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Queda en familia por kothaax3

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Notas del fanfic:

Parejas: James/Tom y Draco/Tom/Harry

Advertencias: Slash, Lemon, Chan e infidelidad

Roles: DracoTop y Tom/HarryBottom

Disclaimer: Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling, si fuera mío Draco se los follaría a todos.

 

Notas del capitulo:

N/A: Es un Two-shot AU que se me ocurrió viendo porno, así que ya se imaginan de que va. Voldemort no existe y Tom es el padre gestante de Harry; es un trio no tan trio, por lo que papá e hijo se comparten a nuestro sexy rubio ;)

 

Queda en Familia

 

La mansión Potter-Riddle se encontraba demasiado tranquila y silenciosa, demasiado como para albergar un Jefe de Auror; un famoso Inefable del ministerio británico, también el más joven en su área – aunque, no se sepa cuál es dicha área - y a un adolescente, quien por cierto cumpliría años en 2 días, siendo ésta otra razón por la que no tendría que estar tan pacifico el hogar.

Toda esa inusual “paz”, se debía a que el único dentro de la hermosa mansión era Tom Potter – o Riddle, como lo prefiere él – cuya actividad constaba en ajustar los últimos detalles del cumpleaños número 15 de su adorado hijo y así evitar contratiempos; sin embargo, sus movimientos eran frenéticos y algo torpes; su andar era apresurado y de pasos furiosos resonaban en el salón repleto de estúpidos adornos muggles recién comprados – idea de su malnacido esposo – Oh… ese era el culpable de toda su rabia; el desgraciado de su cónyuge, quien se dio el lujo; nuevamente, de no ayudar y llegar tarde a su hogar o mejor dicho, no llegar. Sinceramente, Tom ya no creía poder decepcionarse más; su marido siempre fue alguien de espíritu libre y poco compromiso, eso lo atrajo en un principio de él.

Cuando llegó a Hogwarts y conoció a James, la primera impresión que le dio era la de un alumno de tercer año que se comportaba como un recién ingresado; la primera vez que conectaron miradas, vino acompañada de un guiño y un beso lanzado al aire; a él, un niño escuálido y don nadie. Su error fue creer que nadie más se fijaría como James se fijó en él.

Amo Riddle, Jess viene a entregar una nota que ha llegado… e-es del amo Potter, señor – el Pelinegro asintió y aprecio que Jess sea una de los pocos elfos, cuya forma de referirse a él sea con su apellido y no el de James; sin tanto apuro tomo la carta y la abrió; a pesar de la ira que preveía vendrá, sabiendo que seguramente es una pobre excusa escrita en esa maldita nota.

Y vaya que lo era.

 

Tommy,

Lamento no poder ayudarte en los preparativos del cumpleaños de Harry; pero me surgió un imprevisto en mis nuevos negocios con los Malfoy, no te preocupes, Lily comprara lo que falte apenas nos desocupemos.

Nos vemos luego.

 

Escueta, falsa y carente de cualquier sentimiento.

Puedes retirarte… y Jess, recuerda preparar la habitación secundaria de tu amo Potter – ordeno sin titubear; así era hace más de 2 años, en realidad ya ni se preocupaba del tiempo en que dormían separados; es decir, no tenían vida marital desde antes de su decisión de mandar al castaño a otra habitación. No le importaban mucho ahora las razones por las que seguían en ese tipo de relación; desde que lo vio besuquearse en su oficina con la pelirroja auror, la cual en su tiempo escolar fue su exnovia, y ahora fungía como secretaria del jefe de aurores; dejo de importarle lo que hacía su esposo.

Luego descubrió que no solo era ella, si no que ahora eran otras mujeres y hombres los que atendían a su marido, en esas supuestas reuniones de socios que lo harían subir en el escalafón de los empresarios; de solo pensarlo… ¿un Potter empresario? ¡Ja! Una burla.

Malfoy ¿En serio, James? – en los verdes ojos de Tom se traslucía un brillo rojizo; él conocía a la familia Malfoy y tenía claro que James Potter no estaba tratando sus negocios con ellos o más específicamente, con él. Los Malfoy pertenecían a los sagrados 28; eran empresarios de elite, con negocios por doquier y un imperio que sustentaría a sus próximas 10 generaciones. Sin embargo, solo un miembro de aquella familia permanecía completamente activo en el manejo de dichos negocios y ese era Draco Malfoy; el primogénito y único heredero de aquel imperio, un joven de 24 años; prometedor, rubio, de porte elegante y ojos grises tan imponentes como todo su ser; justamente él, ahora se encontraba ocupado dándole clases de aritmacia y pociones a SU hijo.

