Jeg elsker deg, ¿recuerdas?
No tardaron demasiado en limpiar el desastre que el batido de Mantis había provocado, fue cosa de coger un par de cubos de agua y unos cuantos trapos. Pepper sintió curiosidad y, dejando a la responsable del desaguisado en la cocina, se dio una vuelta sola por la Milano. Nunca había estado en una nave espacial, a pesar de haber oído las mil historias de su marido y demás Vengadores. Quería descubrir aquel prodigio técnico por sí misma.
- ¡Me importa una mierda! - Era la voz de Peter sonando a grito pelado tras la puerta del camarote. - Escucha, yo voy a largarme de aquí, ¡tú puedes hacer lo que te dé la gana!
- ¿Crees que es buena idea? - Thor también estaba gritando. - Strange dijo que quería tenerte en observación.
- ¡No hay nada que observar! - Chilló Quill más fuerte.
Pepper se dio media vuelta y salió de la nave, ya había explorado bastante. Encontró a Mantis fuera, junto al mapache.
- Os lo dije, esos dos chillan un montón. - Comentó Rocket ordenando su caja de herramientas.
- Entremos en el edificio, es mejor darles un poco de intimidad. - Propuso Pepper echando a andar hacia el Cuartel General, Mantis y Rocket estuvieron de acuerdo y la siguieron. El joven Groot, hambriento, se les unió por el camino calculando que ya sería la hora de cenar.
Thor pensó que Banner tenía razón cuando dijo que Peter pretendía instalarse en la fase de negación. A pesar de lo evidente de su embarazo, seguía empeñado en ignorarlo. Acababa de decirle que despegaría esa misma noche, con o sin él, como si dejarle abandonado en la Tierra no le importara lo más mínimo. Sintió que le iba a explotar la cara de pura rabia pero recordó lo que Pepper le había aconsejado: estar ahí, nada más.
- Si quieres que nos vayamos, nos iremos. - Dijo al fin controlando su ira. - No pienso separarme de ti. Te quiero, Peter. Jeg elsker deg, ¿recuerdas?
Le miró con un tierno puchero en los labios, claro que recordaba aquellas hermosas palabras en noruego. Sin decir nada se lanzó a sus brazos como un kamikaze esperando ser bien recibido, y lo fue. Thor le envolvía con su calidez, con todo su cariño, acariciándole la nuca donde nace el cabello. Su respiración, tan agitada unos segundos antes, se calmó de repente. Se sintió bien entre los brazos del dios.
- Lo siento. - Se disculpó en un susurro. - No sé qué es lo que me pasa.
- Que estás embarazado, amor mío. - Bromeó Thor sin dejar de apretarle contra su cuerpo. - Peter, mi vida, estoy aquí... ¿vale? Lo que quieras, lo que necesites. Estoy aquí para ti.
- Quiero irme de este maldito planeta. - Repitió por segunda vez aquella tarde.
- ¿No te gustaría quedarte una temporada? - Le vio negar con la cabeza sobre su hombro. - Podríamos ir a tu casa, buscar a tu familia. Tu abuelo, tus tías, debe haber alguien por ahí...
- ¡No! - Gritó soltándose de su abrazo, alejándose con furia de nuevo. - ¿Qué se me ha perdido a mí en Misuri? No lo piso desde mil novecientos ochenta y ocho.
- Pero mi amor, igual es hora de volver... - Le sugirió con dulzura viendo cómo se quedaba en pie con la mirada perdida en el infinito.
Peter negó lentamente con la cabeza sin apartar la vista de la claraboya, la sola idea de volver a su lugar de nacimiento le revolvía las tripas. Siendo un niño había jurado no regresar jamás a casa porque cuando murió su madre dejó de tener una casa a la que regresar.