Una mierda.
En esa época del año el fiordo no estaba congelado, sus aguas negras reflejaban el claro brillo de la luna. Loki continuaba callado, taciturno, ensimismado y nada comunicativo. Nuestro héroe, más que acostumbrado a los largos silencios de su tío, esperaba pacientemente alguno de sus sabios consejos.
Habían caminado así toda la cuesta abajo desde la cabaña hasta el mar, a cuyo borde se sentaron sobre el muro del muelle de los pescadores. Tony se ajustó la manta al cuerpo, no tardaría en amanecer y el frío se hacía más intenso a esa hora. Su tío no parecía sufrirlo en lo más mínimo y eso que tampoco iba muy abrigado. Vestía un suave jersey de lana en tono avellana tostada, de cuello vuelto y no demasiado grueso, pantalón de franela gris oscuro y una chaqueta del mismo paño; calzaba unos distinguidos zapatos oxford sin picado en color negro. Tan elegante como siempre, el guapo tío Loki. Tony cerró los ojos y aspiró el fuerte aroma a salitre de la marea baja que le traía tantos recuerdos de su niñez.
Las historias que Odín contaba a sus retoños durante las tardes de lluvia en Asgard no eran de sus favoritas. Loki prefirió siempre la compañía de su madre, Frigga, y sus útiles enseñanzas en el arte de la magia. Sin embargo en ese momento hizo un verdadero esfuerzo por recordar aquella que tanto necesitaba escuchar su sobrino. El rumor del viento sobre el agua del mar le ayudó a concentrarse más en sus pensamientos. Le vino a la mente la estúpida cara de su hermano, Thor, oyendo embobado las palabras que salían por la boca de su padre. A él sí que le gustaban aquellas historias, las disfrutaba. En sus ojos azules contempló el reflejo del rostro de Odín y así logró apresar el relato en su memoria.
- Hace muchos, muchos miles de años... - Loki comenzó a hablar en voz baja con la vista perdida en el horizonte, sabiendo que a su lado su sobrino estaba atento. - Tu tatarabuelo Buri, surgido del mismo hielo del Niflheim cuando Auðumbla, la Gran Vaca Cósmica que fue creada al inicio de los tiempos, lo lamió para alimentarse y así le dio forma...
- Conozco esa historia. - Le interrumpió Tony. - Papá me la contaba de pequeño.
Loki cerró los ojos y chasqueó la lengua con fastidio, su sobrino era digno hijo de su padre y de su madre: no sabía mantener la boca cerrada más de dos minutos. Tony se dio cuenta de que había metido la pata y pidió perdón, su tío aceptó sus disculpas y siguió con la historia.
- Tu tatarabuelo Buri, te decía, usó un pedazo de hielo para salir del mundo de Niflheim y no uno cualquiera. - El dios se atusó la negra melena que el viento se empeñaba en desordenar. - No está muy claro de dónde salió la piedra mágica pero dado que allí no había nadie más es muy probable que no fuese otra cosa que un excremento de la propia Auðumbla.
- ¡No! - Tony tuvo que reprimir la carcajada. - ¿Me estás diciendo que esa cosa tan poderosa no es más que un pedazo de mierda de vaca?
- De la Gran Vaca Cósmica, eso pienso yo. - Afirmó Loki con fingida seriedad. - De todos modos su origen no es lo importante, sino su poder. El artefacto sacó a tu tatarabuelo de aquel mundo helado, le llevó por los ocho mundos restantes unidos por el árbol Yggdrasil y acabó entregándole en bandeja el trono de Asgard, donde al final Buri instauró su dinastía de la cual tú procedes.
- ¡Un pedazo de mierda congelada! - Exclamó Tony en voz baja y aguantando la risa, no quería volver a molestar a su tío.
- Oye, ya te he dicho que eso no es lo importante. - Insistió el dios intentando ponerse serio. - Pero sí, a ver... Buri surgió del hielo a fuerza de lametones de la Vaca Cósmica, tienes una línea genealógica un tanto cutre, la verdad. Y por parte madre casi que peor. Tu abuelo el celestial se dedicaba a ir de planeta en planeta preñando hembras para luego secuestrar a sus hijos, matarlos y robarles su luz. Si hubiera sabido que él mismo podía engendrar vida, como hace Peter con mi hermano, tal vez la cosa habría sido diferente.
- Y la piedra es mierda de vaca. - Repitió Tony estupefacto. - ¡Una mierda!
- Sí, la más poderosa de todo el Universo. - Aseguró su tío apretando los labios con una sonrisa mal disimulada.
- ¿Puedes ayudarme a manejarla? - Le preguntó ansioso. - Quiero volver a mi casa, a mi tiempo. No es que aquí se esté mal pero... ya he pasado por esto, no sé si me entiendes.
- Puedo decirte que a la mierda no se le habla, no se le dan órdenes pues no las entiende. - Dijo el dios escondiendo una risotada que estaba a punto de saltar de su pecho. - La piedra siente lo que deseas, intuye lo que necesitas, te da lo que anhela tu corazón. O eso es lo que Odín contaba, vete tú a saber.