Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The colors of the soul por Girlyfairly

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 


Antes que nada, no me odien por comenzar una nueva historia cuando aún tengo otra. No sé, después de estos años sigo estando firme respecto a "no dejaré ninguna historia inconclusa", pero creo que No Te Enamores es demasiado denso, no solo por el drama, sino también porque trata temas o lleva una trama que yo me lo tomo con más seriedad y no puedo escribir solo por escribir, pero a veces necesito un respiro. Así que vengo con una historia corta en donde Elle Lawliet ni siquiera aparece pero luego de él, yo adoro emparejar a Mikami con Light, y es uno de mis deberes a cumplir, no puedo dejar el fandom sin darles un fic de ellos <3 


Ahora, la idea no es solo mía, la creamos @Darkmoonuniverse (Wattpad) y yo, nuestra idea era publicarla algún día pero pues ella ya no visita esta página. Aún seguimos en contacto y le pedí permiso para publicar nuestra historia y ella accedió, pero será escrita solo por mí, y revisada por mi beta para que no sea tan kk <3 


 

 

Teru: 

—¿Tú también nos acompañas, Teru?

Despego la vista del ordenador y veo por sobre mis anteojos a dos de mis compañeros, uno rubio de cabello rizado y el otro pelinegro con pecas por todo el rostro, éste último me acompaña en todos los almuerzos pero aún no memorizo su nombre; es más, llevo casi un año trabajando aquí y siempre me cuesta recordar el nombre de todos, salvo el de los jefes, por supuesto.

—No, gracias. Ya tengo planes—. Y con esa respuesta vuelvo a mi trabajo, aún tengo informes que revisar como para distraerme con tontas pláticas de oficina.

—Ni siquiera hemos dicho a dónde iremos— insiste el rubio, apoyando ambas manos sobre mi escritorio como para ejercer más presión.

—Igual tengo planes—. Me acomodo los lentes y continúo. No me interesa salir con ellos, a pesar de que apenas tengo veintisiete años y que hay personas con muchos más años que yo en esta oficina, me siento como un viejo al lado de mis compañeros. Nunca me caractericé por ser alguien jovial ni mucho menos sociable, pero eso está bien, me siento más cómodo así.

—Anda, Mika. ¡Es viernes!— Esta vez es el pecoso que siempre intenta ser amable conmigo. No sé cuántas veces debo decirle que odio ese sobrenombre, mis padres me pusieron Teru Mikami, no Mika.

—Ya les dije que...

Antes de que pueda terminar, el barrigón de mi jefe interrumpe la conversación.

—¿Están armando planes para hoy en la noche? ¿Y no piensan invitar a este viejo?— Las facciones de mis compañeros cambian, se les ve entre sorprendidos e incómodos, seguramente sus planes eran ir por mujeres y alcohol, ¿pero qué imagen le dejarían al señor Ferreira si lo hacen? —. Solo bromeo, muchachos— suelta una de esas carcajadas que le hacen temblar la barriga y los largos bigotes blancos, yo debo morderme los labios para no reírme con él, o más bien de él —. Ustedes disfruten su noche, yo tengo a mi reina y a mi princesa esperándome en casa.

Mi jefe alza una mano y mis compañeros se ven confundidos entre sí, soy el único que se pone de pie y choca su mano para no romper las ilusiones del viejo, quien sigue creyendo que darse los cinco es un saludo que está de moda.

Nos da unas cuantas indicaciones más como lo haría cualquier padre: «no beban mucho», «si beben no conduzcan», «mantengan sus cosas personales siempre consigo». Yo solamente asiento ante cada recomendación, no pienso decirle que mi plan de una noche perfecta es llegar temprano a casa para ver La Ley y El Orden, eso solo los haría quedarse más tiempo insistiendo y yo solo quiero terminar mi trabajo.

El señor Ferreira se despide y yo no podría estar más feliz, pero justo cuando pienso que al fin me dejarán solo, el rubio ese se lo impide.

—Jefe, usted que todo lo puede, ¿por qué no nos ayuda a convencer a Teru para que salga con nosotros?

—¿Cómo que no quieres ir?— Cruza los brazos sobre su gran barriga y se sitúa de nuevo frente a mi escritorio.

