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VENDETTA por Leviq

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Notas del fanfic:

Los personajes de Gravitation no me pertenecen, los derechos son de su respectivo creador. La historia se desarrolla en un "Universo Alterno"

 

Nota:Este fanfic lo escribí hace mucho tiempo atrás, y debido a la nostalgia he decidido editarlo y re-subirlo.

Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: Esta historia se desarrolla en un "Universo Alterno" por lo que habrá algunos cambios de personalidad con respecto a los personajes originales.

 

Van a hallar algunas palabras en italiano, estas estarán en cursiva y marcadas con (*) cuya respectiva traducción encontrarán al finalizar el capítulo.

 

Si alguna vez leíste esta historia podrás encontrar algunas diferencias mínimas a la que escribí hace varios años ya.

 

 

Los últimos rayos del sol vespertino penetraron a través de las ventanas abiertas, formando un halo alrededor de la inclinada cabeza de un bello joven sentado y ensimismado en la lectura de un libro.
Shuichi dejo el libro a un lado con un suspiro e inclinándose hacia atrás se quitó las gafas de gruesos aros, limpiándolas y observó la ventana. La mirada de sus grandes y expresivos ojos violetas recorrió el largo camino cubierto de árboles de cerezo, pasando desde los niños que jugaban hasta el hermoso lago que brillaba con los rayos de sol.

-"¡Eres un estúpido!"-, se dijo así mismo por centésima vez aquel día. -"Un gran y completo baka!!".
Ahora caía en cuenta que su primer gran error había sido hacer caso a la loca idea de su madre y el segundo error fue dejarse convencer de tomar parte en aquella locura.

Con un hondo suspiro, Shuichi se volvió a poner sus gafas y miró su reloj. Las cinco en punto. Pronto llegaría él y... ¿Después qué?. Esta pregunta le hizo estremecer con recelo, temiendo el momento de encontrarse por primera vez con aquel extraño hombre que había llegado en forma tan inesperada hacia dos semanas, ese extranjero que no solo había comprado la casa de la familia, sino que al mismo tiempo se había comprometido con su hermana Claire.
Agitado, se puso de pie y se dedicó a recorrer el gran dormitorio de lado a lado. Tratar de salvar el patrimonio de la familia era una cosa, pero este plan de su madre, ¡NO IBA A SALIR BIEN!

Se acercó a su tocador y, sentándose bruscamente en el taburete empezó la difícil tarea de meter su largo cabello rosa dentro de una peluca color rubio miel.
Shuichi se sentía casi enfermo a causa del terror que experimentaba y no pudo evitar pensar con nostalgia en su pacifica vida en la universidad. Con gusto hubiera dado cualquier cosa para encontrarse a salvo en compañía de su amigo Hiro en su pequeño apartamento en Tokio y trabajando con calma en su tesis.

Cuando su madre le llamo el día anterior, debió darse cuenta de que algo andaba mal, pues apenas eran las siete de la mañana y ella nunca lo llamaba a esa hora.
-Me urge hablar contigo. Iré para allá lo más pronto posible-. Le comunicó su madre casi sin aliento y colgó, sin darle tiempo a Shuichi de despertar por completo.
Su madre tuvo que conducir a una velocidad endemoniada para llegar a tiempo a la estación Kyoto y tomar el Shinkansen a Tokio en un lapso de menos de dos horas y media.

-Hiro acaba de salir-.le dijo Shuichi a su madre al verla llegar. - Haré algo de té, ¿Quieres una taza?-la señora Talbot aceptó encantada. Se dirigieron hacia la cocina y Shuichi no tuvo dificultad alguna para caminar entre los montones de libros apilados sobre sillas y mesas, pero no su madre, que suspiró exasperada al golpearse contra algunos pesados volúmenes que le impedían el paso.
-Te lo he dicho muchas veces. Este lugar es un completo desorden.-.Se quejó y se sentó ante la mesa de la cocina.

