Alan tenía un leve dolor. Nunca habían logrado golpearlo ya que siempre se entrenó para que no llegaran a dañar su físico. Y es que para muchas era el chico perfecto. Alto, de piel clara, cabello azabache y ojos color miel, con rasgos finos pero varoniles. Y todo eso lo había estropeado un muchacho estúpido. Lo peor es que por andar según que de peleonero lo citaron en la mañana en la dirección para darle un castigo.
-Disculpen, ¿dónde pongo los trabajos restantes?- entra Elián con el material en mano.
-Es por aquí- le dice la misma profesora que ayer reprendió a Alan.
-Y más te vale no andar peleando con otro chico. Además ni siquiera era de aquí. ¿No es así profesora?
-Así es, le dije lo mismo. El chico de ayer no sé de dónde era. Solo vi que vestía un pantalón de mezclilla azul y una camisa roja.
-¿Eh?- Elián volteó hacia el chico.
-Esta bien- quizo dar por terminado el tema para que no escuchara su compañera- no lo volveré a hacer.
-Bien, ya puede marcharse entonces.
-Gracias.
Alan salió tan rápido como pudo de ahí para evitar las preguntas de Elián, sin embargo ella logró alcanzarlo.
-¡Alan!- lo toma delicadamente de la camisa.
-¿Qué pasó?- se da la vuelta para quedar de frente a ella.
-Tú... ¿nos viste ayer?
-Claro, te vi en clases. ¿Tan fácil soy de olvidar?- sonríe- vaya, sé que te soy indiferente, pero no creí que tanto.
-Por favor no juegues conmigo. No quiero que nadie sepa de eso. Seria muy incómodo para...- observa el piso sin saber como terminar.
-Yo no vi nada- apoya su mano en el hombro de la chica en clara muestra de apoyo. Elián lo mira fijamente a los ojos y camina hacia la dirección seguida por él.
-¡Ese chico era mi novio!- confesó gritando en la dirección- Alan me ayudó porque él me acosaba. ¡Por favor no lo castiguen! Además lo deje a su suerte.
-¡No! Yo me metí porque quise- comenta el chico.
-¿Entonces era tu novio?- pregunta la profesora.
-Si, pero ya había dado por terminado eso. Solo que él no entendió y vino a molestarme.
-Debiste hablar con alguien.
-Si, lo siento mucho.
-Bien, entonces ya que ambos dicen ser culpables. Ayudarán después de clases.
-Si- responden los dos.
-Ahora vayan a clase.
Ambos salen del lugar.
-¿Por qué dijiste eso? Ni siquiera era tu novio.
-¿Quién dice? Se supone que no hubo testigos, ¿no?
-Chica loca- sonríe mientras desliza su mano por el cabello de Elián.
-No hagas eso.
-¿Qué, esto?- repite la acción.
-Oye, ¿el chico de ayer era tu novio?- escuchan los dos al entrar al aula. Ya las chicas empezaban a molestar a Carvel.
-¿Eso que importa?- se acercan las amigas de Elián a defenderla- ¿O son de las que se meten con los novios de otras?
-Claro que no- responde- además ¿tú que te metes? Le pregunté a Carvel, no a ti.
-¿Y eso me importa? Ya, lárgate.
-Púdrete maldita lesbiana.
-Lo que te molesta es que no es contigo- sonríe mientras le manda un beso.
-Tus amigas son bravas- comenta Alan divertido- esta bien eso.
-Si, por eso las quiero tanto.
-Anda, ve con ellas- le suelta una nalgada en modo amistoso.
-¡Ay!- da un brinco y le mira con ojos de muerete- me la debes.
-Si, si. Anda ve.
Elián dejó atrás a Alan quien no paraba de reírse, pero prefirió ignorarlo e ir directamente hacia sus amigas.
-Hola chicas.
-Hola- responden todas.
-Oye, ¿por qué hasta ahorita?- pregunta una de ellas- ¿te hicieron pelotas con los trabajos?- bromea.
-Sí, algo así- sonríe avergonzada mientras rasca su cabeza- ahí viene el profesor.
Todos toman asiento y empiezan las clases. Por ratos Elián le explicó a Carvel que no podía regresar con ella a casa. Y entre preguntas su amiga se ofreció a quedarse con ella para ayudar con el castigo. Y aunque Elián se negaba por miedo a que llegara a enterarse del porqué de su castigo, Carvel fue más terca y así ni como negarse.
Al finalizar las clases una de las profesoras fue a avisarles a los dos chicos lo que tenían que hacer.
-¿Tu también estás castigado?- pregunta Carvel a su compañero. Elián pensó que era algo injusto que no supiera lo que Alan había hecho por ella. Así que se decidió a hablar.
-Si, él...- pero no terminó lo que iba a decir porque fue interrumpida por el chico.
-Si, le falté el respeto a un profesor y ¡aquí estoy!
-Vaya, que mal.
-Si- sonríe.
-¡No es cierto! El me ayudó cuando yo le hice la grosería al profesor.
-Que no niña, yo lo hice solo.
-¡Que no! Yo te metí en problemas.
Carvel sonríe mientras los observa pelear.
-Se llevan muy bien- sonríe pícara.
-¡Claro que no!- debate su amiga.
-Esta bien, esta bien- sigue sonriendo- Quien sabe, igual y después nace el amor- se adelanta al salón dónde les dejaron el trabajo.
-¿Ya ves? Deja de coquetearme niña.
-¡¿Cuándo lo hice?! Rayos, ahora piensa que quiero contigo. Que horror.
-Vaya, si te molesta que piense eso y no lo que yo pueda pensar de ti, entonces... ¿te gusta Carvel?
Elián sintió un frío recorrer todo su cuerpo. Descuidadamente había sido más que obvia respecto a sus sentimientos por su amiga y la verdad es que jamás le había dicho a nadie sobre que le gustan las mujeres y él la había dejado vulnerable, tanto que no supo que responder.
-Bien, eso a mí no me tiene que importar- suelta Alan- Pero si es el caso- sonríe- jugaré limpio. Me tiene que querer por lo que soy y no por la ventaja que pueda sacar al saber lo que quiera que sea.
-¿Eh?- ella lo miró sorprendida y es que no esperaba que la primera persona que se enterara de su secreto fuera tan despreocupado y amable.
-No te me quedes viendo así- le suelta otra nalgada- ya vámonos o pensará que si andamos de romance.
-Si...- seguía tan impresionada que no reaccionó tan rápido como la vez pasada que lo hizo- ¡Oye! No lo hagas.
-Ya niña, deja de quejarte- sonríe y saca prácticamente a rastras a su compañera.
Elián nunca creyó que Alan fuera tan buen chico, pero en tan solo dos días le había enseñado el maravilloso ser que es. Y si Carvel llegaba a amarlo a él estaría tranquila de saber que esta vez si estaría con un buen hombre.
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