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Irogoto por Ogawasan

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Notas del fanfic:

Este fic no hubiera sido posible sin la grandiosa colaboración e inspiración de nemuriniyosete, a quien esta dedicado.

*junta sus manos en agradecimiento*

¡Gurashias! >w<

Notas del capitulo:

Toda esta historia comenzo por el simple hecho de que no había suficientes fics de esta bella pareja uwu así que después de un muy arduo trabajo, este es el resultado uwu

Algunas notas antes de empezar...

"Irogoto" es una canción del album "Shiro Chronicle" del año 2003, y cuyo significado no es del todo claro, encontrando por ahí que puede significar "Placer Sensual" ó "Amorío", pero como siempre, las letras son tan enigmáticas como el propio Ryutaro.

* Ao Sakurai es el guitarrista de cali≠gari, una banda de gran peso surgida en la época dorada del visual kei (muy recomendable), y además de mantener una estrecha relacion con Mucc, fue su sello discográfico el que los ayudo a grabar y distribuir su 1er EP "Antique" en 1999 y su 1er album "Tsuzetsu" en 2001. Y como dato curioso, Ao Sakurai es gay :v 

* Por último... si alguien tiene problemas en visualizar a nuestros personajes en esa época, les dejo algunas referencias visuales... 

Ryutaro 

Tatsurou

Ahora si.... ¡A leer!

 

26 de Diciembre de 1999

 

  Eran tiempos extraños, sin duda alguna.

La llegada del nuevo milenio estaba a unos pocos días, posicionándose como el evento más increíble, el más esperado y el más temido de todos los tiempos, el cual además traería consigo un nuevo comienzo para todo el mundo.

Y sorpresas, muchas sorpresas.

  Una noche, mientras caminaba por una calle poco transitada, un muy joven Tatsurou tarareaba felizmente una canción, pensando en lo grandiosa y divertida que sería esa noche. A su lado, un mal encarado Miya fumaba un cigarrillo, mientras que Satochi y Yukke tenían una escandalosa conversación.

Ao Sakurai, el excéntrico guitarrista de cali≠gari, no solo había sido lo suficientemente amable en darles una oportunidad para grabar su primer EP, también los había invitado a una de sus muchas fiestas post navideñas en un bar dentro del distrito de Ni-Chome, en Shinjuku.

Por supuesto, Tatsurou se sentía orgulloso y contento por aquel acontecimiento, porque un famoso músico del medio había reconocido su talento como banda,  porque ahora Mucc comenzaría a ser conocido en todo Japón.

Sin embargo, sentía una especial alegría al saber que en esa fiesta encontraría a su amigo Ryutaro Arimura, el misterioso vocalista de esa banda llamada Plastic Tree.

Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.

Su amistad con él había surgido como algo natural, sin planearse, sin esfuerzo alguno.

Tatsurou, bromista por naturaleza, había hecho un chiste que tenía que ver con rasuradoras atadas a palos de golf, el cual provoco en Ryutaro carcajadas de genuina diversión. Desde ese momento, las reuniones, las pláticas, las fiestas, las anécdotas se convirtieron en algo recurrente entre ellos dos.

De alguna manera estaba ansioso de conocer la opinión del otro vocalista acerca de su pequeño album. Su opinión seria valiosa, y esperaba de todo corazón que fuera positiva.

  — ¡Demonios! — exclamo un horrorizado Satochi en el momento en que llegaron a su destino —. Estamos en terreno peligroso chicos...

El bar en cuestión era un lugar pequeño, adornado con largas cortinas en las paredes y candelabros en el techo, los cuales daban una dudosa sensación de elegancia; en el centro se encontraba una amplia pista de baile, con pequeñas mesas repartidas alrededor de ella. Una pequeña barra se extendía en uno de los costados del bar, ofreciendo a sus clientes una jugosa variedad de bebidas alcohólicas, mientras que la suave iluminación de neón de tonos rosados y azulados brindaba un toque onírico al ambiente del lugar.

  Aquello no hubiera sido tan malo, si el lugar en cuestión no se tratara de un bar gay.

Debieron haberlo imaginado.

Tatsurou soltó una risita nerviosa. Sabía que había algo extraño con el lugar cuando vio una pequeña bandera de colores colgada en la puerta de entrada.