—Es el único que nunca se une a la salida de los viernes— continúa el rubio, como si fuese un niño poniendo queja a su padre —. Nosotros lo invitamos porque nos cae bien a pesar de que sea tan serio.

—Hazle caso a Alex, muchacho. ¡Sal y diviértete!

Así que se llama Alex...

—Lo haría, pero les estaba diciendo que hoy estoy muy cansado y prefiero regresar temprano a casa.

—¡Ya descansarás cuando te mueras!— Prorrumpe alzando las manos, haciendo que casi salte fuera de mi escritorio —. Tú ve con ellos y no vuelvas hasta que no recuerdes tu nombre.

—Yo no bebo, señor. Es por eso que...

—¡Pero te dijimos que solo iríamos por un café!— Esta vez quien se pone en mi contra es el pecoso amable. Averiguaré su nombre y lo anotare en mi lista de personas a las que no invitaré a mi cumpleaños número veintiocho, no es como que piense celebrarlo pero si lo hago, mi madre sigue siendo la única invitada.

—Yo...— ya no sé ni qué excusa inventar, menos cuando sé la respuesta que todos esperan si quiero que me dejen en paz —. Está bien, iré—. Suelto un suspiro mientras los otros chocan las manos en señal de victoria.

Intento no darle vueltas al asunto, de todas formas no pienso ir, relacionarme con las personas no es mi actividad favorita. No es que me lleve mal con mis compañeros, pero mi vida se rige por una rutina y estoy cómodo con ella.

oOo

No puedo creer que me hayan convencido de venir, o mejor dicho, no puedo creer que me hayan obligado a venir. Por lo menos mantuvieron su palabra de sólo ir por un café pero no esperaba que quedara tan lejos. Debo admitir que al menos la vista es hermosa, es una cafetería ubicada en las zonas montañosas que rodean la ciudad, desde esta altura los edificios y autos solo son luces de colores que adornan el panorama; la brisa es muy fría para mi gusto, motivo por el cual no me he quitado el saco ni aflojado la corbata pese a que mis compañeros me lo han pedido, de haber sabido hubiese traído un suéter, soy demasiado friolento, pero eso no significa que no esté disfrutando de la sensación del aire puro y helado bajando por mi tráquea.

—Aquí está su orden. Dos americanos, un capuchino y tres sándwiches de jamón, queso y tocino.

El mismo mesero que nos tomó la orden hace unos minutos deja los platos sobre la mesa y nos pregunta si necesitamos algo más, aunque su rostro no luce muy amigable que se diga.

—¿Viste que no te ibas a arrepentir?— Me dice el que ya está vetado de todos mis cumpleaños.

En el camino escuché que Alex lo llamó Chris.

Yo me encojo de hombros mientras tomo la taza con ambas manos, en parte porque necesito un poco de ese humeante calor y también porque quiero saber si el café de esa cafetería es tan bueno como éstos dijeron.

—¿Y bien?— Pregunta Chris con una sonrisa y Alex también me mira.

—Está rico...— admito en voz baja.

Los dos sueltan un suspiro aliviado, como si realmente hubiesen temido que mi respuesta fuese negativa.

Por un momento me dejo llevar, mi café americano está delicioso, la vista es preciosa y la compañía no es tan mala. Pero me arruinan la velada cuando de repente comienzan a hablar de mi tema menos favorito: mujeres. Mi orientación sexual no tiene nada que ver con mi renuencia a este tema, podría pasarme la tarde hablando de Marie Curie aunque mi conocimiento en Química sea casi nulo, pero sé que ninguno de ellos tiene interés en hablar sobre la admirable trayectoria profesional que tienen alguna de nuestras compañeras; a ellos solo les importa que la de Recursos Humanos está cada día más buena y que Lolita, la secretaria del jefe, acaba de divorciarse y que, según ellos, debe necesitar consuelo.

—Si quieres hablamos de hombres— me dice Chris al notar mi incomodidad —. ¿Ya viste el culo que se carga el vigilante?— Los dos ríen y yo también intento hacerlo aunque no sé si se burlan de mí o solo quieren hacerme ameno el momento.

—¿Por qué siempre eres tan serio?— Esta vez es Alex quien se dirige a mí luego de que yo no dijera nada —¿Estás aburrido del trabajo? Puedes decirnos con confianza, ninguno sé lo dirá al jefe.

