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TU LUZ ME HACE BRILLAR por KeepKhanAndKlingOn

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El extraño doctor.

 

                                                      Iko jugaba a las tabas con unos huesos de colillo delante de la puerta de su casa, el colillo es un animal muy parecido al carnero terrestre. Mientras, su madre recogía la ropa del tendedero en el patio de atrás y cuidaba de su hermana pequeña, que dormía en el moisés. Su padre estaba trabajando en la mina de agfanio y el resto de sus hermanos y hermanas andaría por ahí buscando algo que llevar a la mesa a la hora de la cena: un lebrino que cazar, roedor menudo semejante al conejo, o unos frutos silvestres que recoger. Cualquier cosa sería bienvenida.

A él le gustaba andar sólo, a su aire. Era el más pequeño de los nueve salvo por Lania, que todavía era un bebé. Criarse en Desmio no estaba tan mal, después de todo. El planeta era pobre, apenas estaba colonizado y ganarse la vida allí podía resultar muy duro pero para Iko aquel desolado pueblo minero era su hogar. Libre de corretear por donde le viniera en gana y crecer medio salvaje, no podría haber una infancia más feliz.

   - Se te ha caído la taba y la has vuelto a poner en tu mano. - La voz de un hombre sonó grave a su espalda, por encima de su cabeza. - Eso es trampa, chico.

   - Solamente estoy practicando. - Se excusó dejando el juego y poniéndose de pie para ver quién le hablaba.

El desconocido era un tipo muy raro, Iko nunca había visto a nadie así, claro que jamás había salido de Desmio y a su planeta no llegaban demasiados viajeros. Para empezar, lo que más llamó su atención es que el color de su pelo no era rojo, como el de todos los habitantes de su mundo. No, aquel hombre tenía el cabello negro con unas vetas plateadas en las sienes, como negra era también su ridícula barba y su fino bigote. Además vestía unas ropas de lo más llamativas, azules y muy amplias, recogidas con una correa que le daba varias vueltas a la cintura, y por encima llevaba puesta una capa roja que parecía flotar sobre sus hombros como si tuviese vida propia. ¡Ah, y luego estaban las botas! Nunca había visto un calzado así, sintió envidia. Si él tuviese unas botas como ésas no le dolerían los pies cuando tenía que caminar, cada día, montaña arriba hasta la mina para llevar a su padre algo de agua y comida.

   - Yo soy Iko, vivo aquí. - Dijo el pequeño pelirrojo señalando la puerta de su casa, pensó que lo correcto era presentarse.

   - Encantado de conocerte, Iko. - Respondió el desconocido. - Yo soy el Doctor Strange, estoy en Desmio de paso. Verás, un amigo mío puede que un día de estos venga por aquí. Me gustaría darte una cosa para que se la entregues si le ves.

   - Eso es pedir un favor. - Iko se puso en jarras. No le gustaba comprometerse a nada, apenas si cumplía con las tareas que le encomendaban sus padres. - ¿Qué harás tú por mí a cambio?

   - ¡Vaya! - Se sorprendió Strange. - Había oído hablar de las costumbres de tu pueblo. En Desmio todo tiene su precio pero no pensaba que un niño fuese ya tan interesado.

   - Has dicho que eres doctor. - Llevándose la mano a la barbilla meditó por un segundo qué podría pedir a aquel extraño. - Mi padre tiene una rodilla mal, le duele mucho. Trabaja todo el día y cuando vuelve a casa está rabiando, apenas puede dormir. ¿Podrías curarle?

   - Seguro. - Afirmó el mago con media sonrisa. - Y si curo a tu padre, ¿tú me harás el favor de entregar esto a mi amigo?

Strange sacó de entre sus ropas un sobre marrón de gran tamaño, lleno de papeles y algo más, y se lo mostró al pequeño esperando una respuesta. Iko asintió con la cabeza y alargó la mano para recogerlo.

   - Mi padre vendrá en un rato a cenar. - Dijo entrando a la casa para guardar el sobre. - Ven conmigo, te presentaré a mi madre y a mi hermana pequeña. Los demás llegarán pronto, ya casi se ha puesto el sol.

Echó un vistazo al horizonte, el pequeño tenía razón, el sol estaba a punto de ponerse. Strange se dejó conducir hasta el patio trasero de la modesta casa, donde una bonita mujer pelirroja terminaba de doblar unas sábanas cantando una nana para que su bebé se durmiera.

 

 

 


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