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Umbrella [ShowHo] por erickkbaj

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Umbrella

Abrió los ojos cuando sintió algo de ardor y dolor en su frente. El agua recorría su cuerpo bajo la regadera, había olvidado que su peso estaba apoyado contra los azulejos con ayuda de unos de sus brazos, se había quedado dormido y simplemente resbaló un poco. Aunque quejándose por su distracción ahora agradecía que al menos sus pensamientos estuvieran callados por lo menos unos instantes. Desde aquel momento hace un año todo parecía gris y frío. Había hecho las cosas mal y dañó a su familia, a su grupo, a su todo, todos fueron heridos por el pasado que solo había estado silenciando en sus pesadillas, ahora nunca se iba a ir, pero tenía que avanzar ¿Cierto? Como cuando te caes y raspas las rodillas o cuando te encuentras perdido.

No tiene gratos recuerdos, y mientras más se va acercando la fecha más piensa en ello. Jura cada mañana al despertar que dejaría aquel peso atrás, pero siempre termina fallando, estaba cansado y eso le frustraba, sin embargo, a veces tenía que fingir que todo está bien, cuando apenas estaba recogiendo los pedazos rotos de su alma. Curiosamente hoy no tenía muchos ánimos de entrenar, no tenía ganas de meterse en el estudio o de practicar su baile, hoy solo quería sentirse miserable, mañana saldría el sol o al menos eso era lo que deseaba. Bajando el elevador cierra sus ojos por unos instantes y ve su reflejo en las puertas metálicas, no puede evitar que unas lágrimas caigan por sus mejillas, un poco decepcionado ajusta la bufanda alrededor de su cuello, aquella la cual aún conserva el aroma del mayor, del amor de su vida, al que había perdido para siempre y quizá aceptar esa parte era lo más dificil, siete pisos, lo suficiente para llorar y sentirse mejor, con todas sus fuerzas guardaba la poca esperanza que quedaba en su lastimado ser.

Aceptó que el daño fuera hacia él, lo podía resistir, pero su equipo, sus hermanos, no lo soportó, y se decepcionó de si mismo por no ser lo suficientemente fuerte para afrontarlo, pero no, no era eso. Él los protegía y esa era lo mejor que podía hacer, en medio de una guerra fue decisivo cuando sujeto al peluche amarillo, un osito con un gigantesco pañal, que si bien no le era dificil de haber encontrado aquel que su chico le regaló por su primer aniversario. No lo pensó y quizá en ese momento no fue lo correcto, no podía verlos a la cara, ese día había llorado como nunca, como hace tanto tiempo no lo había hecho y aun así nadie le cubrió con su amor.

Avanzó al salir del elevador y caminó sin rumbo alguno, siguiendo su instinto, siguiendo a la nada. Su mente volvía a recordarle lo dificil que es aceptar los cambios incluso si éstos fueran las mejores opciones, pues volvía al puesto de hamburguesas donde había aceptado sus sentimientos por HyunWoo, la tienda departamental donde el fue llevado para comprar especialmente esa bufanda. Todos sus pasos lo llevaban hasta él y darse cuenta de ello tambaleaba sus ruinas. Pasó frente a un pequeño puesto ambulante en el que en una de sus mesas vio acomodadas varias revistas, fue ahí donde se encontró con su imagen adornando la portada de una de ellas. La vio con orgullo pues era su primera sesión de fotos en solitario, y a pesar de todo era especial.

Sostuvo el cuadernillo con ambas manos hojeando y buscando sus propias fotos, pero sentía que debía de ver más allá y cuando enfocó su vista hacia abajo su sonrisa se borró y en un instante su corazón volvió a latir con la furia de un tifón.

Por un lado, en la portada derecha WonHo, y al lado izquierdo ShowNu, no pudo refutar a su instinto y unió ambas fotografías, justo en ese momento deseó que estuvieran juntos y se arrepentía de no haber tomado más fotografías juntos. WonHo retomó su camino con ambas revistas bajo el brazo con tantos pensamientos en esos momentos no se percató de las nubes grises encima de la ciudad y cuando menos lo pensó el cielo se dejó romper y el agua comenzó a caer con fuerza. HoSeok se encontraba en medio de un cruce peatonal, no podía esconderse de la lluvia e inútilmente trataba de cubrirse con su brazo mientras escondía las revistas dentro de su chamarra esperando a que los autos dejaran de avanzar para poder cruzar, buscar refugio y evitar que esas revistas se estropearan. La luz en verde le dejó avanzar, así que se apresuró, sin embargo, al ir con la cabeza gacha y las gotas golpeando su rostro hizo que no se fijara en su andar y terminó chocando con alguien, se fue a estampar contra su pecho, por la sensación de dolor supuso eso, apenado se inclinó deprisa para disculparse y buscar refugio del agua, pero al momento de alejarse su muñeca fue sujetada.

—Disculpe ¿Podría…  —Alzó su mirada para ver al sujeto y pedirle que le dejara ir, pero se congeló al reconocer el rostro ahora delgado, pero con un hermoso tono de piel moreno.