Meneo la cabeza de lado a lado y bebo un poco más de café. Quizá no es la prestigiosa firma de abogados para la que todo licenciado en ciencias jurídicas quisiera trabajar, pero me da de comer.

—Es normal querer ir a casa y dormir luego de una extenuante semana laboral.

—Hablas como si fueras un viejo— me dice Chris sin esa sonrisa habitual antes de dar un enorme mordisco a su sándwich —. Ni el jefe pasa tan cansado y tiene sesenta años— apenas y le entiendo con la boca llena, pero lo verdaderamente difícil fue no hacer cara de asco al verle toda la comida masticada entre los dientes.

—Les dije que no quería venir— me empujo sobre la silla pero solo me pongo de pie al asegurarme de que ellos no harán nada por detenerme —. De todos modos, gracias por la invitación.

Tomo el plato con mi sándwich intacto y les digo que yo me haré cargo de la cuenta. Me dicen que no es necesario, pero los convenzo al decirles que solo así podré sentirme mejor conmigo mismo, aunque la verdad es que solo quiero irme de ahí, llegar a casa, ponerme mi pijama y ver how to get away with murder, sobre todo las escenas en las que Jack Falahee sale sin camisa.

Me dirijo a la caja con el plato en una mano y la billetera en la otra. El lugar parece tener muy poco personal para la cantidad de gente que lo visita, tampoco es que me moleste, de haber esperado a que alguien llevara la cuenta hasta la mesa, hubiese tenido que pasar más tiempo con mis compañeros. Pero justo cuando estoy tan cerca del mostrador de madera y granito, alguien choca contra mí, haciendo que el sándwich se estrelle contra mi pecho y el plato se fragmente en el suelo, provocando que algunos comensales murmuren desde sus mesas.

—¿¡Qué no te fijas por dónde vas!?— Alce la voz un poco más de lo que me gustaría, no soy alguien que se altera con facilidad, ¡pero este es mi saco nuevo!

—¡Oye tú, estúpido cuatro ojos! ¿A quién crees que le hablas así?

El mismo mesero malhumorado de hace unos momentos se interpone entre el muchacho que acaba de golpearme y yo. Frunzo el ceño, aún sigo molesto por el desastre y ahora también por el sobrenombre que por tantos años escuché en mi niñez y adolescencia.

—Mello, fue mi culpa...— murmuró cabizbajo el muchacho detrás del rubio. Por la notable diferencia de estatura no entiendo como el enano con corte de Madonna puede tener más agallas que el otro —. Disculpe señor, no fue mi intención...— continúa el chico de cabello castaño mientras me pasa un par de servilletas por sobre el hombro del mesero.

Quizá en otro momento hubiese seguido alguno de los consejos que le doy a mis clientes sobre mantener la calma y pensar con la cabeza fría, pero realmente estoy molesto, mi sueldo no es la gran cosa y ahorré mucho para comprar este traje.

—¿Acaso eres ciego?— Digo arrebatándole las servilletas para limpiarme. Modulé la voz porque no quiero seguir siendo el centro de atención, pero la saña iba impregnada en cada letra —¿Acaso no ves por dónde vas?

—¿¡Qué no escuchaste que te pidió disculpas, viejo!?— me tambaleo un poco luego de que la reacción a mis palabras fuera un empujón por parte del rubio, y si no es porque el otro lo abraza desde atrás, éste se hubiese lanzado de lleno contra mí.

—Lo siento... de verdad— repite, pero esta vez alzando la cabeza, dejándome ver su sonrisa... y sus ojos —. No debe preocuparse por la cuenta y si... arruine su ropa, yo asumiré los gastos— luce tan tímido al decirme lo último que no puedo evitar sentirme peor que antes.

El mesero es el primero en objetar, dice que no está de acuerdo en que le paguen la ropa a un cuatro ojos estúpido como yo y que se nota que la compré en los usados. Quizá si no estuviese tan lleno de culpa, podría saltar a defender mi honor, pero en cambio solo me quedo ahí, viendo cada uno de los movimientos y facciones del chico con cabello castaño, lo veo sonreír mientras intenta calmar a la fiera de baja estatura, pero más específicamente me fijo en sus ojos, en su mirada bonita pero perdida... ¿acaso acabo de decirle a un ciego que vea por dónde va?

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer. Los capítulos serán cortos, la historia también lo será... esperemos <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).