Pasaron dos semanas y habían llegado las vacaciones, y Alan seguía sin sentirse cómodo al estar junto a Carvel. Evitaba quedarse solo con ella, no la miraba a los ojos y evitaba cualquier contacto físico con ella, y por lo mismo ya no habían besos entre los dos. Carvel molesta con la situación aprovecho el día en que Elián fue a ver a su hermano para hablar con Alan a solas.
-Si estas sola en casa prefiero irme.
-No te voy a dejar hacerlo. Necesitamos hablar- lo toma del brazo y lo guía hasta su cuarto.
-Carvelita, no-
-Tenía dos semanas que no me decías Carvelita- sonríe casi a punto de llorar de la emoción.
-Perdón.
-No, por favor no me digas eso. Siéntate.
Ambos tomaron asiento a la orilla de la cama, se quedaron en silencio un par de minutos y Carvel empezó a hablar.
-Alan. Si quieres romper conmigo esta bien. No me voy a enojar y tampoco me voy a soltar a llorar. Elián y tú se aman y ambos son muy queridos para mi, así que no te preocupes.
-¿Eso piensas? Bien, entonces ahora que estamos siendo sinceros entre nosotros, yo- miro de una lado a otro, movía su pierna sin cesar y aún no se atrevía a mirarla a los ojos- Carvelita te amo, de eso no hay duda.
-Pero...
-Pero, esto es más difícil de decir de lo que pensé.
-Somos novios, ¿no? -lo toma de las manos y le dedica una de esas hermosas sonrisas tan apacibles que la caracterizan.
-Tengo tantas ganas de hacerte el amor. Carvel sé que eso es algo natural en las parejas, pero yo quiero esperar, quiero que sea un buen momento para ambos, deseo que no sea por un arranque. Te amo y deseo cuidarte, pero al mismo tiempo deseo tomarte y eso es lo que quiero reprimir. Me ha agobiado todo este tiempo y no supe como hablar contigo a partir de que me di cuenta de esto. Así que solo te evité, perdón.
-Gracias por ser sincero conmigo. Y no tienes que pedir perdón. Yo también te amo, y te agradezco que seas tan considerado. Alan yo, jamás he hecho el amor con un chico, pero me gustaría que tú fueras el primero y el único.
-Carvelita -la abraza y se dejan caer en la cama- Parecerá tonto, pero creo que con solo hablarlo me ha quitado un gran peso de encima. Me siento más tranquilo incluso con eso.
-Me da gusto. Alan te amo.
-Yo también te amo Carvelita.
Después de dos largas semanas finalmente volvieron a besarse. Se sentían felices y en paz, tanto así que luego de ese tierno y casto beso se quedaron profundamente dormidos.
Al llegar a casa Elián se dirigió directamente a la habitación y al verlos dormidos pensó en lo aburridos que eran, pero lo que sintió de corazón fue una gran alegría de verlos por fin bien.
-¿Elián?
-Hola Alan. No te preocupes ya me voy.
-No, no. Esta bien. Ven, vamos a abrazar a Carvel.
-Bien, si tanto insistes allá voy.
Alan y Elián abrazaron a Carvel quien parecía no iba a despertar hasta después de un largo tiempo. Se sentía tan feliz y cómoda de estar en los brazos de las dos personas que ama. Y lo mejor de todo es que apenas era el primer día de sus vacaciones.
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