Sintiéndose algo cohibidos, los cuatro amigos se sentaron en una de las mesas junto a la pista de baile, observando el extraño ambiente que los rodeaba. Hombres amanerados charlando amenamente o coqueteando con otros en la barra del bar, la pista de baile repleta de hombres, muchos de ellos vestidos de manera extravagante, que bailaban con otros de manera provocativa al ritmo de “Tatoo” de Akina Nakamori; parejas de hombres que, aprovechando la poca iluminación de lugar, se besaban y acariciaban apasionadamente. Extraños hombres travestidos que solo reafirmaban el típico cliché del hombre homosexual, nada que ver con la apariencia de las bandas y músicos que Tatsurou admiraba.

Esto era real.

Caballeros vestidos de mujer…  la frase de aquella canción de Buck Tick atravesó a la mente de Tatsurou, quien solo se limitó a reír. Era un panorama que jamás vería en su natal Ibaraki, sin duda alguna.

  — ¡Me alegra mucho que estén aquí, chicos!

De pronto, Ao Sakurai apareció entre toda la gente del lugar, saludándolos cálidamente. Contrario a lo que esperaba Tatsurou, Sakurai vestía de una manera casual, casi juvenil.

  — ¿La están pasando bien? — pregunto Sakurai sonriente, obteniendo por respuesta un par de “uhms” y tímidas reverencias por parte de los chicos de Mucc  —. Se lo que están pensando, pero ahora ya nadie podrá contarles que se siente estar en un bar repleto de graciosos okamas ¿nee?

Los cuatro chicos rieron ante aquel comentario.

  — Espero disfruten esta noche, porque ahora son una banda de verdad — dijo Sakurai, mirándolos fijamente. Aquella simple declaración lleno de orgullo los corazones de los chicos de Mucc, olvidándose de toda incomodidad.

Prometiéndoles regresar pronto para tomar un trago con ellos,  Sakurai desapareció entre la multitud del lugar, no sin antes guiñarle un ojo a Miya de manera coqueta.

  — Creo que le gustas a Sakurai — comento divertido Tatsurou,  quien se hizo acreedor de una mirada fulminante por parte del guitarrista —. Ahora entiendo porque te buscaba siempre en los ensayos y grabaciones.

  — Ambos somos guitarristas,  nos entendemos — replicó Miya, siempre tan seguro de si mismo —. Además, siempre me daba consejos sobre cómo tocar la guitarra y cosas así.

  — Si claro, “consejos” — Satochi se unió a las burlas de Tatsurou.

  — ¿Y qué era lo que te “tocaba”? — Yukke tampoco podía perder su oportunidad para reírse de su líder, quien solo pudo dedicarles una mueca de completo desagrado. Burlarse de la sexualidad de Miya siempre era muy divertido.

  — ¡Bien, mis prejuicios han desaparecido! — anunció el baterista levantándose de la mesa —. Iré a la barra por una de esas bebidas exóticas ¡muero de sed!

  — Yo voy contigo — dijo Yukke sin más.

  — ¡Genial, así ambos nos cuidaremos el trasero!

  Después de ver a sus amigos alejarse, Tatsurou aprovecho para mirar en los alrededores del lugar, buscando algún rostro conocido… un grandioso pretexto para buscar a Ryutaro.

Por alguna razón ridícula, temía por el bienestar de su amigo, quien podría sentirse incomodo al estar rodeado de tantos hombres extraños (y posiblemente pervertidos); y por otra razón aún más ridícula, Tatsurou sentía que era su deber protegerlo de los peligros que ofrecía esa clase de lugar.

Porque a pesar de todo Ryutaro era un chico lindo, y ese era un hecho que nadie podía negar.

 Ni siquiera Tatsurou.   

  — Nee… ¿acaso estás buscando a tu novio? 

  — Por enésima vez Miya… ¡que no es mi novio!

  — Arimura-san y tu pasan mucho tiempo juntos, para mí eso los convierte en una pareja...

Miya, quien en ese momento encendía su quinto cigarrillo de la noche, le miró de manera burlona. Tatsurou no dejaba de sorprenderse de la inmensa resistencia pulmonar de Miya para el tabaco; él con un solo cigarrillo se sentía asqueado.

  — Lo que pasa es que eres un maldito amargado — afirmó Tatsurou cruzándose de brazos —. Además, tienes celos de que sea amigo de un músico famoso.

El guitarrista chasqueó la lengua, su mirada burlona se resistía a desaparecer.  