Si le preguntaban: ¿Cómo es que ese joven llego a ser tutor de un adolecente? La respuesta iba más allá de los supuestos negocios que tiene James con esa familia. A decir verdad, es gracias a Harry que su “marido” puede intentar entablar alguna conversación con Draco.

>>Fue el pequeño pelinegro, el que en un verano de hace casi 4 años y siendo apenas un niño de 11 años; se perdió mientras compraban sus útiles de primer año, causándole miedo y desesperación – también aumentando su odio hacia James, quien no estaba para variar- por no encontrar a su bebé, aunque el alivio llegó cuando vio a un joven elegante caminar directo hacia él; sin fijarse demasiado en la sensual sonrisa que portaba el muchacho, tan inquietante como su mirada; guió su ojos derechamente a su hijo aferrado a la cadera del rubio; una sonrisa de oreja a oreja surcaba la cara del niño y poseía esa mirada de admiración que aún mantiene cada vez que chico Malfoy se le acerca.

Buen día, creo que este pequeño demonio se le escapo – a pesar de lo suelto y despreocupado que sonó, su suave y profunda voz era hipnotizante, como el sonido de una serpiente y no pudo creer que algunos pensamientos inapropiados se hayan colado por su mente.

No soy un demonio, soy un lindo ángel – dijo el ojiverde en voz alta, llamando la atención del joven – papá me lo dice siempre que puede.

Tu padre no tiene criterio para juzgar eso Harry; pensó en ese momento Tom, pero fue rápidamente distraído y aturdido con el siguiente comentario del rubio:

Eso es verdad, uno muy lindo – le dijo con esa maldita voz susurrante, sonriéndole con dulzura y luego lo miro directamente a los ojos – y creo entender la razón.

Después de eso se despidieron cordialmente – con él demasiado azorado – y no volvieron a ver a Draco Malfoy por bastante tiempo; Harry insistió mucho en concretar alguna invitación con el rubio, pero para ese entonces ya había ingresado a Hogwarts y varias de sus quejas no las escuchaba directamente; aunque las cartas eran otra cosa, tantas y tan descabelladas ideas que llegó al punto de pedir al joven Malfoy como regalo de navidad y llorar cuando no apareció bajo el maldito árbol navideño – suele molestar a su hijo con ello – Sin embargo, parte de su deseo se hizo realidad cuando la noche previa a la navidad de su segundo año, Draco Malfoy en todo su esplendor llego de visita a su hogar con varios regalos en su bolsillo y una sonrisa radiante en su aristocrático rostro; al parecer su adorable e inteligente – acosador – hijo, se tomó el tiempo de averiguar TODO sobre el joven de 21 años en ese tiempo y mandarle cartas cada semana desde hacía 6 meses… ¡6 meses! ¡Y él ni enterado! Más tarde supo por el jodido de James, que apenas llego la primera carta, el heredero Malfoy envió otra preguntando si ellos tenían conocimiento sobre las intenciones de su primogénito de entablar una “amistad” con él y de la admiración hacia su persona; a pesar de que la carta iba a nombre de los dos, fue el maldito castaño quien contesto afirmativamente a todo – mintiendo obviamente y con el interés como móvil – y sin siquiera avisarle a Tom.

Como lo odiaba…

Esa fue una navidad realmente especial, pues el joven rubio pudo hacer aquella excepción gracias a que sus padres estaban ocupados disfrutando su retiro en las costas italianas y como cuya responsabilidad del imperio familiar recaía en él ya en ese tiempo; es que debió quedarse en caso de cualquier percance que se haya podido presentar. Por supuesto, su pequeño Harry sabía persuadir y el rubio, viéndose sin más compromisos para la fecha, termino aceptando a su insistencia.

Cualquier inquietud relacionada a lo extraño de aquella amistad, siendo la edad una de ellas, que paso por su mente y dio a conocer a su familia; acabo desechada bajo la terquedad y rostro adorablemente chantajista de su hijo, además de la intachable conducta que demostró Draco – sin contar que se le hacía imposible no aceptar la fresca presencia del joven empresario – de esa manera empezó esa estrecha relación entre los Malfoy y los Potter.