 

 -Ya lo sé-.Se rió Shuichi.-Y ahora dime. ¿Qué es lo que pasa? No es normal que estés fuera de tu casa a esta hora del día-. La señora Talbot jugueteo nerviosa con su bolso mientras su hijo colocaba las tazas de té sobre la mesa.

 

-Shu, el hecho es que…-.Tomó una profunda inhalación y se enderezó en su asiento. - Tu padre encontró por fin quien comprara el Hall. Y...y Claire se ha comprometido en matrimonio.-


-¡Muy bien! Es una gran noticia, ¿No es cierto?-. Tomó un sorbo de té, miró a su madre y entonces notó en ella cierta desdicha.- ¿Qué es lo que anda mal? ¿Está poniendo papá dificultades para la venta?-.

 

-No, no es eso. De hecho se siente muy feliz-.le indicó su madre.


-¿Se siente qué?-. Shuichi vio sorprendido a su madre, aun recordaba las batallas que su progenitora había tenido que reñir con su padre, Ralph Talbot, para considerar vender la enorme casa de diseño isabelina. Sin embargo, solo bastó que un juez amenazara con ejecutar la hipoteca para que él accediera, aunque a regañadientes a ponerla en venta.


-Bien, si papá está contento con la venta, aunque eso me parezca increíble, ¿Entonces cuál es el problema? ¿No aprueba al prometido de Claire?-.inquirió el pelirosa.


-Oh, no es eso, lo aprueba. De hecho, supongo que podría decirse que fue idea suya.-. Comentó su madre.


-Por dios, mamá, entonces ¿¡Qué pasa!?-. Preguntó un ya exasperado Shuichi.

La señora Talbot suspiró y se enfrentó a su hijo.


-Veras, Claire estaba en New York con unos amigos y de súbito regreso a casa con 2 semanas de anticipación y acompañada de…de este....conde siciliano. Como ya sabes, a tu padre no le gustan los extranjeros, pero Claire convenció a tu padre que le mostrara el Hall y le ofreció una magnifica oferta por la casa.


-¡Es increíble!, mi padre siente un desagrado especial por los italianos. Creo que es porque su hermana mayor huyó con un pescador italiano, aunque nunca he sabido la verdad acerca de esa historia.-

-Yo tampoco, eso sucedió mucho antes de que conociera a tu padre. Pero este italiano le agradó. Tiene un...título de nobleza-.Enrojeció ante en relámpago de cinismo que apareció en los ojos de su hijo. - se llama Eiri di Tancredi, conde de Motreale -.


-Ahora entiendo todo, papá siempre ha sido un esnobista-.dijo con una sonrisa irónica.


-No seas tan duro con él-.Dijo su madre con voz apenada.


-¿¡Qué esperabas!? Él siempre ha hecho saber con toda claridad que yo soy una desilusión para sus esperanzas acerca del futuro de la familia. Ni siquiera cuando me recibí con todos los honores quedó contento, y dijo que yo necesitaba sentar cabeza y casarme con alguna persona adinerada, de preferencia con título nobiliario, que nos "sacara a todos de esta inmunda pobreza" -. Dijo imitando la voz de su padre.

Shuichi sonrió con dureza.-Todo lo que le interesa es nuestra maldita casa y, por supuesto, el honor de la familia-. Suspiró con irritación.- Bueno, pero ya basta de esto, aun no me dices que es lo que salió mal.-


-Pues...-.Su madre titubeo.-Como podrás imaginar, tu padre no quería acceder a la venta.-.


-¿Lo corrió?-.Dijo alzando una ceja.- ¿A pesar de la amenaza del banco sobre la casa?-.
A través de los años, su padre había tenido que vender toda la tierra de lo que había sido una gran herencia, para poder financiar sus imprácticas aventuras financieras para hacerse rico, y ahora vendería la casa, que era su única posesión.


-No, pero...-. La madre de Shuichi titubeo y se retorció las manos con nerviosismo sobre su regazo. - La verdad es que...tu padre le dijo que si quería comprar la casa, tendría que casarse con tu hermana Claire, porque la propiedad formaba parte de una especie de patrimonio familiar -.

