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TU LUZ ME HACE BRILLAR por KeepKhanAndKlingOn

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Cuentos de Asgard.

 

                                                       El objeto tenía numerosos poderes, la mayoría tan desconocidos como la propia historia de su tatarabuelo Buri.

  - Cuentan que Auðumbla, la Gran Vaca Cósmica que fue creada al inicio de los tiempos a partir del hielo derretido del Niflheim, únicamente tenía para alimentarse el propio hielo que la rodeaba por doquier. Así el primer día que ella lamió los bloques de hielo, duros pedazos de sal y escarcha, surgió en la noche el cabello de un hombre; el segundo día, la cabeza de un hombre; el tercer día todo el hombre estaba allí. Aquel hombre se llamaba Buri, tenía facciones delicadas, era grande y poderoso y de él nació un hijo llamado Bor quien a su vez fue padre de Odín, tu abuelo.

Se acordaba muy bien de aquella historia, de la ternura en los ojos de su padre cuando se la contaba junto al lecho antes de arroparlo y darle un beso de buenas noches, de la sonrisa dulce en sus labios cuando apagaba la luz y dejaba la puerta entornada.

  - Que descanses mi pequeño príncipe, hasta mañana.

El suspiro que aquel recuerdo le arrancó del pecho le dejó sin fuerzas por un instante. Detuvo sus pasos y con la vista en el horizonte le pareció distinguir un fulgor lejano, algo azulado brillaba en la lontananza.

  - ¡El artefacto! - Exclamó lleno de entusiasmo. - Ay, abuela Frigga, como me mostraste en el sueño esta noche al fin le daré alcance. Espero que la visión no se cumpla del todo. Aunque no creo que la piedra del tatarabuelo vaya a transformarse en un monstruo contra el que deba luchar. Sigo pensando que era una metáfora de mi naturaleza mestiza. ¡Ah, qué importa! Sólo quiero volver a casa, salir de este puñetero desierto de una vez.

Apuró el paso directo a la señal luminosa, sabía que al caer el sol tendría el objeto a su alcance. Y así fue. Cuando el carro que portaba la ardiente estrella completó su recorrido en el cielo hacia el poniente, pudo ver con más claridad el resplandor azulado que señalaba el lugar. Estaba cada vez más cerca, exhausto por el apresurado ritmo que había mantenido durante todo el día, agotado pero al mismo tiempo invadido por la fuerza que te da el ver la meta tan próxima.

No era ningún ignorante, sabía perfectamente que era el planeta el que giraba alrededor de su sol y que no había ningún carro perseguido por un lobo que lo azuzase a seguir su camino cada día, pero el mito siempre le pareció mucho más poético, bello y hermoso que la realidad.

  - Cosita, le metes en la cabeza todos esos cuentos de Asgard y el niño se los cree. - Dijo su mami con algo de inquietud.

  - ¿Qué tiene de malo? Ha de conocer la cultura de su pueblo. - La voz de papi sonaba tranquila y relajada.

  - Ya, si eso está muy bien, sólo que vivimos en la Tierra y tarde o temprano tendrá que ir a la escuela a estudiar lo que los humanos creen saber. - Mami parecía estar dándole vueltas al tema en la cabeza.

  - No importa. A Lyse le va genial en el colegio y le he contado las mismas historias. - Papi seguía sin alterarse, siempre tan paciente con las neuras de su marido.

  - Es distinto, ella es maga. Pasa más tiempo con tu hermano y con Strange, aprendiendo sus artes, que en la escuela. - Dijo mami subiendo el tono, se oía con claridad a pesar de estar en la otra punta de la casa.

  - Cierto, ella es maga. Y Tony será un gran guerrero, el más fuerte y valiente que haya existido jamás. - Así es como papi daba por terminada la conversación, dándole la razón a mami pero sin ceder un ápice. Era todo un profesional en eso.

  - Perfecto, ahora sí que estoy preocupado. - Refunfuñó mami, seguramente poniendo los brazos en jarras como solía hacer cuando algo le contrariaba.

Como todas las pequeñas discusiones entre sus padres, aquella vino a zanjarse con un beso, unas risas y finalmente el sonido del pestillo de su dormitorio al cerrar la puerta para asegurarse algo de intimidad. Tony acostumbraba entonces a esconder la cabeza debajo de la almohada para no escuchar los jadeos y gemidos que habitualmente seguían a aquel sonido. Si brillaban, a los pocos meses tendría un hermanito.

 


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