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Le Retour — HP. por onlyforbeanie

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Notas del fanfic:

¡Hola! ¡Hola!

 

Este es mi primer fanfic en esta plataforma así que espero le den mucho amor y cariño. 

 

Cabe decir que algunas cosas se mantendrán y otras no, tanto de los libros como de las películas, ya que las manejare a cómo quiero que vayan las cosas.

 

Esto es un Drarry, por si tenían dudas. 

Notas del capitulo:

¡Hola!

 

Como dije antes, es mi primer fanfic y enserio espero les guste un poco siquiera, cualquier duda y/u opiniones pueden dejarlas en sus reviews que estaré viéndolos y respondiendo en cuánto pueda.

 

Sin más, ¡a leer! 

Solo fueron por unos momentos en los que pudo sostenerlo entre sus brazos, sólo unos pequeños instantes que ahora son recuerdos sin más.

 

A él podían dañarlo pero no a su hijo. Pero no esperaba que el maldito se atreviera a hacerlo pero lo hizo.

 

Ahora un gran y profundo dolor le embargaba desde el alma. Habiendo perdido a su hijo y a su esposo no le quedaba más por lo que vivir.

 

— Severus.— Lucius, su amigo, habló apenas, intentando llamar de su atención. Imaginaba el dolor que podía estar sintiendo en ese momento, también dolía, había perdido a un gran amigo y compañero.

 

El nombrado volvió en sí, dando una de sus tantas miradas singulares al rubio, que si no lo conociera diría que estaba bien.

 

Quizás no era un buen momento para decirle aquello, pero había sucedido, ocurrió, no podía ocultarle algo cómo aquello.

 

— El hijo de los Potter está muerto. Al igual que Evans.

 

Aquello captó el interés del pelinegro, quién le miró intentando buscar la mentira pero no la había, Lucius nunca mentiría.

 

— El viejo ha logrado que crean sigue vivo, y Potter mayor ha incrementado la seguridad.— Su voz sonaba con asco, de solo pensar en lo que era capaz el maldito viejo por algo de poder.— No se sabe dónde estaba, hay testigos que declaran que James Potter estaba en una misión. Conveniente que no estuviera ahí.

 

Sonrió con amargura, maldito sea el anciano y todas sus marionetas. Pero se vengaria, debía hacerlo, tenía que.

 

— Mantengamos un perfil bajo, vende todo lo relacionado con él e intenta conservar tu lugar en el ministerio. Estará esperando para atacar y derrumbar todo lo que hemos conseguido.— Eran órdenes claras, concisas, cosas que no eran tan difíciles de llevar acabo. Asintió a lo que su amigo le decía, puede que su Lord haya muerto pero no dejaría varado a otro de sus amigos.— Y protege a Draco, en su condición puede llegar a ser un blanco.

 

Dicho aquello fue hasta la red flu murmurando el lugar dónde empezaría a vivir para mantener las apariencias y que no sospecharan de nada. Desapareció de la vista del de cabello largo, quién suspiró pero no le quedó más remedio que aceptar todo lo que le pidió.

 

No podía dejar marcas, por lo que colocó un Fidelio sobre la mansión, aquella que hace no mucho estaba llena de dicha y alegría ahora sólo era invadida por un silencio sepulcral.

 

Terminando de su cometido se marchó del lugar, Narcissa le estaría esperando ya que le era imposible mantener en calma a su hijo legítimo por su condición. Con una mirada al cielo se desvaneció en un borrón dejando todo en calma y esperando a que de nuevo todo volviera a su lugar.

 

ᄊᄊᄊᄊ

 

’““‘’ ’““ “…“““ “’“’

 

 

Harry Potter despertó en la alacena de Privet Drive cómo todos los días, aunque la sensación era completamente diferente, sonriendo sin pensarlo a pesar de los gritos de su tía diciéndole que hiciera el desayuno, o los comentarios mordaz de tío Vernon y Dudley. 

 

La mañana pasó tan rápido cómo lo fue el hecho de que su gran y regordete primo quedó dentro del hogar de una serpiente, la cuál le agradeció con amabilidad y se fue siendo libre. 

 

Supo que estaba en problemas al ver la cara de su tío, ganándose un claro regaño y otra semana sin poder probar comida alguna. 

