Una luz creadora
Thor le tenía atrapado bajo su cuerpo, presentando poca resistencia ante su intento por desnudarle. De algún modo le arrancó la camiseta. Cuando Peter al fin pudo acariciar la piel de aquel vigoroso tórax sintió el alivio de haber alcanzado su meta, la gloria de haber vencido en una batalla incruenta.
Con los pantalones surgieron un par de problemas, cremalleras atascadas y demasiada impaciencia, mala mezcla. Revolvieron la cama revolcándose de un extremo a otro mientras se desnudaban, la ropa les estorbaba, la que más la interior. Hubo risas, gritos y algún que otro vello púbico arrancado, pocos daños que lamentar. Probaron la fuerza con la que podían manejarse el uno al otro, su resistencia, cómo de enérgicos debían ser los mordiscos, los arañazos, cómo de firmes los agarres, los tirones, cómo de profundos podían llegar a ser los besos...
Sí, es cierto que Thor iba a tomarlo, lo haría suyo esta vez... pero de alguna manera tenía que empezar su historia, ¿no? La historia de ambos, la de Thor Odinson y Peter Quill, y éste último tenía claro que no iba a ser como la breve historia que Thor tuvo con Stark. Él era mucho más que un humano envuelto en un traje de hierro, lo suyo con el dios del trueno sería más grande, más importante, más duradero. Su historia sería muy diferente.
Peter le dio una tregua a su ego y cedió ante el imparable empuje de Thor, deshaciéndose en gemidos durante el largo trayecto que condujo al dios a su interior. Disfrutó todo el camino con un orgasmo detrás de otro, localizados en lugares donde nunca antes había experimentado placer, donde desconocía que un hombre pudiera sentir algo semejante.
- ¡Ah... sí... mi cosita preciosa! - Jadeó envuelto en su más íntimo abrazo.
- Peter... - Murmuraba su nombre sin cesar, adentrándose más y más con un ritmo furioso y tenaz. - Peter... ¡Peter!
- No pares... - Gimió él.
De pronto sus ojos brillaron con un fulgor desconocido hasta entonces, no era como cuando estaba a punto de lanzar un rayo, aquello era otra cosa. Thor había sentido algo por dentro, como si Peter le hubiera alcanzado de lleno con su luz interior. Le miró y le vio brillar allí, debajo de él, con una luminosidad tan azul, tan intensa y tan pura como jamás le había visto antes.
- Oh, eres tan... - Murmuró deteniendo sus movimientos sin abandonar su interior, dejando correr su semilla que vertió como un río. - ¡Tan hermoso!
- Cosita... - Susurró él apretando las caderas del dios entre sus muslos, reteniéndolo dentro de sí, guardándoselo todo. - Mi cosita preciosa...
Peter se giró de medio lado cuando terminaron, Thor parecía no poder darle más de aquello que le había estado dando pero le envolvió con un cálido abrazo y sembró su cuello y su espalda de caricias y besos. Quill se sentía amado y protegido, confortado y muy a gusto allí, tanto que se durmió entre los brazos de Thor sin preocuparse por nada más que descansar. Ambos ignoraban lo que acababa de ocurrir. Quién hizo brillar a quién no tenía importancia, los dos lo habían hecho. Y de esa luz brillante, azulada y pura, nacería un milagro nueve meses más tarde. Su luz no sólo podía destruir, acabar con el enemigo, no. Su luz, la de ambos juntos, podía crear vida.