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El chico que toca el Ukelele por 5kn_akatsuki

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Notas del fanfic:

Holo, no me he muerto :v 

 

Notas del capitulo:

Es un drabble que me acabo d encontrar en mi laptop y creo que es genial para leer en una noche tranquila :D

Repetí el texto tres veces intencionalmente porque el límite de palabras es de 500 minimas y no alcanzaba xd por eso :3

Jonghyun era así.

Era el chico que siempre se sentaba en la misma banca del jardín con un ukelele y sus ojos cerrados mientras fingía tocar alguna canción. A veces silbaba lento, otras tarareaba.

Algunas veces vestía saco y zapatos, otras veces aparecía con sudadera y tenis.

Su cabello había dejado de ser castaño para desteñirse a un blanco perfecto.

Con el paso de los días sus oídos comenzaron a presumir diferentes perforaciones que eran decoradas con pirsins de diversas formas y tamaños. De esa misma manera aparecieron diminutos tatuajes estéticos que le brindaban una apariencia visualmente satisfactoria pero enigmante.

Kibum no sabía si lo odiaba o lo amaba.

Cada tarde acudía al parque a sentarse en el otro extremo para mirarlo. A veces tomaba café, a veces alimentaba a las aves.

Algunas veces le molestaban sus playeras simplonas y otras amaba sus corbatas.

Él mismo había tratado de llamar su atención cambiando su peinado desde el rubio más brillante hasta el cabello más corto porque era más fácil una mirada casual que una charla intencional; dicho plan jamás dio resultado.

Optó por que el chico del ukelele sería una escultura que siempre acudiría a ver y él, un espectador más.

Nunca había podido escuchar lo que tocaba por la distancia pero estaba seguro que solo le hacía el juego a tocar porque nadie se detenía a apreciarlo.

Jonghyun era el tipo de persona que brindaba paz solo por el hecho de estar.

-----

Jonghyun era así.

Era el chico que siempre se sentaba en la misma banca del jardín con un ukelele y sus ojos cerrados mientras fingía tocar alguna canción. A veces silbaba lento, otras tarareaba.

Algunas veces vestía saco y zapatos, otras veces aparecía con sudadera y tenis.

Su cabello había dejado de ser castaño para desteñirse a un blanco perfecto.

Con el paso de los días sus oídos comenzaron a presumir diferentes perforaciones que eran decoradas con pirsins de diversas formas y tamaños. De esa misma manera aparecieron diminutos tatuajes estéticos que le brindaban una apariencia visualmente satisfactoria pero enigmante.

Kibum no sabía si lo odiaba o lo amaba.

Cada tarde acudía al parque a sentarse en el otro extremo para mirarlo. A veces tomaba café, a veces alimentaba a las aves.

Algunas veces le molestaban sus playeras simplonas y otras amaba sus corbatas.

Él mismo había tratado de llamar su atención cambiando su peinado desde el rubio más brillante hasta el cabello más corto porque era más fácil una mirada casual que una charla intencional; dicho plan jamás dio resultado.

Optó por que el chico del ukelele sería una escultura que siempre acudiría a ver y él, un espectador más.

Nunca había podido escuchar lo que tocaba por la distancia pero estaba seguro que solo le hacía el juego a tocar porque nadie se detenía a apreciarlo.

Jonghyun era el tipo de persona que brindaba paz solo por el hecho de estar.

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Jonghyun era así.

Era el chico que siempre se sentaba en la misma banca del jardín con un ukelele y sus ojos cerrados mientras fingía tocar alguna canción. A veces silbaba lento, otras tarareaba.

Algunas veces vestía saco y zapatos, otras veces aparecía con sudadera y tenis.

Su cabello había dejado de ser castaño para desteñirse a un blanco perfecto.

Con el paso de los días sus oídos comenzaron a presumir diferentes perforaciones que eran decoradas con pirsins de diversas formas y tamaños. De esa misma manera aparecieron diminutos tatuajes estéticos que le brindaban una apariencia visualmente satisfactoria pero enigmante.

Kibum no sabía si lo odiaba o lo amaba.

Cada tarde acudía al parque a sentarse en el otro extremo para mirarlo. A veces tomaba café, a veces alimentaba a las aves.

Algunas veces le molestaban sus playeras simplonas y otras amaba sus corbatas.

Él mismo había tratado de llamar su atención cambiando su peinado desde el rubio más brillante hasta el cabello más corto porque era más fácil una mirada casual que una charla intencional; dicho plan jamás dio resultado.

Optó por que el chico del ukelele sería una escultura que siempre acudiría a ver y él, un espectador más.

Nunca había podido escuchar lo que tocaba por la distancia pero estaba seguro que solo le hacía el juego a tocar porque nadie se detenía a apreciarlo.

Jonghyun era el tipo de persona que brindaba paz solo por el hecho de estar.

Notas finales:

Gracias por leer!


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