 

Más todo se volvió más loco de lo que pensó, un intenso ataque de lechuzas dejando cartas que iban dirigidas a él, tío Vernon perdiendo el juicio y yéndose a vivir a una remota casa en medio del mar, qué tan loco debía de estar para hacerlo. 

 

La noche de su cumpleaños no pareció mejorar para la familia de su tío, en cambio para él sí. 

 

Un semi gigante apareciendo en la puerta de aquella remota casa, descubrir que era un mago y que su padre seguía vivo eran tantas cosas que procesar. 

 

Se sintió aliviado pero dolido, tenía una familia por muy poco que fuera, la tenía, pero no por eso sintió rencor hacia quién era su padre por dejarlo con sus horrorosos tíos todo ese tiempo. 

 

— ¿Encontraré todo en Londres?— Fue la pregunta que le hizo a Hagrid, como se presentó el semi gigante. No había dudado en irse con él apenas se lo dijo. Y ahora estaban en la tarea de conseguirle todos sus útiles para ingresar a Hogwarts. 

 

— Si sabes dónde buscar. 

 

Fue la respuesta escueta del adulto. 

 

Ingresaron a aquel lugar, tipo pub a su parecer, dónde terminó conociendo a quién era el profesor de DCAO y descubriendo que era famoso por algo que no tenía en claro. Pero todas sus dudas fueron despejadas al entrar al Callejón Diagon, todo era tan grande y mágico que temía en cualquier momento despertar de nuevo y encontrarse en la alacena o en el piso de aquella casa tan propensa a caerse encima suyo. 

 

Gringotts era una gran montaña de oro, literalmente, no hay lugar más seguro, excepto Hogwarts, en palabras de Hagrid. Su bóveda estaba completamente llena de dinero, algo que le sorprendió pero no dijo nada al respeto. Sacó justo lo necesario, e incluso sólo un poco más, no pasaría nada. El comprar los útiles fue una experiencia tan sorprendente cómo reveladora, descubrió que había tantas cosas que no sabía que sólo le hizo sentir más rencor a su padre, el cuál se suponía debía estarle acompañando. 

 

Tuvo una no tan grata conversación con un niño de su edad, que tal parecía iría a Hogwarts por igual. Pero prefirió olvidar aquel altercado para disfrutar de la lechuza que tan amablemente Hagrid le regaló por su cumpleaños número 11. Algo a lo que no estaba acostumbrado pero que agradecía profundamente. Seguido de una plática un tanto loca por parte de Ollivander, ante la elección de su varita, quién murmuraba varias cosas a la vez que no era capaz de ligar una con la otra. Pero era claro que tenía que ver con el que no debe ser nombrado, al ser su varita la gemela de la del mencionado. 

 

— Tú sabes quién mato a mi madre, ¿no es así?— Dejó salir cuándo cenaban en el caldero chorrante, el gigante se tensó ante la mención de la madre del chico, pensando en qué decirle.— Sé que lo sabes.

 

— Debes entender que no hay solo magos buenos, hay quiénes la magia les corrompe tanto que en búsqueda de poder pierden la cordura. Hubo uno de ellos...— Calló por miedo a decir el nombre.

 

— Puedes escribirlo si te parece.

 

— No, no. Su nombre era Voldemort. Y estaba demente. Nunca debes decir su nombre.

 

Aquello dejó confundido al de gafas, quién ladeo su cabeza sin entender sus palabras. Parpadeó un poco y le miró, teniendo más preguntas para él.

 

— ¿Y mi padre?

 

— Ya es demasiado tarde, Harry, debemos ir a dormir. Mañana será otro día ajetreado. 

 

Y dejó el tema ahí, el de ojos verdes no insistió más, eran muchas cosas que debía procesar y justamente cómo dijo el más alto, sería un día algo movido. 

 

ᄊᄊᄊᄊ

 

La ansiedad no le dejó dormir mucho, y por la mañana tenía tanto sueño que le fue imposible siquiera desayunar con tiempo ya que se quedó dormido sobre la mesa del lugar. Hagrid le despertó con prisa y recogiendo de todas sus cosas fueron hasta la estación de trenes, dónde el primero le entregó su boleto con el número de andén marcado en el, frunció su ceño ante eso, no había ni existía la plataforma 9 ¾. 

 

— Yo te conozco.— Una voz infantil se coló por sobre el ruido de los tren y las personas, sorpresa se llevó al darse cuenta que era el mismo chico de la tienda de túnicas. Iba acompañado por dos adultos, una hermosa mujer de cabello rubio cómo el del niño, al igual que el hombre pero el cuál llevaba el cabello demasiado largo, en su opinión. 

