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TU LUZ ME HACE BRILLAR por KeepKhanAndKlingOn

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¿Te has tocado?

 

                                         La luz añil brillaba con tal intensidad que si un helicóptero hubiese sobrevolado Nuevo Asgard en aquel preciso momento, el teléfono de Brunhilda habría sonado de inmediato para advertir a la alcaldesa de semejante anomalía. Si había alguien despierto en el pueblo estaría preguntándose qué demonios era aquel resplandor. Loki no quiso ni acercarse, reconociendo el artefacto dio un par de pasos atrás y apartó la vista.

   - Vuelve a meter esa cosa en la caja de galletas. - De pronto se echó a reír. La idea de algo tan poderoso guardado en una lata con el dibujo de unas pastas danesas en la tapadera le pareció ridícula. - ¿No tenías otro sitio donde meterla?

   - Es la piedra de Buri, tío Loki. - Comentó nuestro héroe volviendo a ocultarla bajo la cama.

   - Sé muy bien lo que es. - Protestó el dios del engaño con algo muy parecido al miedo en la voz. - Pero parece que tú no.

   - Pues eso es lo que te digo, tío. La encontré en el desierto de un planeta muerto a miles de años luz de aquí. Me costó mucho dar con ella pero al fin la tengo. Me ha traído a casa, aunque en el momento equivocado. - Le resumió su sobrino sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas como un indio. - Seguro que tú sabes cómo sacarle partido, ¿me enseñarás? Debo regresar a mi tiempo.

   - Yo sé muchas cosas... - Murmuró Loki sacando un taburete de debajo del escritorio y tomando asiento. Miró a su sobrino de arriba abajo y volvió a reír. - ¡Menudo aspecto tienes, Tony! ¿Y ese pelo?

   - ¡Ah, vale ya, estoy horrible! - Se lamentó pasándose la mano por la cabeza. - Mami me ha tenido que cortar la trenza, lo tenía más largo.

Loki se puso en pie y caminó pensativo por la habitación en penumbra. Las ramas del abeto golpearon de nuevo los cristales, el viento aulló.

   - ¿Sabe tu padre que has traído eso a su casa? - Preguntó perdiendo la vista en el pedazo de cielo nocturno a través de la ventana.

   - Sí. - Respondió Tony cabizbajo. - Me ordenó esconderlo.

   - Tu hermana no debe saber que lo tienes. ¡No se lo enseñes! ¿Me oyes? - Dijo subiendo el tono y clavando los ojos verdes con furia en su sobrino. - Yo tampoco debería estar cerca de la piedra, es peligroso. Ponte algo encima de ese estúpido pijama de ositos que te ha prestado tu madre y demos un paseo.

Tony obedeció y se echó la manta sobre los hombros, no tenía otra cosa. No le sorprendió que su tío hubiese reconocido el pijama, que efectivamente era de su madre, seguramente se lo habría visto puesto en alguna ocasión. Se calzó las botas y salió de la cabaña siguiendo los pasos de un Loki perdido en sus meditaciones, no se atrevía a hablar por no interrumpirle. Estaba tan serio y parecía tan contrariado, ¿qué pasaría por la cabeza del dios de las mentiras en aquel instante?

La luna creciente brillaba en el cielo tachonado de estrellas, el frío viento de la madrugada cortaba la piel pero Tony se envolvió más en la manta. No era para tanto. Acababa de pasar cuarenta noches al raso y con temperaturas bajo cero en un puñetero desierto de sal.

   - Sentí algo. - Susurró Loki deteniendo sus pasos de repente. - No supe qué era, tal vez la piedra. Dime la verdad, ¿te has tocado, Tony?

Aquí no supo qué contestar a su tío, más que nada porque no entendió la pregunta. ¿Que si se había tocado? ¿A qué se refería? Se miró por debajo de la cintura y sonrió con la boca retorcida. No, su tío no podía estar preguntándole por sus hábitos... sus costumbres... En fin, ¡que no! Loki se había girado esperando una respuesta y le miraba divertido, igual que cuando le tomaba el pelo al bobo de su hermano Thor.

   - Que si has tocado al bebé. - Le aclaró y se echó a reír al ver la expresión de alivio en el rostro de su sobrino.

   - ¡Ah, claro! Dices tocarme a mí mismo de bebé. - Tony se echó a reír también. - Pues... sí. Antes de irnos a dormir besé a mamá que le tenía en brazos. Me rozó la mano, fue raro. Se me erizó la barba.

   - Eso es lo que sentí. - Dijo Loki retomando el paseo hacia el mar. - Por eso he venido, no sabía qué era pero sí que algo no iba bien.

 


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