- ¡No puedo creerlo!-.bufó un indignado Shuichi.-  ¡Espero que Claire haya hecho valer sus derechos!.


- Yo también creo que es una locura, pero cuando se lo dije a tu padre ya era demasiado tarde -.


-¿Qué quieres decir? -.


-Tu hermana parecía muy contenta de casarse con ese hombre, pero...-.


-¿Cuál es el problema?-. Preguntó nuevamente el pelirosa.

 

Su madre arregló un mechón de su cabello, nerviosa respondió.- Que tu padre recibió ya la mitad del precio de compra de la casa y... ¡Claire desapareció! -.


- ¿¡Cómo que desapareció!? -.


- Después de comprometerse en forma oficial, de súbito anunció que tenía que ir a New York. Al día siguiente tuve que entrar a su cuarto y encontré la nota que me dejó. Desde luego, no era para hacer un drama, tan solo decía que no me preocupara porque iba a estar fuera varios días.-.


-Tal vez debe estar en New York con Eiri-. Dijo Shuichi.


-No, no es así. Aunque todos los trámites de la compra-venta se han efectuado a través de sus abogados, tu padre hablo con él para ponerse de acuerdo respecto a la hora de la comida que ofreceremos en su honor. No puedes imaginarte lo que sufrimos cuando pidió hablar con Claire, le dijimos que no estaba, pero eso no resuelve el problema. Eiri vendrá mañana y esperara ver su prometida. ¿¡Qué haremos si Claire no ha vuelto!?-.


-Supongo que podrán cancelar el trato-. Dijo Shuichi con una exagerada tranquilidad.


-Pero es que... ¡no podemos!, tu padre ya pagó ese dinero al banco. Si Eiri averigua que Claire no está, podría...-.dijo su madre nerviosa.


- ¿No hay ninguna forma de que papá recupere el dinero?-. La interrumpió Shuichi.- No, supongo que no. Además, me parece que papá ha tomado el dinero del italiano con engaños...esta vez se pasó.


- Estoy muy preocupada -. Miró su taza de té ya frío con desdicha, pero de repente se volvió a ver a su hijo con un extraño brillo en los ojos. - Pero, anoche se me ocurrió una idea maravillosa para resolver nuestros problemas-. Sonrió.


- ¿Qué idea?-. De repente un escalofrió le recorrió el cuerpo. Ese brillo en los ojos le helaba la sangre.


- Tú debes tomar el lugar de Claire...por supuesto sólo durante la cena -. Sonrió encantada ante su idea.


-¿¿¡¡QUEEEE!!???-. Gritó horrorizado a su madre.- ¡¡¡Creo que te has vuelto loca!!!!-.


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A pesar de las objeciones y los intentos de Shuichi por mostrarle las mil y un cosas que podrían salir mal de ese descabellado plan, no logró cambiar la opinión de su testaruda madre, pensaba Shuichi con aspereza al escuchar el ruido de un motor y ver que frente a la casa se detenía un elegante auto deportivo negro.

Se asomó por la ventana de su habitación y pudo ver que del vehículo descendía un pequeño hombrecillo gordo.

-“¡Puaf! Era horrible, no le sorprendía que Claire hubiera huido. Tampoco a él le gustaría casarse con él”-. Pensó Shuichi.

Con un suspiro de resignación, se puso los lentes de contacto y pensó en que tenía que bajar antes que su madre subiera por él. Debido a su falta de costumbre en usar los lentes, pronto le empezaron a llorar los ojos, no sería bueno que el prometido de su hermana lo viera llorar.

- ¿Qué te sucede, cariño?-. Preguntó su madre cuando entró sofocada a su habitación por haber tenido que subir deprisa por la escalera.- ¡Date prisa, él ha llegado! ¡Tu padre lo está atendiendo, pero ya ha preguntado por ti! -.


-Maldición-. Masculló enfadado. - ¡Ojalá entendieras lo ridículo que es esto!-.