  — Pero soy amigo de Sakurai, y él también es un músico famoso ¿recuerdas?

Tatsurou abrió la boca para replicar, pero pronto se dio cuenta de su argumento estúpido.

Touché… maldito Miya…

  — Tengo que ir al baño — anunció el vocalista, levantándose de la mesa ante las pequeñas risas de Miya.

  — Ten cuidado, seguro que los sanitarios son peligrosos en esta clase de lugares…

Sin responder a la advertencia de su líder, Tatsurou se abrió paso ante el mar de gente que abarrotaba el lugar, comenzando nuevamente su búsqueda, esta vez, de los sanitarios.

  En su camino se topó con algunos rostros conocidos, como miembros del equipo de grabación del estudio de Sakurai, así como algunas estilistas y maquillistas (las primeras mujeres que veía en aquel lugar), quienes al verlo le dirigieron una amable sonrisa. Incluso logro ver entre tanta gente al vocalista Shuuji, rodeado de un par de hombres travestís con quienes sostenía una conversación sobre algo que parecía ser muy importante.

Quien lo hubiera dicho...

  Cuando por fin logro dar con los sanitarios (gracias a un luminoso y obsceno letrero con la caricatura de un hombre desnudo orinando), se sorprendió de encontrarlo prácticamente vació. El lugar era amplio y estaba ligeramente iluminado, tenía un enorme y largo espejo frente a unos modestos lavabos y había varios cubículos con inodoros de estilo occidental.

Tatsurou había esperado encontrar hombres extraños maquillándose, besándose o toqueteándose más de la cuenta con otros (razón por la cual se había mentalizado en salir de ahí lo antes posible), pero no había nada de eso. Tal vez era demasiado temprano para toparse con una escena de ese tipo, o quizá aquel bar contaba con alguna sección secreta donde se consumían esas pasiones prohibidas.

Tatsurou sintió escalofríos al pensar en esa probabilidad.

Las únicas personas que se encontraban en el sanitario, eran dos sujetos de pinta afeminada que charlaban amenamente a un costado de los mingitorios, esperando a un tercero que arreglaba su peinado frente al espejo. Cuando se percataron de la presencia del joven vocalista, los tres le dirigieron miradas y sonrisas coquetas.

Tatsurou les devolvió una sonrisa nerviosa, decidiendo entrar a un cubículo para tener mayor privacidad. Detestaba ser prejuicioso, pero ante una situación como esa, optaba por la prudencia. Mientras orinaba, escucho que aquel extraño trio salía del sanitario. Tatsurou suspiro aliviado, al menos no tendría que pasar cerca de esos extraños sujetos otra vez.

  Al terminar, tiro de la palanca del inodoro para después acomodar sus ropas. Sin embargo, antes de abrir la puerta del cubículo, escucho que alguien entraba dando un fuerte portazo, acompañado de sonoras carcajadas.

   — Espero que nadie nos moleste aquí... — escucho que alguien decía entre risas.

   — Entonces no perdamos el tiempo ¿te parece? — respondió una segunda voz en tono juguetón.

Tatsurou se tensó por unos instantes, no solo por aquella insinuante conversación, sino porque las voces le resultaban terriblemente familiares, a pesar de que eran opacadas por el ruido de la música del bar. La indecisión de salir o no del sanitario le invadió cuando comenzó a escuchar el sonido de lo parecían ser besos y respiraciones agitadas.

   Lo que me faltaba, maldita sea...  refunfuño Tatsuro mentalmente cuando aquellos sonidos fueron en aumento, y en el momento en que escucho el sonido metálico de una hebilla de cinturón golpear en el suelo, supo que no tenía escapatoria. Resignado, se sentó sobre la tapa del inodoro a esperar a que lo sea que estuviera ocurriendo afuera (lo cual era más que obvio) terminara.

   Yukke se burlará de mí hasta el día que me muera... pensó divertido. Al menos tendría una ridícula anécdota que contar a sus amigos en momentos de aburrimiento.

  Después de varios minutos (los cuales le supieron a una molesta eternidad) la pareja en cuestión seguía dando rienda suelta a su deseo. Las respiraciones agitadas, susurros y roncos gemidos solo dejaban en claro lo mucho que estaban disfrutándolo.