 

Asintió brevemente, ya que aquellos se veían con gran porte y etiqueta muy contrario a él que venía con sus zapatos gastados y la enorme ropa de su enorme primo. 

 

— Soy Malfoy, Draco Malfoy.— se presentó el niño estirando su mano al azabache, quién muy a fuerzas sonrió por lo incómoda de la situación y aceptó de su mano, notando la frialdad que le envolvia a la suya.— Ellos son mis padres, Narcissa Malfoy y Lucius Malfoy. 

 

Dicho aquello ambos le miraron con más interés del esperado, sobre todo Lucius que en cualquier momento pareciera quisiera saltar sobre él, aunque ni idea del porqué. 

 

— Harry Potter. 

 

El nombre les caló a las cuatro personas, a dos por la sorpresa de que sus sospechas fueran más ciertas, al mayor de los niños por saber que era quién había vencido al lord y al de lentes por portar toda la carga del nombre. 

 

— Es un placer, joven Potter. 

 

Lucius fue el primer en recobrar la compostura y estirar su mano al chico quién cohibido la aceptó, el patriarca Malfoy sólo pensó en lo histérico que se pondría su amigo al ver al chico después de tanto tiempo. 

 

Las presentaciones pasaron a ser un tema aparte cuándo se dieron cuenta que la hora para partir se aproximaba, entrando a la plataforma después de haberle explicado al de lentes cómo hacerlo. Ya ahí se separaron, aunque el hombre seguía renuente a hacerlo, debía contárselo enseguida al pelinegro. 

 

Narcissa por su parte guardó las apariencias y despidió a su hijo con una sonrisa en sus labios, mientras le daba de varios dulces y uno que otro chocolate, lo cuál hizo sonreír al rubio. Sabía el significado de aquello, y le emocionaba en demasía. 

 

El sonido de que el tren estaba a minutos de marcharse les hizo apurarse, subiendo sus baúles con rapidez y yendo a tomar asiento en los compartimentos del expreso de Hogwarts, Harry fue ayudado por dos chicos altos y pelirojos que le sonrieron amablemente y se marcharon después de hacerlo. Se acomodó en el lugar y suspiró, quisiera tan siquiera haber visto a su padre por unos instantes solamente, le bastaba con eso. 

 

El tren se dispuso a marcharse y vio cómo varios se despedían con gritos y movimientos de mano a sus familiares, y de nuevo la punzada en su pecho se incrementó, sólo esperaba se fuera tan rápido como llegó, aunque era algo difícil de conseguir. 

 

A los minutos apareció un chico pelirojo, parecido a los gemelos que le ayudaron, se presentó como Ron Weasley y cómo todos se sorprendió al saber que era el mismo Harry Potter que venció al señor tenebroso. Entre una plática sin mucho provecho fue que pasaron todo el camino rumbo al colegio, compró sólo un poco de golosinas las cuáles le compartió al otro chico, y fue así hasta que ingresó una niña al compartimento avisándoles que estaban por llegar y se colocaran sus uniformes mientras que preguntaba si habían visto de una rana. 

 

Una pequeña discusión con la chica, y varios minutos después bajaron del expreso, observando todo con gran interés, sobre todo el chico de cabellos rebeldes, sonrió. Su nueva vida le esperaba. 

 

En el colegio los maestros se preparaban para recibir a los nuevos estudiantes, el director observando con ojo crítico y sin perder de vista tanto al profesor de pociones cómo el de defensas, todo tenía que ir de acuerdo al plan. El chico Weasley tenía que ganarse la confianza del chiquillo y así meterle sus ideales sobre los Slytherin y todo tipo de magos peligrosos. 

 

Severus se sentía desfallecer, habiendo recibido la carta de su amigo fue que la esperanza volvió a él. 

 

Estaba a un paso más cerca de estar con su familia, uno de tantos pero que estaba dispuesto a correr el riesgo para poder llegar a cumplirlo, aún si era enfrentarse a uno de los mejores magos, en palabras de los demás. 

 

 

Notas finales:

He aquí el primer capítulo, ojalá que les guste y que lo hayan disfrutado. 

 

Dependiendo de la aceptación que le den subiré los demás capítulos. Que tengan un excelente fin de semana y una buena lectura siempre. 


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