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Baila para mí por Sh1m1

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Harry estaba bebiendo un combinado realmente empalagoso, eso era algo que odiaba de ese tipo de clubs. El gusto que tenían por las cosas dulzonas, pero no podía quejarse de las vistas, eran excelentes.


Era la primera vez que iba a ese local, se lo había recomendado un compañero del trabajo y el lunes realmente tendría que invitarle a comer. El sitio no desmerecía nada sobre las maravillas que le había contado.


Los chicos que bailaban era realmente apetecibles, siendo imposible no mirarles y desearles.


Todos vestían pequeños tangas que a duras penas ocultaban nada de sus anatomías. Pero debía reconocer que desde que llegó solo tenía ojos para uno; era alto y delgado, sus músculos definidos, finos y elegantes, y sus movimientos te envolvían sin poder resistirte. Harry no podía evitar imaginar cómo realizaría aquellos movimientos sobre él.


Desechó la bebida en su mano y se dedicó tan solo a mirarlo mientras notaba como su erección palpitaba dentro de sus pantalones cada vez más ajustados.


Vio cómo una mano se aproximaba al muslo del bailarín y este lo esquivaba por poco con un elegante y sensual movimiento.


Su rostro estaba cubierto de un maquillaje oscuro que simulaba una máscara, pero aún así Harry pudo ver una mueca de disgusto en su rostro. Y en ese momento supo quién era, su cuerpo se tensó y nada tenía que ver con la excitación que había sentido al verlo bailar.


Malfoy, Draco Malfoy, prácticamente desnudo y brillando con purpurina como un hada del bosque.


Recorrió con su mirada al rubio de nuevo, su pelo lucía diferente, llevaba un estilo tan distinto a la última vez que lo vio. Y buscó en su brazo la marca tenebrosa, sabía que esta no podría hacerla desaparecer pero allí no había nada, solo piel lechosa.


Se sorprendió de haber tardado tanto en reconocerlo, pero ahora no podía dejar de darse cuenta de que era él, seguía bailando, sensual, realmente apetecible, pero algo de aquello le pareció mal a Harry haciéndole retirarse despacio hacia la barra.


Pidió una cerveza y se sentó, a pesar de no querer hacerlo no podía evitar que su mirada se dirigiera hacía Draco.


La música cambiaba y él modificaba sus movimientos, a sus pies una pila de hombres le gritaban y trataban de tocarlo. Él había sido uno de ellos, ¿verdad?


La cerveza comenzó a saberle fatal y también la desechó. Un nuevo cambio de música, pero esta vez los bailarines se retiraban haciéndose oír un abucheo de queja.


Preguntó al barman si el espectáculo había acabado y este le dijo que sí, pagó su bebida y fue a lo que imaginaba era la puerta trasera del local.


¿Qué motivos tenía Harry para estar haciendo eso? Realmente ninguno, no le cabía duda de que era Draco, pero quería verle sin todo ese maquillaje y comprobar que era su antiguo compañero de escuela.


Llevaba un buen rato en aquel callejón y pensó que quizás había supuesto mal y los bailarines saldrían por la puerta principal cuando esta se abrió y varios chicos salieron hablando entre ellos.


Un escaneo rápido le desilusionó, ninguno era Draco.


Estaba por irse cuando la puerta volvió a abrirse, y esta vez sí era él. Su pelo lucía húmedo y hacia atrás, lo que le confería ese aire repeinado de la escuela, tan distinto al bailarín que había visto sobre la pista.


Su cuerpo cubierto de ropa sencilla muggle le hacían verse realmente atractivo, pero fue su rostro lo que le llamó la atención. Parecía cansado, realmente cansado.


Escondido en las sombras del callejón lo vio marcharse hacia la calle principal, mientras él se quedaba congelado, pero duró poco y fue tras él.


¿Qué quería conseguir con ello?


o0o


Eran las dos de la madrugada y a pesar de la hora, había bastante gente por esa parte del Soho.


Draco andaba unas decenas de metros por delante y Harry le seguía. Al parecer las viejas costumbres no morían, y allí estaba Harry persiguiendo en la noche a Draco, se rió de sí mismo al sentir sus manos vacías sin el mapa del merodeador.


Varias veces se dijo a sí mismo que dejara tranquilo al rubio, no era ilegal bailar en un podium rodeado de hombres que querían follárselo, Merlín, él mismo había sido uno de ellos.


Pero sus pasos seguían llevándole tras él, irremediablemente.


