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La mirada del extraño por Augusto2414

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Notas del capitulo:

Hola a todos. Dejo con ustedes el siguiente capítulo de la historia.
Espero sea de su agrado.

Este capítulo es el cierre a la escena anterior.

XII
 
Poco duró, sin embargo, el momento que se había dado entre ambos muchachos: a sus espaldas se escuchó fuerte y clara la voz de Cristina, quien venía acompañada de Sebastián.
 
–¡Alejandro!, ¿qué estás haciendo?, ¿ahora abrazas a Ignacio?, ¿qué clase de experimento es este?
 
–¿Experimento? –preguntó Ignacio, intentando soltarse de los brazos de Alejandro.
 
–No te bastó con mis abrazos, ¿eh? –dijo Sebastián, acercándose a Alejandro–, pudiste pedirme que lo hiciera de nuevo, ¿o es que aún no me tienes suficiente confianza, hermano?
 
–No es nada de eso –dijo Alejandro sonrojado y apenado–, solamente le daba las gracias a Ignacio por escucharme y por darme unos consejos.
 
–¿Consejos?, ¿de Ignacio? –dijo Cristina, soltando una fuerte carcajada que no hizo más que provocar a Ignacio y volviera a su mal humor habitual.
 
–¿Te das cuenta, Alejandro?, por personas como ella no vale la pena intentar ser agradable –dijo el bartender, dándose media vuelta y yéndose.
 
–¡Cristina!, no lo vuelvas a molestar –fueron las palabras de Alejandro.
 
–Ya, ya, no lo vuelvo a hacer, pero es que es tan amargado, siempre se está quejando de todos aquí –Cristina no estaba arrepentida del todo.
 
–Bueno, si no lo estuvieras molestando todo el tiempo, quizá sería más agradable con ustedes –continuó Alejandro.
 
–No me lo creo, ¿ahora lo defiendes?, pero si siempre te está molestando –Cristina miró a su amigo con incredulidad.
 
–Pues yo no lo veo así, a mí me agrada Ignacio, y aunque no sea demasiado simpático, puedes conversar con él si sabes cómo acercártele.
 
–¿Lo escuchas, Cristina?, mi hermano sabe más de sicología que tu –dijo Sebastián, riendo.
 
–¿Tú también vas a molestarme? –Cristina se volvió hacia su novio con una mirada fulminante.
 
–Para nada, señorita, pero estoy de acuerdo con mi hermano, si todos ponemos de nuestra parte, nos vamos a llevar mejor.
 
–No soy tu hermano –dijo Alejandro, golpeando a Sebastián en el brazo, como si de un niño pequeño se tratara.
 
–No, pero podrías serlo, a ver si de esa forma confías un poco más en tu hermano mayor –dijo, revolviéndole el cabello a Alejandro–, la próxima vez que necesites hablar con alguien, hazlo conmigo.
 
–Bien, lo haré, si con eso dejas de tratarme así –dijo, quitándose la mano de Sebastián de encima.
 
–¡Hola a todos! –la potente voz de Ariel se escuchó desde la entrada–, ¿cómo va todo muchachos?
 
–Hola, Ariel, todo bien, a punto de comenzar el siguiente turno –dijo Cristina, saludando al ayudante de cocina, que luego saludó a Sebastián y a Alejandro.
 
–Pensé que no venías hoy –dijo Sebastián.
 
–Es lo que yo también creía, pero el jefe me llamó diciendo que necesitaban ayuda en la cocina –dijo Ariel con desgano–, y también me dijo que habrá cambios en los horarios de todos.
 
–¿Qué quieres decir?, ¿van a cambiar los turnos? –preguntó Cristina inquieta.
 
–No estoy seguro, no me dio más detalles, pero es seguro que nos dirá toda la información si se la pedimos –respondió Ariel quien, cambiando de tema, se dirigió a Alejandro–: ¿Todo bien contigo, Alejandro?
 
–Sí, todo está bien –dijo, ya con mejor ánimo.
 
–¿Seguro?, ¿todo bien con ese amigo tuyo? –dijo Ariel ante la expresión poco segura de su compañero.
 