Tatsuro no supo cuántas veces se había pasado la mano por su cabello, aun sin poder decidir que era lo que más le incomodaba: si el escuchar a dos personas desconocidas teniendo sexo, o el sentirse excitado de tan solo escucharlas.

  Maldición… ahora su pequeña incomodidad comenzaba a crecer bajo su pantalón… Esto no me puede estar pasando…

Había decidido no espiar como un maldito pervertido, pero la excitación y los nervios le estaban desquiciando lentamente.

La curiosidad mato al gato, dicen.

¡Al diablo!

  Esperando no arrepentirse de aquella decisión, Tatsurou se asomó sigilosamente por la ranura de la puerta del cubículo, y se encontró con una escena que jamás lograría borrar de su mente.

   Frente a uno de los lavabos, vio a un hombre de espaldas con los pantalones abajo, embistiendo fuertemente el delgado cuerpo de otro hombre que apresaba debajo de él, sujetándolo de las caderas. El hombre de espaldas se inclinaba por breves momentos a susurrarle palabras secretas a su pareja, quien gemía extasiado.

Fue entonces que el hombre de espaldas se enderezó, y el tosco rostro de Ao Sakurai se reflejó en el amplio espejo que tenían frente a ellos.

Tatsurou estaba que no podía creerlo.

Todo el mundo sabía de los gustos secretos de Sakurai (quien no se esforzaba en absoluto por ocultarlos) pero el simple hecho de verlo durante un acto tan íntimo con otro hombre, era indudablemente desconcertante.  

Los movimientos del imponente guitarrista de cali≠gari eran rápidos y duros, provocando que el choque de ambos cuerpos se escuchara en cada rincón del sanitario. Con los ojos cerrados, Sakurai se lamía los labios, expresando un completo deleite con lo que estaba haciendo. El cuerpo debajo de él se aferraba fuertemente al lavabo, con la cabeza baja, tratando de seguir el violento ritmo de su compañero. 

El joven vocalista de Mucc se llevó una mano a la boca en señal de sorpresa, sintiéndose impaciente de saber quién era la otra persona. Y sin previo aviso, Sakurai tomó de los cabellos al hombre que estaba debajo de su enorme cuerpo, obligándolo a levantar el rostro.

Era Ryutaro. 

El inconfundible rostro de su amigo se vio reflejado en el espejo, el cual también expresaba un placer indescriptible.

La mente de Tatsurou se colapsó abruptamente.

No era posible. Esto no podía estar pasando.

  — ¡Ahh! Ao…mmh... — le escucho jadear en un tono de voz que jamás había escuchado en su amigo. Una sonrisa lasciva se dibujó en el rostro de Sakurai.

Tatsurou desvió la mirada.

No tenía idea de que pensar.

¿Cómo diablos miraría a Sakurai después de esto? ¿Cómo miraría a Ryutaro?

  — Y-ya casi chico bonito…ahhh… — escucho decir al guitarrista, mientras aumentaba la intensidad de sus embestidas. 

¿Porque de pronto se sentía molesto con Sakurai? ¿¡Y por qué demonios los gemidos de Ryutaro lo hacían sentir tan excitado!?

  Al centrar de nuevo su mirada a la escena que tenía frente a él, Tatsurou se percató de algo que le heló la sangre.

Ryutaro le observaba a través del espejo. Por un momento pensó que su mente le hacía una mala jugada, pero no… ¡estaba mirándolo a él!

Con esa mirada tan llena de placer y de misterio, la misma que había visto en aquel club musical dos años atrás, perteneciente a aquel muchacho que tanto le había cautivado.

Tatsurou ahogo un grito.

Incluso podía jurar que le había sonreído.

 

* 

 

  — ¡¿Pero qué diablos te paso?! — le pregunto Miya cuando regreso a la mesa que compartía con su compañeros de banda —. Deberías ver tu cara ¡es como si hubieras visto un fantasma!

Tatsurou no respondió.

En ese momento su lengua había decidido morir, dejándolo mudo ante la extraña situación de la que había sido testigo.

  — Tal vez intentaron violarlo en el baño... — sugirió Satochi con gran seriedad, mientras daba un sorbo a su bebida.

  — ¡No digas estupideces! — le regaño Yukke —.Tatsurou es un sujeto enorme, estoy seguro de que puede defenderse solo.