Al parecer estaban saliendo del centro de la ciudad poco a poco, hasta llegar a una zona más tranquila, así era más fácil que Draco le detectara, las pisadas resonaban contra los adoquines. Pero Harry era auror, y tenía práctica en saber esconderse bien en una persecución, sí, definitivamente le estaba persiguiendo.


El rubio se metió por un callejón y le vio sacar de sus bolsillos lo que debían ser unas llaves, Harry corrió un poco para poder ver dónde entraba.


Pero cuando giró la esquina lo que se encontró fue una varita en su garganta, el cazador cazado.


—¿Qué mierdas quieres, Potter?—le dijo Draco apretando su varita contra el pulso en su garganta.


Harry no sabía qué decir, realmente no sabía por qué le estaba siguiendo ni qué quería conseguir con ello.


Decir que era mera curiosidad lo volvería un acosador, no es como si no se estuviera comportando como uno, en cualquier caso.


—Te vi bailar—dijo, pues ese era el comienzo de la verdad.


—¿Crees que no me di cuenta cómo me mirabas?—le dijo Draco con un rastro de asco en sus palabras.


Harry no quería sentirse mal, él estaba bailando para todos, qué él fuera uno de ellos no era ni peor ni mejor, pero le hizo sentir como si que fuera él lo hiciera más sucio que cualquier otro.


—Me sorprendió—se defendió Harry.


—No es ilegal—se defendió aún clavándole la varita.


—No, no lo es, pero atacar a un auror, sí.—De un rápido movimiento que no había hecho hasta el momento apartó la varita de Draco de su yugular y se masajeó la zona.


—Me estabas persiguiendo, solo me defendía—dijo enfurruñado Draco, Harry sonrió, este sí se parecía al pequeño que conoció en el colegio.


—Eso debo reconocértelo—le sonrió.


—¿Qué quieres, Potter?—Draco no sonreía pero enfundó su varita en la manga de su chaqueta.


—Ya te lo dije, me sorprendió verte allí—el rubio rodó los ojos como si lo que le dijera le aburriera—¿Cómo has acabado bailando en una discoteca?


—Eso no es de tu incumbencia—se cruzó de brazos mirándolo mal, que raro era haberlo visto prácticamente desnudo contorsionándose sensualmente y verlo ahora de este modo tan hostil.


—Cierto—afirmó Harry mientras comenzaba a sentirse realmente incómodo. Ellos nunca habían sido amigos como para tener una linda conversación de madrugada.


—¿Puedo irme?—preguntó Draco.


—Nunca te he retenido—dijo algo molesto Harry.


—Buenas noches, Potter—le dijo Draco, y en ese momento se dio cuenta de lo realmente cansado que parecía y se sintió un poco mal por perseguirlo como si fuera un criminal.


—Buenas noches, Draco—este bufó por las confianzas que se estaba tomando el moreno, introdujo la llave en un portal, finalmente sí lo había seguido hasta su casa, entró y desapareció en él.


Harry se quedó allí por unos minutos mirando la puerta.


Tendría que dejarlo, había encontrado a Draco Malfoy bailando con un cuerpo que era un auténtico pecado para los ojos, pero no tenía motivos para seguirle y al parecer este no se alegraba de verle a él.


Sí, retírate Harry, se dijo, pero en vez de eso, con un giro de varita abrió su calendario laboral para ver sus próximas noches libres.


o0o


Harry tenía una escasa vida social, por eso no era raro que no le importara cambiar turnos con sus compañeros.


Pero esa semana cuando varios de ellos le pidieron cambios, Harry tuvo que decirles que no podía. Lo que no iba a reconocer era que estaba gastando sus noches en ir a un club gay del Soho londinenese a ver moverse casi en cueros a uno de sus antiguos compañeros de colegio.


No, definitivamente eso sonaba fatal incluso en su mente.


Pero llevaba más de una semana yendo y mirando a Draco desde lejos, por lo que había podido comprobar los lunes y martes eran sus días libres, pero el resto el rubio se subía al podium y meneaba su cuerpo del modo más erótico que había visto en su vida.


Cada noche una indumentaria diferente para los bailarines, pero siempre, mínima, realmente mínima.


Esta noche todos llevaban alas blancas, haciéndoles parecer ángeles sensuales. Draco, como todas las noches tenía el mayor número de tipos a sus pies, y Harry empezaba a desarrollar un odio real contra todos ellos.


