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TU LUZ ME HACE BRILLAR por KeepKhanAndKlingOn

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La postura adecuada


 


                                                Le llamó la atención cómo Peter se había aclimatado tan rápido a las bajas temperaturas de Noruega. Mientras él vestía con camisa de franela y un grueso jersey, Quill sólo llevaba una camiseta de manga corta y parecía estar bien así. Su piel brillaba, resplandecía con una fina capa de sudor que olía de maravilla. Strange le había explicado que era por las hormonas, el embarazo hacía que Peter estuviera más guapo, más sexy, más atractivo que nunca...


   - ¿Qué haces? - Rió apartando la nariz del rubio de debajo de su axila.


   - Tienes un aroma dulce, intenso... - Aspiraba su olor intentando atrapar la sensación. - Me vuelves loco... ¡hum!


Gruñó. No con rabia o ira, nada que ver. Gruñó con deseo, con fiereza, acariciando cada centímetro de piel que liberaba al desnudar a Peter. Cuando consiguió deshacerse de sus pantalones se quedó mirando lo amplios y elásticos que eran, le resultaban familiares y los reconoció. Eran parte de su chándal, el viejo uniforme que vistió durante sus años de depresión, cuando se refugió en Nuevo Asgard tras el Chasquido de Thanos. Peter seguramente los había rescatado del fondo del armario.


   - Eran tuyos, ¿verdad? - Preguntó Quill tendiéndose en la cama ya desnudo, su sexo asomaba por debajo de la barriga levantando la cabeza con deseo. - ¿Cómo pudiste engordar así?


   - A ti te quedan mucho mejor. - Respondió arrodillándose para acudir con la boca a su entrepierna, quería regalarle sus más profundos besos, quería oírle gemir de placer y no paró hasta conseguirlo.


   - Ah... cosita... - No pudo evitarlo, derramó algo de su semilla que fue a parar a la cara de Thor. - Espera, me daré la vuelta para que puedas...


   - No. - El dios le sujetó por las caderas mirándole a los ojos, la mano de Peter acarició su barba limpiándola de restos. - Te quiero dentro, mi amor. Hazme tuyo.


   - Eso está hecho, mi cosita preciosa. - Peter se incorporó abrazándose a su cuerpo, girándolo después hasta tenerlo debajo, aprisionado con su abultado vientre. - Oh, no voy a poder de esta manera... - Se quejó entre risas.


Buscaron otra, no había más remedio. Lo intentaron de lado pero el problema era el mismo, la tripa de Peter no le permitía acercarse lo suficiente al terso trasero de Thor. Lo acarició y hasta lo mordió, desesperado como estaba por colarse allí dentro, el rubio soltó un grito y una carcajada. Al fin dieron con la postura adecuada, Peter de pie junto a la cama y Thor a cuatro patas sobre el colchón. No era algo digno de un dios pero sí muy placentero. Le sentía empujar aferrado a las sábanas, encerrándolas entre los puños, sus rodillas se deslizaban atrás y adelante con el movimiento, sus pelotas recibían suaves golpecitos a cada embate y su sexo se balanceaba en el aire con una enorme erección.


   - Sí... ¡Ah! Peter... - Gritó su nombre, sintiendo cómo sus manos le sujetaban con firmeza por las caderas. - ¡Oh! ¡Peter... sí!


   - Cosita mía... - El clímax se acercaba para ambos, deseaban que ocurriese al mismo tiempo y ya estaban a punto. - Mi cosita preciosa...


   - ¡Aaaah! - Thor se derramó sobre las sábanas, vaciándose por entero y llenándose a la vez con la semilla de su amado.


Exhaló profundamente antes de dejarse caer en la cama, tendido boca abajo notó cómo Peter se acostaba a su lado. Thor giró la cara y le vio, sudando, brillante, tan hermoso, jadeando por el esfuerzo... El abultado vientre subía y bajaba con rapidez al ritmo de su respiración, el dios posó allí su mano con infinita ternura.


   - Siento tanta envidia de ti... - Susurró apenas sin aire. - Llevas a mi bebé aquí dentro, es sólo tuyo por ahora pero cuando nazca...


   - Lo sé. - Peter tomó aliento. - Cuando nazca no podré quitártelo de entre los brazos. - Añadió riéndose.


Thor también se echó a reír, pero era cierto: nadie podría quitarle a su bebé de los brazos cuando naciera, estaba deseando que llegara el momento. Poco a poco se quedó dormido con la cabeza de Peter pegada a su cuello, y soñó con sostener a su hermoso bebé hasta que, sin saber de dónde había salido ni cómo, su hermano Loki se coló en su sueño.


 

Notas finales:

Y de momento se acabó, volver a actualizar es cuestión de tiempo. Si tuviese el dinero suficiente para no tener que ir a trabajar, hacer la compra, lavar la ropa, limpiar la casa y todas esas rutinas que tanto nos ocupan en la vida, podría dedicarme a escribir y nada más pero Tique, la diosa de la fortuna, no termina de sonreírme. En la lotería no salen mis números. Tal vez si rezaseis por mí, para que me toque el premio gordo... ¡Vamos Tique! ¡Vamos lectores! ¡Un poco de vuestras buenas vibraciones, por favor, no pido mucho... sólo unos millones de euros!


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