  — O tal vez vio algo traumatizante — como buen líder, Miya poseía la capacidad para encontrar la respuesta correcta de toda incógnita; aunque claro, en ese momento no tenía intenciones de hacérselo saber —. Nee... ¿estás bien?

De nuevo, Tatsurou no respondió. Su mirada estaba fija en la botella de cerveza que sus amigos habían traído para él.

Con la impresión aun fresca en su cabeza, la música retumbando en sus oídos, el molesto dolor entre sus piernas, y las miradas preocupadas de sus amigos, Tatsurou solo logro sentirse miserable.

  De pronto, unas voces que él conocía a la perfección, se hicieron escuchar en medio de todo el escándalo del lugar.

  — ¡Hey, Tatsu!

El joven vocal levanto la vista, solo lo suficiente para observar a Sakurai y a Ryutaro acercarse a la mesa en donde se encontraban. Sin embargo, un extraño dolor comenzó a crecer dentro de su pecho, al percatarse de que el tosco guitarrista abrazaba a Ryutaro por la cintura, con una confianza espectacular.

Sin mencionar que ambos se veían felices.

... Muy felices.

Y no era de extrañarse...

Tatsurou sintió su sangre hervir de repente, ante la escena que tenía frente a sus ojos.

   — Tengo que salir de aquí... — anuncio abruptamente, levantándose de la mesa para escapar de aquel maldito lugar.

Tatsurou no pudo apreciar la expresión de sorpresa y preocupación en los rostros de sus amigos, tampoco en el de Sakurai. Lo único que si logro hacer, fue escuchar la suave voz de su amigo Ryutaro.

   — Pero Miya-kun... ¿A dónde va Tatsu?

 

**

 

  En el momento en que llego al departamento que compartía con Miya, Tatsurou se dejó caer pesadamente sobre el futón donde dormía, escondiéndose bajo las cobijas como un niño asustado. 

La escena que había presenciado momentos atrás le había impactado de una manera inesperada; por supuesto que el tema del sexo no le era desconocido, habiéndolo experimentado en carne propia un par de veces, incluso acostumbraba intercambiar anécdotas y bromas sexuales con sus amigos, pero jamás había vivido algo parecido.

Un torbellino de emociones, dudas y excitación invadió su mente como denso humo de tabaco, siendo Ryutaro el centro de sus pensamientos.

Ni en un millón de años Tatsurou habría imaginado descubrir a su amigo en una situación tan incómoda, medio desnudo, a merced de otro hombre, rodeado de sonidos, palabras y movimientos que solo existían en la intimidad del sexo.

Y lo que más le descolocaba, era lo mucho que le había excitado.

Dios... el haberlo visto de esa manera y el escuchar esos agudos gemidos salir de sus labios, habían provocado en Tatsurou una dura erección bajo sus pantalones, la cual se negó a desaparecer aun después de escapar de aquel bar.

Y la cual, acariciaba con mórbida desesperación en esos momentos.

Curiosa era la manera en que ese placer sensual del momento alteraba los pensamientos de Tatsurou, quien se veía a si mismo teniendo sexo con Ryutaro, imaginando vívidamente el tacto de su piel y el de sus labios, el escucharlo gemir dulcemente su nombre en medio de respiraciones agitadas y el vaivén de sus cuerpos.

La razón había desaparecido, dejándolo a merced de una intensa lujuria.

Tatsurou jadeaba extasiado, dejándose llevar por aquella erótica fantasía, ahora imaginando que se derretía como miel caliente dentro de su amigo, llenando ese vacío secreto. Aquel placer acumulado en su vientre, rayaba en lo insoportable. 

  — ¡Ahhhh...!

El orgasmo lo tomo por sorpresa, haciéndolo eyacular violentamente sobre su estómago. Desplomándose por completo sobre el futón, el joven vocalista se esforzaba en recuperar el aliento perdido.

  — Maldición... — susurro molesto sintiendo aquella espesa sensación entre sus dedos.

Cerrando los ojos, el cansancio le invadió rápidamente, dejándose llevar por el mundo de los sueños... y el de los recuerdos...

 

***

 

  Fue en una ventosa noche de octubre de 1997, después de un pequeño evento de guerra de bandas en un club musical, donde vio a Ryutaro por primera vez.

Por aquel entonces, la música y el sueño de convertirse en vocalista de la mejor banda del mundo era lo que daba sentido a la vida de un joven Tatsurou, quien trataba desesperadamente de ser un adulto. 

