Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Niñero por una Noche por Emmyllie Saiyan

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Dragon Ball es propiedad exclusiva de Akira Toriyama y Toei Animation. Sólo es mía la historia que leerán a continuación.

Notas del capitulo:

Hola, mis amores ^^


Es raro publicar aquí desde otra cuenta, pero amor-yaoi se puso troll conmigo y no me deja entrar a mi usuario original (Emmyllie), así que estoy literalmente atada de manos para actualizar mis fics pendientes y publicar nuevos trabajos.


Era quedarme esperando eternamente a tener noticias de la administración, o crear otro espacio donde continuar esparciendo mis locuras en la página XD


Obvio hice lo segundo, porque ni al caso de quedarme de brazos cruzados :v


Así que aquí me tienen otra vez, dándoles lata e.e Con una nueva idea, recién salida de mi perturbada cabeza XD


Pronto me pondré al día con las actualizaciones de "Por ti"... lo malo es que tendré que resubirlo completo en esta cuenta >:v


En fiiin~ Espero disfruten de este nuevo proyecto que promete escenitas muy tiernas y, quién sabe... a futuro tal vez contenga exceso de hard 7u7


Basado en mi amplia experiencia siendo niñera X'D


¡A leer!

Capítulo 1: Primer Contacto

–¡Suficiente por hoy! ¡A las duchas!– gritó Bardock, soplando el silbato para detener la práctica.

Enseguida los chicos obedecieron, dejando de lanzarse pases o parando de intentar encestar el balón en el aro. Parte del grupo enfiló raudo hacia los vestidores, pero otro tanto se quedó a ayudar a guardar en la bodega el equipo utilizado durante el intenso entrenamiento de esa tarde.

–Dense prisa para que puedan irse pronto– los apuraba su entrenador, recibiendo varios balones de manos de su jugador estrella. –Excelente desempeño hoy, Saiyan– lo felicitó, palmeándole el hombro. –Sólo debes trabajar más en tus lanzamientos a distancia y tendremos ganado el partido.

–Delo por hecho– respondió él, sonriendo de lado con arrogancia. –Esos idiotas del Instituto Dragón no podrán anotar ni un sólo punto– se jactó, exudando exceso de confianza en sí mismo.

–Eso espero– musitó el mayor, terminando de cerrar con llave el almacén. –Pueden irse a descansar, el lunes seguiremos puliendo sus debilidades– exclamó a sus alumnos. –Saiyan, tú quédate– lo detuvo antes que éste siguiera a sus compañeros. –Necesito hablar de algo contigo.

Bardock le hizo un ademán con la mano para que caminara junto a él, guiándolo hacia la salida del gimnasio. Vegeta se extrañó ante su petición, sin embargo no replicó nada al respecto, limitándose a aguardar en silencio lo que el hombre de cabellos alborotados tuviera para decirle.

–Saiyan– se giró a verlo, una vez se hallaron ambos junto a la puerta. –Necesito pedirte un favor.

–¿Cuál?– indagó el mencionado, enarcando una ceja con expectación.

–Gine y yo estamos invitados a un evento esta noche, pero la niñera que contratamos para encargarse de nuestros hijos, nos canceló a última hora– relató, ofuscado. –Ya no tenemos tiempo de conseguir a alguien más y me preguntaba si tú podrías cuidar de ellos unas horas– le preguntó.

El adolescente de cabellera en forma de flama abrió la boca para negarse en rotundo, ya que no le hacía ni una gracia pasar su noche de viernes cuidando a mocosos fastidiosos. No obstante su entrenador se lo impidió, tomando la palabra mucho antes que alcanzara a rechazar la propuesta.

–Te pagaré a doscientos dólares la hora– ofreció, mirándolo con súplica. –Nunca está demás el dinero, podrías usarlo para lo que tú quieras. Te lo pido, Vegeta… eres mi última esperanza– añadió, sujetándolo por los hombros suavemente. –Sólo a ti puedo confiarte el cuidado de mis pequeños… me haz demostrado tu sentido de la responsabilidad y disciplina. Mis chicos son muy tranquilos, prometo que no te darán ni un solo problema– insistió, al borde de la desesperación.

Éste desvió la mirada, retrocediendo un par de pasos para zafarse de ese agarre leve, pero firme.

–Está bien– accedió finalmente, más resignado que de acuerdo. –Cuidaré a sus hijos, entrenador.

–¡Excelente!– el hombre esbozó una sonrisa amplia y cálida. –Muchas gracias por aceptar, Saiyan.

Vegeta asintió, reprimiendo un suspiro de fastidio.

«Sólo lo hago, porque lo respeto demasiado.» Pensó, siguiéndolo a través de los largos pasillos.

Lo acompañó en su camino rumbo al estacionamiento, escuchando en silencio sus instrucciones.

–Te espero a las siete– le dijo, subiendo a su auto. –Así conoces a los niños antes de que nos vayamos. Ya tienes mi dirección, por favor se puntual– ultimó, poniendo en marcha el vehículo.