Con un suspiro, Tom dejó atrás todos los preparativos, ya casi listos; cabe decir. No sacaba nada con continuar así que con elegancia se levantó del cómodo sofá y decidió hacer una llamada por Flú a su hijo, más que todo para confirmar si se quedaría esa noche donde Draco – claro, lo hará – y desearle una buena noche, también de paso saludar y agradecer la hospitalidad del rubio.

 

Mientras tanto, minutos antes, un sonriente Harry se sentaba en las piernas de un cansado Draco Malfoy – Me porte bien Dray, merezco un premio ¿Cierto? – la dulce voz que siempre usaba con el mayor se hacía cada vez más suave y sus parpados bajaban por la mitad, dándole una mirada inocente al rubio.

Harry… cuidado con lo que haces – contesto el de ojos grises algo tenso, el muchacho de casi quince años se movía ansioso en su regazo y apoyaba la mejilla en su hombro derecho, respirando cerca de su cuello; Draco inconscientemente poso su mano en la cintura del ojiverde y no hizo mayor esfuerzo en apartarlo.

Me prometiste que si me concentraba me darías un premio… lo que yo quiera – hizo una pausa antes de decir las últimas palabras con un tono casi sugerente,  ah… este niño lo mataría. Siempre era así, de primera no le tomo mayor importancia a las ocurrencias del menor; su interés cayo inicialmente en la figura del padre gestante de Harry, a penas lo conoció. Sin embargo, cuando la primera carta del niño llegó e hizo sus averiguaciones con respecto a la familia Potter, descubrió que era un hogar completamente constituido y Tom Riddle no estaba a su alcance; aun así siguió sin darle relevancia a actitud casi de veneración del chico Potter, un amor infantil, se dijo. En cambio, cuando Harry cumplió los 14 tomo una personalidad mucho más agresiva al estar cerca de él; ya no solo sonreía y se sonrojaba al apegarse a su persona, es decir, seguía haciéndolo pero cada palabra, cada acción o mirada tenía ese algo sugerente que conllevaba una incitación implícita dedicada al mayor. Draco intentó ignorarlo, intentó pero le fue imposible. El 14 de febrero de ese mismo año, el pequeño pelinegro le rogo que fuera a encontrarlo a Hogsmade, con la excusa de necesitar su ayuda para librarse de un compañero que insistía en salir con él ese día; el rubio le creyó, dejo una montaña de papeles sin firmar y con apremio – y algo de enojo – corrió hacia la primera chimenea disponible para trasladarse al lugar y salvar al angelito con cuernos que resulto ser Harry; nunca supo si lo de ese tal compañero fue real, solo descubrió que ese niño pudo haber sido un digno slytherin y que el menor lo manipulo para tener su primera cita en el pequeño pueblo… también su primer beso. Sinceramente, lo prefería de esa manera; sintió demasiadas emociones negativas – y ansias asesinas – con tan solo imaginar a algún hormonal adolescente acosando a su pelinegro y prefería seguir siendo lo único que la traviesa mirada del chico enfocara, además era un adulto y se podía controlar; o eso quería seguir creyendo.

Ah… Bien, pero ya conoces los límites – lo dijo prácticamente en un susurro, los límites eran claros: No sexo, por lo menos no hasta el final. Sabía que era incorrecto tocar a un menor, en su defensa Harry Potter era el ser humano más terco del planeta y bueno, Draco Malfoy no poseía demasiada moral ni voluntad para negarle algo al menor.

Apenas el rubio pronuncio aquello, el ojiverde soltó una risita de felicidad angelical y se lanzó hacia la boca de su mentor, sus besos seguían teniendo ese matiz inexperto que se contrarrestaba con la pasión desbordante entregada por el menor. En el inicio del beso Draco siempre dejaba el mando a Harry, pasados unos pocos segundos era él quién desbordaba su lujuria y experiencia tomando control de la acción y el menor gemía de gusto dentro de su boca, siempre lo hacía y entendía que eso encendía su cuerpo; con eso aprovechaba la llama que descontrolaba su temple, tomaba la mano que el mayor mantenía quieta en su pierna y la alzaba hacia su torso, rozando por sobre su camisa las pequeñas tetillas que destacaban erectas en lo blanco de la prenda; cuando ya no le era suficiente, continuaba bajándola el mismo por su propio abdomen y posándola en su entrepierna, indicándole que tenía su permiso para continuar. A esas alturas su razón casi desaparecía y con deseo apretó suavemente el miembro del menor, sus dedos ya se dirigían hacia el cierre de los pantalones de Harry, cuando un Plop los interrumpió.