Ese día Mucc había hecho su debut musical, siendo aclamado por un joven público con aplausos y gritos de emoción. Tatsurou no podía sentirse más orgulloso y satisfecho consigo mismo.

Para celebrar aquel triunfo, Satochi propuso brindar con un par de cervezas, y olvidándose por completo de su corta edad, los cuatro chicos bebieron y fumaron como si no hubiera un mañana, sintiéndose una verdadera banda de rock, como las que tanto admiraban.

Entre bromas estúpidas, coqueteos con alguna que otra chica que pasaba a su lado, y competencias para ver quien ingería mas rápido el licor de su botella, Tatsurou había perdido la noción de la realidad.

Tanto, que no logro percatarse de una mirada que seguía sus movimientos desde un rincón.

  — Ese sujeto no ha dejado de mirarte desde hace un buen rato — le informo Miya (quien al parecer era el único alerta en medio de todo el escándalo), indicándole con la mirada el lugar donde se encontraba el aludido.

 Tatsurou volteó enseguida. A solo unas mesas de distancia, se encontraba un muchacho de aspecto andrógino, que a pesar de que su larga y negra cabellera le cubría gran parte del rostro, le dirigía una intensa mirada.

  — ¿Quién es él? — pregunto con simpleza Tatsurou mientras apagaba su segundo cigarrillo de la noche, con el humo que el guitarrista exhalaba a su lado era más que suficiente.

Satochi chasqueo la lengua.

  — ¿Cómo que quien es?  ¡Es Arimura Ryutaro, vocalista de Plastic Tree!

  — Oh...

  El joven Tatsurou acarició su cabeza, sin saber que pensar al respecto, pues el alcohol había apagado su capacidad de pensar con claridad; e ignorando el hecho de ser el centro de atención de una creciente celebridad del medio musical, al joven vocalista no se le ocurrió otra cosa más que observarlo también.

La mirada de ese tal Ryutaro Arimura era completamente cautivadora, impregnada de un pacífico misterio, y quizás de sutil seducción. Había algo en ella que jamás había visto en los ojos de una chica, o de cualquier otra persona que había conocido antes.

Aquella mirada era única.

  — Parece que ese sujeto te ha cautivado, Tatoo… — se había burlado Hiro, su antiguo bajista —. Aunque deberías ser cuidadoso, se dicen cosas muy extrañas de él por ahí…

A ese último comentario le siguieron otros por parte de sus compañeros, bromas acerca sobre su frágil masculinidad y sospechosas tendencias homosexuales; sin embargo, el joven vocalista prefirió ignorar olímpicamente sus burlas idiotas.

Pero Hiro tenía razón: Tatsurou se sentía cautivado.

Miles de preguntas cruzaron por su mente intoxicada. ¿Por qué le miraba de esa manera? ¿Qué era lo que quería? ¿Acaso trataba de decirle algo?

Y la más importante…. ¿Por qué ese chico bonito le miraba a él en especial?

  Después de largos momentos de observarse mutuamente, Tatsurou vio a un muchacho extremadamente delgado y con el cabello pintado de azul, sentarse junto al afamado vocalista, para después decirle algo.

Algo que resulto ser gracioso, pues Arimura comenzó a reírse; y después de una muy pequeña conversación, el muchacho de cabello azul se levantó de la mesa, seguido segundos después por el otro vocalista.

Tatsurou sintió su corazón detenerse en el momento en que vio a ambos chicos caminar hacia donde se encontraba su mesa. El de cabello azul paso junto a él sin siquiera mirarlo, pero cuando Arimura paso a su lado, uno de sus delgados dedos rozó ligeramente la mano de Tatsurou, ofreciéndole una pequeña sonrisa antes de alejarse.

Un gesto que provoco que sus mejillas ardieran y su corazón se acelerara.

  La manera en que esa mirada lo hizo sentir fue tan cálida, que decidió culpar al alcohol antes que pensar en cosas extrañas…     

 

****

 

  A pesar de haberse conocido oficialmente varios meses después en 1998  ninguno de los dos se atrevió a hablar sobre lo que había sucedido esa noche.

Y tal vez era mejor así.

Tatsurou pronto descubrió, que Ryutaro Arimura era todo lo contrario a la imagen del chico enfermizo y deprimido que proyectaba en su música, era más bien una persona apacible, con ciertos toques de un humor negro que Tatsurou adoraba en secreto, siempre envuelto en esa aura de misterio que lo hacía suspirar más de la cuenta.

