Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love's Way por Ari_123_love

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Minho miró a su alrededor, sin tener ni una pizca de idea de dónde estaba. Sabía que las ciudades siempre estaban en constante cambio, pero ver el paso de cuatro años en el centro de la que solía ser su ciudad, era un baño de realidad que no podía evitar darse. Bufó molesto, tecleando en su celular la dirección una vez más, esperando a poder obtener direcciones un poco más claras para poder llegar a esa tienda.


El detenerse para realizar esa tarea, le hizo ser un poco más consciente de su entorno, como para poder darse cuenta de esa risa de bebé que escuchaba. O del niño pequeño que rápidamente se escondió detrás de sus piernas.


-Hey, hola.- Sonrió, colocando una de sus manos sobre la cabeza del niño. ¿Qué edad tenía 3 años? ¿4 años? -¿De dónde saliste, eh?- Le preguntó, escuchando como una respuesta una risita más. –Oh espera, ¿estás escondiéndote de alguien?- Rio, soltando las manos del bebé de sus piernas para poder hincarse y quedar a la altura del niño.


El niño asintió, tapándose a boca para esconder otra risita. Claramente el niño estaba jugando, y había decidido que las piernas de Minho eran un buen lugar para esconderse detrás.


-¡Kyunggie nah!- Un hombre miraba a su alrededor, prácticamente trotando. Claramente buscaba a alguien, y al parecer le encontró al fijar su mirada en el niño al que Minho ahora acompañaba. -¡Ahí estás Kyunggie!- Estiró su mano, indicándole que se acercara a él.


Kyung, como había sido llamado por aquel hombre, rio escondiéndose una vez más detrás de Minho, cuando él se puso en pie. Fingiendo que no había sido visto por el hombre.


-Oh, ¿así que no estás aquí? Me pregunto a quién fue que vi.- El hombre insistió. –Supongo que me comeré solo estas galletas que acabo de comprar.


Kyung asomó su cabeza, haciendo un puchero en lo que se decidía si seguir escondido o no. Soltó el pantalón de Minho, saliendo de su escondite para dirigirse al hombre. Tal vez cualquier otra persona le hubiera dejado ir sin más, pero Minho no. Le tomó de la mano, deteniendo al niño.


-Espera, ¿lo conoces? ¿Él es tu papá?- Se aseguró de preguntar, antes de dejar que un niño pequeño se fuera con un adulto que le estaba prometiendo galletas. Kyung asintió, sonriendo ampliamente. Sólo entonces Minho le soltó, sintiéndose un poco más tranquilo. –Entonces supongo que te encontraron, pequeño.


Kyung corrió hacia el hombre, alzando sus brazos para ser cargado. Una vez que estuvo en brazos, tomó la bolsa con galletas recién compradas, sacando la primera galleta que pudo.


-Gracias.- Aquel hombre hizo media reverencia hacia Minho. –Por no dejar que viniera conmigo hasta asegurarte que no soy nocivo.


-Era lo correcto.- Minho se encogió de hombros, haciendo de menos tal acto.


-Y no cualquiera lo hubiese hecho.- El hombre miró al bebé en sus brazos y sonrió. –De nuevo, gracias. Despídete del señor Kyunggie nah, es hora de ir con mamá.


El niño sacudió su mano, diciéndole adiós a Minho antes de irse junto con su padre. Minho exhaló, sintiéndose algo vació después de verles. Tal vez era que acababa de volver, y todo le causaba añoranza, pero no pudo evitar sentir que ese hombre, y su hijo, se le hacían terriblemente familiares a pesar de saber que no los conocía. ¿Cómo podía conocerlos si había estado cuatro años fuera de Corea?


Se sacudió la sensación de sus hombros, buscando cómo llegar al local a donde tenía que ir. Lo malo de haberse desconectado de todo por cuatro años, es que tras decidir volver, no había podido contactar a nadie. Los números telefónicos habían sido cambiados, y las direcciones de correo habían sido deshabilitadas. Incluso uno pensaría que a través de las redes sociales él podría hablar con cualquiera que hubo sido su amigo. Pero, cuando él se había ido había cerrado todas sus cuentas, así que tampoco contaba con ellas.


