Sentado desde la oficina podía ver atreves del cristal que daba hacia el interior de club a mi hermano en medio de la pista bailando con uno de sus subs preferidos, el chico era hermoso, Gio se contoneaba de lado a lado con ese cuerpo que ya había tenido el deleite de probar, su peculiaridad más singular eran sus ojos, quienes no conocieran del mundo paranormal los llamaría inusuales, para los paranormales dejaba en claro que el fuego que recorría su mirada hablaba de una fiera salvaje que vivía en su interior.
Gio era un tigre de bengala, jamás entendería como un muchacho que apenas podía pesar unos 55 kilos mojado lograba convertirse en un tigre de bengala de unos 300 kilos; el chico podía defenderse solo en su forma animal, pero como humano era bastante temeroso.
Sonreí de medio lado al ver como la cercanía con Grimmjow le daba cierta libertad.
Eso era, muchos en nuestra singular manada se sentían libres al lado de mi hermano.
Ambos podíamos ser las alfas por mutuo acuerdo, el de los shifters y yo de los demás paranormales que no poseían una forma animal, teníamos felinos, lobos, serpientes, hadas, elfos, vampiros, incluso algún shifter conejo.
Pero era un hecho comprobado, que Grimmjow los hacía sentir más libres, sin embargo, al momento de buscar dirección venían a mí.
Yo era un Dom por naturaleza, en cada aspecto de mi vida, tanto fuera como dentro de la mazmorra, me mantenía abiertamente el este estilo de vida, esto me daba un aire más seguro, templado, incluso llegue a escuchar que un poco misterioso.
Idioteces…
Apreté la copa en mi mano mientras observaba como sus cuerpos se rozaban, mordí mi lengua tratando de evitar que un gruñido de disgusto saliera de mi interior.
No, Gio no era el problema...
Bueno...
Si lo era.
Odiaba la forma en la que podía estar libremente con Grimmjow, ya que incluso entre paranormales, las relaciones entre hermanos eran mal vistas.
Siempre he mantenido estos sentimientos desagradables en lo más profundo de mi interior, muchos dirán que soy valiente, pero en realidad me consideraba un cobarde. No soportaría ver la mirada de odio de mi hermano dirigida hacia mí.
Tome el control remoto y active la persiana, no podía seguir soportando la vista, si quería mantenerme aquí sentado y no bajar para arrancar a mi hermano de entre las manos de ese chico.
Por las siguientes horas me distraje con mi ordenador, archivando documentos y enviando pedidos para cubrir la demanda de artículos tanto para el bar como para las mazmorras por las siguientes 4 semanas.
Suspire cuando un olor dulce llamo a mi desde debajo de la puerta, pero aun así me mantuve impasible con la mirada fija en el ordenador mientras la puerta era tocada y la voz de mi hermano me llamaba desde afuera.
Entra –fue la firme respuesta que le di, el abrió la puerta riendo y entro cerrándola luego y sentándose en el sofá justo frente a la ventana- ¿divirtiéndote? –levante una ceja mientras lo miraba pasarse una mano por su desordenado cabello para llevarlo nuevamente a su lugar, sus ojos azules se clavaron en los míos verdes.
Sabes que no puedo negarle algún que otro baile a Gio –se rio lamiéndose los labios y levantándose para tomar el vaso que se encontraba a mi derecha con un poco de wiskey a las rocas- ¿Aun con el papeleo pendiente?.
Sonreí mientras cerraba mi ordenador – No todos tenemos el tiempo de estar tonteando con los subs del club – Mordí mi lengua ante el tono mordaz en que salió mi queja, el mirándome con algo de sorpresa mientras bajaba el trago ya vacío nuevamente a la mesa.
Puedes bajar tú también, sabes que algunos de los chicos siempre preguntan por ti, Yilfordt siempre lo hace desde esa última escena de demostración que hiso contigo en la tarima hace 2 semanas – me dio una sonrisa de lado y suspire.
Sabes que no lo hare, no tonteo con subs al azar – él se rio y se acercó más a la mesa.
Bien, bien, señor correcto, ya sabes a que vine, terminemos con esto rápido para poder volver abajo con ese culito caliente que me espera –me levanté mientras hacia mi silla hacia atrás dejando un espacio para que su cuerpo se ubicara en el frente de mi escritorio, la relación que yo ansiaba podía ser prohibida, sin embargo, los años, y la necesidad nos tenían en un punto en el que yo no podía alimentarme de nadie más que no fuese él.
Eso no era pecado.
Mi pecado sin embargo...
Era tomar lo que no se me daba por propia voluntad.
Mire a Grimmjow a los ojos y sin que él se diera cuenta lo hice entrar en trance, esto no lo recordaría una vez terminara la alimentación.
De chicos siempre le dio vergüenza la reacción que tenía su cuerpo ante mi mordida, la cual era muy natural ya que la mordida de un vampiro es afrodisiaca para su presa, la sangre impregnada de miedo no tenía un sabor tan agradable como la sangre impregnada de placer.
