No me acuerdo
Con toda la cerveza que bebió la noche anterior era lógico tener algo de resaca, Thor se lamentó nada más abrir los ojos. Llevándose las manos a la cabeza soltó un suave gruñido, Peter aún dormía y no quiso despertarlo. Sí, había vuelto a hacerlo. Se había colado otra vez en el camarote del capitán para descansar a su lado pero... ¿por qué estaban los dos en calzoncillos? Eso era nuevo, nunca había pasado antes. Intentó hacer memoria pero lo último que recordaba era a Rocket subido a la espalda de Drax, golpeándolo por haberse comido todas las patatas fritas.
Miró a su izquierda, en el suelo estaba su ropa revuelta con la de Peter. ¿Cómo había llegado hasta allí?
- Quill... - Le llamó sacudiéndole un hombro. - Quill, despierta...
- ¿Otra cerveza, cosita? - Murmuró volviendo del mundo de los sueños. - ¿No has bebido ya bastantes?
- Peter, estamos en ropa interior. - Susurró con cara de preocupación.
- ¡Ah, no! - Negó él cubriéndose con las sábanas. - ¡No, no y no! Esto no ha pasado...
- ¿El qué no ha pasado? - Thor se levantó y empezó a vestirse sacudiendo sus pantalones. - No recuerdo nada de...
- ¡Exacto! - Exclamó Peter poniéndose colorado, no podía apartar la vista del cuerpazo medio desnudo que tenía delante. - Yo tampoco me acuerdo y si no me acuerdo es que no pasó. ¿Entendido?
- No lo tengo muy claro pero... - Thor se embutía las botas dándole la espalda a su amigo. - Lo que tú digas.
Los ojos se le habían quedado pegados a aquellas nalgas de acero, Peter se estrujaba la mente exprimiendo cada neurona en su cerebro, intentando recordar, pero todas estaban empapadas en cerveza. No había nada allí salvo una incipiente resaca que estalló de golpe y sin piedad.
- Ah, necesito una aspirina... - Se quejó lastimero.
- Te la traigo. - Se ofreció el dios, él ya estaba vestido.
- No, ya voy yo. - Dijo Peter saltando de la cama.
En la cabeza de Thor las cosas no iban mucho mejor. Retorcer y estrujar las ideas en busca de algún recuerdo de la noche anterior, le estaba resultando un esfuerzo vano y doloroso. Él también sintió que su vista se había quedado pegada al fornido cuerpo de Star Lord, a sus fuertes músculos y a la rosquita de su abdomen que, aún así, marcaba una uve terriblemente sexy por encima del calzoncillo...
- ¿Qué estás mirando? - Le sorprendió Peter en plena faena. - Ya sé que he cogido algo de peso, es sólo un kilito de más. - Añadió metiendo tripa para abrocharse el pantalón.
En la sala de reuniones de la Milano, Rocket le daba vueltas a un asunto más importante que las lagunas etílicas de los dos rubios. El tema eran los Arashi, ¿quién les había contratado para sembrar el caos en Toshokan y con qué intención? No podían saberlo por ellos, los cinco huyeron en su maltrecha nave con el rabo entre las piernas tras perder en el enfrentamiento. Los Guardianes no iban a dejar correr el asunto, debía haber una razón y tenían que averiguar cuál era.