De todos los mensajes y correos que había mandado, sólo uno había sido entregado exitosamente. Y obtenido una respuesta a cambio. Y ahora se encontraba en camino de reencontrarse con su viejo amigo. Tal vez llamarlo viejo amigo era un poco excesivo, después de todo, Kibum siempre fue más amigo de Taemin que de él mismo. Pero no negaba que estaba más que agradecido el poder tener con quien hablar, de todas las cosas que habían sucedido desde que se fue.


Miró el pequeño local, sintiéndose un poco contrariado al ver que Kibum era dueño de una juguetería. Decidió hacer preguntas luego, primero tenía que entrar. Escuchó la típica campanilla sonar al empujar la puerta, encontrándose rodeado de juguetes rápidamente. Casi todos eran hechos a mano, y no maquilados. Muchos otros eran juguetes didácticos. Eso sonaba un poco más como Kibum, ciertamente. Siempre con ideas únicas.


Se acercó al mostrador principal, esperando a que alguien saliera de la trastienda.


-¿Hola?- Llamó, escuchando de hecho que alguien se apuraba en salir.


-Pero miren lo que trajo el gato. Choi Minho.- Kibum se burló, cruzándose de brazos mientras se recargaba en la puerta de la trastienda. –El mismo, pero ahora viejo, Choi Minho.- Reiteró.


-Me alegra ver que aún eres un bastardo sin gracia, Kibaem.- Rodó los ojos, sonriendo ante el ya conocido humor ácido de Kibum.


-Es Ki-bum, repite después de mí. ¡Bum! ¡Ki-Bum!- Se quejó. –Y tú sigues siendo igual de molesto.- Exhaló. –Ven, pasa acá- señaló con la cabeza hacia la trastienda –que me temo que puedas asustar a cualquier cliente que sea capaz de entrar.


Oh sí, algunas cosas no cambiaban. Y Minho estaba sumamente agradecido de eso. Era un punto de estabilidad de donde podría partir para empezar a recuperar el camino que dejó a medias en el momento en que salió de casa para buscarse a sí mismo. Al final de cuentas, con todo lo que había visto, conocido, y sentido, descubrió que estaba cansado. Que nadie puede ser alguien, si no se tiene lo más importante. Un hogar. Y él había abandonado su hogar, tratando de buscar su esencia, cuando no ésta existía en otro lugar más que ahí.


-Gracias. Por responder mi correo.- Se sentó en la pequeña mesa que había. –Eres el único con quien pude ponerme en contacto.


-Las cosas han cambiado mucho Choi.- Kibum se encogió de hombros. -¿Café?- Señaló la cafetera que había en la pequeña cocineta. –Realmente me alegro de saber que estás de regreso, al menos así me queda la certeza de que no moriste en alguno de tus viajes sin sentido.


Minho rio, apreciando la sinceridad de su amigo. Agradeció a la taza de café que recibió, suspirando ante la pequeña estela de vapor que emanaba de líquido caliente.


-A todos siempre les pareció un sinsentido, pero yo…- No pudo terminar su frase. Simplemente ya no podía hablar como antes de esa sensación.


-Deberías de contarme todo lo que hiciste. ¿A qué lugares fuiste? ¿Conociste a muchas personas?- Con un poco de entusiasmo buscó elevar los ánimos. Había notado que Minho se encontraba algo taciturno, lo cual en un pasado podría haber sido raro en él.


Minho asintió, contándole cada una de las travesías y aventuras que tuvo. Reía al recordar, pero no pudo evitar sentir el amargo aguijoneo de qué pudo haber hecho durante todo ese tiempo, si tan sólo se hubiese quedado en Corea, siguiendo con la vida que tenía.


-¿Por qué volviste entonces Minho?


Eso. Kibum había hecho la pregunta correcta, la que Minho se había hecho desde el momento en que se dio cuenta que ya no estaba tan conforme con la vida que había elegido. La pregunta que le había hecho volver, y sentir que ahora pertenecía ahí, con los pies en la tierra.