Mi mano subió por su espalda hasta llegar a su nica y a su cabello, amaba lo largo que lo tenía en la parte de atrás, suficientemente largo para poder tomarlo y ladear su cabeza de modo que su cuello quedara libre a mi placer.
Pequeños jadeos salían de su boca semi abierta llenando el aire entre nosotros de su aroma, lamí mis labios dejando caer mis colmillos mientras me situaba más cerca de su cuerpo y una de mis rodillas separaba sus piernas.
Mi mano libre llego a su nuca acercándolo más a mi mientras raspaba su piel con mis colmillos y mi nariz tomaba una probada de su aroma que se hacía más fuerte cerca de la yugular en su cuello.
Abrí la boca posándola suavemente sobre la vena sintiendo las palpitaciones de esta y también las propias, solo que las mías estaban tras el cierre de mis pantalones.
Di un último suspiro antes de perforas suavemente su piel y escuchar un gemido lento salir de sus labios.
La mano que tenía en su nuca bajo lentamente contorneando su pecho hasta llegar a la hebilla de su correa, con destreza la abrí mientras mi otra mano agarraba con más fuerza su cabello llevando la cabeza en arco un poco más hacia atrás.
Succione con avidez más de aquel néctar que se derramaba en mi boca con cada palpito de su acelerado corazón.
El aroma de la excitación me tenía un poco embotado mientras lograba ya meter mi mano en sus pantalones y liberar aquella hermosa polla de su bóxer apretado.
La sostuve en mi mano, pesada, caliente, palpitante…
Bastante húmeda por el líquido pre seminal que se comenzaba a filtrar desde su punta, mmi mano subió y bajo utilizando aquel liquido como lubricante para no maltratar la sedosa piel.
Grimmjow gimió con más fuerza mientras sus manos se aferraban a mi camisa.
Este momento siempre era rápido, pero era el más íntimo que podíamos tener entre nosotros.
Dos, tres golpes arriba y abajo y sentí como su polla palpitaba con más fuerza, su cuerpo comenzó a tensarse y yo saqué mis colmillos de su cuello sellando la herida.
Caí en mis rodillas tomando su polla en mi boca llevándola hasta el final de mi garganta y succionando con fuerza mientras hincaba nuevamente mis colmillos en su piel.
Su gruñido gutural y sus manos en mi cabello fueron el único aviso de lo que sucedería, hasta que sentí su semen bajar por mi garganta mezclado con el sabor de su sangre, aquello me dejo al borde de mi orgasmo más tuve que controlarme como tantas veces había hecho.
Gemí mientras retiraba los colmillos y chupaba un par de veces más terminando de limpiar el desastre dejado atrás sobre su polla después de su venida.
Lo solté solo en el momento que poco a poco le sentí ablandarse en mi boca y suspiré lamiendo la última evidencia de mi acto vil de la comisura de mis labios.
Me levante guardando su polla ya blanda y limpia nuevamente en sus pantalones y dejando todo como debió permanecer en primer lugar.
Busque su rostro con mi mirada y le vi aun en trance con los ojos medio cerrados y sonrojado del placer, robe un beso de sus labios como hacia últimamente cada vez terminado el acto y le libere del trance.
Sus ojos parpadearon y la somnolencia se retiró, el paso su mano por su cuello revisando que no quedara rastro de sangre y palmeo mi hombro sonriendo.
¿Estás bien? – me reí burlón mirándole por sobre mi hombro ya que le había dado la espalda para que no pudiera ver la erección en mis pantalones- ¿eres tu quien ha tenido mis colmillos en su cuello y me preguntas si estoy bien?, vamos largo de aquí, o tendré a Gio subiendo a buscarte y no me apetece salir de mi oficina aún.
El me miró fijamente por última vez y camino hacia la puerta nuevamente desbloqueándola y saliendo de la oficina.
Mis manos temblaron al servirme el nuevo trago dejándolo nuevamente al lado derecho de mi escritorio, camine hacia la puerta cerrándola y colocando mi frente y una de mis manos sobre ella.
Mi otra mano buscaba frustradamente en mis pantalones abiertos hasta alcanzar el borde de mi bóxer y sacar mi erección morada por la espera; mis bolas apretadas a punto de estallar, aspiré una vez más el aroma dejado junto a la puerta antes de que mi hermano saliera por ella y gemí guturalmente mientras el semen se derramaba en mi mano y manchaba la parte inferior de la puerta bajando hasta gotear en el suelo.
Miré mi mano llena de mi semilla blanca y mordí mis labios dándole un golpe a la puerta- ¡MALDICION!.
Me di la vuelta hacia mi escritorio para limpiar mi mano y tomarme aquel trago que había dejado servido sin darme cuenta que del otro lado de la puerta estaba mi hermano recostado acariciando sus labios y percibiendo el olor de mi liberación luego de nuestro acto.