Comida reconfortante
No tenía ni idea de lo que iba a decirle al llegar a casa pero se olía una buena bronca, Peter estaría furioso por haber pasado la noche fuera sin decirle nada. Caminaba arrastrando los pies desde el puerto hasta la cabaña en la colina, con la mente enmarañada en tristes pensamientos, sin prestar atención a cómo sus vecinos se detenían en sus quehaceres a su paso para dedicarle una sonrisa.
- Hola, Thor. - Le saludó Oddmund el pescadero levantando la mano y agitando el arenque que sujetaba.
- Qué hay, Thor. - Le dijo Morten el frutero ofreciéndole una manzana. - ¿No tienes hambre?
El dios negó con la cabeza y siguió andando. Tanto escuchar su nombre y de repente cayó en la cuenta: era Thor, y no Majestad o Rey... ¿Qué estaba pasando allí? ¿Por qué de pronto todo el mundo era amable? Aksel y Njord se acercaban bajando la cuesta, se preparó para escuchar sus quejas pero...
- Peter te estaba buscando esta mañana, Thor. - Le dijo Aksel deteniéndose a su lado.
- Cuando le veas puedes decirle que la alcaldesa ya ha hecho su trabajo, nuestro problema está resuelto. - Comentó Njord con media sonrisa. - Al final éste tenía razón, las piedras del camino se han estado moviendo con el paso del ganado y me había metido en sus tierras sin querer.
- Esas cosas pasan, no es nada. - Dijo Aksel palmeando la espalda de su vecino. - Saluda a Star Lord de nuestra parte, Thor. Que tengas un buen día.
- Lo haré... gracias. - Respondió algo desconcertado.
Desde que había aterrizado en Nuevo Asgard con su fiel Stormbreaker, el tiempo había sufrido ligeras alteraciones. El sol se ocultó tras unas nubes que iban haciéndose más espesas y grises conforme Thor se acercaba a su casa pero, después de hablar con sus vecinos, de pronto el cielo empezaba a despejarse otra vez.
- Cosita mía... - Peter le esperaba en el dintel de la puerta, con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja. - ¿Tienes hambre? He preparado macarrones con queso, sé que te encantan.
- ¿Te ha llamado Banner? - Preguntó él con desconfianza.
- No. - Respondió Peter dándole un beso y un abrazo. - ¿Es allí donde has estado? ¿En Nueva York?
- Sí, yo... - Thor entró en casa, más que nada porque Peter le empujaba con suavidad para poder cerrar la puerta. - He ido a verle, siento no habértelo dicho.
- Vale, pero la próxima vez escribe una nota. - Dijo Peter ayudándolo a dejar a Stormbreaker en su lugar junto al perchero. - ¡Los macarrones! Siéntate a la mesa...
Se quitó las botas y se puso las zapatillas, Quill era bastante estricto en lo que atañe a la limpieza del hogar. Todo parecía en calma, no había gritos ni reprimendas, sólo un delicioso plato de pasta sobre el mantel.
- Comida reconfortante. - Dijo Peter de nuevo con una gran sonrisa. - Creo que es lo que necesitas.
- Mi amor... - Thor seguía perplejo con la situación. - ¿Seguro que no te ha llamado Banner?
- Que no, ya te he dicho. Anda, come que se enfrían. - Peter se llevó la mano a la barriga después del segundo bocado y volvió a sonreír. - ¡Vaya! Parece que al bebé también le gustan los macarrones.