Una molestia
Thor soltó la pierna de Peter y suspiró antes de darle un sorbo a su taza de café. Había estado dándole mil vueltas a aquel asunto, sabía bien que una nave espacial no es el lugar ideal para criar a un hijo pero tenía que darle ánimos a su deprimido amorcito de alguna manera. Era eso o la canción del Rey del Dolor, y ya había tenido bastante esa mañana, no era de sus temas favoritos de The Police.
- Nos las apañaremos. - Dijo encogiendo los hombros con una sonrisa que intentaba transmitir confianza. - A Groot lo criasteis en la Milano...
- Él es un árbol, no es lo mismo. - Comentó Peter inclinando la cabeza.
- Funcionará. - Afirmó rotundo.
- Tú me trajiste aquí ¿y ahora me hablas de marcharnos? - Preguntó con una mirada incrédula.
- Sólo quiero que estés a salvo hasta que nazca mi bebé. - Cada vez que lo nombraba así tenía que aguantar un gesto de reproche en la boca torcida de Peter. - Quiero que estés adecuadamente atendido, bajo vigilancia médica por si hay problemas y...
- Mi médico está en Nueva York. - Le interrumpió con tono burlón.
- Es mago. - Se justificó. - Strange puede venir en menos de un segundo si fuera necesario.
- También podría presentarse en la Milano, para el caso... - Peter se revolvió en la silla, notaba una molestia en su vientre y no sabía bien de qué se trataba.
- Les echas de menos, a los Guardianes. Yo también pero... - Thor se puso en pie para darle un masaje en los hombros. - Ya lo hablamos y todos estuvimos de acuerdo: tú y yo, Mantis, Drax, Groot y el conejo. La Tierra es más segura, por el momento nos quedamos aquí.
- En Nuevo Asgard... - Lo dijo a modo de protesta. - Tu casa, no la mía.
- ¿Prefieres ir a Misuri? - Thor ya sabía cuál sería la respuesta pero aún así lo preguntó.
- Ni hablar, no me queda nada allí. - Peter bajó la mirada y se apretó el vientre. - ¡Ah! ¿Qué diablos?
- ¿Le ocurre algo a mi bebé? - Dijo Thor arrodillándose a su lado.
- ¡Nuestro bebé! - Le gritó Peter harto de oírle llamarlo así. - No lo sé, siento que algo se retuerce dentro de mí.
- Llama a Strange, ¿dónde está esa cosa que te dio? ¿La llevas puesta? - Thor rebuscó en el cuello de Peter apartando la camiseta.
- Sí, siempre la llevo conmigo... - Dijo con voz lastimera sacando el colgante con la piedra verde jade que pulsó sin más demora.
En una fracción de segundo se abrió ante ellos un portal con forma de círculo que se extendió por gran parte de la cocina, de su neblina verdosa emergió la inconfundible figura del mago.
- ¿Qué le pasa a mi paciente? - Strange fue directo hacia Peter, con una mano le tomó el pulso y la temperatura con el dorso de la otra. - ¿Estás bien? Síntomas... - Solicitó.
- Tengo algo ahí dentro, algo que se mueve... - Quill intentó describirle la extraña y vaga sensación, no sabía cómo hacerlo.