-Yo…- Hizo una mueca, mirando un punto fijo de la mesa. –Un día, simplemente me desperté. Estaba en un cuarto de un hostal en algún lugar de Sarja, el calor me asfixiaba, y sobretodo, me sentí vacío. El mismo vacío que me hizo irme, ahora me rogaba que regresara. Sentí que no debí haber dejado nada, si al final de cuentas iba a extrañarlo tanto. Abandoné todo, dejando tantas cosas a medias…- Apoyó los codos sobre la mesa, hundiendo su rostro en sus manos por la frustración. –Y entonces pensé en…Taemin. En cómo lo dejé, a pesar de que estábamos tan bien. Yo sólo quiero saber si lo que me dijo ese día fue cierto, si no está molesto conmigo, si me pudo superar…


-Lo siento…- Kibum se retrajo un poco. –Quisiera poder ayudarte pero…- Minho le regaló una mirada incomprensiva, ¿no lo ayudaría? A pesar de ser el mejor amigo de Taemin. –Minho, las cosas cambiaron mientras te fuiste.- Trató de explicar suavemente. –Taemin, él…No somos amigos más.


-¿Qué? ¿Cómo es eso posible?- Genuinamente, Minho sintió que toda su sangre se iba al suelo. ¿Kibum había perdido contacto con Taemin? Eso era una total locura, Taemin le adoraba. –Ustedes eran más que cercanos.


-Taemin cambió. Simplemente se alejó de nosotros, de todos.- Se mordió el labio inferior, pensando. –Tres o cuatro meses después de que te fuiste. Fue un poco hosco, pero lo logro. Se apartó. Al poco tiempo vi que se estaba llevando con otras personas.- Refunfuñó. –Nunca pensé que Taemin sería el tipo de llevarse bien con Heechul.


-¿Heechul?- Minho soltó con asombro. -¿No ustedes dos se odiaba a muerte?


-Totalmente.- Rodó los ojos, suspirando. –Y al acabar el semestre, Taemin no volvió más a la universidad.


-No. No es posible, Taemin no es así. Él jamás…- ¿Habría sido por su culpa? ¿El cambio en Taemin se debía a él? Un nudo pesado se hundió en su estómago.


-No puedo ayudarte pero…Tal vez debas intentar con Jonghyun. Él siguió en contacto con Taemin, creo.


-¿Crees? Espera, ¿qué? ¿Tú y Jonghyun terminaron?- La sorpresa en Minho fue hilarante, haciendo que Kibum riera.


-Oh Choi, realmente. Han pasado cuatro años desde que te fuiste, ¿cómo es que todavía no te queda en claro?- Agitó su mano, señalando. –Las cosas entre nosotros se enfriaron…Después de eso, fue cuando Jonghyun volvió a acercarse a Taemin. Él nunca estuvo de acuerdo en que simplemente le dejáramos alejarse. Que yo le dejara alejarse,-especificó- pero no podía obligarlo a que dijera qué le molestaba. Después de todo, sabes cómo de terco puede ser Taemin. No iba a hablar.


Minho sostuvo el aire. Tantas cosas pasando por su mente. ¿Qué sería de la vida de Taemin? Él era el chico más dulce que jamás pudo haber conocido, así que escuchar de su cambio le hacía perder el aliento. Varias noches mientras estuvo solo, pensó en Taemin como el gran amor de su vida, a quien no olvidaría. Pero ahora, sabía que no se sentiría nunca tranquilo hasta saber qué había sido de Taemin. Tal vez así pudiera cerrar ese círculo, y aceptar que la vida aquí había avanzado sin él.


-Entiendo…¿Sabes dónde puedo contactar a Jonghyun?


Kibum torció los labios, pensando. Se levantó de la mesa, yendo hasta donde parecía ser un casillero. Sacó de él una libreta de contactos, buscando entre las hojas.


-No puedo asegurarte que su número privado no haya cambiado, pero el número de contacto profesional seguramente es el mismo.- Le ofreció una tarjeta de presentación algo vieja y desgastada de las orillas.