—Seok, no huyas, puedes estar bajo mi sombrilla. —

“Ahora que está lloviendo más que nunca,

sabiendo que nos tenemos el uno al otro” …

 

Cada día se preguntaba ¿Por qué todo lo malo pasaba cuando las cosas iban tan bien? Aunque en un inicio había sido dificil y frustrante, él siempre estaba con HoSeok aunque no le gustara alardear de ello, todo se había formado tan naturalmente entre ellos que siendo sinceros no recordaba cuando había iniciado todo. Odiaba todo. Detestaba a las personas, los malentendidos habían sido aclarados, pese a que HoSeok le costaba superar la situación, esa noche fue la última en la que le había deseado las buenas noches, fue a buscarlo por toda la ciudad, quería  encontrarlo y abrazarlo, decirle que estaba ahí, que pasará lo que pasará él confiaba en él, lo amaba y eso nada ni nadie lo iba a cambiar, pero simplemente huyó, aunque se comunicaba con los demás él se había quedado en puntos suspensivos ¿Eran algo siquiera? Lo conocía lo suficiente como saber todo lo que pasaba por su mente, así que tampoco quería insistir, era tan dificil, para todos. Cada día rezaba por su bien, le enviaba a su ángel guardián para que lo cuidara también o al menos eso quería creer. No importaba lo que sucediera con él, pero su bello conejo blanco no podía sufrir, siempre trataba de enviarle algo de comer con algún miembro del staff, porque todos los demás miembros del grupo aceptaron que debían darle tiempo, todos lo necesitaban para pensar y descansar, detenerse por un instante. Eso lo estaba volviendo loco, nadie sabía cuanto había llorado por él, la comida que le enviaba comenzó a duplicarla al cederle su parte, necesitaba que comiera y se mantuviera saludable, aunque no se hablaran más ¿A dónde iba a llegar con esto? ¿Eran algo aún siquiera?

Esa mañana no supo por qué había despertado llorando, quizá seguía soñando con él y su recuerdo en su cama vacía. Sin ganas de mucho salió a dar un simple paseo, pero ya habían pasado horas. Las llamadas y mensajes de sus compañeros de grupo lo sacaron de su trance mientras esperaba por quinta vez a que la luz del cruce peatonal estuviera en verde para seguir. Abrió su sombrilla al ver como la lluvia se dejaba caer, desde hace muchos días el clima era así, quizá el cielo solo estaba siendo solidario con él, empático.

O fue el destino porque ahora estaba sujetando la muñeca de aquel chico al que había dejado de ver hace meses, aquel chico por el que daría la vida si fuera necesario, lo estaba lastimando asi que le soltó.

—Seok, no huyas, puedes estar bajo mi sombrilla. —Las bocinas de los autos les pedían que se fueran, estaban obstruyendo su paso, así que juntos fueron a la orilla de la acera, cubriéndose de la lluvia bajo una sola sombrilla compartiendo el mismo espacio y el mismo calor al que se habían privado.

HyunWoo con las mangas secas de su abrigo limpió el agua que estaba en el rostro del menor, adorable, fue lo que pensó al ver sus mejillas sonrojarse, como si nada hubiera pasado.

—Creo…creo que deberías regresar a tu hogar. —No podía verlo a la cara, todos esos sentimientos, arrepentimientos, culpa… él era el chico malo y HyunWoo lo mejor que le pudo haber pasado, y ahora por su culpa todo está arruinado.

—Pero si mi hogar acaba de estrellarse contra mí y no puedo dejarlo solo. —Respondió con naturalidad, fue una frase que sonaba genial y derretía los adentros de su ser. —

—HyunWoo, tú no te mereces algo como esto, no como yo… —El mencionado sintió su corazón oprimirse, el menor se estaba separando nuevamente de él, la sombrilla parecía ya no cubrirle y comenzaba a mojarse, bajó unos instantes su mirada viendo como sujetaba unas revistas y evitaba que se maltrataran, así que dio un pasó solo para percatarse que en las portadas estaban ellos, uno en cada una de la revista.

—¿Y por qué estas tomando decisiones por otros? Seokkie, nunca pensé que un hombre se atravesara en mi camino y volteara mi mundo en un instante, he pasado años teniendo sentimientos por ti desde mucho antes que esta mierda pasara, te di tiempo, aunque no quería y no puedo seguir así, yo solo necesito estar a tu lado, que me guste un hombre no signifique que tenga dudas, cuando te lo dije en ese restaurante de hamburguesas… fue el momento más seguro de mi vida. No me quiero separar de ti. HoSeok tú… —

“Tienes mi corazón, nunca seremos mundos separados

Tal vez en revistas, pero tú seguirás siendo mi estrella”

 

En ese momento HyunWoo se sinceró como hace mucho tiempo no lo hacía y HoSeok estaba impresionado, temblaba, en parte por el frío, pero esas palabras lo ponían nervioso, incrédulo por saber que después de tanto dolor aún seguía el mayor para él, aun había esperanza ¿Aún era digno de recibir tan puro amor? Y como si fuera el destino, en ese momento una canción lenta y con una voz femenina y suave, como un susurro se dejo escuchar, con gran eco que interrumpió las palabras de HyunWoo, pero que solamente le hicieron un perfecto complemento que culminó con una tierna caricia sobre las mejillas del más pequeño. La letra se amoldaba con la situación, con las palabras de esperanza que ninguno de los dos, más HoSeok, no se atrevía a decir, en un inicio tal vez él había sido quien diera el primer paso, pero ahora era HyunWoo quien lo daba, quien le sostenía entre sus brazos, mientras regresaba a su hogar. El menor seguía sollozando contra su pecho, por todos aquellos duros momentos que con solo este acto parecían cicatrizar, la esperanza se abrió como la luz cuando dejó de llover y el sol se asomó tenuemente, con la promesa de un mejor mañana, con la promesa de empezar desde cero.

Notas finales:

Gracias por leer


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