–De acuerdo– suspiró el adolescente, viéndolo perderse al doblar en la esquina más cercana.

~~~

Casa de los Son – 19:00 h.

El sonido del timbre repicó en la vivienda, anunciando la puntual llegada del joven Saiyan. Gine terminaba de arreglarse, mientras Bardock, en la planta baja, dedicaba unas palabras a sus hijos.

–Recuerden que me prometieron portarse bien, no quiero quejas cuando su madre y yo regresemos– su tono era serio, mientras observaba con recelo a sus hijos.–Su niñero acaba de llegar, así que iré a recibirlo. Por favor, compórtense– insistió, encaminándose hacia la entrada.

Pero antes de avanzar más de tres pasos, el más pequeño de los niños empezó a llorar desconsolado, por lo que no le quedó más remedio que alzarlo en brazos e ir con él a abrir la puerta. Al otro lado de la misma estaba el capitán y jugador estrella del equipo de basquetbol que orgullosamente él dirigía, vistiendo jeans oscuros algo ceñidos y sudadera de tela fina color azul, atuendo sumamente cómodo y casual. De su hombro colgaba una pequeña mochila negra, donde seguramente traería algún recambio de ropa u objetos imprescindibles de uso personal.

–Adelante, Saiyan– lo invitó a pasar, intentando tranquilizar al bebé.–Los niños están en la sala.

El adolescente echó una ojeada rápida al lugar, concluyendo que era amplio, ordenado e iluminado. Siguió al hombre y se encontró con un grupo de mini humanos sentados en la enorme alfombra de terciopelo marrón, cada uno de ellos inmerso en un juego en particular. Palideció al contabilizar un total de cinco mocosos, girándose a ver a Bardock con una mueca aturdida.

–No mencionó que eran tantos– musitó, frunciendo el ceño.–Tengo cero experiencia cuidando niños, no creo que pueda controlarlos a todos– masculló entre dientes, retrocediendo unos pasos.

–Oh, eres un gallina– lo provocó uno de los niños, mirándolo burlón y sacándole la lengua.

Vegeta lo fulminó con una mirada homicida, tan fija e intensa, que el pequeño se sobresaltó y corrió a ocultarse detrás del sillón, viéndose de él sólo una mata de cabello negro y alborotado.

–Él es Black– suspiró Bardock, frunciendo irritado el entrecejo. –Y él…– apuntó al niño sentado en una esquina del alfombrado suelo, quien jugaba ensimismado con una consola portátil. –Es su gemelo, Kakarotto. Tienen diez años y por lo regular se portan bien, sólo debes evitar que peleen– señaló ahora a otro de sus hijos, el cual resaltaba por poseer una larga melena azabache. –Él es Raditz, el mayor; tiene doce y es el más responsable. Después sigue Gohan– apuntó a un pequeño de gafas y apariencia frágil, quien leía un libro más grande que su cuerpo. –Tiene ocho y casi no da quehacer; sólo debes procurar que no coma dulces, porque el azúcar lo irrita bastante.

Saiyan asintió con la cabeza, contemplando curioso a Kakarotto, quien en ese instante había alzado la mirada de su juego, observándolo fijamente con una dulce sonrisa curvándole los labios.

Más un fuerte chillido lo hizo apartar la vista, dirigiéndola esta vez al bebé que Bardock sostenía.

–Éste pequeñito es Kyabe, el menor de los cinco– explicó, tratando de mantenerlo quieto. –Tiene un año y creo que le agradaste mucho– hizo ver, sonriéndo divertido. –Con él tendrás un poco más de trabajo, pero nada del otro mundo. Ya cenó, así que sólo deberás bañarlo y llevarlo a dormir.

Kyabe se retorcía en brazos de su padre, estirándose hacia Vegeta para que lo cargara. Resignado éste aceptó, más que nada para evitar que otro sollozo agudo escapara de su pequeña boca.

–Vaya que sí le agradas– señaló Bardock, sorprendido. –Usualmente no deja que nadie lo cargue.

El adolescente suspiró por lo bajo, acomodando bien al bebé entre sus brazos, dejándolo con la cabecita apoyada en su hombro, mientras sus manitos se aferraban con fuerza a su sudadera azul.

–Oh, Vegeta, bienvenido– lo saludó Gine, apareciendo desde las escaleras y luciendo increíblemente bella, ataviada en un vestido bordó con escote en forma de corazón. –Veo que Bardock ya te presentó a nuestros niños, espero te halla quedado claro lo que tienes que hacer.

–Eh… supongo que sí– asintió no muy convencido, deseando salir huyendo de allí lo antes posible.

–¡Excelente!– se alegró ella, dando un beso rápido a sus hijos. –Nos vamos, entonces. ¡Pórtense bien, mis bebés! Recuerden que deben hacer méritos para ir al Zoológico mañana– dijo entre risas. –Son todos tuyos, Vegeta– le sonrió, revolviéndole el cabello. –¡Date prisa, cariño! ¡Es tarde!

De pronto se halló solo en medio de la sala, rodeado por cinco pequeños que le veían con curiosidad…

«¿En qué demonios me metí?»

Notas finales:

¿Y? ¿Qué les pareció? Espero no halla sido lo peor que leyeron en su vida D':


Los comienzos siempre son aburridos, pero les prometo que se pondrá muy interesante y suculento en próximos capítulos 7w7


De antemano muchas gracias por leer ^^


...¿Reviews?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).