Sin embargo, aquella escena que había presenciado con Sakurai y Ryutaro en los sanitarios, había despertado en Tatsurou un entrañable sentimiento en lo más profundo de su ser. Un sentimiento que podía poner en peligro la amistad que compartía con el otro vocalista.

  Los días que siguieron a esa fatídica noche no pudieron ser más tortuosos.

 Primero, los sentimientos de culpa y de miedo no tardaron en invadir su mente, encerrándolo en un situación confusa de la cual no sabía que pensar. Eso sin contar la agobiante preocupación de Miya, quien insistía en saber por qué había huido esa noche tan dramáticamente, y a quien por supuesto no iba a contarle nada. Tatsurou se llevaría su pequeño secreto a la tumba.

Luego, estaban sus padres.

El matrimonio Iwakami no podía comprender por qué su hijo más pequeño prefería pasar el año nuevo en Tokio, y no en Ibaraki con su familia. Ni el llanto de su madre ni los regaños de su padre lograron cambiar la decisión que Tatsurou había tomado.

Quería estar solo.

  Espero que no estés haciendo esto por una chica… le había amenazado su padre por teléfono, a lo que Tatsurou respondió con un débil suspiro. Estaba seguro de que si su progenitor supiera la verdad, descubriría que su hijo era la mayor decepción que un padre podía tener.

  Y por último estaba Ryutaro, a quien había tratado de evitar a toda costa.

Decidió no responder sus llamadas, incluso había convencido a Miya de mentir por él cuando un preocupado Ryutaro apareció en la puerta de su departamento, dos días después de aquel incidente.

  Lo siento Arimura-san, Tatsurou se fue a Ibaraki a pasar el año nuevo con su familia… le escucho decir a su amigo... Creo que enfermó… ¡claro que sí! Si lo veo, le daré tus buenos deseos…

Tatsurou se detestó a si mismo por mentir, pero no tenía opción.

¿Qué iba a decirle? ¿Cómo se supone que debía de comportarse con él de ahora en adelante? Enfrentar a Ryutaro era la última cosa que quería hacer en esos momentos; era consciente de que tendría que hacerlo algún día, solo esperaba que no fuera tan pronto.

  Pero el destino era siempre cruel.

Pues en la víspera de año nuevo, mientras Tatsurou compraba una cena barata en una tienda de conveniencia,  el destino le obligo a encontrarse con la persona más inesperada del mundo.

Ryutaro.

Tatsurou sintió su estómago caer hasta el mismísimo infierno cuando lo vio en uno de los pasillos, y fue aun peor cuando Ryutaro se percató de su presencia.

  — ¡Hey Tatsu! — le saludo sonriente, agitando su mano.

Pero el alto vocalista no respondió al saludo, huyendo despavorido del lugar en solo cuestión de segundos.

  Al llegar a su departamento, solo después de cerrar las cortinas y apagar todas las luces, Tatsurou se dio cuenta de que aun sostenía el paquete de ramen instantáneo que había elegido en la tienda.

Ahora no solo era un cobarde, también era un ladrón.

Al poco rato, escucho que alguien tocaba a su puerta de manera insistente; y al llegar la tarde su teléfono no paro de sonar durante un buen rato.

Tatsurou sabía sabia de sobra de quien se trataba.

  Esa noche, mientras veía las celebraciones televisadas por el año nuevo, le invadió una dolorosa melancolía, no solo porque se sentía lejos de sus amigos y de su familia, sino porque estaba completamente seguro de que Ryutaro estaría furioso con él.

Suspiró con tristeza.

Y por si fuera poco, tal vez era el único idiota en el mundo entero que recibía el nuevo milenio en completa soledad.

 

Notas finales:

Les dejo a un muy joven Tatsurou de 1997... se ve tan extraño con cabello corto XD
Tatsu en 1997

Y si se preguntaban quien era Ao Sakurai, solo tienen que dirigir su mirada al sujeto de lentes que está a la derecha...
Ao Sakurai

Ryutaro y Sakurai en verdad mantenían una amistad, incluso hay fotos de ellos en algunas revistas... así que dejen su imaginación volar XD 

La segunda parte estará lista muy pronto ;)

¡No olviden dejar un review! XD


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