No había noche en la que algunos no quisieran tocarlo, y esta no fue diferente, Harry estaba tan molesto. ¿Por qué pensaban que podían tocarle el culo?


Uno acababa de subirse al podium y agarraba a Draco, Harry se levantó rápidamente dispuesto a aplastarle la cara al individuo, pero por lo que parecía eso debía ser bastante común porque uno de los de seguridad ya lo tenía agarrado por el cuello explicándole que se miraba pero no se tocaba.


A Harry esta rutina estaba comenzando a afectarle a los nervios, ¿estaba celando a Draco?


Era tan ridículo a veces que se abochornaba de sí mismo.


A las dos menos cuarto de la madrugada, los bailarines se retiraban y Harry cambiaba de posición.


En el callejón esperaba a Draco, siempre salía solo, no parecía relacionarse con el resto del chicos. Ellos parecían amigos, siempre salían riéndose juntos, incluso los había visto unirse a los clientes del local bebiendo y bailando, pero Draco, cada noche se iba a su casa sin falta.


Desde la primera noche Harry le seguía hasta su casa, siempre unos metros detrás, era algo ridículo. Draco sabía que Harry le seguía, pero no decía nada. Ninguno de los dos decía nada.


Después de ver como el rubio entraba en su casa, Harry emprendía el camino a la suya, y solo pensaba en volver a verlo a la noche siguiente.


Pero esta al parecer iba a ser distinta, a los pocos minutos de salir del local un tipo, un tipejo comenzó a seguir también a Draco, salvo que este no se mantenía en silencio como hacía él. Este le estaba hablando y a Draco le estaba realmente desagradando.


El tipo le enseñó un montón de billetes y Harry empezó a verlo todo rojo. En menos de tres pasos estaba a la misma altura y agarrando del brazo al otro. Este lo miraba con molestia.


Pero Harry tenía que tener cara de matón en esos momentos porque el otro tan solo retrocedió saliendo de allí pitando.


—No hacía falta que te hicieras el héroe conmigo—le dijo Draco.


—Te estaba molestando—se justificó mirándolo mal.


Draco no dijo nada más y siguió andando por su camino habitual.


—Ok, de nada—bufó molesto Harry, vale que no era asunto suyo pero normalmente cuando alguien te echaba una mano tan solo se agradecía. No es como si él quisiera algo más.


Bueno, sí quería algo más, pero no lo había hecho por eso, si hubiera visto a cualquiera hubiera hecho lo mismo. Aunque no se hubiera enfurecido tanto...


Ese monologo interno le estaba agotando y era realmente tarde.


—Buenas noches, Malfoy—se despidió girando sobre sus talones.


Era un idiota persiguiendo a Draco todas las noches, ya cada vez lo tenía más claro. Hora de volver a tu "no-vida" se amonestó a sí mismo.


—Gracias, Potter—escuchó a su espalda y no pudo evitar sonreír. Asintió de lado y siguió su camino.


Quizás aún podía volver una noche más, quizás el tipo aquel volviera a la noche siguiente. Quizás quería volverle a ver.


o0o


Había tenido un fin de semana muy ajetreado, una redada que entre la vigilancia y la detención unido a todo el papeleo posterior no le habían dejado tiempo para ir al local en el que trabajaba Draco.


Esa rutina tan absurda se había convertido en su rutina al fin y al cabo y sentía como si estuviera fallando.


Realmente tenía que buscarse una pareja, porque perseguir a alguien y pensar que estabas en una relación con él era como la definición del acosador de manual.


De hecho creía recordar haber estudiado eso en la academia. Pero estaba tomando un café insípido para matar el tiempo hasta que llegara la noche y poder ir a ver a Draco bailar.


Cuando tomó su asiento de siempre y vio como Draco bailaba de un modo tan sensual, algo en él se asentó. Le había echado de menos.


—Ya se te echaba de menos—le dijo el barman mientras le servía una pinta. Harry sonrió un poco abochornado—. Tu novio también te ha echado de menos—le guiñó el ojo mirando a Draco.


Harry miró al rubio que hoy volvía a estar embadurnado de purpurina, no parecía haber notado su presencia. No fue capaz de decirle al chico que Draco no era su novio, sonaba demasiado bien.


Como de costumbre le esperó en la puerta trasera, y cuando le vio salir le sonrió.


—Hola—quizás había llegado el momento de que dejara de seguirlo en silencio, y pudieran interactuar como dos personas normales.


—Has faltado—fue lo único que le dijo Draco echando a andar.