-Prometiste que nos ayudarías-. La señora Talbot lo miró con el ceño fruncido.

-Sí, ya sé que cometí esa tontería-. Suspiró con pesadez. - Seguiré adelante, pero no me vayas a culpar si esta maldita peluca se me cae o si ocurre alguna otra cosa que arruine tus planes...¡¡Te juro que tengo ganas de ahorcar a Claire!!-. Dijo enfadado.


-Eiri es un hombre muy agradable, pero si parece que algo está saliendo mal, te prometo que tu padre o yo ayudaremos.-.


Salieron de la habitación y por fin se dirigieron hacia la planta baja.

-Buona sera, Claire*.-.


Shuichi dirigió una nerviosa mirada al hombre que lo había saludado con un ligero acento, que se puso de pie cuando entró en la habitación. El pelirosa esperaba encontrarse al hombre rechoncho que había visto en su cuarto, pero se sorprendió al encontrarse con aquel rubio alto, bien parecido que caminaba con altivez hacia él, sus ojos dorados miraban en forma cínica su cuerpo; sintió un escalofrío cuando percibió aquello y su corazón comenzó a latir fuertemente.

-¡Che carina...angelo mio!* Te veo muy hermosa-. Dijo el rubio mientras acariciaba la mejilla de Shuichi. El pelirosa permanecía paralizado por el miedo, parpadeando ansioso al notar el inesperado tono irónico de esa voz.

 

- ¿Cómo estas Eiri? espero que…hayas tenido un buen viaje desde New York-. Dejó de hablar cuando él le tomó por las manos y se las llevó a los labios. Un momento después le apretó de súbito con fuerza atrayéndolo hacia su cuerpo y entonces adquirió una siniestra quietud que acrecentó el tormento de Shuichi.

 
"¡¡Oh, dios, algo anda mal!!"-. Pensó Shuichi lleno de pánico. Su mente se aceleró aturdido pensando en las posibilidades. Usaba el perfume de Claire, así que no podía ser eso. ¿Habría algún anillo de compromiso? ¡Por supuesto!, Shuichi se sintió enfermo y miró hacia su madre tratando con desesperación de hacerle una señal para indicarle que había surgido un problema, algo que no se les había ocurrido. La señora Talbot se encogió los hombros. Shuichi siempre supo que esto no saldría bien. No podía fingir que había perdido el anillo que le habían entregado hacia tan solo 2 semanas.

Se ruborizó al mirar a ese hombre alto esperando a que se desatara la tormenta.
Eiri sometió a Shuichi a una estrecha observación, pero su mirada solo mostraba diversión.

- Debes perdonarme, cara*-. Dijo Eiri con suavidad.- Casi olvido entregarte tu anillo; ha sido una negligencia mía, pero le pondré remedio enseguida -.


Shuichi casi gritó de gusto cuando lo vio sacar un pequeño estuche de un bolsillo de su chaqueta y observó asombrado cuando le tomó la mano izquierda deslizando en el dedo anular un enorme anillo de diamantes.

 

- Me extraña que te sorprenda, cara*. Es el que tú escogiste, aunque ahora te queda un poco flojo. Tu dedo parece haberse encogido a lo largo de estas dos semanas...-.


-Es que...he perdido algo de peso últimamente. Yo...-


-¡Que anillo tan hermoso, cariño!-. Intervino su madre con una sonrisa y tomó a Eiri del brazo.- Ven y siéntate junto a mí, muchacho querido. Hay muchas cosas de las que quiero platicar contigo. Claire y tú tendrán tiempo más tarde para charlar de cuanto quieran, pero ahora dedícame unos momentos-.

- Si, d'accordo, signora*-. Contesto él, pero le dirigió a Shuichi una mirada.
"¡¡La caballería al rescate!!", pensó Shuichi en su madre mientras tomaba con manos temblorosas la taza de té que le ofrecía su padre, quien hasta ahora había permanecido en silencio.