A-amo Draco, señor, el Señor Potter desea hablar con el señorito Harry – Dobby uno de sus elfos más fieles, desvió la mirada del cuadro que daban los dos frente al escritorio de su estudio y entregó el mensaje esperando la confirmación antes de retirarse.

Dile que vamos en camino – contesto con tranquilidad, todos los elfos de la familia Malfoy tienen la orden estricta de no divulgar nada inapropiado de lo que sucede con Harry dentro y fuera de su mansión.

Claro amo, Dobby le dirá, señor – se retiró y el puchero de Harry se extendió por su rostro, él de alguna forma agradeció la interrupción, no sabía que tanto podría aguantar y el escritorio de uno de sus estudios no era el lugar para perder el control. Con rapidez arreglo la ropa del pelinegro y corrigió su propia fachada antes de salir.

No creas que te libraras de mi hoy, me quedare a dormir esta noche – le iba diciendo el menor camino al salón, con una sonrisita coqueta y su mano agarrando la manga de su túnica – Además, recuerda que pasado mañana cumplo años y me prometiste el mejor regalo.

Había ocasiones, muchas ocasiones, en las que Draco se arrepentía profundamente de sus promesas; sin embargo, las cumplía por más descabelladas que fueran, especialmente si eras hechas a los dos integrantes más aceptables de la Familia Potter – Se lo que prometí, sabes que lo cumpliré y estoy esperando que me digas lo que deseas para comprártelo.

Oh, no tienes que comprar nada, solo escuchar mis peticiones sin negarte a nada y sin límites a lo que pida– Contesto Harry con una sospechosa sonrisa, definitivamente el muchacho planeaba sacar provecho a sus propias palabras y Draco ya empezaba a arrepentirse; iba entendiendo a donde terminaría aquello.

Ya no hubo tiempo para replicar, llegaron en pocos segundos al salón y los recibió el rostro cansado de Tom Riddle – seguía repitiéndose que el obvio atractivo de Harry lo saco de su gestante – se saludaron con la cortesía correspondiente, el pelinegro mayor agradeciendo nuevamente la hospitalidad y ayuda dada a su hijo; causándole un deje de culpabilidad martillo en su interior, pero terminó mandándolo al fondo de su mente como se le hizo ya costumbre.

Harry, cariño, supongo que preguntar si te quedarás será innecesario – Hablo el ojiverde mayor después de pasar las formalidades y viendo como su niño se aferraba a la manga del joven Malfoy, pasando por alto lo extraño de esa acción.

Si papi, además sé que la casa tiene que estar hecha un desastre con los preparativos de la fiesta que papá y tu hicieron – respondió con suavidad y cariño el menor, sin que se le escapara el rostro compungido de su papi – Porque papá si te ayudo ¿Verdad? – pregunto, sabiendo desde antes la respuesta.

Tu padre aún no llega a casa, amor – contestó Tom con voz tensa y ojos chispeantes, aquello no pasó desapercibido por ninguno de los chicos; especialmente Draco, que ya conocía parte de los problemas en la pareja y sabiendo que eso de verdad afectaba a Harry – y por qué no decirlo, lo molestaba a él igual – pues, James Potter era el imbécil más grande de Inglaterra al no valorar al maravilloso hombre que tenía por esposo.

>>No te preocupes hijo, estoy tan cansado que no creo alcanzar a cenar y me iré a dormir inmediatamente – Respondió viendo como rápidamente la actitud de su hijo cambio, soltándose del rubio y retorciendo sus propias mangas con indecisión; a pesar de todo lo que amaba quedarse con Draco, el pelinegro menor amaba de igual manera a su papi y odiaba verlo triste, peor aún si eso era gracias a su padre.

Es malo para su salud haber trabajado tanto y no alimentarse Señor Riddle – la siseante, pero amable, voz del rubio resonó en la habitación y continúo acompañada de una propuesta – Si no le incomoda, puede acompañarnos a la cena, a esta hora ya debería estar termina y en pocos minutos será servida en el comedor – dijo observando su reloj y terminó con una última frase mirándolo a los ojos – Para mí siempre es un honor recibirlo en mi hogar y si después el cansancio lo vence, hay varias habitaciones disponibles para su estadía.

Notas finales:

La segunda parte la subire dentro de esta semana, faltan algunas correciones, pero esta casi terminado; si les gusta intentare subirlo rapidamente.


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