Habían pasado ya las tres semanas de castigo. Y en ese tiempo Carvel, Elián y Alan lograron entablar una sólida amistad. Incluso ya convivía con las otras amigas, quienes al principio pensaban que era un guapo arrogante, pero con su agradable personalidad, terminó ganándoselas también. Llegando incluso a trabajar en equipo con él, ya hasta habían ido a su casa y él a las de ellas, aunque eso más bien por convivir. Y hoy era uno de esos días, en el cuál aprovechando que era viernes, fueron a la casa de Alan.
-Ya me tengo que ir- dice una de las chicas levantándose de su asiento- gracias por todo.
-Ya sabes, cuando quieras.
-Eres a todo dar- se despide con un movimiento de manos de él como ya lo habían acostumbrado y después de las demás.
-Yo también me tengo que ir- dice otra.
-¡Entonces yo también!- se levanta la tercer chica- no quiero regresar sola a casa.
-Vayan con cuidado hermanitas- sonríe Alan quien las acompaña hasta la puerta.
Y así quedaron como ya es costumbre Elián, Carvel y Alan.
-Oye, ¿que en tu casa no te quieren?- bromea el chico con Elián al regresar a la sala.
-No, así que te aguantas.
-Carvel- se acerca Alan a su amiga- ansío el momento en que pueda atreverme a cortejarla como es debido. Su belleza y hermoso actuar merecen ser dignos de elogio- toma su mano delicadamente mientras voltea a ver a Elián- ¡pero tú estorbas niña!- le enseña la lengua.
-¡Pues ya córreme!- le sigue el juego.
-No soy tan patán- se levanta y se acerca a su compañera para acariciar su cabello- solo no te enamores de mí. Que mi corazón ya es de Carvel.
-Anden chicos, que si les estorbo mejor me voy- sonríe Carvel- esta más que clara su muestra de amor- toma sus cosas para continuar con el juego.
-¡No me dejes con este chico amiga!
-Ay si tú, no te vaya a hacer cosas raras- sonríe mientras se acerca a soplar en el cuello de Elián.
-¡¿Y no?!- suelta un golpe al aire. Él ya se había hecho un experto en esquivar sus agresiones.
-Bien, yo me voy- finge caminar en cámara lenta, hasta que estornuda y por accidente tira sus cosas y quedan desparramadas por el piso- ops.
-Yo te ayudo pequeña Carvel. Tú no toques nada niña, eres nociva.
-¡Ay, cállate!
Los tres se hincan para recoger las cosas y entre ellas sale por accidente una foto de su ex novio. Carvel la miró con nostalgia y Elián sintió un pinchazo en su corazón. Y claro, para Alan no había pasado desapercibida esa escena aunque fingiera que si. Y no sabía por quién sentirse peor, si por Carvel al ser una de sus mejores amigas o por Elián quien estaba perdidamente enamorada de esa chica y sufría por verla mal, o quizá por él, quien en estas semanas se dio cuenta de que la chica que realmente le gusta es aquella que no le puede corresponder. Todo era tan complicado, solo deseaba que ellas fueran felices.
-Y esta pluma es lo último- habló Alan para romper el silencio.
-Ah, gracias.
-Todo un placer- le sonríe a Carvel y le da un empujón a Elián para que pierda el equilibrio causando que se cayera.
-¡Pinche Alan!
-Ay, perdón- le da la mano y la ayuda a levantarse. Ya de pie le susurra al oído- te ves más linda cuando estas relajada.
-¿Eh?
-Sonríe más seguido- por primera vez le muestra un gesto lleno de dulzura- es que así te ves un poquito, pero muy poquito casi nada menos fea.
-Me gusta estar fea- le hace una mueca rara que hace reír a los otros dos.
-Gracias chicos- Carvel se acerca a abrazarlos. Tanto Alan como Elián sintieron su corazón latir rápidamente. Para fortuna de ambos, el abrazo no duró mucho y Carvel se separo con la foto en la mano y la empezó a romper.
-¡¿Estás segura?!- pregunta escandalizada su amiga.
-Si, él ya no me importa. Es solo que esta foto me recordaba momentos agradables. Verán, yo... vamos a sentarnos ¿si?
Después de que todos tomaran asiento, ambos se quedaron expectantes a Carvel, quien empezó a hablar.
-Yo tenía dos grandes amigos, justo como ahora- sonríe y le responden el gesto- uno era mi novio y otro era Fabian. Los tres hacíamos todo juntos, íbamos de un lado a otro y siempre me divertía con ellos. La gente decía que parecíamos muéganos porque siempre estábamos pegados. Pero aún con eso, hubo un secreto que Fabian no pudo confesarnos- suelta en llanto y los dos se acercaron a consolarla- nos enteramos hasta que sus padres lo descubrieron y lo corrieron de casa. Él... a él... lo mató en la calle un grupo homofóbico. Y nosotros no pudimos hacer nada por él. Desde ese momento mi novio y yo nos deprimimos tanto que... yo incluso tuve que cambiar de casa y escuela. Mis padres fueron muy comprensivos al respecto. Y... y de no ser por ustedes, creo que seguiría en depresión. Por eso...- los toma de las manos a los dos- si algo les sucede, cualquier cosa, por favor tengan la confianza de hablar conmigo ¿si? Les juro que nunca voy a juzgarlos e intentaré apoyar con todo lo que se pueda, ¿sí? Fabian... él amaba a mi novio y no se que habrá pensado él, pero a mí no me habría importado que estuviéramos en un trío amoroso, porque para mí ambos eran muy importantes.
Después de ese discurso ambos se habían tensado. No sabían si sospechaba algo o en realidad era una escalofriante coincidencia. Pero fuera cual fuera el caso, ninguno se atrevió a hablar y por supuesto tampoco se iban a delatar.
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