Mientras su madre le entregaba a Eiri un plato lleno de bocadillos. El pelirosa pudo estudiar al extranjero...su ahora “prometido”, el solo recordarlo lo irritaba, Eiri usaba un traje en color negro, con una camisa de seda roja y su cabello caía como hilos de oro sobre su cuello y frente. Era muy guapo. No podía negarlo, pero sus ojos le daban escalofríos, eran autoritarios y cuando lo tenía cerca sentía un extraño poder emanando de ese hombre...simplemente le hacía sentir demasiadas emociones juntas.
Shuichi jugueteaba nervioso con un pedazo de pastel que no podía comer...no soportaba la mirada especulativa de Eiri sobre él, quería decirle a gritos a sus padres que ese hombre no era lo que ellos pensaban, sino alguien que disfrazaba su ferocidad con un traje elegante y una apariencia de respetabilidad, pero listo para atacar ante el menor desafío a su autoridad.

Por fortuna, no pasó mucho tiempo para que el padre de Shuichi invitase a Eiri a acompañarlo a conocer lo establos, los cuales estaban en mejores condiciones que la casa, pensó con amargura el pelirosa. Porque a Ralph Talbot siempre le había interesado más los caballos que la gente.

Eiri aceptó con una sonrisa y al poco tiempo él y su padre desaparecieron a través de los ventanales franceses, Shuichi se puso de pie y huyó hacia su habitación.
Una vez se encontró a salvo en su escondite y sentado frente al tocador, se quitó la odiosa peluca y permitió que su cabello rosa le cayese en una larga y brillante cascada sobre los hombros.

Media hora después su mente aun trataba de asimilar la magnitud del error de su padre. En sus esfuerzos por tratar de que un miembro de la familia Talbot, siguiese viviendo en Bellmont Hall, no solamente era quizás culpable de fraude, sino que al mismo tiempo había agarrado al tigre por la cola y tal vez recibiría una gran mordida, y aunque se sintió mal por un momento deseo que así ocurriera.

 

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Después de divagar un largo rato, decidió tomar un baño que le hiciera descansar un poco, pero cuando se despojó de la ropa y se miró en el espejo se le ocurrió un aspecto terrible de este asunto.
Shuichi no tenía idea acerca de la clase de "relaciones" existentes entre su hermana y su prometido.
Según las malas lenguas los italianos son de sangre caliente, ¿No es cierto? Y siendo Claire tan bonita y vivaz...pues...no sería nada raro que ellos ya fueran amantes.

Se ruborizó violentamente al introducirse a la tina de baño. Él no tenía ningún tipo de experiencia en ese " campo", ¿Qué pasaría si a Eiri se le ocurriera algún tipo de "acercamiento" durante la cena?...o ¿Si lo besaba? o si...Shuichi sacudió su cabeza rápidamente...no quería ni imaginárselo, esos pensamientos no hacían más que ponerlo aún más nervioso de lo que se encontraba, estaba seguro de que si ese rubio intentaba hacerle "algo" terminaría por descubrirlo cuando recibiera un golpe de su adorable "prometida”.


Con esa idea en mente, comenzó a secarse mientras volvía al dormitorio, entonces dirigió una mirada nerviosa al vestido que su madre le había hecho comprar. Se sonrojó al recordar el momento en que fueron a comprarlo.

La gerente había observado a Shuichi de manera extraña durante toda su estancia en esa tienda y como si fuera poco todas las miradas en el lugar se habían posado en el pelirosa, éste, sonrojado por toda la atención, había observado exasperado como su madre recorría todo el almacén dando la tonta excusa que había inventado. –Es para mi hija.- había indicado la señora Talbot a las dependientas. –Es una fortuna que mi hijo tenga su mismo talle-. Había finalizado con una sonrisa.  -“Muy creíble, madre”-.Pensó con ironía Shuichi, Para irritación del pelirosa, las miradas y murmullos solo se incrementaron ante la justificación poco creíble de la señora Talbot, y observó con horror como muchas de las clientes ofrecieron su ayuda en la elección del perfecto vestido para la “hija”; un muy avergonzado y enojado pelirosa no pudo negarse a las “buenas intenciones” de todas las señoras del almacén…está de más decir que se juró jamás pisar nuevamente ese lugar.