Harry no esperaba que el rubio le reclamara, y le había gustado demasiado. "Harry, definitivamente estás enfermo" pensó.


Pero le siguió, esa noche cuando llegó a su propia casa aún llevaba colgada la sonrisa boba en la cara.


No todos los días, o noches, mejor dicho, podía ir, ya había pedido todos los cambios posibles. Y tenía que limitarse a los días que no tenía turno de noche.


Pero cuando podía estaba allí, mirándole.


Draco había comenzado a mirarle cuando bailaba, no todo el tiempo, pero a menudo le miraba y Harry sentía que se derretía. Era evidente, para él y para los presentes que a Harry le gustaba Draco, a Harry le gusta Draco, menudo título para una mala novela, pensó.


Tenerlo mirándole y moviéndose, le daba la sensación de que lo hacía para él. Era tonto pero se emocionando creyéndolo y en su cabeza y sus fantasías solo mandaba él.


Esa noche hacía un frío de mil demonios, y Draco estaba tardado más tiempo de lo normal en salir. Había usado varios hechizos de calefacción sobre él mismo, pero nada le quitaba la tiritera de encima.


Cuando Draco salió, lo miró con lo que parecía algún rastro de culpa, solo alguien experto en el estudio de cada una de las expresiones del rubio se hubiera dado cuenta de ello, pero Harry tenía un máster en Draco Malfoy a esas alturas.


Comenzaron a andar a la par, el calor del cuerpo de Draco resultaba agradable.


No solían hablar mucho, quizás alguna anécdota sobre lo que había ocurrido esa noche en la pista o sobre el tiempo. Cuando llegaron a la calle de Draco este le miró un par de veces.


—¿Quieres utilizar mi chimenea?—le preguntó Draco.


Nunca había pasado de esa puerta y el gesto cautivó a Harry. Asintió encantado.


El rubio abrió la puerta y la luz se encendió automáticamente, subieron varios tramos de escalera y llegaron a lo que debía ser su apartamento.


Cuando abrió la puerta, el olor que le llegó era muy agradable.


A pesar de estar enfocado en el dueño Harry se dio cuenta que no vivía solo al escuchar unos paso aproximándose.


Una bonita chica joven de rostro redondo saludó a Draco con un beso en la mejilla, y a él lo miró sorprendida.


—Linda, él es Harry, .... un amigo.—Le presentó Draco, parecía algo incómodo pero nada comparado con como se sentía Harry.


¿Draco tenía novia?


Todas sus esperanzas se cayeron a sus pies, había sido un iluso al pensar que Draco no tendría pareja. Que trabajara de bailarín en una discoteca gay le había llevado a pensar que él también lo era, pero ahora se daba cuenta que había sobrentendido demasiado las cosas.


Pero le sorprendió ver como la chica tomaba un abrigo de la percha y les sonrió.


—Está durmiendo como un tronco, hasta mañana—se despidió.


Harry cada vez estaba más desubicado, ¿no era su novia? Pero ¿quién estaba durmiendo como un tronco?


—Gracias—la despidió Draco.


La chica cerró la puerta y ambos se quedaron solos en la entrada de la casa.


—¿Quieres un café antes de irte?—le preguntó Draco.


Asintió aún sin dar crédito a la situación, le acompañó al pequeño salón del apartamento. Y sus ojos registraron el entorno, su ojo profesional le estaba dando la respuestas a sus preguntas pero quería que Draco se lo confirmara.


Cuando apareció con dos tazas en la mano, se veía realmente encantador, aquel era su hogar, más cálido de lo que jamás hubiera pensado.


—Gracias—le dijo tomando una taza.


Draco le dedicó una pequeña sonrisa y se sentó a su lado.


—¿Puedo hacerte una pregunta?—dijo—¿Quién está durmiendo como un tronco?


—Ven.—Y Harry se limitó a seguirle.


Ambos hombres cruzaron la puerta más cercana, una tenue luz alumbraba la pequeña habitación. En ella una cama le mostró a Harry quién dormía en ella.


—Él es mi hijo—dijo en no más que un susurro—. Scorpius Malfoy.


En la camita una pequeña copia del niño que un día fue Draco dormía plácidamente.


 


 


 


 

Notas finales:

Primera parte de este TwoShot. 

 

He de reconocer que llevaba tiempo entre mis borradores y estaba esperando una ocasión especial para publicarlo.

 

¿Qué mejor que San Valentín?

 

La segunda y última parte el jueves. 

Shimi.

 


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