-¿Guardas los contactos de tus ex?- Minho rio, tomando el trocito de papel.


-Sólo no dejes que mi marido se entere.- Le guiñó un ojo, bromeando.


-¡ESTÁS CASADO!


Kibum soltó una larga risotada, definitivamente había tanto en lo que tenía que poner al corriente a Minho.


~*~


Taemin rio, frotando la gran y esponjosa toalla sobre el cabello de su hija, hasta asegurarse que no goteara más. Colgó la toalla para que se secara apropiadamente mientras cargaba a la niña en brazos, escuchando la bonita historia que ella le contaba.


Entraron a la pequeña salita que fungía como estancia, en donde Taemin había llenado de muebles para niños, juguetes y libros. Ahí, en el sofá, con un libro entre las piernas, su hijo fingía leer mientras esperaba a que Taemin volviera con su hermana.


-Listo, el cabello de Yunseong ya no deja un caminito de agua detrás de ella.- Rio, sentándose al lado del pequeño, y colocando a la nena a su otro costado. –Ahora, ¿a quién le cepillare el cabello primero?


Ambos niños rieron, negando rápidamente. Taemin rodó los ojos, sabiendo que esa era una respuesta esperada. Tomó al pequeño y lo sentó sobre su regazo mientras tomaba de la pequeña mesita al centro el cepillo que había sacado junto con todo lo necesario para alistar a los mellizos antes de mandarlos a dormir.


-Empecemos contigo.- Le picó el estómago, haciéndole reír. -El pequeño príncipe Tokki tiene un cabello que se enreda mucho.


-¡No!- El bebé rio. -¡Yunseong! Ella primero.


-Muy tarde jovencito, te tengo atrapado.- Fingió morderle un cachetito, terminando por soplar una trompetilla hasta hacerle reír.


-Si Tokki  y yo somos un príncipe y una princesa ,- La niña ahora jugaba con el libro que antes había estado en las manos de su hermano.- Entonces mamá es una reina.


Taemin rio, pasando sus dedos por los mechones de cabello ya cepillados de su hijo, tratando de desenredar otros.


-Soy un rey, cariño. Soy niño.- Le aclaró.


-Pero a ti te gustan los niños.- Su hijo señaló.


-Sí, bueno. A veces a los niños les gustan las niñas, otras veces les gustan los niños. Algunas veces a las niñas también les gustan las niñas. Todos somos diferentes.- Terminó de explicar.- Listo cariño, -le ayudó a bajar de su regazo- ahora el tuyo princesa.


La pequeña trepó a las piernas de Taemin, esperando a que le cepillaran el pelo.


-¿Y te vas a casar con un rey?- Jugó con el borde de su pijama.


-¡No! Mamá no se va a casar.- El niño se cruzó de brazos, claramente molesto de pensar que Taemin pudiera casarse con alguien que no fuera él.


Taemin rio, escuchando como sus hijos discutían. Oh cielos si ellos lo hacían. Pero eso sólo dejaba más que en claro lo muy unidos que eran. Desde el día que nacieron, al ser colocados juntos habían enredado sus brazos uno con el otro, y desde entonces no habían sido otra cosa más que inseparables.


-Listo bebé.- Susurró al terminar de peinar a su hija pequeña. -Es hora de que vayamos a la cama.


Ponerse en pie y cargar a ambos niños era una tarea que se hacía un poco más difícil con el paso de los días. Eso sólo llenaba el corazón de Taemin con nostalgia. Sus bebés crecían a pasos agigantados, y temía que en cualquier momento fueran lo suficientemente grandes y le dejaran. Mientras tanto, sólo disfrutaría de estos pequeños momentos, como lo era el poder arropar a sus bebés para que fueran a la cama.

Notas finales:

¡Primer capítulo oficial! Yay

Por el bien de esta historia, usaré la manera coreana de contar las historias, de otro modo, las matemáticas no existen en este universo xd 

Espero que les guste, realmente no pretendo que sea una historia muy larga, pero si que sorprenda un poco los rumbos que toma ^u^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).