–¿Tú también quieres saber sobre eso?
 
–Solo si tú me quieres decir… si puedo ayudar en algo –respondió Ariel en voz baja, no tenía intención de forzarlo, después de todo no eran demasiado cercanos.
 
–Bueno, luego te contaré, ahora mismo no tengo ganas de seguir hablando del tema –fue la sincera respuesta de Alejandro.
 
–Está bien, por cierto, ¿dónde está Ignacio?, siempre está aquí antes de comenzar el turno –observó Ariel al no ver al bartender.
 
–Se molestó con Cristina y se fue, aunque no creo que esté muy lejos –dijo Alejandro.
 
–Ustedes dos, ¿acaso no hay forma de que se puedan llevar bien? –Ariel miró a Cristina.
 
–Eso mismo estábamos discutiendo antes de llegaras –comentó Sebastián.
 
–Ya les dije que no es mi culpa, es solo que no aguanto su mal carácter –dijo Cristina, cruzándose de brazos.
 
–Hay que hacer el intento, Cristina ¿bien? –dijo Ariel, apoyando su mano en el hombro de la chica.
 
–Bien, dije que lo haré, pero él también tiene que poner de su parte –dijo Cristina, bajando la vista.
 
–Lo hará, ahora iré a buscarlo, no queremos que el jefe se enfade, ¿verdad? –dijo Ariel antes de salir por donde antes lo hiciera Ignacio.
 
–No, claro que no –respondieron Cristina, Alejandro y Sebastián.
 
… … … … …
 
Ignacio no había ido muy lejos, llegando solo hasta la terraza, también vacía a esa hora; permanecía de pie y con los brazos cruzados, molesto, y por eso no se dio cuenta de la llegada de Ariel.
 
–¡Oye, tu!, deberías regresar a tu puesto en lugar de estar aquí –dijo, tocando con un dedo la espalda del otro, haciéndolo sobresaltarse.
 
–¿Por qué estás aquí?, no se suponía que tenías el día libre –Ignacio se volteó a verle, sorprendido.
 
–Así era, pero el jefe me llamó esta tarde, se lo he dicho también a los chicos cuando llegué.
 
–Ah, ¿así que ya los has visto? –le dio la espalda antes de continuar–, ¿viniste a regañarme?
 
–No, vine a buscarte, volvamos adentro, el descanso casi termina. Además… –Ariel fue interrumpido antes de terminar.
 
–No voy a volver hasta que esa Cristina aprenda a disculparse –soltó Ignacio en un tono despectivo.
 
–Bueno, déjame terminar –dijo Ariel–, ya hablé con Cristina, y también Sebastián y Alejandro. Ella no te molestará más.
 
–¿Ah sí?, ¿acaso la amenazaste?
 
–Para nada, eso es lo que tu harías, pero ten por seguro que no ocurrirá de nuevo. Ahora sí, ¿volvemos? –Ariel hizo un gesto como si le indicara hacia dónde ir.
 
–¡Que molesto!, está bien… volvamos –suspiró resignado.
 
Ariel sonrió y fue con él de regreso a su lugar.
 
–Dime algo, el jefe te llamó para algo en específico o solo porque hay más trabajo.
 
–Más trabajo, y sabes otra cosa, el jefe también me dijo que habrá cambios con nuestros horarios.
 
–¿Cambios?
 
–Sí, habrá una reunión o algo así para informarnos a todos.
 
–Entiendo –Ignacio pensó en si aquello tendría o no relación con los negocios que don Julio estaba haciendo con la jefa de Katerina–. Habrá que acostumbrarse a los cambios que vengan.
 
–Así es –dijo Ariel y viendo a los chicos aún frente a la barra, con su fuerte voz exclamó triunfante–: ¡Lo ven!, ¡lo traje de regreso!
Notas finales:

Como siempre, pueden dejar sus opiniones y comentarios sobre el capítulo, me gusta mucho leerlos.
Muchas gracias a todos los que siguen fielmente esta historia. Volveré tan pronto como pueda con la siguiente actualización. Hasta pronto.

El autor.


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