Con un suspiro alejó esos pensamientos y se dirigió hacia el vestido, al ponerse el vestido de seda azul y mirarse al espejo se sorprendió ante la imagen de sí mismo…El vestido ajustaba perfectamente a su cuerpo formando una esbelta figura, el color del vestido realzaba el tono suave de su piel al acariciarle los hombros. Y el talle del vestido llamaba la atención hacia su estrecha cintura; si Shuichi no estuviera seguro de que se estaba mirando en un espejo habría jurado que había una hermosa chica frente a él, un escalofrió le recorrió el cuerpo. Ahora entendía la "emoción " de aquellas señoras mientras se lo probaba...no sabía por qué pero se sintió como una nueva "cenicienta".

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Acababa de meter su largo cabello dentro de la peluca, cuando escuchó un discreto llamado a la puerta y su madre se introdujo en la habitación.


-Date prisa, cariño. Los invitados ya han empezado a llegar-.


-¡Como odio esta peluca!-.Gruñó Shuichi.- ¿Quieres revisar si no tengo algún cabello salido por la parte de atrás?-. Su madre se acercó, e hizo un pequeño ajuste.


-Ahora está mejor-. Dijo y dio un paso atrás para observar mejor a su hijo.- Es increíble la forma en que te pareces a Claire, y debo decirte de nuevo lo contenta que me siento porque las cosas resultaron muy bien a la hora del té-.


-Sí, pero casi sufrí un ataque cardiaco cuando surgió lo del anillo. Es muy pesado y ostentoso...no me gusta usarlo. Además es de Claire, no mío-.


-No debes preocuparte más, cariño-. Le pasó un brazo por los hombros.- Pon buena cara y bajemos. Con tantos invitados a quienes atender, con toda seguridad no tendrás muchas oportunidades de estar junto a Eiri-.


"Eso espero", pensó Shuichi.- Espera, tan solo me falta ponerme los lentes de contacto, ya sabes que sin ellos soy más ciego que un topo, aunque prefiero los lentes convencionales -. Se quitó sus propias gafas y extendió el brazo para buscar el pequeño estuche y, como no veía bien, lo tiro y los lentes cayeron al suelo.

 

-¡Maldición!, ¡es lo único que me faltaba!-. Dijo mientras se agachaba.


-Espera, cariño, yo lo hago-. La señora se agachó para ayudar y Shuichi se puso de pie, haciéndose a un lado para que su madre pudiera buscar en el piso. Entonces aprovechó el tiempo para hablar.

-Ya sé que no tenemos mucho tiempo para hablar de esto, pero...debes advertirle a papá que tenga cuidado con Eiri. Él es...muy peligroso y yo tengo miedo de que...-. De pronto, al moverse, sintió un crujido. -¡No puede ser, los lentes!, ¿¡Ahora que voy a hacer!?-. Dijo alterado.

-mmm...en fin, lo hecho, hecho esta, bajemos-. Dijo tranquila y sonriendo.


-¡¡Mamá!!...sin los lentes no distingo a más de medio metro de distancia de mi nariz. No podré ver por donde camino.-dijo nervioso, los ojos se le llenaron de lágrimas.- No podré evitar un encuentro con Eiri...¡¡¡NO QUIERO VOLVER A ENCONTRARME CON ESE HOMBRE!!!!-.

 

 

 

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Traductor:

 

* Buona sera, Claire: Buenas tardes, Claire

*-¡Che carina...angelo mio!: -¡Qué bonita… mi angel!-

* cara: querida

* d'accordo, signora: de acuerdo, señora.

 

 

 

Notas finales:

Dudas, comentarios, críticas y/o tomatazos, déjame tu review o escríbeme a: Leviq4@hotmail.com

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