿Por qué...? ¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?
JinKi luce casi aturdido por un momento, y su voz es chirriante cuando admite: — Porque... Porque la calle está vacía. Y no hay nadie alrededor que diga algo cuando te muestre que te qui... que me gustas.
Y eso escuece un poco, pero los ojos de JinKi se ven heridos y serios y hay algo allí, algo profundo y anhelante. JongHyun exhala, temblando.
—Quiero estar contigo — dice el menor—, pero no quiero... No quiero ser algo... algo secreto.
JinKi se estremece.
— Lo sé. Lo sé. Te lo dije, tú mereces...
— ¿Podrías intentar? — pregunta tranquilamente JongHyun, y JinKi tartamudea hasta ser interrumpido—. No estoy pidiendo por... por grandes gestos públicos. Sólo...
JinKi respira profundo.
—Yo... yo quiero —dice débilmente. No añade nada más.
JongHyun no sabe qué significa eso, pero JinKi no suelta su mano mientras caminan. Las calles están silenciosas, y no se encuentran con nadie. Cuando llegan a la casa de JongHyun, JinKi aprieta su mano antes de que entre.
Duele, un poco, dejarla ir. Se siente como una pequeña pérdida, un poco como si se rindiera ante algo que aún no ha comenzado. Pero JongHyun lo deja ir y entra.
Su hermana está sentada en el sillón viendo televisión y no dice nada cuando JongHyun se recuesta a su lado y pone su cabeza en su regazo. Solo le acaricia el cabello de manera suave y zumba bajo su respiración.
No ve a JinKi el día siguiente en la escuela. JinKi es un año mayor a él y no comparten ni una clase. No es una sorpresa. JongHyun hace su mejor esfuerzo para no sentirse herido, lo mejor que puede para sonreír cuando, después, va hacia el club de música.
JinKi no está ahí tampoco y su estómago se revuelve cuando se sienta y toca su guitarra.
JinKi llega cinco minutos tarde, jadeando y sonrojado. Se ve bien y el estómago de JongHyun se relaja hasta que el mayor se desliza cerca de él y, con lentitud, deliberadamente, alcanza su mano. La habitación es ruidosa, llena de personas tocando instrumentos y hablando, y la voz de JinKi casi no se escucha, pero el menor puede leer los labios lo bastante para esto. Lo suficiente para un "puedo intentar".
Y no es perfecto. Pero JinKi lo besa en la sala de música vacía después de la práctica, y toma su mano en el camino a casa y no la suelta incluso cuando alguien pasa al lado de ellos. Y está bien. Está muy, muy bien.
(JinKi le pide ir al baile, 18 meses después, en frente de una multitud, y lo besa cuando le dice que sí. Porque JongHyun no había pedido grandes gestos públicos, pero JinKi ha estado intentando y como le dijo luego al menor, él merece ser amado, abiertamente y en frente de todos. Y eso... eso está más que bien).